Ante la presencia de la escritora y gestora cultural Ruth Herrera (Directora General de la Feria Internacional del Libro), estas fueron mis palabras para el acto de puesta en circulación de los libros ganadores de los Premios Anuales de Literatura-2017.
Si, los escritores somos viajeros
entre singulares universos paralelos. Nuestras realidades empiezan en el plano
terrenal, pero concluyen siempre en el enigma que nos dispensan los finales. Y
de ese viaje en el tiempo, ciertamente que no salimos incólumes. En las
angustias de nuestras historias pendulamos peligrosamente. En la dialéctica
obligada de nuestros héroes, estamos involucrados. No pocas veces ha ocurrido
la identificación del escritor con sus protagonistas o antagonistas.
Suelo contar, para avalar el concepto
con ejemplo, lo ocurrido con mi obra “La virgen de los narcisos”. El personaje
de Aurora, en las primeras acciones de la pieza teatral, decide marcharse de
este mundo vestida de novia, acostada entre los narcisos del patio de su casa y
dejando que el veneno procurado (Verdecito de París) concluya el objetivo. La
pieza, entonces, es la historia que lleva a Aurora al destino inexorable. En el
proceso, lo confieso, me identifiqué con la muchacha. Hasta creía amarla.
Tanto, que decidí perdonarle la vida y levantarla, al final, de sus narcisos.
Sin embargo, Aurora se apareció en mi casa una madruga y me dijo, que si
bien era cierto yo la había creado, ella tenía derecho al libre albedrío. Entonces
yo, dios-creador, ya no podía intervenir en sus acciones fundamentales.
Les aseguro que, ciertamente, los
escritores, de nuestras creaciones, jamás salimos incólumes. Aun así, como Sísifos inagotables, al día siguiente volvemos a intentar subir la piedra hasta
la cima.
Estoy obligado a agradecer a los
Premios Nacionales de Literatura por la distinción recibida con mi libro de
cuentos. Y no lo hago por la cortesía formal acostumbrada. Lo hago, porque
estoy absolutamente convencido de que el nuevo formato de los Premios ha tenido
mucho que ver con las distintas premiaciones de esta entrega. Indudablemente,
la condición secreta del autor dota a los premios de bastante imparcialidad y
aleja los prejuicios. La preselección realizada evita que el jurado se agote
leyendo obras a las cuales falta rigor. En mi criterio, los Premios Anuales de
Literatura se han profesionalizado.
También debo celebrar lo que está
ocurriendo en la Editora Nacional. Como saben, he obtenido varios premios de
Literatura. Han publicado mis obras premiadas y otras más. Los escritores
deseábamos una edición profesional de nuestras publicaciones. En ese tenor, la
correcta lectura editorial y la buena composición de las obras era esperada con
ansias por nosotros. Soy testigo de excepción que, en esta versión de los
referidos premios, se trabajó con los autores de forma muy meticulosa.
Definitivamente, los Premios de
Literatura y sus puestas en libros, han dado un salto espectacular. Han
viajado… desde lo soñado hasta lo realizado. Igual que en algunas tragedias
griegas (“Edipo en Colono”), ha ocurrido un feliz desenlace. Definitivamente,
el viaje nos persigue.
Permítanme, también resaltar este
mismo acto. Permítanme resaltar que, al menos durante dos semanas, el libro
será el protagonista nacional. Algo que siempre resulta ser un formidable
acontecimiento en cualquier país del mundo.
Por todo esto, satisfecho y alegre,
he estado escribiendo y diciendo por ahí… ¡Corran a darse la Feria!
Telón.
No hay comentarios:
Publicar un comentario