viernes, 15 de junio de 2012

Jánico ofrendó uno de sus hijos a la patria...

Jánico ofrendó uno de sus hijos a la patria en 1959: A Federico Pichardo 
Por: Miguel Collado



El destacada intelectual dominicano Miguel Collado, es del municipio de Jánico; ese encantador pueblo que pervive y sueña entre las montañas del corazón de nuestra paradisiaca isla caribeña. Pero Miguel Collado no es solo de Jánico por acción maternal. Lo es emocional y espiritualmente, prácticamente, por providencia de los duendes. Se desvive por la cultura de su amado Jánico. Lo mismo que por su historia y las cotidianidades. Ha escrito hoy una crónica sobre un héroe nacional, Federico Pichardo, también oriundo de Jánico, que nosotros nos apresuramos a publicar, aplaudiendo la calidad literaria y todas sus grandes intenciones. 







      Pocos janiqueros saben que Jánico ofrendó la sangre de unos de sus hijos en pro de la liberación del pueblo dominicano, en momentos en que era sometido a la más horrenda de las tiranías latinoamericanas; pocos janiqueros saben que Federico Pichardo, cuyo nombre ostenta una de las calles de nuestro pueblo, es un Héroe Nacional y que también pertenece a la denominada Raza Inmortal por haber dado su vida en la Expedición del 14 de Junio de 1959 que buscaba eliminar al más sanguinario de todos los tiranos nacidos en la América hispánica: Rafael Leonidas Trujillo.
     En nuestra obra “Jánico. Notas sobre su historia”, que publicamos en 1993, hay una nota biográfica sobre ese distinguido hijo de Jánico, de ese mártir por la libertad de la República Dominicana. A continuación la transcribimos para que su vida sea vista por la juventud janiquera de hoy ?y por toda la juventud dominicana? como un hermoso ejemplo de sacrificio y de valor.
          Federico Ausgusto Pichardo Díaz, nacido en Jánico el 23 de mayo de 1926 en la misma calle que lleva su nombre, fue un militante político de izquierda que combatió la tiranía trujillista hasta pagar con su vida participando en la fracasada invasión de Constanza, Maimón y Estero Hondo en junio de 1959. En lo moral, ese acontecimiento marcó el inicio del triunfo del antitrujillismo.
        Era un hombre sereno, pero decidido; de expresión dulce en la mirada, pero de carácter enérgico. Nunca se casó y tampoco dejó descendencia. Sus padres fueron Daniel Pichardo Luna, síndico municipal de Jánico en 1930, y Esmeralda Díaz Collado.
           Pichardo Díaz perteneció al partido Juventud Democrática, organización política de la que renunció el 8 de febrero de 1947 por presiones recibidas del gobierno dictatorial. Vivió en Moca, Santo Domingo y Santiago, donde realizó sus primeros estudios en la Escuela Normal, la que fundara el Apóstol antillano Eugenio María de Hostos en agosto de 1881.
        Estuvo preso en 1948 en la tristemente famosa Torre del Homenaje, privado de su libertad por el hecho de disentir de la política del oprobioso régimen. Allí permaneció por varios meses. Fue excarcelado en noviembre del citado año y trasladado a Santiago de los Caballeros, ciudad que le fue asignada como cárcel y de la cual no podía salir sin permiso previo de las autoridades oficiales. Era una especie de preso domiciliario.
        En 1950, estando todavía en dicha ciudad, decidió asilarse en la Embajada de México, saliendo después, y acompañado de Poncio Pou y Amiro Cordero, hacia México, país al que llegó, vía Venezuela, en julio de 1950. A ellos se les unieron, luego, los hermanos Patiño, quienes, en 1959, se trasladaron a Cuba con Federico Pichardo y desde allí partieron, en ese mismo año, para llevar a efecto la histórica y patriótica expedición, liderada por Enrique Jiménez Moya. Cordero, aparentemente por alegados problemas de salud, no los acompañó y se quedó en el país azteca.
           Federico Pichardo, como el resto de los expedicionarios ?exceptuando a los dominicanos Poncio Pou Saleta, Mayobanex Vargas, Francisco Medardo Germán y a los cubanos Delio Gómez Ochoa y Pablo Mirabal? fue fusilado en el mes de junio de 1959.  Todos habían sido objeto de salvaje tortura en las cárceles de “La 40” y de “El 9”. Orgullosos debemos sentirnos los janiqueros de tener en él a un Héroe Nacional, a un Dominicano Inmortal. Es por esto que consideramos como un acto de justicia y gratitud que cada 14 de junio el Municipio de Jánico realice actos conmemorativos en su memoria: ofrendas florales, misas de recordación y charlas a los estudiantes sobre su trascendencia histórica por entender que cuando un pueblo no olvida a sus héroes, a sus mejores hijos inmolados, se cuida de no repetir los momentos más oscuros de su historia.
        En el acto celebrado en 1961 por el Ayuntamiento Municipal de Jánico para designar la calle Presidente Trujillo con el nuevo nombre de Federico Pichardo, el distinguido y respetable munícipe Reynaldo Luna Pichardo (Don Nano) pronunció un emotivo discurso en el que valoró al héroe en su justa dimensión histórica. Citamos un breve fragmento de esa épica pieza oratoria:
          “Tus familiares y amigos quisiéramos ir con gesto airoso a postrarnos al pedazo de tierra que guarda tus despojos mortales para ofrendarte las siempre vivas, perfumadas y amorosa flores de nuestro cariño, regarte con lágrimas de estoicismo patriótico. Tu alma noble y generosa así lo demanda, pero, privados de ese anhelo, porque desconocemos el lugar de tu inhumación por infame e inicuo mandato del tirano, nosotros te hemos formado en nuestros corazones un monumento muy grande de admiración y recuerdo imperecedero donde guardaremos celosamente el respeto a tu memoria veneranda de patriota esforzado, de mártir airoso, de héroe de una jornada honrosa y dignificadora, gesta gloriosa que esparció diáfanamente los destellos salvadores de la patria, la que despertó del letargo oprobioso en que la había sumido la voluntad absoluta y arbitraria del déspota.
           […]
      Tu sangre joven derramada regó el árbol sagrado de la libertad y pronto, muy pronto, tu amada Quisqueya se sintió exaltada del espíritu reinvidicador  que a todos nos animaba.
           […]
        Tu ofrenda fue plena; tuvo la actitud gallarda de tus sufrimientos, cárceles, persecuciones, vejámenes, torturas y exilio, y, por último, tu propia vida en aras de la libertad conculcada”.
        Su padre, sintiendo el doble dolor de haber perdido a su hijo y de tener que reconocer tardíamente ?como nos confesara en 1989 una hermana de Federico? que nunca comprendió, como debía, el espíritu patriótico del aquel joven valeroso, escribió la siguiente reflexión:

                                                                 PERDÓN

      “Cuando, en un gesto de decorosa actitud cívica, revelas tus dignos sentimientos y tus ansias de libertad, censurando, en camaradería de amigos traicioneros, la tiranía que pesaba sobre la Patria; cuando, perdida en tu conciencia, adolescente aún, la semilla de la libertad, buscaste en playas extranjeras el sol que alumbra el templo de Dios; yo, tu padre, con los sentimientos naturales del instinto de preservación de la vida, desaprobé tus actitudes del momento, mezclado en el lodazal inmundo de los tantos años de dolor y oprobio…
         Hoy, cuando en actitud altiva y patriótica llegaste a las alturas de Constanza a ofrendar tu vida en aras de ese ideal, confieso mi error y, arrepentido de ese pasado oprobioso, con el pensamiento puesto en Dios, te pido perdy, al mismo tiempo, te bendigo.
         Que mi plegaria paterna llegue hasta tu tumba. Algún día habrán hombres que no pidan medallas para los que segaron tu vida, porque peleaste en aras de un noble ideal; mientras hoy ruego a Dios por el descanso eterno de tu alma y ofrezco a tu memoria la expresión de mis sentidas lágrimas…Dulce et decorum est pro patria”.
        “Dulce et decorum est pro patria mori”, verso  de una de las odas del poeta lírico romano Quinto Horacio Flaco (65 a.C. - 8 a.C.). Escrito en latín, en español se traduce así: "Dulce y honorable es morir por la patria". De esta manera, el padre rinde tributo a su hijo Federico Pichardo, significando que su muerte fue honorable y decorosa.

jueves, 14 de junio de 2012

Una lectura “do khazá” del Otro

Una lectura “do khazá” del Otro Por R.A. Ramirez-Baez

En el blog del doctor Jorge Piña (Psicoanálisis y Cultura) acabo de leer (7:15 de mañana, en Puerto Rico) un artículo del estimado, y aún más admirado, escritor dominicano Ramón Ramírez-Báez sobre mi libro de relatos "Los cuentos del Otro". Se trata de una lectura crítica, Do khazá (hasta el final), que hace mi dilecto amigo  Ramírez Báez. Valorizo el comentario crítico de este autor e investigador cultural dominicano, residente en New York y triunfador en los Estados Unidos. No es Ramírez-Báez una persona que le dora la píldora a nadie. Eso todos lo sabemos. No necesita hacerlo. Tampoco es de esos escritores que se dejaría atrapar por un falso sentido de la amistad para emitir juicios críticos sobre algo, o alguien, aquí en la tierra. Él está muy comprometido con la literatura verdadera para dejarse llevar por un sentimiento amistoso antes de expresar sus criterios. Dados estos asuntos, no he podido evitar sentir un poco de orgullo al leer lo que escribió sobre mi libro. Pido permiso a los lectores de esta La Pasión Cultural para reproducir el artículo de este trascendente autor dominicano.
Una lectura “do khazá” del Otro  Por R.A. Ramirez-Baez

R. A. Ramírez Báez

“La brevedad es hermana del talento” (Antón Chéjov)

No soy aficionado a la narrativa dominicana. Pero si un lector asiduo de su poética. De plano, hasta ahora sólo me habían cautivado los cuentos de Juan Bosch y “Sólo cenizas hallarás” de la autoría de  Pedro Verges. En lo demás no había tenido interés ni razones para dedicarle ni espacio ni tiempo. La lectura como los viajes es selectiva. Y toda lectura y todo viaje responden a la curiosidad que tiende sonsacar el espíritu que inicia o deja a un lado o finaliza, en este caso una narrativa. Creo que todo debe fluir por los rieles de la individualidad, o como dijo Octavio Paz: “La lectura es asunto de gusto”.
Este ya extenso preámbulo viene precedido por haberme iniciado en la literatura rusa que desde las primeras lecturas en el idioma de Pushkin, certificaron en mi espíritu de guazábara sureña, la insoslayable presencia del “Otro”; y ese “Otro” hasta podría ser la otra cara de una misma moneda que ha despertado en mí aquella curiosidad de acercarme a ese “Otro” del  Dramaturgo que entretiene a la caza de fantasmas.
He aquí mi lectura “Do khanzá”, para que se entienda; leí de una sola disposición, en una noche, a ese mismo “Otro” con que Giovanny Cruz despertó mi curiosidad. A nadie se le ocurra hacerse el “Otro” y vea aquí una lectura crítica o uno de esos recetarios que tanto abundan en el regalismo literario dominicano.
Los cuentos del otro
Los cuentos del otro
Yo, respondo a ese “Otro”. Jamás he acudido a un seudónimo.; tampoco tendría por qué hacerlo. Me he sentido, repito, ese mismo “Otro”. No es que la historia de Giovanny me haya deslumbrado, ni convencido; ni tampoco me haya llevado a los acantilados de la insularidad. Alguna vez dijo Borges al leer a Stevenson: “Me ha entretenido”. A mí, “Los cuentos del Otro”, más que entretenerme me han cautivado porque se escapan de esa rigidez tropical tan común en la narrativa dominicana, una rigidez que raya en lo repetitivo.Y no alza vuelo hacia el universo. A  menudo,  sobre esa misma narrativa pesa   una cantera de elogios que deambulan entre los ríos Ozama y el Haina.
Giovanny, es para mí un cazador de imágenes; no creo que esas historias viajen en el ancho lomo de la oralidad. Creo que él ha disuelto esas mismas imágenes en un litro de fantasías. Ya por ahí anda a la pesca de duendes…
Mi óptica que es precisamente el lejano prisma de ese “Otro” fuera del estanque, me anuncia que el Dramaturgo sigue ahí en la grupa de imágenes reales y ficticias: las primeras las atrapas por las anchas alas de la creatividad y las segundas, con la magia seductora de ese mismo “Otro”.
Durante el recorrido de la lectura no hice más que envolverme en aquellos recuerdos cuando leí “Un héroe de nuestro tiempo”, de Yuri Lermontov que dio inicio al realismo mágico ruso. No es asunto de comparación, aunque si tengo una razón para estrechar las manos de Giovanny y Lermontov: uno juega con el tiempo del otro; como si uno siguiera inalterable hacia la estepa siberiana y el otro intentase quitarse de sus sandalias el impertinente polvo de la insularidad.
Giovanni Cruz
Giovanni Cruz
Giovanny hilvana esos mismos flecos del tiempo que irremediablemente los llevan al mismo estuario de Lermontov: a un duelo con su época; el ruso le robó el espíritu al tiempo y el otro poseído del cuchillo borgiano, corta de tajo esos flecos sueltos de la narrativa criolla. ¡Abre un nuevo horizonte donde deja bostezando  la luciérnaga criolla en los salones destechados de la insularidad!
Giovanny no ha tenido que abultar su narrativa para decirnos que él es el “Otro”; no descarto que Giovanny se haya encontrado por alguna callejuela con Antón Chéjov, y este ruso le hiciera una advertencia: “La brevedad es hermana del talento”. Ahora sí que entiendo: de la mano de Lementov y Chajov me subí en las imágenes del Otro. Ah!, por eso leí “Do khazá” las fantasías de ese “Otro” que termina siendo para mí el otro, Borges, a quien le ocurren las cosas.

miércoles, 6 de junio de 2012

La novela censurada



 ·  · 
    • Giovanny Cruz 
      Recomiendo, si logran encontrarla, leer esta novela. Aunque se niega, alguien aquí ha hecho de todo para boicotear la circulación de esta novela. En ella se presentan los andares de varias familias honorables, y no honorables, de este país. Aunque, repito, aquí no circuló "oficialmente", alguien la pirateó y es posible conseguirla. Adelanto que es una papa caliente esta obra. Cuando una la lee se da cuenta de por qué (y hasta sospecha quienes) están detrás de los intentos de boicot). Sin embargo, este tipo de acciones le ponen mucho mas aderezo a las historias. Mientras consiguen la novela lean esta crónica que valientemente El Diario Libre publicó hace unos días. Las historias (casi chismes) que han surgido después de la publicación de "Memorias de una dama" están, ellas mismas convirtiéndose en otra novela. Que sepan aquellos que intentan impedir que sepamos, que ya sabemos mucho más de lo deseado. La novela de marras, con detalles ampliados, es la comidilla en los corrillos de los salones dominicanos en los cuales circulan opiniones... y son muchos. ¡Qué maldito lío tan grande! Yo no sabía que la familia... Me voy a callar, por miedo a que me maten. Bueno... el miedo, como el amor, es libre.


 



sábado, 2 de junio de 2012

Un agente de la KGB... descubierto


Un agente de la KGB... descubierto
Por Giovanny Cruz


De entrada hago una advertencia: este es un artículo serio. A quien se ría de él voy a recordarle, no de grata manera, su progenitora.

Empiezo con una revelación espectacular: fui un efectivo agente del Centro.
 
Con ese apodo se nombraba al Komitet Gosudárstvennoy Bezopásnosti (Comité para la seguridad del Estado), no exactamente con cariño resumido como KGB
 
Hoy confieso mis actividades de espía porque he sido —¡que vergüenza!— descubierto por algunos intelectuales criollos. Imagino que eso ocurrió por un imperdonable descuido, al que incurrí, “oxidado” en mi largo retiro.

Cuento las circunstancias del descubrimiento de marras. Es sabida mi legendaria amistad con el reconocido poeta dominicano Tony Raful. Una noche, estado en el restaurante Boga-Boga (lugar al que asigno el nombre clave de “Oficina”) disfrutando de la bohemia, el poeta Raful me disparó, a quemarropa, que tenía información, comprobable, de mis actividades en la KGB (Комит́ет госуд́арственной безоп́асности). Un tal Lara le había asegurado que llegué a ser Jefe de Estación para la zona del Caribe. Aunque satisface mi ego que me consideren un ex agente de tanto nivel, tengo que decir, con pesar, que no fueron tal altos los rangos y honores conquistados.

Aclaro que me entrenaron en una amplia zona de los Montes Urales (Ура́льские го́ры), de la antigua y desaparecida (¡Ja!) Unión Soviética.
 
Estoy obligado a precisar que no fui un agente común. No era como el legendario Ramón Mercader (enterrado en Rusia en un panteón de honor como el coronel Ramón Ivánovich López); que entre otras tantas misiones, tuvo a cargo asesinar a Trotsky en México. Lo mío era otra cosa. No era bueno disparando, por lo que se descartó asignarme encomiendas de “cancelación” a desafectos soviéticos.

Se pensó, entonces, entrenarme en la preparación y colocación de explosivos. Empero, resulté un fracaso porque era alérgico a la pólvora (o polvo negro). Cada vez que estaba frente a una porción de ella comenzaba a estornudar como un demonio.

Visto estos asuntos, en el Primer Alto Directorio de la KGB decidieron, antes de asumirme como un fracaso, asignarme labores de inteligencia.

La ética kagebeista, y el pudor, me impide revelar las primeras misiones asignadas y por mí ejecutadas.

No podría precisar ahora si en el Centro quedaron satisfechos con los resultados de mis investigaciones e informes; pero después de tres de ellas me trasladaron a nuestro país con encargos singulares.

Me encomendaron importantes, extraordinarias y arduas investigaciones. Cito algunas de ellas:
1- Descubrir los secretos de los helados artesanales de Jarabacoa.
2- Investigar la eficacia de las peonías en las lámparas de gas.
3- El efecto de la habichuelas rojas en las botellas del agrio de naranja.
4- Las características alucinógenas del cundiamor y la flor de campana.
5- Los secretos de la elaboración de las galleticas mocanas.
6- Los secretos de elaboración del chenchén sureño.
7- Los secretos de elaboración del chivo con ají tití y mucho orégano.

Por el resultado obtenido en las anteriores investigaciones, todas debidamente foliadas, me fue asignada una de las misiones más importantes de toda la zona: determinar la realidad o el mito del llamado sancocho prieto de siete carnes.

A los soviéticos les intrigaba, y me luce que hasta molestaba, que los dominicanos que iban a estudiar en su universidad Patricio Lumumba, catalogaran a nuestro sancocho como superior al borshch (борщ) ruso. Algo que resultaba inaceptable para los altos directivos del Centro
 
Por supuesto que se pretendía boicotear, en todo el planeta, ese manjar de la gastronomía criolla.
 
Así las cosas, me impartieron instrucciones de investigar el asunto, precisar y recomendar las medidas terroristas para desacreditar al referido sancocho.

Tres días después de recibir en clave las instrucciones de rigor, puse manos a la obra. Como entenderá el lector no puedo, dada la ética antes mencionada, explayarme en los detalles de las investigaciones realizadas. Sin embargo, no traiciono mis antiguas labores formulando ahora un resumen de lo descubierto sobre la importante misión encomendada.

Informe operación ...cocho prie... de 7:
Se trata de un plato de origen canario al estilo sopa. Tiene cierta similitud con el menjunje que le dan para engordar a los jóvenes luchadores de Sumo. En Colombia hacen una vaina parecida, pero el de allá es muy insulso. Imposible elaborar una receta porque cada vez que se hace se inventa la fórmula. Hay que ponerle siempre plátano, yuca, papa, yautía blanca, yautía amarilla, ñame y algunas carnes. El llamado sancocho de siete carnes es un mito, porque nunca son siete las supuestas carnes. Hay una variedad llamada sancocho de habichuelas. Recomiendo cautela con esta variedad porque se abomba y puede explosionar en el estómago. Cuando se elabora conviene que el sancocho se ponga a hablar pendejadas (ploc, ploc, ploc). La mejor manera de desacreditar el plato es tirándole jabón cuando está hirviendo. Una alternativa más discreta sería escupiendo esa sopa.

Informe rendido por el agente Nivangio Zurc (Giovanny Cruz invertido)

Este fue un brillante informe remitido por el suscrito directamente al presidente de la KGB Víktor Mijáilovich Chébrikov (Ви́ктор Миха́йлович Че́бриков)
 
Confieso que no me dieron, imagino que por celo de agentes intermedios, el crédito esperado. Peor aún: días después de recibir el informe ...cocho prie... de 7 fui honrosamente jubilado, sin disfrute de sueldo; pero con la asignación de un largo silencio que hasta hoy he cumplido.

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