jueves, 28 de noviembre de 2013

Dialogando con... ¿el Nivangio que todos llevamos dentro?

 Dialogando sobre la personalidad con el Nivangio que, supuestamente, todos llevamos dentro.



¿Quién realmente eres? Me preguntó un individuo nada humilde y que asegura ser un semidiós. Respondí: el Nivangio que todos llevan dentro. Me cortó los ojos y me dio la espalda. Es que algunos postulan a un "Otro", pero niegan serlo.

  • Giovanny Cruz ¿El Nivangio que todos llevamos dentro? Y lo dice usted que se enmascara...

  • Nivangio Zurcn ¿No es la personalidad exactamente eso: una careta?

  • Giovanny Cruz ¡Nooooo! Es una actitud. Una manera de ser social. Nos proyectamos hacia un conglomerado que, igual que la Cultura, condiciona el comportamiento.

  • Nivangio Zurcn Me sorprende, señor Cruz que siendo usted actor niegue lo de máscara en la personalidad. Le recuerdo que “persona” era el nombre que daban a las caretas que utilizaban los antiguos actores griegos.

  • Giovanny Cruz ¿Pretende aleccionarme? ¡Petulante! Inicialmente el vocablo esta asociado a las máscaras teatrales. Pero paulatinamente se transfirió a otras esferas sociales. Empero, “persona” eran los ciudadanos, aquellos que jurídicamente tenían derechos.

  • Nivangio Zurcn Sin embargo, eso fue sólo un aprovechamiento coyuntural. La personalidad realmente es un conjunto dinámico de las características físicas de eso que hoy llamamos... personas.

  • Giovanny Cruz Personalidad no es mas que el patrón de pensamientos, sentimientos y conducta que presenta una... persona y que persiste a lo largo de toda su vida, a través de diferentes situaciones. Según Freud, el fundamento de la conducta humana se ha de buscar en varios instintos inconscientes, llamados también impulsos, y distinguió dos de ellos, los instintos conscientes y los instintos inconscientes; llamados también, instintos de la vida e instintos de la muerte. En la teoría freudiana de la personalidad, todos los instintos que intervienen en la supervivencia del individuo y de la especie, entre ellos el hambre, la auto preservación y el sexo...

  • Nivangio Zurcn Por supuesto: ¡el sexo! Usted y Freud nunca pueden renunciar a eso. 
    Mientras dialogo con usted he revisado un texto en mi biblioteca. Copio lo siguiente: “El experto de origen estadounidense Gordon Allport ha definido a la noción de personalidad como aquella alineación dinámica de los sistemas psicofísicos que permite establecer un modo específico de actuar y de pensar”

  • Giovanny Cruz Personalidad es un resultado genético, físico y social de un individuo. La personalidad está compuesta por dos elementos: temperamento y carácter, uno tiene un origen genético y el otro de tipo social, es decir, lo determinará el ambiente en el cual vive el individuo, respectivamente.

  • Nivangio Zurcn Imagino que sabe que es muy complejo definir este asunto. Hoy se plantea esto como un conjunto de característica que se mantienen en el tiempo. Así las cosas estamos hablando de una pose, obligada o no. Es decir: regresamos al criterio y origen griegos.

  • Giovanny Cruz Sin embargo, en la edad media pensaron que era algo sobrenatural. 
    Pero también revisando en mi biblioteca, he encontrado algunos datos interesantes sobre ciertos trastornos de personalidad. 
    Trastorno de personalidad paranoide:
     Las personas con personalidad paranoide proyectan su propio conflicto y hostilidad hacia los otros. En general son frías y distantes. Encuentran intenciones hostiles y malévolas detrás de actos triviales, inocentes o incluso positivos y reaccionan con suspicacia a los cambios.

    Trastorno de personalidad esquizoide
    Las personas con trastorno de personalidad esquizoide son introvertidas, ausentes y solitarias. Parecen frías y distantes.

    Trastorno de personalidad esquizotípica:
    Las personas con una personalidad esquizotípica, igual que aquellas con trastorno de personalidad esquizoide, se encuentran emocional y socialmente aisladas.

    Trastorno de personalidad histriónica:
     Las personas con personalidad histriónica o histérica buscan llamar la atención y se comportan de modo teatral. Su modo de ser tiene como resultado el establecer relaciones personales con facilidad pero de modo superficial.

    Trastorno de personalidad narcisista:
    Las personas de personalidad narcisista tienen un sentido de superioridad y una creencia exagerada en su propia importancia.

    Trastorno de personalidad antisocial: 
    Las personas con personalidad antisocial, la mayor parte de las cuales son hombres, muestran insensibilidad por los derechos y sentimientos ajenos, tendencia al alcoholismo, a la toxicomanía, a las desviaciones sexuales, a la promiscuidad y a ser encarceladas.

    Trastorno de personalidad límite:
    Las personas con una personalidad límite, mayormente mujeres, son inestables en la percepción de su propia imagen, en su humor, en su comportamiento y en sus relaciones personales (a menudo tormentosas e intensas).La personalidad límite se hace evidente al principio de la edad adulta pero disminuye con la edad.

     Trastorno de personalidad evitadora:
    La gente con una personalidad evitadora es muy sensible al rechazo y teme comenzar relaciones o alguna cosa nueva por la posibilidad de rechazo o de decepción.

    Trastorno de personalidad dependiente: 

    Las personas con una personalidad dependiente transfieren las decisiones importantes y las responsabilidades a los demás y permiten que las necesidades de aquellos de quienes dependen se antepongan a sus necesidades propias.
     
    Trastorno de personalidad obsesivo compulsiva
    ...


  • Nivangio Zurcn Disculpe que lo interrumpa, pero leyéndolo me preguntaba cuál de estos trastornos le pega más a usted. Como no pude decidirme por uno, declaro que los padece todos.

  • Giovanny Cruz Si esta conversación se desvía así, prefiero suspenderla... ¡Telón!

miércoles, 27 de noviembre de 2013

"Los parias del Caribe" y sus doce errores capitales


“Los parias del Caribe” y sus doce errores capitales


Una nota necesaria: Mi amigo El Gran Jabalí ha dado, intelectualmente, seguimiento a la "cuestión haitiana". Lo ha hecho analizando los socorridos "asuntos" sin deslizarse por la pendiente de un falso o desfazado nacionalismo, ni condimentando con odio sus opiniones. Por supuesto que escribe desde la posición de un dominicano que ama entrañablemente a nuestro país. Les dejo (sin su autorización) la última entrega de El Gran Jabalí, que sólo se distribuye entre un círculo de amigos que tienen categoría de elegidos.
 
Evitaré en lo posible el enfoque jurídico para no caer fuera de mi campo, pese a lo que el primer error que aflora en Los parias del Caribe es la contradicción obvia a la imposibilidad de apátridas consagrada en el texto constitucional haitiano. Del mismo modo, la inverosimilitud que intenta la imposible igualación de propósitos de las leyes raciales de Núremberg concebidas para extirpar la raza judía, con los de un reglamento jurídico de una nación mulata por demás reivindicada por sus históricos combates contra toda pretensión aria de predominio, inscribe el segundo error que asoma en el mismo.

Intriga pensar además, que por el hecho de reglamentar la condición de extranjería y de nacionalidad como lo hacen todos los países civilizados del planeta, sólo los dominicanos adquiriríamos la indeseada condición de parias; porque con la misma vara, casi todo el mundo debería serlo también por idéntica razón. De modo que la disección extravagante, produce aquí el tercer error en Los parias del Caribe. Y surge de inmediato el cuarto, porque denunciar la disidencia de criterios en el seno de un tribunal colegiado, lejos de resaltar un factor negativo, elogia su democrática madurez institucional.

De igual modo, la supuesta naturaleza hereditaria del delito, intentada también desde la exageración de una imposible igualación de efectos con los de la Inquisición católica de la Edad Media, deriva de confundir el proceso regulador con el propósito que lo determina.  Porque la sentencia no tipificó nuevos delitos ni nuevas penas, sino que recreó pertinencias constitucionales y legales preexistentes, propicias a la readecuación del ordenamiento migratorio.  De modo que la incapacidad de distinguir entre esas categorías, genera el quinto error en Los parias del Caribe.

Por su parte, la hipocresía que por circunstancias económicas habría imperado en la cuestión haitiana, no suplanta el deber ético del Estado de erradicarla aún mediante la tardanza de una acción responsable. Porque si rehenes fuéramos del temor de hipocresía, debería toda la anarquía planetaria permanecer incólume. De modo que no hay desmérito en hacerlo, sino todo lo contrario, por lo que la coerción argumentativa implícita, inscribe en este plano el sexto error en Los parias del Caribe.

En el tratamiento de la masacre del 37, surgen dos errores consecutivos. El primero, al negar la verdad histórica atribuyendo aquellos injustificados asesinatos a “masas” enardecidas de dominicanos nacionalistas, puesto que el apropiado uso de la lengua castellana invalida en tal caso la connotación de “masas”,  dando de ese modo lugar al séptimo error en Los parias del Caribe.  Y el siguiente, por la pretensión también imposible, de traspasar equivalentes valores morales y cívicos de aquel lamentable episodio, al campo jurídico que tan sólo procura ordenar el marco migratorio. De manera que el octavo error en Los parias del Caribe, se origina en su improcedente criterio de valoración ética.

Asimismo, la esperanza cifrada en las presiones internas e internacionales para librar al Caribe de una imaginaria injustica bárbara y flagrante del Estado dominicano por el hecho de regular la condición de extranjería en su territorio, refleja una evidente superficialidad en el conocimiento verdadero de la problemática abordada, sin que aquella esperanza muy personal pueda en consecuencia sintonizar con el anhelo colectivo de los dominicanos de hallar remedios certeros a las secuelas del drama en cuyo centro viven. De suerte que la insuficiencia analítica, da lugar aquí al noveno error en Los parias del Caribe.

La confusión en torno al período histórico que abarca la auditoría al Registro Civil, respecto al principio de retroactividad de las leyes, deriva de ignorar que no obstante, todo delito precede a su condena. El sistema norteamericano de justicia, por ejemplo, resuelve casos 20 y 30 años después, que al procesarlos e intentar corregir sus causas originarias sin entrar en consideraciones de tiempo, no lo hace en desacato al principio de retroactividad, sino evitando la sistematización de la impunidad amparada justamente en el tiempo. Por tanto, la falta de discernimiento distintivo de esas temporalidades, genera el décimo error en Los Parias del Caribe.

De igual modo, proclamar la idea de una adversidad para los haitianos semejante a la suerte corrida por los judíos diezmados bajo el asedio de las Leyes de Núremberg en los campos nazis de concentración, infunde la falaz percepción de idénticos motivos raciales para un exterminio masivo en nuestro país de la diáspora vecina de más de un millón de seres humanos, muchos de los cuales progresan en sus escuelas y universidades,  participan en sus principales sectores económicos y son todos atendidos en sus centros hospitalarios. La evidente intencionalidad de un paralogismo verdadero que ahí subyace, engendra el undécimo error en Los parias del Caribe.

Hago aquí ahora una digresión necesaria para sustentar el duodécimo error presente en Los parias del Caribe. En abril de 1844, el señor Saint Denis, cónsul francés en nuestro país, solicitó al presidente de entonces que el Estado dominicano asumiera una cuota proporcional de la deuda de 150 millones de francos, contraída por Haití con Francia a cambio del reconocimiento de su independencia. La petición fue por supuesto denegada, dejando en claro el presidente Santana que al Estado dominicano no le era vinculante tan bochornoso chantaje. Se sabe que todavía en 1848 tanto Francia como Haití se negaban por el rechazo a reconocer nuestra soberanía como Estado independiente. De modo que éramos víctimas de la doble coerción que como alternativa nos planteaba la amenaza de una nueva ocupación haitiana sin oposición de Francia.

Es sabido también, que tan oneroso compromiso tuvo su origen en la fuerza intimidatoria de un contingente de 14 buques de guerra fondeados en aguas de Puerto Príncipe, dispuestos a invadir el territorio haitiano si Boyer no consentía la impudicia francesa, saldada con el esfuerzo subsiguiente de 122 años de trabajo del pueblo haitiano y que en ocasiones llegó a consumir hasta el 80% de sus recursos anuales; un pasivo, por cuyo peso Haití intentó sin lograrlo, financiar mediante recargos impositivos extraordinarios a los dominicanos en tiempos de la ocupación a nuestro territorio.

Ante la gravedad actual del drama haitiano, me pregunto si sería justo que se olvidare aquel abuso cometido por Francia; y si la comunidad internacional que tan preocupada está por Haití, sobre todo sus aliados caribeños, está dispuesta a olvidar también, que si su gente recibiera hoy los 22 mil millones de dólares que representaría la erogación que por tal barbaridad realizara, otra sería su historia y su suerte. Me pregunto además, si la crueldad e inhumanidad de los belgas contra los congoleños, fue mayor en El sueño del celta, que las penurias por narrarse quizás en El insomnio del haitiano por tal iniquidad.

Y aquí regreso al tema central, tras haberse evidenciado que frente a la inmoral compulsión francesa contra la indefensión haitiana, la selectiva imputación de crueldad e inhumanidad lanzada sobre los jueces del alto tribunal, revela su duodécimo error capital. Y que la avalancha de acusaciones y condenas que pretenden hacer de nuestro país el responsable del ancestral drama humano causado por Francia, nos convierte además, en el chivo expiatorio verdadero innominado en Los parias del Caribe, intento de forzosa parcialidad por las subjetividades de su inacabada argumentación.

Lo que no pongo en duda, es el cariño profesado hacia nuestro país por el afamado creador de Los parias del Caribe, y me alegra que también lo sienta por nuestros empobrecidos vecinos haitianos. Por tal razón, apostaría que toda Latinoamérica se enorgullecería, si en concordancia con tales sentimientos, el autor pusiera todo el prestigio mundial del que goza, al servicio de una cruzada internacional que logre revertir la crueldad e inhumanidad de habérsele succionado al pueblo haitiano la savia de su desarrollo. Para que Francia se la retorne y pueda salir de su deplorable estado de miseria. Para que nuestro insigne Premio Nobel merezca también el de la Paz.

Hasta la próxima entrega. Recibe un cordial saludo de El Gran Jabalí.
Santo Domingo, 27 de noviembre de 2013

lunes, 25 de noviembre de 2013

“El lago de los cisnes”: Arte bien servido

“El lago de los cisnes”: Arte bien servido


El sábado 24 de noviembre del corriente año, y en la siempre hermosa explanada del Alcázar de Diego Colón, fui a ver la presentación del ballet de Alina Abreu con su versión de El lago de los cisnes” (de Tchaikovski); que contaba con el auspicio de los ministerios de Turismo y Cultura.

¡Arte bien servido!

Durante aproximadamente dos horas, quienes asistimos a la representación de aquella magistral manifestación de belleza y mejor Arte, disfrutamos de la versión dominicana del más famoso ballet en todo el mundo:El lago de los cisnes”. Estrenado en el Teatro Bolshoi el 4 de marzo de 1877, no precisamente con gran éxito. Lo que si logran, después de importantes ajustes coreográficos, en la representación del Teatro Masriinsky de San Petersburgo el 15 de enero 1895. (El suscrito ha tenido la dicha de disfrutar de presentaciones en ambos impresionantes teatros.)

El argumento:

Es el vigésimo primer cumpleaños de Sigfrido, el  joven príncipe está celebrando una fiesta. El ambiente es perturbado por la entrada de la Reina y sus damas de honor. Sigfrido se altera cuando su madre le ordena que dentro de la fiesta oficial por su cumpleaños, en un baile en la corte, escoja a su futura esposa.

Durante una cacería, preparada por el Bufón de la corte, el príncipe cerca de un lago se encuentra con la reina Odette, a quien un hechicero, junto a otras hermosas jóvenes, ha convertido en cisne.  El príncipe le ruega que no se marche volando. Ella le explica que ese lago fue formado con las lágrimas de su madre al descubrir que el malvado Von Rothbart la había convertido en cisne. Ella y su corte seguirán siendo cisnes, excepto entre la media noche y el amanecer. Este maleficio terminará cuando un hombre valiente y leal se case con ella, El príncipe le dice que debe ir la próxima noche al baile de palacio ya que debe escoger a su novia y le promete que se casará con ella.

En la fiesta formal del cumpleaños Sigfrido sólo piensa en su encuentro con Odette. Sin previo aviso, un caballero entra con su hija que es la viva imagen de Odette. Se trata de Von Rothbart, que se ha transformado a sí mismo y a su hija Odile para engañar al Príncipe y que éste rompa la promesa hecha a Odette. Odile ha logrado engatusar a Sigfrido. Mientras bailan los dos jóvenes, Odette se deja ver en la distancia y hace señales a Sigfrido para que entienda el engaño. Luego, Sigfrido se aproxima a Von Rotbart y pide la mano de Odile y éste da su consentimiento. El príncipe vuelve para ver en la figura de Odette temblando entre sollozos.

En las orillas del lago las jóvenes-cisnes esperan tristemente la llegada de Odette. Ella llega llorando desesperada, contándole a sus amigas los tristes acontecimientos de la fiesta en el castillo. Aparece Sigfrido y le implora su perdón. Reaparece Rothbart reclamando el regreso de los cisnes. Sigfrido y Odette luchan contra él, pero todo es en vano, pues el maleficio no puede ser deshecho. Los dos enamorados se suicidan lanzándose al lago. Rothbart muere a consecuencia de ese sacrificio de amor y los otros cisnes son liberados del maleficio. Se ve aparecer sobre el lago los espíritus de Odette y Sigfrido ya juntos para siempre.

Lo que vi sobre la escena:

¡Una soberbia demostración de belleza! ¡El cuerpo humano convertido en gramática visual! 

Tremenda le exhibición de fuerza interpretativa, gran dominio corporal y emocional y magnífica técnica exhibidos por Alihaydeé Carreño: primerísima bailarina cubana de gran estirpe. No pude evitar gritarle muchas veces… ¡bravo! por la maestría alcanza con las caracterizaciones de Odette y Odile. Sus dos personajes están interiormente muy bien diferenciados. Hasta tu proteico baile es muy diferente para ambos personajes. ¡Nadie podría hacerlo mejor de ahí! Ella es la gran figura de la noche.

Virtuosismo y fuerza interior mostrados por Luis Antonio Pérez (Rothbart). Por supuesto que el personaje que interpretaba tenía que solemos llamar en el Arte... "garras". Con frecuencia se suele cometer el error de dejar personajes como éste en el continente. Luis Antonio se va por el contenido y sale airoso.

Buena interpretación, sin la fuerza interpretativa de los dos anteriores, de Maykel Acosta (Sigfrido). Técnica depurada, lo que se evidencia en la corrección, sin aparatosidad, de sus magníficos saltos y giros. Donde me atrevo a señalarle algo es en el manejo de la psicología del joven Sigfrido. Debe tratar de hacerlo un poco más creíble.

Muy buenas las caracterizaciones de Patricia Ascuasiati (Reina Madre) y Ernesto Báez (Wolfgang). 

Buena y convincente la refrescante interpretación de Ednis Gómez (Benno). Confieso que no lo había visto bailar. Me quedé gratamente asombrado con su técnica y gracia.

Solistas, cisnes, aldeanas, damas de honor e invitados de la corte; conformaban un armónico conjunto de bailarines que daban al ballet, allí representado, una categoría de buen y delicado Arte. ¡Gran madurez estética del conjunto! No podíamos pedir más.

Pero, al mismo tiempo, viendo en el escenario unas cinco generaciones de bailarinas y bailarines (desde niñas hasta figuras consagradas), uno descubre, con gran satisfacción, que un promisorio futuro de nuestro ballet está garantizado.

Sobre la producción:

¡Trabajo de gran producción artística! Ningún esfuerzo o gastos parece haberse escatimado. Magníficas luces (Bienvenido Miranda y Manuel Ferry). Alucinantes vestuarios (Magaly Rodríguez). Aún mejor la puesta en escena (Alina Abreu) y el sonido de la misma (Luichy Tejeda).

Impresionante, como siempre, las soluciones escenográficas de Fidel López. Los efectos de espectáculos (pirotecnia) le iban muy bien al lugar en donde decidieron presentar esta vez “El lago de los cisnes”. Al ser una plaza al aire libre, necesariamente había que pensar en el evento como un espectáculo, sin traicionar al Arte, por supuesto. Eso fue logrado.

La recompensa:

Habían alquilado unas dos mil sillas. Pues les cuento que había igual cantidad de personas de pies. Excelente comportamiento de todos los espectadores. Allí, en aquella mágica noche, todos estamos arrobados con el evento. Los artistas, y el numeroso equipo de producción, habían conseguido la gran hazaña.

Ya se ha convertido en costumbre presentar eventos de buen Arte en la explanada del Alcázar. Gran idea y logro de su directora, la actriz y antigua alumna del suscrito, Raysa Astacio. Mis parabienes.


Estoy tan contengo por lo presenciado, que esta vez no quisiera tener que pedir el siempre inevitable… ¡Telón!