lunes, 11 de noviembre de 2013

Regalo de cumpleaños...

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Mi cumpleaños acaba de comenzar hace apenas un minuto. Suelo ser yo quien hace un regalo a todos en este día. Te regalo este poema que juzgo muy especial:



Te celebro

Te celebro cuando suspira la mañana
en su siempre asombroso y único rocío.

Te celebro en los rayos de sol
que penetran intersticios de paredes ahuecadas,
ellos son
             —finalmente lo sé—
duendes expectantes.

Igual te celebro en el haz que cruza mis ventanas,
descubriendo un venturoso Universo
sonriéndome en billones de mágicas partículas
                                                           flotando en mis espacios.

Te celebro
en los roncos quejidos de amantes desenfrenados,
en sus fugaces e incumplidas promesas
que procuran perpetuar esos instantes
en los que pasiones y sudores
urgen convertirse en lenguaje articulado.

Te celebro
en las «Aguas Primaverales» de Iván Turguénev
que acostumbro leer
cada vez que te descubro en la llovizna
                                                              agazapada en múltiples zaguanes.
Te celebro cuando cruzas mis ventanas
cubierta de fantasías y estrellas,
cuando te recuestas en un balcón lunándote desnuda
o repitiendo tus dos palabras preferidas:
                                                                 —las únicas que importan—
                                                                    ¡He llegado!

Te celebro en los versos
que debí robarle a Paul Éluard:
                                                                «Te amo por amar.
                                                       Te amo por todas las mujeres que no amo.»


No lo hago, en cambio,
y confieso que allí te he presentido,
en la portada de una obra de Baudelaire
que nunca he concluido
por miedo a encontrarte, o saberte,
cuestionada en páginas del libro:
                                                       «Los paraísos artificiales».
Pero sí te celebro, me apasiono y río
en las alegres desvergüenzas de Milan Kundera
que inevitablemente encuentro en
                                                       «El libro de los amores ridículos».

Te celebro en los candiles de escenarios antiguos,
en las fascinantes sombras chinescas que nos permiten ser el Otro,
en el extraño y legendario canto del grillo,
en los colores y las plumas del águila,
                                                            amada y temida por gusanos
                                                            por nosotros
                                                            y los otros.

Te celebro
en los sueños del transmutante camaleón,
que sólo aspira ser
                                   —en su singular mimetismo—
su único Universo conocido.

Te celebro
en cada pétalo de las fascinantes amapolas,
que son como las furcias...
                                           dadoras de placeres.

Te celebro en los sonajeros que cantan, encantan y bailan
casi tanto como tú.

Te celebro en las bufandas de tules añiles
y en los peplos bermejos que nunca debieron irse.

Te celebro en tu gesto sin rostro,
en tu nombre sin apodo ni apellidos,
en la ilusión de mis dedos reclamando unos labios,
en las seductoras doncellas que cruzan mis caminos,
en el taconeo repicado de casas encantadas,
en las faldas florecidas de aquellas que apenas te susurran,
en los que alborozados se aventuran a llamarte,
en aquellos que te piensan o presienten,
en los sabios que por siglos han intentado
atraparte o explicarte en el Vocablo.

Te celebro
en todas mis noches de vino, poesías y nostalgias.
Allí te identifico
y te llamo, alegre, por el nombre convenido:
                                                                       ¡Amor!

Sobre la "Parca que espera en el camino"


 Esta es la nota de prensa que sobre la puesta en circulación de "La Parca que espera en el camino" Editora Bangó nos ha hecho llegar:


El libro de cuentos, La Parca que espera en el camino, del laureado dramaturgo y actor dominicano Giovanny Cruz Durán se puso a circular el pasado jueves 7 de noviembre en la Sala de la Cultura del Teatro Nacional.
El espacio se transformó en una funeraria y los asistentes más que público se sintieron dando un pésame. Frente a un ataúd abierto las actrices Yorlla Castillo y Nileny Dippton, y el mismo autor del libro, realizaron la lectura dramatizada de dos de los relatos del texto: “Muertos de la risa” y “Marie y el Gato Negro”.
Entre una lectura y otra, los editores del libro, Mónica Volonteri y Manuel García Cartagena, dieron lectura a dos voces de un texto en el que ambos resaltaron la importancia de esta publicación en el actual contexto por el que atraviesa la literatura dominicana.
Por una parte, Mónica Volonteri destacó la relación de los relatos de Cruz Durán con lo teatral. Según ella: “En estos relatos, la muerte es siempre una actuación, una puesta en escena, un rito que revive el mito. Y esta es la paradoja principal del libro: mientras más esfuerzos despliega el narrador por convencernos de la idea de que la muerte es una puesta en escena, el efecto que produce es reforzar el viejo y conocido postulado shakesperiano de la vida como gran teatro”.
Mientras que Manuel García Cartagena expresó que: “La lectura de este libro de Giovanny Cruz Durán resulta altamente recomendable desde más de un punto de vista, pues hará que muchos lectores comprendan la justa dimensión de algo que poco a poco se nos va perdiendo ante nuestros propios ojos indiferentes, y que no es más que el estilo literario, del cual Giovanny Cruz se convierte, en y por este libro, en uno de sus últimos representantes entre nosotros”.
La Parca que espera en el camino, consta de trece relatos que tienen en común historias de muertos escritas por un narrador agonizante que va por el camino en el que espera encontrar a la Parca. Algunos de los relatos parten de mitos urbanos conocidos, como el de la joven que pedía bola a la salida de Boca Chica o el mito de los recién casados que mueren en la luna de miel.
Con este texto Giovanny Cruz ha dado muestras de que es un escritor con mayúsculas, no importe el género que cultive.