sábado, 9 de enero de 2010

Jiddu krishnamurti: ¿Avatar?





Nota: La publicación en Pasión Cultural del artículo "Los Avatares" ha provocado diversas reacciones: Curiosidad, simpantías, antipatías, felicitaciones, malestar (de algunos que hubiesen querido que destacáramos a Jesuscristo por encima de todos los avatares.) y rechazo (de los fanáticos del cine de Camerón que se sintieron insultados por mi desprecio a su infame película)

Empero, una reacción misteriosa ha motivado el artículo que hoy publicamos. Guzmán (Así... sin apellidos ni antecedentes conocidos.) nos hizo llegar un fragmento del discurso de disolución (en 1929) de la "Orden de la Estrella" (el cual ya incluimos en el artículo de marras), tutelada por Jiddu Krishnamurti.


¿Quién es este señor? Un maestro hindú, miembro de una familia telegú de la línea Brahamanica. Nació un 12 de mayo de 1895, en un pequeño pueblo situado a 250 kilómetros de Madrás, en cuya universidad se graduó su padre, un estricto vegetariano. 

Como Jiddu fue un octavo hijo fue nombrado, como manda la tradición hindú, en honor a Sri Krishna.

Desde niño fue protegido por la Sociedad Teosófica Norteamericana y entrenado especialmente en la India sobre asuntos místicos. Catalogado por cientos de miles como el verdadero y único Maestro (¿o avatar?) de estos tiempos, tras juzgar que los hombres no necesitan organizarse en una religión, decidió abolir su organización, aunque siguió orientando a la humanidad; pero desde otros ministerios o estadio del Conocimiento. Un mes antes de su muerte, en 1986, dictó una conferencia en la ONU sobre la conciencia de la paz.

Entendiendo que muchas veces aquellos que creemos en el Conocimiento, desconocemos tanto, publicaremos el prólogo que escribiera Ralph Buurltjens para el libro "Hacia la liberta total". Creemos que es algo muy interesante para todos. Por ello, respetuosamente, les invito a leerlo. Si no están de acuerdo con lo que plantea la lectura, al menos harán un aporte al Conocimiento, algo que no deben acepar que ninguna religión o creencia impida cultivar.


(Prologo del Doctor en Filosofía RalphBuultjens, Profesor de las Universidades de Cambridge y Nueva York,escrito para el libro "Hacia la libertad total")


"Grandes sabiosde la historia no han recibido buen trato en cuanto a la conservaciónde su sabiduría. Los mejores de estos sabios y eruditos --antiguoshombres santos, hindúes, judíos, el Buda, Confucio, Sócrates,Jesucristo, el profeta Mahoma-- dejaron pocos escritos significativos.Sus verdades se revelaron en profundos discursos y diálogos sutiles,exposiciones orales que nos fueron trasmitidas en interpretacionesincompletas. Por eso, solo algunas de las verdades se conocen; muchasse han perdido. Aquéllos que buscan un sistema completo, tal como sepresentó originalmente, tiene que depender de intermediarios pococonfiables, tales como la fe, la interpretación, la interpolación y lareconstrucción.

A medida que nos acercamos a nuestro tiempo,este problema se invierte. El conocimiento da alcance a la sabiduría, yla cultura cede ante la tecnología. Los registros son extensos, pero loque se registra es a menudo de menor valor. Hay, al parecer, unaescasez de auténticos sabios. Según revelan los números, abundan losproveedores de sabiduría y de seudosabiduría, maestros que aleganposeer y suministrar trascendentes percepciones.

Sin embargo,muy pocos de ellos sobreviven a las pruebas que, sin lugar a dudas,definen a un verdadero explorador espiritual: la habilidad paracomunicar un mensaje universal y liberador, un mensaje que nodiscrimina, que está libre de odio y es capaz de generar undesinteresado enriquecimiento de mentes y vidas; además está al alcancede todo el mundo. Según cualquiera de estos criterios, J. Krishnamurtifué verdaderamente un gran maestro moderno.

Toda la vida deKrishnamurti estuvo centrada en hacer realidad y explicar la búsquedahumana. Durante seis décadas, hasta su muerte en 1986 a la edad denoventa años, viajó por el mundo haciendo llegar su pensamiento aquienes quisieran escucharle. Millones lo hicieron. Su popularidadsolía fluctuar, pero Krishnamurti persistió en sus esfuerzos para hacerque el hombre fuera absoluta, incondicionalmente libre. Hacia el finalde su vida, nuevas generaciones -- los niños de nuestra eratecnológica-- redescubrieron a Krishnamurti. En una época caracterizadapor sectas violentas y estentóreas, religiones confusas, sermoneadoresde púlpito, él retuvo el aura propia de un antiguo profeta. Las modasfilosóficas llegaron y se fueron; Krishnamurti perduró.

Existendos razones para esta aparente intemporalidad. La mas obvia es, desdeluego, la perso nalidad de Krishnamurti. Su persona pública irradiabauna especie de carisma reservado, la atracción de una luminosamodestia. Añádase a esto una manera de hablar y un tono que solíanevocar cierta intimidad personal incluso en medio de los mas grandesauditorios. no es de sorprenderse que el escritor Aldous Huxley, nadareticente cuando arribaba a una oservación crítica, declarara: Era comoescuchar un discurso de Buda: tal poder, tal intrínseca autoridad.

Sinembargo, la personalidad sola resulta, al fin y al cabo, unaexplicación poco satisfactoria. Muchos que no vieron ni escucharon aKrishnamurti, fueron y siguen siendo atraídos por su pensamiento. Paraapreciar, pues, esta atracción, debemos acudir a la fuente filosófica,a las ideas por él enunciadas y a sus temas esenciales. Un exámencuidadoso de su obra revelará tanto consistencia como cambios. Mientrasque ciertos concepto centrales permanecen invariables en lofundamental, Krishnamurti no vacila en adaptarse a nuevascircunstancias históricas y a evolucionar de acuerdo con nuevasbúsquedas espirituales.

Una y otra vez, Krishnamurti declaró quela gente no necesita ser guiada, que necesita despertar. Esta granconfianza en el potencial humano, tenía sus raíces en el conocimientode que el desarrollo de cada individuo no tiene límites si este puededesprenderse de las adherencias culturales que agobian su ser : Unateoría basada en la experiencia que otra persona ha tenido encuestioones que cociernen a la psique y a la vida interior, no tiene enabsoluto significado alguno.Debemos abandonarla por completo, porquehemos de permanecer solos.

Al negar de este modo el caráctertransferible de la experiencia y al rechazar toda guia espiritual,incluida la propia, Krishnamurti rompe con la mayoría de las religionesdel mundo, todas las cuales tienen paradigmas e instructoresespirituales cuyos ejemplos podemos emular. No era su propósito atacarotras creencias, pero previene frecuentemente sobre el poder engañososde las religiones, las instituciones, los rituales y sobre todo contrael poder divisivo del sectarismo.

A medida que pasaban losaños, las membranas filosóficas e intelectuales de Krishnamurti seexpandían más allá de los temas centrales que trataba. Vemos como cadavez más dirige su atención a los males del poder civil y eligioso, a laineficacia de las estructuras sociales existentes, a la inercia delconformismo y al fracaso de las reformas contemporizadoras. A mediadosde los `50, Krishnamurti había desarrollado nociones acerca de laeducación, de las relaciones humanas, y comunica cosas que no seencuentran en sus primeras pláticas. El maestro también estabaaprendiendo; no solo contestaba las preguntas de otros, sino queampliaba sus propias preguntas. No obstante, el alcance de susexposiciones crece para abarcar una cantidad de cuestiones nuevas : elnacionalismo, la guerra, el saqueo ecológico, el desempleo y el hambre.

Conuna sensibilidad casi contemporánea, los problemas sociales, que algunavez estuvieron en la periferia de sus percepciones, se acercan más alcentro del escenario. Se vuelven más frecuentes las referencias a laimportancia de la meditación. Empieza a emerger una nota deimpaciencia, de urgencia. Krishnamurti siente el peligro de los tiemposy la apremiante exigencia de acción. Como para responder en esencia yestilo a esto sus pláticas se tornan más concentradas y sus diálogosmenos elípticos. Con todo, el mensaje esencial permaneceinalterado.Cuando vemos la vida tal como es, cuando nos vemos anosotros mismos tal como somos, únicamente a partir de allí, podemosproseguir.

De todos los sabios y de todas las figurasespirituales significativas de los tiempos modernos, es quien máslargamente ha estado expuesto. Alrededor de sesenta y cinco años en elestrado de la excelsitud. Sin embargo, es dificil valorar su estaturahistórica. Está demasiado cerca de nosotros y es demasiado pronto paraconocer el efecto pleno de sus enseñanzas. Al fín y al cabo durantevarias décadas subsiguientes a la crucifixión de Jesucristo, hubo pocosindicios de que habría de dejar una huella importante en la historia.En el momento de sus muertes y por bastante tiempo después ¿quienpodría haber predicho la influencia a largo plazo de Buda, Confucio, oincluso de Carlos Marx?. Si las ideas de Krishnamurti llegan a ser másampliamente aceptadas en el futuro, será porque estarán en resonanciacon los anhelos humanos --ya que hablan resueltamente a los individuosdesilusionados de las macroideologías omniscientes y transformadoras dela sociedad--. si esto ocurre será porque las platicas de Krishnamurtiresuenan atravesando los límites del tiempo y lugar.Su voz essilenciosa, pero su mensaje jamás cesa de expresarse. "