sábado, 27 de junio de 2015

El caso no es amar menos a César, es amar más a Roma



El caso no es amar menos a César, es amar más a Roma


Si revisamos el comportamiento político de Estados Unidos en este país, podemos observar que una táctica muy utilizada por su Departamento de Estado ha sido crear trulla en contra nuestra (y de otros países) cuando allá lo han juzgado oportuno. 

Un gobierno gringo es capaz de contratar sus ex presidentes (hasta del partido opositor) para traer "mensajes" (no me atreví a escribir chantajes o amenazas porque me dio miedo hacerlo) a nuestro país. Ha ocurrido comprobablemente varias veces.

Con el caso haitiano, estén seguros de eso, de todo ha habido. Y dado el comportamiento histórico, estoy convencido de que la cuenta telefónica del Departamento de Estado de marras, ha aumentado considerablemente en estos meses por la cantidad de llamadas internacionales que hacen a países "amigos" (no me atreví, también por miedo, a escribir espiados, alineados y chantajeados) para  "pedirle" opinión pública sobre nuestro país. 

Cuando un carajo se pronuncia en New York y otro lo hace por ahí, no crean que se trata de una pendejada aislada. ¡Noooo! Es una estrategia repetida en la historia. Revisen. 

Escribí la siguiente nota en las Redes Sociales. Inmediatamente la abogada y activista cultural dominicana, con residencia legal en España de casi 20 años, me aclaró puntos muy interesantes. Lean ambas notas, hasta aquellos que (por puro snobismo) se suman internamente a la campaña en contra de nuestro país:

Correcto el presidente Medina al calificar de campaña sucia los ataques al país por nuestro derecho soberano de manejar con estricto apego a nuestras leyes el asunto haitiano (como no soy presidente puedo decir que es campaña asquerosa). Aquí no rechazamos a los haitianos, como si hacen muchos de aquellos que en palabras (sólo en palabras) fingen defenderlos. Aquí no despreciamos a los haitianos como si lo hacen escritorzuelos oportunistas que procuran hacerse graciosos para vender libros. Aquí no estamos expulsando a los haitianos porque son negros. ¡Aquí no estamos, siquiera, expulsando a los haitianos... carajo!  Aquí la mayoría de los dominicanos somos negros o mulatos. Lo que ocurre es que aquí amamos nuestro país con igual intensidad que algunos babosos norteamericanos, franceses, canadienses y otros aman ( o fingen hacerlo) a sus respectivos países.  He leído hoy que el presidente de la Comunidad Europea rechaza la emigración ilegal e inapropiada en Europa. Nosotros también estamos en esa onda. ¿Por qué nos niegan, entonces, el derecho de hacerlo? Porque al parecer algunos se han quedado con el moño hecho de que nosotros asumamos al hermano país de Haití.  En nuestro país seguiremos luchando por el progreso político, social y económico definitivos de Haití; pero en Haití.  Por supuesto que tendremos los ojos abiertos por si acaso haitianos, españoles, gringos, canadienses, franceses (o de cualquier nacionalidad) creen que deben venir a procurar lo que entienden que sería su territorio.  ¡Esta vaina (bandera, territorio, playa, sol, cultura, arte, historia y patria) es nuestra, sin que importen un carajo aquellos que por eso se entruñen!
Esta fue la nota de Fior Metz Estevez (organizadora voluntaria de la Semana Cultural Dominicana en Barcelona):

Muy bien, las cosas como son. Una cosa es rechazar y otra es querer poner orden. Hemos nacido viendo como los extranjeros llegan, se quedan a vivir, trabajan sin la mera preocupación de regularizar su situación, se mueven libremente y nadie le reclamaba papeles, ahora que nuestro país quiere hacer cumplir la ley, entonces la Comunidad Internacional nos acusa de racista, nos amenaza.
Vivo en España hace muchos años y puedo decirles a todos que cuando un niño dominicano nace en este territorio, es dominicano, no español como muchos piensan, no le dan un DNI, sino un NIE. Para la obtención del  DNI (Documento Nacional de Identidad) , los padres deben tener la nacionalidad española.
NIE (Número de Identificación de Extranjero)Hago este comentario porque son muchas las mujeres latinoamericanas que estando ilegal en este país y sin consulta previa, que salen embarazadas creyendo que ese niño será español y que a través de el podrá regularizar su situación, pues no es así. Busquen por Internet la ley de extranjería de este país y verán la realidad. Cada vez más dura y nadie dice nada. Algunas organizaciones asociativas son las que protestan, pero la Comunidad Económica Europea se calla, porque la quieren endurecer más.¿Por qué tanta injerencia con nuestro país? ¿Por qué tantos dominicanos que viven fuera y que están conscientes de los cambios en materia de inmigración que está viviendo el mundo, se dan el lujo de ser los primeros en difamar al país en los medios de comunicación y redes sociales?Tiran piedras a su propio tejado. Recuerden que nunca seremos ni españoles, italianos, franceses, suizos, norteamericanos, etc. Para estos países nosotros y nuestros descendientes siempre seremos dominicanos.Así que, los que tenemos nacionalidad en cualquiera de estos países somos ciudadanos de tercera. Dejemos de soñar, nuestra casa es República Dominicana.
Aquí no pocos extranjeros se nos han convertido en una plaga. Como ciudadano exijo que los regularicen a todos: haitianos, cubanos, españoles, italianos, canadienses, gringos y de donde sean. Finalmente, el caso no es amar menos a César. Es amar más a Roma.

Uno de los tantos objetivos ocultos en el caso que nos ocupa, está en despojarnos de parte de nuestro orgullo como pueblo. Miren cómo ahora se insinúa que hasta dentro de nuestra Revolución Independentista existió un componente racista. Como si liberarse de esclavitudes negras, blancas, mulatas, azulitas, rosadas o del color de mono corriendo que quizás tengan los marcianos; fuera algo que se toma en cuenta para conquistar las libertades. Lo que tuvieron los febreritas fue decisión, autodeterminación, propósito como nación y coraje (¿debí escribir material colgante u ovario con vocación de libertad?).

Ahora: ¡ahí viene la bulla (¿o la cañonera patrocinada por los porta-regala-verdes?)!

¡Telón!