domingo, 29 de enero de 2012

Duarte, la sublimación de la patria


Duarte, la sublimación de la patria
Por Carlos Andújar Persinal.



A punto de celebrar el bicentenario de su natalicio, la figura y la obra de Juan Pablo Duarte ronda como desafío en el accionar público y en la conciencia nacional como un fantasma que persigue el horizonte de hombres y mujeres que debieron ser formados bajo su ejemplo y guiarse de su comportamiento, las enseñanzas y lecciones dejadas por él.

Una vida dedicada a la definición de un proyecto de nación, Duarte y sus amigos dieron forma no solo a la resistencia nacional, sino que a través de la Trinitaria, fundada el 16 de julio de 1838, se forjo una conciencia nacionalista que hizo posible alcanzar nuestra independencia en 1844.

El mérito de Juan Pablo Duarte radica en haber defendido hasta el final su concepción de la patria, su lucha y persistencia por la consecución de ese ideal e involucrar diferentes sectores sociales en su objetivo. El mas sacrificado y desprendido, Duarte encarnó el sentimiento más noble de la patria y llevó el ideario nacionalista a los estamentos más alto, sublimizando la nación.

Este propósito hace de Duarte el ideólogo del proyecto nacional, el más sensible y asiduo en la consecución de la causa republicana, pero también un ideólogo y estratega refinado. Si bien su obra intelectual no fue prolífera, su pensamiento se condensa en la manera cómo centró con una claridad inusitada, el proyecto nacional. Su ideario condensa su inteligente manera de concebir la patria y las tareas de su ese arduo recorrido.

El teatro realizado por Duarte y los trinitarios
El esfuerzo patriótico de los trinitarios alrededor de las sociedades la Filantrópica y la Dramática ejemplariza cómo se fue creando un sentimiento de diferencia en lo cultural que junto al trabajo político de la Trinitaria culminan con la gesta libertaria de 1844.

Por tanto la obra y el aporte de Juan Pablo Duarte a la causa nacional va mas allá de sus escritos y se engrandece en la sublimación de patria que le acompaña, con la entereza indoblegable de alguien que se matrimonió con la nación y entregó bienes, tiempo y toda su vida a la realización de esta gran obra, no siempre apreciada por muchos de sus coterráneos.

Su grandeza radica precisamente en esa vocación de entrega nunca visto como sacrificio pues el esfuerzo por la creación de la patria no se puede ver como un sacrificio sino como una envolvente pasión.

Otros grandes de América dejaron además de su dedicación al proyecto libertario, una obra intelectual y escritos, no obstante la patria conjuga factores objetivos y subjetivos así como internos y externos que son determinantes en la culminación de un proyecto de independencia, sin embargo el liderato de Duarte al frente de los jóvenes trinitarios supo enlazar su pasión por la definición de una republica independiente de toda potencia extranjera, con los intereses de los distintos sectores sociales, pero también con las fuerzas opositoras haitianas permitiendo dicha estrategia conseguir el objetivo final.

Juan Pablo Duarte, no debe ser mistificado si bien su entrega pareciera misionera, en todo caso su trascendencia radica en que no solo fue el gran soñador de la patria sino que transformó ese ideal en proyecto de todos y todas y supo simbolizar las aspiraciones de mucha gente, con un espíritu casi mesiánico y pastoral, pero no fue ni lo uno ni lo otro sino alguien que nos condujo con decisión y firmeza por el sendero independentista y democrático de la dominicanidad.