sábado, 22 de mayo de 2010

Iván y Villalona: ¡Quién soy?


Se extrañarán por qué me urge ahora presentarme. Más adelante entenderán. Se lo aseguro.
Soy un pretencioso que nació de madrugada en el Caimito de Moca y se crió en Nagua. Soy un tipo que cuando tenía apenas siete años escribió sus primeras obras. Soy un extraterrestre que cuando tenía ocho años ya había leído “La Noche quedó atrás” y “La hora 25”. Soy un tipo raro que a los nueve ya estaba leyendo a Vargas Vila. Soy un loco que estando en octavo dirigía las veladas hasta del bachillerato.
Soy, también, un carajo que se inscribió en la Escuela Nacional de Teatro a los catorce años y el único que se graduó de cincuenta y seis estudiantes que empezamos. Soy el que se sentía orgulloso de ser alumno de Jesús Lizán, Lucía Castillo, Marino Hoepelman, Margarita Contín, Salvador Pérez Martínez y Pericles Mejía.
También soy un fenómeno que intentó estudiar Química; pero que entendió que el Arte era lo suyo.
Soy el actor, siendo muy jovencito, que eligió Joseph Cáceres para protagonizar “Dos viejos pánicos”. Soy el actor que eligió Dánilo Castro para protagonizar “Calígula”. Soy el joven actor que eligió el terrible Pareja para protagonizar ”Marat-Sade”. Soy el muchacho polémico que Iván García prácticamente adoptó teatralmente y lo puso a trabajar en más de diez obras y dejó que le escribiera el prólogo de su única antología teatral. Soy el que hizo varios talleres con Paccioni y Villalona. El que estudió Animación Cultural en Colombia. El que fuera asesor cultural de varios canales de TV en Puerto Rico. El mismo que fuera coproductor de El Gordo de la Semana por más de diez años.
Pero soy, también, un maldito loco que ha dirigido obras fundamentales como: "Los Justos"," Bodas de Sangre", "La Casa de Bernarda Alba", "El Malentendido"," Calígula", "Soberbia", "Los Tiranos", "Los Hijos del Fénix", "El Bebé Furioso", "Quíntuples", Minerva", "Amanda", "Andrómaca", "Los Diablos", "El Sucesor", "El Gato Negro", "La Conferencia", "Barrio 7 Tumbas", "Un Whisky por el Rey Saul", "La Pasión Según Antígona Pérez" y como cincuenta más. Lo que hizo, tal,vez, que el Grupo de Comunicación Pellerano (Listín Diario, Últimas Hora, etc,) lo eligiera como el mejor director teatral del Siglo XX.
Soy un autor teatral del cual Juan Bosch escribió notas como para ruborizar. Uno del José Rafael Lantigua aseguró que había dado un giro supremo al teatro dominicano y al que Tony Raful califica como el más importante del teatro criollo. Soy un dramaturgo ganador del Premio Casa del Escritor Dominicano y del Premio Nacional de Dramaturgia.
Soy un tipo a quien escogieron como primer delegado teatral del Comité de Intelectuales Dominicanos, cuando Bosch presidía ese Comité.
Soy maestro de varias generaciones de actores, ex Vice-Ministro de Cultura, ex jefe directo del Teatro Nacional durante cuatro años, ex director de dos Festivales Internacionales de Teatro.
Soy el que actuó, y quizás no mal, en las películas: "Enrique Blanco", "Pasaje de ida", "Las Divorciadas", "Cadenas de Amor", "Perico Ripiao"; entre otras.
Soy el autor de "Amanda" (presentada con resonantes éxitos aquí, en París y en USA), "La Virgen de los Narcisos" (record teatral de taquillas y elegida como libro de texto por la PUCAMAIMA), "El Sucesor" (con más de 100 artistas en escena), "Demonia", "Jesús el del Caimito", ·El Gato Negro", "Barrio 7 Tumbas", "Obsesión en el 507", "Sobre Locos y Duendes", "Sobre Angeles y Demonios", "Rebelión y Suplico de Antígonamota", "Un Café frío en la calle El Conde" y, quizás, unas treinta obras más.
Soy el necio que produjo en televisión "La Mujer de los boleros", "Sábado 13" y "Tertuliando". También soy alguien que ha sido articulista de casi todos los periódicos dominicanos.
Soy un ser extraño que, aunque nunca le ha importado gran cosa, tiene varios premios nacionales como mejor actor, mejor director y mejor productor teatral.
Soy el papá de Jean-Paul, Fiora y Renata. El ex de Arelis y Carlota. El actual esposo de Giamilka. El compadre de Víctor Vidal y Karina Noble. El casi hermano de Tony Raful y Víctor Pinales. El amigo entrañable de Juan Núñez, J. R. Lantigua, Freddy Beras Goico, Onorio Montás, Luis González Fabra, Euclides Gutiérrez Félix, Miñín Soto, Myrna Guerrero, Dagoberto Tejeda, Carmen Heredia, Manuel Chapuseaux, Germana Quintana, Monina Solá, Mario Lebrón, Ernesto Báez, Carlos Castro, Exmin Carvajal, Lidia Ariza, Teo Terrero, Ramón Almánzar, Carlos Espinal, Indira Mejía, Lillyanna Díaz, Odalís Pérez, Haffe Serulle, Manuel Herrera, Niurka Mota, Juan Carlos Mañón, Radhames Polanco, Carlos Almánzar, Chico Arias, Cheo Tejeda Gómez, Cristian Jiménez, José Rafael Sosa, Carlos Esteban Deive, Marcio Veloz Maggiolo, Franklin Domínguez, Cristian Martínez, Andrés Gómez, Nileny Ditton y como cinco mil firmas más (que parecen ser, después de todo, simples pajitas de coco).
Soy el hijo de Modesto y Estela. El hermano de Andrés y Chichí Cruz.
Soy un tipo que acaba de ser estafado por CODETEL (mañana les cuento eso para que ninguno caiga en el gancho de pasarse a Claro TV
¡Imagino que luego de todos estos datos ya saben quién demonios finalmente soy!
Soy, desgraciadamente, también un censurado que cuando ensayaba anoche “Un café frío en la calle El Conde” (la obra que pretendo llevar al Festival Nacional de Teatro dedicado a Rafael Villalona) e instruía entusiasmado a los actores Johnnie Mercedes, Yorlla Lina Castillo, Clara Lozano y Raeldo López, se le preguntó que quién era. La pregunta la formulaba el gobernador del Teatro Nacional, apenas la segunda persona que en mis cuarenta y seis años haciendo teatro se ha atrevido a interrumpirme un ensayo.
Quise decirle quién soy; pero no me lo permitieron porque antes de hacerlo me preguntaron qué si tenía una carta de autorización para ensayar. Antes de poder responder el asunto de la carta y la inscripción que seguramente había en la tablilla de ensayos del Teatro Nacional, se me ordenó salir inmediatamente porque la administradora ordenó que no podía estar en el salón de ensayos en el cual precisamente... ensayaba desde hacía varias autorizadas semanas.
Les juro que eso hacía solamente. No estaba conspirando contra el gobierno. No preparaba bombas molotov (¿merecen una?). No escribía pasquines políticos. No preparaba grapas para tirarlas en la próxima huelga. No me comprometía a impugnar los resultados de las elecciones recién pasadas. No amenazaba el Orden Mundial, No escondía a Bin Ladem. ¡No! ¡Trabajaba con mis actores en la obra que he prometido, a pesar de muchas reservas, presentar en el Festival Nacional de Teatro que organiza el Ministerio de Cultura. En cuyas oficinas se trabaja hoy con ahinco y entusiamo sin notar, quizás, que el enemigo del Festival se encuentra dentro.
Luego de respirar profundamente, le dije al guardia que, gangoso, me conminaba a salir del lugar con mis actores —¡Soy Giovanny Cruz! —Ningún efecto produje con el nombre, como creído llegué a pensar. El uniformado nunca lo había escuchado. Mediante un celular repitió mi nombre, supuestamente, a la administradora del Teatro que al parecer nunca lo había escuchado tampoco. Por la cara que puso el guardia imagino que creyó que allí estaba ensayando el escurridizo Figueroa Agosto ese.¡Yo! ¡Yo que en mi puta vida nunca he probado, siquiera, una simple marihuana!
No tuve opciones (E pa fuera que voy). Era salir de allí o lanzar al de Kaki por la ventana (algo que me pasó por la cabeza seis segundos). Preferí pedir, humildemente (cuánto he cambiado desde que salí del PCD hasta ahora), permiso para que me dejaran cambiar, al menos, la camisa de ensayos por la negra china que usaría para ir con dos reconocidos actores (no terroristas internacionales ni traficantes de droga) y mi esposa al eterno Boga-Boga. Lo hice con el orgullo herido y sintiéndome un desconocido en el templo de Arte que, francamente, prestigio más, mucho más, que la mayoría asalariada del Ministerio de Cultura.
Cinco preguntas les hago, Iván y Villalona: ¿Vale la pena seguir? ¿Están dadas las condiciones para hacerlo? ¿Me están provocando para que explote y me retire definitivamente del Festival? ¿Están boicoteando el Festival desde adentro? ¿Creen que alguien muy importante se pondrá de rodillas para pedir perdón, si no a mi por antipático y terrorista cultural, al menos a mis actores? Sería lo justo.

Iracunda nota al margen:  ¡Cojoyo! ¡Los que vamos a actuar tenemos que ensayar! ¡No se puede administrar un teatro como si fuera una maldita oficina de burócratas! ¡Una obra de Arte es tal cuando se enfrenta a los espectadores! ¡El Teatro Nacional existe cuando los artistas estamos en todos sus espacios, que permiten perfectamente varias convivencias! Cuando no... es un cascaron de varillas, cemento y lerdos que no llegan ni a diletantes!  ¿Cuándo, carajo, necios administradores y gobernadores suplantadores culturales, lo van a entender? ¡Si las actuales islas  culturales no pueden unificar criterios y propósitos cómo pueden entocnes convocarnos a un Festival
¡Maldiciooooooooooooooooooooooooooooooón!