lunes, 23 de septiembre de 2019

El vestuario teatral

El vestuario teatral
Por Giovanny Cruz Durán

Teatro de Bertolt Brecht
Para el actor, el vestuario es trascendente. Los actuantes tienen que usarlos directamente sobre sus cuerpos. Sabemos que hasta los primeros actores primitivos lo utilizaban en sus rústicas muestras teatrales. Igual que la esencia de su teatro, el primitivo utilizaba elementos sobre su cuerpo con un propósito mágico.

Una de las grandes complejidades del vestuario teatral de hoy es que estará relacionado directamente con el Plan Maestro del director teatral, con la composición social de los personajes y su sicología. Un buen vestuarista parte de las premisas dadas por el director y, luego, de su profunda investigación sobre cada personaje, antes de diseñar esa… “segunda piel del actor”, como bautizó Aleksandr Taírov, ex discípulo de Stanislavski y Meyerhold.

En las buenas realizaciones los artistas manejan códigos o símbolos. El vestuario siempre será el recurso que con mayor eficacia utilizarán en escena. Repasemos algo de su historia.

Vestuario teatro griego
En el teatro de la Grecia Clásica el vestuario tenía un uso muy práctico y entrelazado con el maquillaje. Estaba compuesto por máscaras (prósopon), calzados o coturnos, túnicas o chitón y un manto o himátion.

La primera importante evolución del vestuario ocurre cuando los sacerdotes que oficiaban los rituales de Eleusis aparecen como personajes en el escenario. Entonces, se procura que la vestimenta sea fiel a la realidad.

Esa tendencia llegará a la Edad Media, cuyo teatro estaba muy ligado a las prácticas religiosas. Así el asunto, los lujosos trajes de los sacerdotes proliferan en el escenario.

En el Teatro Isabelino el tema principal era los asuntos de las cortes. El rústico vestuario inglés pasó a ser, por demandada recreación y fidelidad histórica, a algo lujoso.

Todavía en el Siglo de Oro el vestuario en España era una manta con una soga para amarrarlo, según describe el propio Cervantes.

La incorporación del vestuario como elemento de la filosofía teatral, comienza en los escenarios franceses a mediado del siglo XVIII. Dramaturgos como Diderot y Voltaire categorizan el vestuario y le dan relevancia social y sicológica. Luego evolucionará hasta el símbolo.

No obstante, tendremos que esperar a Bertolt Brecht para que el vestuario sirva a los propósitos de un teatro didáctico. Este director y dramaturgo alemán demandará que sus personajes expresen sus Gesto Social y Gesto Fundamental. El vestuario, entonces, comienza a apartarse de lo vistoso y se convierte en elemento integral del actor y su personaje.

Como hombre de teatro y padre de una gran vestuarista, Renata Cruz Carretero, se que en un correcto desempeño del vestuario, hay aspectos que se manejan con mucho cuidado: la sicología de los colores, época y la facilidad del uso. Esto último es vital para un actor.

Debe evitarse que el vestuario se vea en escenario como el de pasarela de moda. Nunca debe permitírsele a un actuante tratar de influir, más allá de lo prudente, sobre su vestuario. Ese tema es entre directores y vestuaristas.

Por supuesto que, como hemos escrito antes, el escenógrafo tendrá voz sobre este tópico. El buen vestuarista debe informarse siempre, también, sobre la tendencia técnica que manejará el diseñador de luces. En fin, en el teatro los aspectos técnicos se entrelazan continuamente.

En el teatro revolucionario que hicieron aquí los Dramáticos de Juan Pablo Duarte, hubo siempre un cuidadoso y profesional uso del vestuario.

Evolucionamos más tarde hacia la alta y sostenida calidad con la llega de artistas cubanos, los cuales trajeron su experiencia y formación.

Uno de los aspectos de producción que más se ha desarrollado hoy ha sido este recurso del actor. También en esto han incidido nuestros nuevos productores teatrales.

Aseguro que una mayoría de nuestras puestas en escenas, en sus distintas tendencias, está correcta y adecuadamente vestida.

En otra entrega escribiré sobre las características especiales del vestuario chino y japonés. Ahora debo pedir el siempre importante… ¡Telón!

Tercera premisa inmutable para el actor

Tercera premisa inmutable para el actor:
Ensayo de Mesa, Condiciones Dadas y Hechos Importantes
Por Giovanny Cruz Durán.


Ensayo de Mesa:
Luego de tus lecturas llegas finalmente al Ensayo de Mesa. Ahora comenzarás el estudio definitivo y el director expondrá su Plan Maestro. Veamos qué procurar y llevar a ese ensayo.

Tampoco debes llegar a él con definiciones y entonaciones del personaje. Precisamente, es allí donde encontrarás los indicios para su interpretación.

El teatro es un arte colectivo. La interrelación con el resto de la troupe es vital durante el desarrollo del trabajo que realizarás.

A partir de este momento, sin proponértelo, comenzarás a hacer un ajuste interior, una programación emocional que concluirá justo el día del estreno y sobre lo que te comentaré llegada esa etapa.

Cuenta de tus primeras impresiones con la obra sin entrar en grandes detalles todavía.

Condiciones dadas y acotaciones:
Chejov en el Teatro de Arte de Moscú leyendo La Gaviota.
Condiciones o Circunstancias Dadas:  Están dentro del Texto Literario. Son la fábula de la obra, hechos, acontecimientos, época, lugar de la acción, manera de vida, atmósfera escénica, caracterizaciones, vestuarios y escenarios sugeridos. Los dramaturgos suelen escribirlas como guías.

Cuando aparecen directamente en el texto, destacadas mediante cursivas, mayúsculas, paréntesis o corchetes; las llamamos Acotaciones. 
Veámoslas en una escena de mi obra Amanda:

ANTONIO: En la choza del muerto te estaré esperando con el caballo. (camina hacia la puerta. Se devuelve.) Dame un beso, Amanda.

 AMANDA: Ahora no, Antonio.

ANTONIO: Cuando enfilemos hacia el Sur seré tu dueño.

Antonio ríe escandalosamente.

AMANDA: ¡El viaje que haré contigo es para liberarme, precisamente, de los dueños! ¡Ya nadie será dueño de Amanda! ¡Cuando enfilemos hacia el Sur comenzaré a sentir la libertad! Y tal vez libremente, sólo tal vez, me entregue a ti.

ANTONIO: Tú mandas.

Antonio sale.

¿Entendiste?

Durante los ensayos el director irá informado cuáles usarán o no. Tú, por supuesto, tendrás voz en esa decisión.

Existen otras que el autor pone dentro de los parlamentos y que debes identificar e integrar a tu personaje. Les he llamado Condiciones Disimuladas. Tienen mayor rigor que las otras. No usar algunas, si eso deciden, debe hacerse cuidadosamente. Esto, porque al estar dentro de parlamentos son verdades escénicas que definen circunstancias, estados y actitudes de los personajes.

Obsérvalas en este fragmento de soliloquio de Amanda:

AMANDA: Sé que Aridio sufrirá mucho. Nunca su dolor será tan grande como el que le proporcionaría si me quedara aquí con todo lo que tengo adentro. Si lo crees justo, hazlo comprender, Señor. No lo pido por mí sino por él. 
Esta es mi casa. En ella me he sentido bien… casi siempre. Ojalá pueda volver a ella… limpia. En cada rincón, en cada cachivache estoy yo de alguna manera. Duele mucho dejar todo esto… ¡Es como si dejara parte de mi misma en las paredes!

Amanda duda, pero se marchará irremisiblemente. Habla con Dios y ubica su casa.

Hechos Importantes:
Karina Noble, Giamilka Román y Juan María Almonte en "Amanda"
También son parte de las Circunstancias Dadas. Sucesos sugeridores de que la trama ha llegado a un punto en el cual todo podría terminar. Los personajes son sacudidos por esos hechos hasta casi ser abatidos. En el uso de estos artificios hay dramaturgos maestros. Director y actores deben identificar esos hechos y enmarcarlos dentro de la puesta en escena. Si no, recomiendo llevar almohadas al espectador porque, probablemente, querrá dormir en la sala.

Todo el soliloquio de Amanda es un hecho importante porque cambia completamente la situación de los personajes y desencadena acciones de vida y muerte.

¡Cuidado! ¡Mucho cuidado! La voz de alarma es porque he visto a muchos actores, cuando llega este momento del estudio, al elaborar la biografía del personaje antes de su "vida" en escena, inventar datos que no están en el libreto. ¡Error del tamaño de una catedral! No asignes datos al personaje que no estén en la obra. Cuando lo haces, le estás poniendo pies de cristal. ¡Se romperán y él caerá!

Detalle: El actor es un esclavo en libertad. Mediante esta contraposición estoy indicando que, ciertamente, eres el gran creador del universo teatral; pero dentro de parámetros establecidos en complicidades de director y autor.

Otros personajes de la pieza podrían emitir opiniones sobre el tuyo que no son necesariamente ciertas. Podrían ser declaraciones de fuerzas antagónicas a tu personaje.

Ok. Terminaste el primer ensayo, regresaste a tu casa y… ¿volverás vacío al segundo ensayo? ¡No seas tan simple! ¡La mitad del trabajo actoral se hace en la casa! ¡Ve a los ensayos a llevar tus propuestas y luego a comprobarlas! ¡Un actor...!

Perdón... lamento haberte gritado.

Regresa preparado porque aumentará la profundidad y complejidad del ensayo. ¡Estás cerca de “Las cinco preguntas del personaje” y de sus “Acciones Internas y Externas”

A punto estás de entrar en esa dialéctica teatral que te señalará que no hay personaje químicamente puro. Tienen grandes contradicciones. Pero, en su “realidad” verás a quienes te rodean. A todos los encontrarás en algún libreto. Obsérvalos en sus cotidianidades. Si miras con lupa de actor, descubrirás que son excepcionales bancos de emociones y pasiones humanas.

Otro detalle: Para que exista el Texto Dramático el ojo del espectador debe estar enfrente. En el ensayo sólo hay técnica y artificios. Esos recursos, junto a palabras y emociones, se convertirán en arte cuando ojos expectantes se posen sobre ellos. El teatro es, entonces, una comunión entre el tú-actuante y el otro-espectador. No eres, ciertamente, toda la obra de arte; pero sí su instrumento... y la parte más notable de ella.

¡Telón!