lunes, 28 de septiembre de 2015

Lo real detrás del eclipse lunar

Tal y como solicité de mi admirado amigo y gran científico ALEJANDRO JOSÉ, quería escuchar sus visiones sobre este asunto del ecilpse lunar. Lo he hecho. Con la sapiencia y humildad que lo signa, Alejandro José ha publicado en mi muro sus reflexiones y estudios. Yo los resaltado en una publicación aparte, como debe ser. Recomiendo leerlo y estudiarlo detenidamente. Lo he hecho. Y me he sentido un poco más sabio... o menos ignorante. Esto es brillante.


A propósito del eclipse lunar

Diálogo con mi hermano querido, el inmenso Giovanny Cruz Durán.

Ante todo mil gracias por tus honrosos comentarios, los cuales recibo con humildad.
 Simplemente soy, al igual que tú, un sempiterno curioso, buscador, preguntón y ratón de biblioteca y, pues, vayamos al asunto.
Tal como dices, están ocurriendo procesos muy complejos en nuestro planeta, erupciones solares mucho más intensas de lo usual, eclipses muy particulares como el de ayer, además de cambios climáticos y movimientos sísmicos cada vez más frecuentes e intensos. A su vez la humanidad está en el umbral de transformaciones muy profundas, desde la percepción de la realidad, hasta sus creencias, valores y paradigmas.
Nuestro planeta, junto al sistema solar al que pertenecemos, describe una órbita inmensa alrededor de la estrella Sirio, la de mayor brillantez en el cielo. De esa trayectoria surgen las “eras”, como el caso de la actual “Era de Acuario” porque estamos desplazándonos en la cercanía de la constelación de Acuario. En la época de Jesús, regía la “Era de Piscis” y no es casualidad que el símbolo de los antiguos cristianos era el pez.
Estas “eras” se relacionan con los siete ciclos o razas madres que existen en todos los planetas con formas de vida inteligente y evolucionada.
La humanidad actual es la “Quinta Raza Aria” y estamos en medio de un proceso de catarsis para recoger “la buena semilla” para el parto y el advenimiento de la próxima raza madre que se ha de llamar “Koradhi.” Esto es harina de otro costal y podría ser tema para otra ocasión.
En el desplazamiento que hacemos en el espacio y que es provocado por la fuerza de gravedad y la energía oscura, podemos cruzarnos con diversidad de objetos o incluso emisiones de energía que resulten, por ejemplo, de la explosión de una estrella supernova o de la colisión de grandes astros, lo que a su vez puede alterar la recepción en nuestro planeta de los focos de emisión de luz o energía del sol u otros astros.
El espectro electromagnético de la luz solar que recibe la superficie terrestre lo ocupa principalmente la luz visible y los rangos de infrarrojos con una pequeña parte de radiación ultravioleta, (las frecuencias infrarrojas y ultravioletas están fuera de la percepción del ojo humano).
La luz solar hace vibrar el éter y ejerce una profunda influencia en toda forma de vida en el planeta Tierra. La energía electromagnética que recibimos del sol actúa sobre las funciones electrobioquímicas del organísmo humano, tanto en el plano físico como en los niveles mentales, psicológicos, emocionales e incluso en el plano espiritual.
En la psiquiatría moderna se aplican actualmente bombillas que simulan la luz solar en casos de depresión. Por igual, la energía de la luz solar es vital para toda la flora de nuestro planeta y no hay duda que cualquier alteración en la recepción de esa energía ha de tener efectos en las plantas.
En resúmen, toda interferencia que ocurra en el foco de emisión de la energía solar sobre el planeta Tierra, como un eclipse o la acumulación de polvo o gases contaminantes en la atmósfera tendrá consecuencias profundas en toda forma de vida, en todos los niveles y por igual en toda materia, aún si ocurre de manera breve como el caso de la noche del 27 de septiembre.
Addendum:
Desde los años ochenta y gracias a la generosidad de investigadores cientificos de la NASA y del Observatorio de Arecibo, en Puerto Rico, he venido transfiriendo las emisiones de energía de distintos astros a sonidos y a su vez a música, creando literalmente “música de las esferas.”
El Radiotelescopio del Observatorio de Arecibo continúa siendo el más grande del mundo en una sola estructura.
Escuchemos aqui un segmento de una composición que he titulado “Madre Gaia – Padre Helios.” En ella he convertido en sonidos y música la energía del sol, energía de la ionosfera, movimientos de las capas tectónicas y otras formas de energía de nuestro planeta.
Durante unas dos décadas he venido investigando sobre los procesos de fotosíntesis en las hojas de distintas plantas y he establecido un procedimiento para convertir esos sutiles niveles de energía en sonidos y a su vez en música.
Aqui te incluyo una muestra.
Abrazo fraterno del lado de tu inmenso corazón, hermano querido.
Alejandro Jose
"Cierra tus ojos para recibir de esta obra las energías de la Madre Tierra y el Padre Sol.
MADRE GAIA - PADRE HELIOS
©2008 Alejandro José
He compuesto esta obra como un homenaje a Gaia nuestra madre, el planeta Tierra, junto a Helios nuestro padre, el Sol, en una comunión de formas de energía originadas en la naturaleza y convertidas en sonidos.
Al inicio escucharás el sonido del mar y una especie de zumbido que es la energía del Sol captada con un radio telescopio y convertida en sonido.
Luego escucharás sonidos percusivos que son movimientos de las capas tectónicas de la Tierra grabados con una serie de sismógrafos alrededor del planeta y en el polo sur a gran profundidad.
Otros sonidos que parecen algo asi como chispas son descargas de energía en la ionosfera que rodea nuestro planeta.
He convertido todas estas formas de energía en sonidos para integrarlos en una armoniosa sintesis con sonoridades similares a una orquesta de cuerdas y manteniendo un solo centro tonal basado en la frecuencia de la energía del Sol, en este caso 293.7 hertzios (nota RE) al transferirla a un rango accesible al oido humano.
Mi objetivo es que logres armonizar tu ser con Gaia, la Madre Tierra y Helios, el padre Sol.
Puedes utilizar esta obra para experiencias de relajamiento profundo y meditación en grupos.
Sugiero que la escuches con tus ojos cerrados visualizando que la paz y la armonía se instauran en todo el mundo.
Recibe un fraternal abrazo del lado de tu corazón.
Agradezco recibir tus comentarios y relatos de experiencias.
alejandrojose@psicosonia.com
(Esto es un segmento de la obra original).
MADRE GAIA - PADRE HELIOS
©2008 Alejandro José
Todos los derechos reservados
Compuesta, interpretada y grabada por Alejandro José"
MADRE GAIA (TIERRA) PADRE HELIOS (SOL)
03:33
Psicosonía Alejandro José ha publicado un vídeo de 25 de septiembre de 2012 en su biografía — con Suzanne Powell
25 de septiembre de 2012 · ·
Cierra tus ojos para recibir de esta obra las energías de la Madre Tierra y el Padre Sol.
MADRE GAIA - PADRE HELIOS
©2008 Alejandro José
He compuesto esta obra como un homenaje a Gaia nuestra madre, el planeta Tierra, junto a Helios nuestro padre, el Sol, en una comunión de formas de energía originadas en la naturaleza y convertidas en sonidos.
Al inicio escucharás el sonido del mar y una especie de zumbido que es la energía del Sol captada con un radio telescopio y convertida en sonido.
Luego escucharás sonidos percusivos que son movimientos de las capas tectónicas de la Tierra grabados con una serie de sismógrafos alrededor del planeta y en el polo sur a gran profundidad. 
Otros sonidos que parecen algo asi como chispas son descargas de energía en la ionosfera que rodea nuestro planeta.
He convertido todas estas formas de energía en sonidos para integrarlos en una armoniosa sintesis con sonoridades similares a una orquesta de cuerdas y manteniendo un solo centro tonal basado en la frecuencia de la energía del Sol, en este caso 293.7 hertzios (nota RE) al transferirla a un rango accesible al oido humano.
Mi objetivo es que logres armonizar tu ser con Gaia, la Madre Tierra y Helios, el padre Sol.
Puedes utilizar esta obra para experiencias de relajamiento profundo y meditación en grupos.
Sugiero que la escuches con tus ojos cerrados visualizando que la paz y la armonía se instauran en todo el mundo.
Recibe un fraternal abrazo del lado de tu corazón.
Agradezco recibir tus comentarios y relatos de experiencias.
alejandrojose@psicosonia.com
(Esto es un segmento de la obra original).
MADRE GAIA - PADRE HELIOS
©2008 Alejandro José 
Todos los derechos reservados
Compuesta, interpretada y grabada por Alejandro José
Psicosonía Alejandro José ha publicado un vídeo de 25 de septiembre de 2012 en su biografía — con Suzanne Powell
Cierra tus ojos para recibir de esta obra las energías de la Madre Tierra y el Padre Sol.
MADRE GAIA - PADRE HELIOS
©2008 Alejandro José
He compuesto esta obra como un homenaje a Gaia nuestra madre, el planeta Tierra, junto a Helios nuestro padre, el Sol, en una comunión de formas de energía originadas en la naturaleza y convertidas en sonidos.
Al inicio escucharás el sonido del mar y una especie de zumbido que es la energía del Sol captada con un radio telescopio y convertida en sonido.
Luego escucharás sonidos percusivos que son movimientos de las capas tectónicas de la Tierra grabados con una serie de sismógrafos alrededor del planeta y en el polo sur a gran profundidad.
Otros sonidos que parecen algo asi como chispas son descargas de energía en la ionosfera que rodea nuestro planeta.
He convertido todas estas formas de energía en sonidos para integrarlos en una armoniosa sintesis con sonoridades similares a una orquesta de cuerdas y manteniendo un solo centro tonal basado en la frecuencia de la energía del Sol, en este caso 293.7 hertzios (nota RE) al transferirla a un rango accesible al oido humano.
Mi objetivo es que logres armonizar tu ser con Gaia, la Madre Tierra y Helios, el padre Sol.
Puedes utilizar esta obra para experiencias de relajamiento profundo y meditación en grupos.
Sugiero que la escuches con tus ojos cerrados visualizando que la paz y la armonía se instauran en todo el mundo.
Recibe un fraternal abrazo del lado de tu corazón.
Agradezco recibir tus comentarios y relatos de experiencias.
alejandrojose@psicosonia.com
(Esto es un segmento de la obra original).
MADRE GAIA - PADRE HELIOS
©2008 Alejandro José
Todos los derechos reservados
Compuesta, interpretada y grabada por Alejandro José

martes, 22 de septiembre de 2015

Les cuento:

Les cuento:





Ha poco, una casi amada que estuvo muy cerca de decir su nombre, se extrañó por lo tranquila y rápida que algunas veces ocurren las renuncias. Estoy convencido que en algunos casos la persistencia es una camisa roja que se pone la violencia. 

En asuntos emocionales son preferibles las cosas tranquilas. Son más duraderas. Las pasiones en el amor compartido tienen su lugar y sus momentos. La magia tiene que ocurrir en la calle, en la sala y el aposento. ¡Y cuando esta, mi estimado, no sucede...!

Procuro siempre discifrar los enigmas existenciales en versos ajenos. Esto, porque la Verdad del Universo ha sido absolutamente revelada por los poetas... (quizás debí decir... profetas). Por eso, cuando la "casi amada" inquiría, me convertí en mirada escorpionada y guardé silencio (en ese silencio camusiano que está tan lleno de presencias). ¡Si! ¡Miré y guardé silencio! Sin decir en la ocasión palabra alguna, tomé prestado unos versos de Borges y, alejándome, dentro de mis laberintos interiores dije:
"Entre mi amor y yo han de levantarse
trescientas noches como trescientas paredes
y el mar será una magia entre nosotros.
No habrá sino recuerdos.
Oh tardes merecidas por la pena,
noches esperanzadas de mirarte,
campos de mi camino, firmamento
que estoy viendo y perdiendo...
Definitiva como un mármol
entristecerá tu ausencia otras tardes."

Giovanni, ¡demiurgo en expansión! (por Tony Raful)

Nota: Cuando pude concluir, interrumpido varias veces por el rubor, esta crítica en el Listín Diario del escritor Tony Raful (Premio Nacional de Literatura); pasé del rubor a un profundo y absoluto sonrojo. Sin todavía poder asimilar sus juicios y considaraciones sobre "Siete flores en el bar", agradecido, me permito compartir con ustedes la crítica del poeta Raful.

G.C.

http://www.listindiario.com/puntos-de-vista/2015/09/22/389078/giovanni-demiurgo-en-expansion



Tony Raful


El teatro es una realización de personajes, ellos urden la historia y la expresan sobre el escenario.  No es el tema exactamente, el que define la calidad de una representación, sino la asunción de los actores y actrices del tiempo  vital. Viviendo el mundo interior, el desgarramiento existencial, trocan en comunicación afectiva, en identificación la agonía, la multiplicidad trasmutante de los rostros, la impostora plasticidad de la actuación. La narración cuenta pero no basta. Debe llegar al espectador, para que éste se apodere de los diversos costados imaginativos de su propia percepción.
En “Siete flores en el bar”, el incendio de un teatro y su tragedia, ocurrido hace bastante tiempo, el lapso destinista, la continuidad de un augurio,  es un pretexto para afrontar dos puntos cardinales del proceso creador del montaje en escena. Cuatro actrices que no actúan en tiempo presente, sino en ciclo ido a destiempo, son vivencias atemporales, no tiene conciencia incesante sino en el plano subjetivo de sus indigencias, que llevan a bordo después de la muerte física. Todo el diálogo es pura afectación. Todos fingen pero todos están aferrados a sus egos, a sus pequeñas conquistas, a sus normas y a sus vaivenes morales. No pueden percatarse de que nadie las oye, de que nadie las ve. En el telar oscuro donde proclaman sus pertenencias afables y tormentosas, ya no son sino espectros, calamitosas imágenes en vía de extinción.

Las actrices actúan y des actúan, se devoran a sí mismas, en algún momento parecen danzar en un círculo tozudo, pero pernoctan en su obstinada oscuridad, y es cuando las hermanas vengadoras, salidas del agujero negro fantasmagórico del escribiente del libreto, conducen el tormentoso final de la obra, donde todo bulle y detona, arrastrando al auditorio, a un encendido y voraz reconocimiento de calidad y  valor de nuestro dramaturgo, Giovanni Cruz.

Lo que en principio parece una temática cautiva de superficialidades y majaderías, se convierte en un drama de profunda dimensión existencial, las carcajadas y el uso excesivo en algunos de los personajes de un lenguaje insuficiente y vulgar, no tardó en volcarse en angustia, misterio, sonido ululante, que impacta en el público.  Ardides y recursos de escena que contribuyen a su éxito en la evaluación final de la obra. Con las actuaciones de Zoila Luna (Violeta), Judith Rodríguez (Azucena), Karoline Becker (Margarita) y Carolina Félix (Rosa), en un recital de confesiones urticantes, algunas de ellas parecen perderse dentro del propio personaje, haciendo reiterativo el discurso, pero resisten el tiempo interno de la obra, logran  engarzar su discurrir anónimo con el intenso clima fantasmal que los espectadores van identificando como cambio de terreno, en viaje tormentoso a lo desconocido.
En “Siete Flores en el bar” la actuación de Mario Lebrón es excelente, con poco parlamento y con un dominio absoluto de su papel asignado, confirma su profesionalidad y calidad teatral. Xavier Ortiz, el camarero, por igual, aunque en algunos momentos luce acartonado, un poco rígido, lo cual contraría el rol usual de su papel como servidor del bar en penumbras.

El asunto capital de toda obra de teatro es el discurrir, la capacidad imaginativa del dramaturgo para ajustar sus deliberadas acechanzas temáticas. No hubo vacío en la obra, desde que arribaron las hermanas vengadoras, el curso de la misma  tomó acomodo, en medio del humo filtrante, del suspenso que se apoderó de la sala. Y es que los fantasmas yugularon la obra en un gris telar de sonidos y luces. Todos somos un poco duendes, seremos mañana  fantasmas, son parientes próximos en el ordenamiento misterioso de los fenómenos.

Los fantasmas  son saltarines, retozan, brincan, ahuyentan las locuras establecidas, remozan el desquiciamiento. Giovanni es el gran titiritero, mueve los personajes como muñecos que parlan al borde del abismo de su almas, pero todo es como la vida misma indefinida, imprecisa en sus deliberaciones, tajantes en la muerte. Para Giovanni que creó esa realidad paralela, todo es tentativa y trapisonda de atrapar la energía que fluye desde el incendio a la sala hipnotizada, desde la casona museográfica del pasado a la memoria teatral. Hiere los tiempos, ese invento datado de la historia. El dramaturgo corretea con la imaginación, la hace parir en plena sala de espectadores. Yo no sé si es  magia o truculencia visual, pero nos envuelve en su alegoría, trueca el quejido lastimero en campo de infinitas posibilidades, juega  en campo prohibido, y nos devuelve en un abrir y cerrar de ojos un universo de almas en transición, que todo lo vuelca y lo recupera para el placer estético de la obra.
En definitiva, el maestro Giovanni Cruz, nos entregó una muestra de Teatro funcional, en capacidad crítica de asumir los desafíos del arte en las tablas, sin hacer concesiones graciosas, fortaleciendo nuestra tradición teatral. Porque de eso se trata, de hacer buen teatro como un despojo ritual, como un aquelarre de exhumación para tantas obras de mal gusto, de tanto vodevil insustancial, que bajo una cortina de patrocinios corrompe el buen gusto y la calidad de discernir. Giovanni es uno de nuestros mejores dramaturgos, con una condición trasmutante impresionante, un  demiurgo en expansión, el semidiós del teatro dominicano, erguido en su profesionalidad y en su inventiva de cuentista y narrador.

sábado, 19 de septiembre de 2015

Las flores que vió Carmen Heredia

http://hoy.com.do/siete-flores-con-aromas-en-un-bar/




Siete flores “con aromas” en un bar




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Giovanni Cruz, uno de nuestros más prolíficos dramaturgos, regresa a la sala Carlos Piantini del Teatro Nacional con su obra “Siete flores en un bar”. El gran aforo de la sala constituye un reto para cualquier montaje teatral.
Ciertamente, con esta obra Cruz no regresa del todo a ese teatro espectacular de sus primeras obras -“Amanda”, “La virgen de los narcisos”, “El sucesor” o “Calígula” -en las que convertía la escena en una vorágine visual, y que marcó un momento estelar de nuestro teatro-, pero al igual que la semana pasada, arrastró una gran cantidad de público que acudió durante tres noches y disfrutó de su teatro poco convencional.
El autor se inspira en un hecho real, ocurrido hace muchos años: el incendio de un teatro donde casi pierde la vida la gran actriz norteamericana Kate Claxon. Luego del trauma, la actriz vuelve a actuar, y en el hotel donde se hospeda ocurre otro incendio del que lograr escapar. La actriz es rechazada, convertida en símbolo siniestro, ave de mal agüero. El fuego, entonces, se convierte para el autor en una metáfora devoradora, una especie de leitmotiv, que marca el paso ineluctable del tiempo.
Con efectosvisuales impactantes se inicia la obra. El espacio escenográfico espléndido concebido por Amaury Esquea, nos remite a un bar argentino en Nueva York. Allí llega un escritor, taciturno, que seducido por la música de un tango, ejecuta con poca gracia unos pasitos de “ganchos” y “boleos”. Luego se dirige a una mesa a escribir, limitándose a pronunciar pocas palabras, y es en medio de su abstracción cuando el actor consigue imponer su presencia, con el silencio psicológico de la palabra reprimida, entre lo no-dicho y lo descifrable, formidable contraste dialéctico del actor Mario Lebrón. La llegada de cuatro actrices con nombres de flores inicia el juego teatral atemporal, donde narran sus vivencias, todo es pura afectación, aferradas a sus egos a sus pequeñas conquistas, a sus vaivenes morales, sin darse cuenta de que nadie las oye ni las ve, son solo espectros imágenes en extinción. Las actrices actúan, los diálogos se convierten en circunloquios, no logran romper el círculo reiterativo, y las expresiones –boluda, pelotuda– que en principios parecían graciosas, se tornan cansonas… Y justo cuando la fábula comienza a decaer, a alargarse, llegan otras dos flores, más bien parcas salidas del inframundo, que conducen a un tormentoso final donde todo explosiona. Así la aparente temática presa de superficialidad, se convierte en drama existencial.
Zoila Luna, Carolina Feliz, Judith Rodríguez, Karoline Becker, Karina Valdez y Aniova Prandy aportan, cada una, su aroma a sus respectivos roles, no obstante la superficialidad de las mismas y el movimiento, exacerbado por momentos, acercan algunas escenas al género de la farsa.
El final es escénicamente audaz, atractivo, verosímil, propio del dramaturgo y director Giovanni Cruz, que al asumir ambos roles logra transmitir su discurso textual a la escena, en su verdadera esencia. Todos los elementos para-teatrales son dignos de destacar: las luces, la música escogida, un verdadero acierto de Xavier Ortiz, así como el sonido, y el vestuario de época, muy apropiado, de Renata Cruz Carretero.

Esta obra de Giovanni Cruz, como todo su teatro, es controversial, jamás intrascendente.

lunes, 14 de septiembre de 2015

Las flores que vio José Rafael Sosa

Exquisitas 7 flores en el bar:
teatro visto desde si mismo



Cruz  aporta una exquisita  experiencia escénica en Teatro Nacional. Elenco femenino pone un rico acento actoral

Un apunte

El montaje de 7 flores en el bar apela a efectos visuales que enriquecen el quehacer teatral criollo. El uso de proyecciones  super formato blanco y negro con los rostros de las actrices, queda como un aporte técnico que sorprendió la platea. Igualmente  el  cambio escenográfico y del tono del diseño lumínico, en torno a un sorpresivo cambio de rol de uno personaje que hasta ese punto era anodino,  selló con el sabor teatral de un trabajo respetable.

José Rafael Sosa

Teatro en el teatro. Teatro nacido del teatro, pero no de la ficción de la escena, sino de la realidad, la cruel concreción de los hechos vinculados a la vida y hechos de quienes, enfundados en personajes e ilusiones, viven otras vidas.
El incidente en que se basa esta obra, ocurre el 5 de diciembre de 1886 en el Teatro de Brooklyn,  durante la función de la obra "The two orphans", y que representó el final de la carrera de la principal diva del teatro del momento, Kate Claxton.
Giovanni Cruz, por algún designio o voluntad asumida, ha estado vinculado al teatro por el prisma de las incidencias trágicas y las maldiciones innombradas. Desde Amanda, que costó el precio de un dedo a uno de los técnicos de montaje hasta estas 7 flores en el bar, que nos trae el sabor de la desgracia devenida de la escena.
Actoralmente, el peso de la pieza radica en el desempeño de Zoila Luna (Violeta), Judith Rodríguez (Azucena), Karoline Becker (Margarita) y Carolina Félix (Rosa), quienes exponen las vidas de estas mujeres en sus ánsias y desencuentros, su valoración por el rol como  dadoras del placer carnal o como referencias de una vida requerida de atenciones y afectos verdaderos.
Zoila Luna hace un éxitoso regreso dramático y Judith Rodríguez (a quien vimos hace poco en el Hamlet de Aramburu, Bellas Artes) evidencia que es una de las actrices jóvenes más destacadas. Tiene peso escénico y conciencia profesional.  Karoline Becker y Carolina Féliz, hacen lo propio y demandante de trabajar con un  dramatúrgicamente necio, como es el director del trabajo.  En un par de oportunidades, algunas gritan por encima del requerimiento del papel, en una sobreactuación innecesaria.
Mario Lebrón, sobrio y poseído de si mismo, cumple con dignidad la encomienda de personaje simbólico.  Xajier Ortiz, es la gran sorpresa masculina por las disposiciones de la retorcida imaginación de dramaturgo.
Los recursos de vestuario, tocados, peinados y escenografías son el principal recurso técnico. Impecables y  efectivos, estos elementos colocan nuestro teatro a cualquiera altura escénica imaginable en cualquier parte de mundo.
  

 El diseño de escenografía es de Amaury Esquea, y la realización de la misma es de Arte Nativo y Carlos Ortega, el diseño y la realización de las luces es de Roberto De León, la composición musical es de Xavier Ortiz, y la musicalización es de Giovanny Cruz. El vestuario fue diseñado por Renatta Cruz y Leonardo’s Formal, Diseño de joyas y tocados de Edgar López, y el maquillaje  y peinado de José Navarro, Utilería de Victor Alonso, Dramaturgia y dirección de Giovanny Cruz, Producción artistica de Amaury Esquea y Producción de línea de Victor Alonso.