martes, 25 de noviembre de 2014

El tiempo apenas me alcanza para...

El tiempo apenas me alcanza para...


...las lecturas cotidianas, lo que tengo que escribir, planificar cada cosa que ocurre en mi cocina, las obligadas y placenteras tertulias culturales con amigos y y familiares, dilucidar al menos dos chismes al día, ensayar algunas veces, actuar otras, chequear lo que publican unos cuantos de mis contactos en FB y en TW, jugar un momento con mi perro Adler, llamar todos los días a Fiora y a Renata, estar atento a las publicaciones de Jean-Paul Giovanny desde la Florida, ir al supermercado, leer correos digitales, enviar otros, leer seis periódicos en La Gata, regar las plantas del jardín, vestir la cama, investigar si el nuevo amor cambió de nombre, tomar dos copas de vino tinto, averiguar en la mañana qué pieza dañó mi camioneta, pagar facturas, dormir cuatro horas, comer y asearme... 

En el resto del tiempo respiro, sonrío, maldigo a los ladrones de todas las EDES, digo que no a todas las propuestas que me hacen para que adquiera tarjetas de crédito, rechazo nuevos planes telefónicos y admiro mi arbolito navideño...

Así las cosas no tengo tiempo para entrar en en más vainas de las Redes Sociales. No me pidan más que lo haga. Estoy radicalmente negado a ello.

viernes, 21 de noviembre de 2014

La cultura de "lo mío"

La cultura de “lo mío

No creo necesario repetir que soy un apasionado de los “diciembres”. Para mí duran desde el inicio de noviembre hasta mediado de enero. Nuestros realizadores cinematográficos prefieren esta mágica época, porque es cuando el sol menos “quema” los lentes de sus cámaras, dando una gramática visual de extraordinaria belleza.
Aquí disfrutamos hasta el clima de esta época. Aprovechamos el fresco para ponernos nuestros pulóveres y achacamos a un supuesto cambio de clima la gripe que suele atacar en este período.  Ja.
Pero no todo es perfecto en el milagroso diciembre. ¡No! También se desarrolla en él la cultura de  lo mío”. Que ya está absolutamente socializada y legislada. Ilustro con el ejemplo:
Un apreciado amigo me narró que en una ocasión un empresario italiano iniciaría aquí un proyecto de casi mil millones de dólares. Aquel proyecto tenía que ser refrendado en el congreso. Un día, mi amigo fue invitado por tres diputados  a un restaurante. En medio de la velada los congresistas le dijeron:
            —Ok. ¿Y lo nuestro?
Lo nuestro” es la socialización de “lo mío”.
Hace unos días decidí cocinar a mis hijas, y a sus agregados, un cochinillo al estilo de Segovia, para agradecerles su regalo de cuatro nuevos sombreros. No es fácil conseguir cochinillo en nuestro país. Los criadores prefieren engordarlos. ¿Recuerdan la expresión “la alcancía del pobre”? Pues ocurre que conseguí en Manoguayabo un par. Cuando regresaba a la casa, observo que detrás de mi camioneta viene en un motor un militar uniformado de negro haciéndome señas para que me detenga. No había cometido ninguna infracción, no creía ser sospechoso de crimen alguno, aunque deseo bastante a una especifica dama no la he violado aún, en estos días no le he mentado la madre a un funcionario y ahora le menciono la marx a los marxistas. Empero, a pesar de todos estos “no” me detuve. El hombre armado siempre tiene la razón. Preparé el discurso para negar de entrada cualquier acusación y me dispuse a pedir, con cara de buen actor, que me dieran un chance. 
            —¿En qué puedo servirle? No he hecho nada que justifique… soy actor. Hasta fui general… en una película… jajajaja. —comenté nervioso.
            —Usted no tiene ningún problema, don. Lo que quiero es que me de “lo mío” —me dijo el uniformado con cara indolente.
Luego de recordarle al tipo algunos atributos de su madre, arranqué como “la jonda del diablo”.
Con cara de cómplice desmonté la jofaina en la cual había colocado los cerditos y me dispuse a abrir la puerta principal de mi casa. Entonces, comienzo a escuchar un “Jefe, jefe”. Giro y me encuentro un recogedor de basura que me está mirando con una engañosa sonrisa.
             —Dígame, caballero.
            —Jefe, ¿tiene algo para mí? —me preguntó el individuo.
            —¿Algo? ¿Qué es… algo?
            —Adio… “lo mío”.
Luego de despedir al tipo sin “lo suyo”, me propuse  sazonar mis dos cochinillos. Ya los estaba entrando en la heladera cuando escucho unos insistentes toques en la puerta. Abro. En el dintel había un señor muy pequeño acompañado de un niño.
            —¡Soy el cartero! —me dijo el casi enano.
            —Y yo el artista —dije tratando inútilmente ser gracioso— ¿Me trajo usted alguna carta?
Resultaría raro que así fuera porque ya casi nadie usa ese medio para enviar misivas. Ahora las cosas ocurren por vía electrónica o por entrega especial.
            —No, doctor —me dijo el falso enano— vine a ver si ya me tiene “lo mío”.
No creo que mi mirada expresara mis pensamientos más que el formidable portazo que di en aquel momento.
Escucho el timbre del teléfono de la casa. Me apresuro a tomarlo porque prácticamente sólo mis familiares llaman a ese aparato. Era mi madre. Me pedía que bajara a la primera planta. Tenía una visita. Bajo y me encuentro con un joven correctamente vestido. Era la persona que leía nuestros contadores. Tenía en sus manos un sobrecito amarillo vacío. Pretendía que lo llenáramos con “lo mío”.  Lamenté no tener dos o tres kilovatios disponibles para introducirlos en su sobre.
Ya “lo mío” me había fastidiado el día. Retomé la lectura de la novela “Muerte entre líneas”, de Donna León, que días antes Tony y Grey Raful me habían obsequiado y me olvidé de los pedigüeños. Luego salí de la casa a procurar en el supermercado unas cervezas negras .Estando en Carrefour se me acercó un gordito…
            —¡Giovanny Cruz! ¡Usted es Giovanny Cruz! —me dijo.
Preparaba mi cara para fingir modestia cuando el tipo me preguntó:
            —¿No me recuerda?
No recordaba al individuo, pero le dije que sí y hasta me aventuré a preguntar por su familia.
            —Yo trabajaba en el aeropuerto  —recordé de pronto esa treta—. Ya no lo hago. Estoy desempleado y muy necesitado. Quisiera que me adelantara mi diciembre, “lo mío”. Hasta con un papeletazo de quinientos me conformo.
Salí del súper apresurado. No compraría nada. Blindaría las puertas de mi casa, no tomaría los teléfonos y mucho menos revisaría los correos en mi ordenador.  Pero no contaba con ciertas astucias.
            —¡Don Giovanny! ¡Don Giovanny! —me gritaba un joven vecino desde la calle— ¡Su perro fila está raro!
Bajo. El joven me dijo que le parecía raro ver Adler descansando. Pensé asesinar aquel joven.
            —Usted sabe, don Giovanny, que tenemos un asopado este fin de semana. Deme algo (¡“lo mío”!) de dinero para la fiesta.
Lo asesiné allí mismo. Y ahora huyo de la Justicia. Estoy escondido en un lugar secreto. Desde luego que me he llevado a “La Gata” (mi Mac) y mi internet móvil y he hecho una lista de amigos importantes que debo contactar.
Poderosos: Franklin Báez Brugal, Manolito García Arévalo, Felipe Vicini, Pepín Corripio; entre otros.
Influyentes: Tony Raful, Euclides Gutiérrez Félix, Gedeón Santos, Saúl Pimentel, Onorio Montás, José Rafael Lantigua y como cuarenta firmas más.
No los pienso importunar solicitando que me ayuden a evadir la Justicia. ¡No! Eso es fácil. Pienso gritarles en sus respectivas caras… ¡¡¡¡¡Denme “lo mío”!!!!!. ¡
¡Qué fastidio!


Telón.

viernes, 14 de noviembre de 2014

María Félix este domingo en la Cinemateca

"María felix y la arstocracia del talento"



Este domingo 16, a las 11 de la mañana, en la Cinemateca Dominicana y dentro de las actividades del Festival de Cine Global Dominicano, estaré dictado la conferencia magistral: "María Felix y la aristocracia del talento".
"En todas partes a las que fui me rodeó siempre la aristocracia del talento" (María Félix).

Se trata de una conferencia muy animada e ilustrada con películas y fotografías de la gran diva del cine mexicano María Félix.
"La vida de una actriz es sueño... y si no es sueño... no es nada" (María Félix).

En dicha conferencia hago un amplio recorrido por toda la trayectoria cinematográfica de La Doña (47 películas) y aspectos novedosos de su intensa vida.
"Mi oficio es ser bella" (María Félix).

La parte audiovisual de la conferencia ha sido preparada por la realizadora de cine y Directora General de Cinemateca Fiora Cruz Carretero.
Siempre es propico recordar que mi condición de actor prima en las animadas conferencias que dicto; sobre todo en esta que hablo de... "la mujer más hermosa que jamás ha existido".
¡Entrada libre!




Giovanny Cruz Durán.

viernes, 7 de noviembre de 2014

Sobre Dios, Singularidad y el Amor infinito...

Sobre Dios, Singualidad y el Amor infinito…





Suelo evitar escribir o hablar públicamente de Religión. O lo que así llamamos, cuando en realidad el concepto entraña un aspecto diferente al que le asignamos hoy. Ortega y Gasset, en su ensayo  “Del imperio romano”, nos ilustra sobre el tema:
“Cuando el hombre cree en algo, cuando algo le es incuestionable realidad, se hace religioso de ello. Religio no viene, como suele decirse, de religare, de estar atado el hombre a Dios. Como tantas veces, es el adjetivo quien nos conserva la significación original del sustantivo, y religiosus quería decir ‘escrupuloso’; por tanto, el que no se comporta a la ligera, sino cuidadosamente.”
Aclarado esto, paso a hablar de aspectos relacionados a lo que juzgamos hoy como Religión.

Una pregunta frecuente de este hombre actual que  casi todo lo quiere conocer, gira en torno a nuestro origen: ¿De dónde vinimos? O ¿Cuándo comenzamos? Resulta que tres respuestas, al parecer antagónicas, salen inmediatamente: 

Respuesta religiosa: Venimos de Dios.
Respuesta científica: Venimos de una Singularidad.
Respuesta poética: Venimos del Amor.

Desde luego que a prima facie se entienden que entre las tres respuestas no hay maneras de conciliación. Sin embargo, este escritor y artista (que con los años se vuelve más cauto y acusa cierta timidez filosófica.) cree que no son enemigas las tres sentencias. 

Dada mi inicial formación marxista, aceptaba sin rechistar que Dios había sido una creación humana en un primitivo acto poético que, como tal, había surgido de la duda y de esa necesidad que tiene el poeta de encontrar interpretaciones de la realidad concreta. Esto explicaría la causa por la cual Dios estuvo tan ligado, en el inicio de su comunión con el Hombre, a la cosmovisión.

Por supuesto que rechazaba de plano todo Dogma (y no puedo evitar seguir mirando a estos con militantes ojerizas.). Pero cuando el Marxismo comienza a transitar de la Ciencia Social al Dogma, entendí que había llegado el momento de mentarle la marx a los marxista y me declaré libre pensador y confeso dudante que no tenía duda alguna de sus inmensas dudas. ¡Puro dilema!

No obstante, mi Dios-Ciencia seguía habitando dentro de mí. Y en esos criterios, Dios-Poeta (un ser alejado de la Razón, que es el atributo irrenunciable del Hombre.) sencillamente no cabía.

En una ocasión escuché a Galeano decir que a él aterraba la definición de isla: “Porción de tierra rodeada de agua”. Su interpretación era: “Pedazo de tierra que está a punto de ser devorado por el mar”En mi caso la Fe constituía el mismo terror: “Fanatismo del Hombre que devora la Razón”.

Entendía que es una dicotomía aceptar una criatura, o una idea, fuera de este atributo que es la Razón. Ella es inherente al Ser Humano. Por lo tanto, y como no es una camisa que podemos quitarnos oportunamente, desligarnos de ella a parte de fútil, es incomprensible.

Así las cosas, uno de los grandes problemas que tienen conmigo las religiones (Monoteísta como el cristianismo, islamismo, judaísmo y zoroatrimos; Politeísta como hinduismo y el shinto;  Henoteísta como la de Akenatón; Dualistas como  el catarismo; Panteista; No Teísta como el budismo y el taoísmo; etcétera.) gira en torno a ese “sentimiento de dependencia absoluta” que ellas exigen, como escribió Fredrich Scheiemacher.

Entonces, así las cosas, la Ciencia era mi natural escape. Venimos de una Singularidad y se acabó el asunto. A fait accompli.

¡Cómo es el asunto de la Singularidad?

Ocurre que esta es una espacio-tiempo de materia Cero y el lugar de inicio del llamado Agujero Negro, en donde la materia se comprime hasta ocupar una región inimaginablemente pequeña o… singular, cuya densidad en su interior resulta infinita. Es decir, que todo lo que cae dentro del espectro de sus sucesos es devorado por un punto que podríamos denominar "sin retorno", del cual ni la luz puede escaparse. Pues, ese espacio-tiempo determinó, en algún momento, una curvatura del espacio, que a su vez provocó el inicio del Universo conocido.
Bien. El nuevo dios nuestro de cada día (la Ciencia.), nos asegura que esa Singularidad (espacio-tiempo) ha estado ahí siempre y que en un movimiento (que un científico como burla llamó big ban) que duró millones de años, el espacio se curvó y a partir de ahí comenzó a formarse el Universo.

¿No es acaso el mismo planteamiento de los creyentes? ¿No es la perennidad de un Dios sin aparente inicio lo que dudantes y ateos han rechazado?

Si aceptáramos sin rechistar que el espacio, los Agujeros Negros y la Singularidad siempre han estado y que estos, que también son Universo, crearon a este; estaríamos sustituyendo un Dogma por otro carente de poesía… y de Amor.

Ese espacio infinito tiene (¿no lo notan?) similares características a Dios, que siempre ha estado y que un día, en su extrema soledad, comenzó a crear el Universo, del cual él ya era parte.

Así el asunto, la Ciencia-Dios admite la existencia de su competencia; pero la rechaza por ser tal.

Todavía no resuelvo el tema interior de si Dios-Energía puede realmente pensar o si sólo se manifiesta. Lo que no tengo duda es de su infinito Amor. Esto, porque su movimiento (verbo) en un telúrico acto poético que en su infinita soledad, en un amor que se daba hacia la vida misma y hacia lo que aún no existía, creó el Universo para convertirlo en parte integral de él mismo, para él mismo integrarse a su propia creación. ¡Si! ¡Amor infinito en el correcto uso del vocablo!

Ciertamente aún debo resolver muchos enigmas de la Creación, de sus propósitos, de su inicio y de su proyección. Aún debo reflexionar sobre la posibilidad de que el Dios o la Singularidad que nos crearon, finalmente propicien el fin de la creación y nos reserven el mismo Agujero Negro del cual partimos (¿Kronos devorando a sus propios hijos? ¡No!). Todavía debo resolver ese asunto. Pero, mientras lo logro, permítame disfrutar de este Amor infinito del cual sin duda venimos. 


Si. He preferido quedarme con el Dios-Poeta de Michelangelo, el que construye... y mirar con ojeriza al que nos quiere desaparecer (ciencia y religiones) en un abismo oscuro e insondable.


¡Telón!