jueves, 16 de septiembre de 2010

La otra faceta de Miguel Ángel






 Miguel Ángel Bounarroti:
Sobre él se han escrito cientos de biografías y miles de juicios. Millones de personas, año tras años, van a admirar sus obras en cualquier parte del mundo donde se encuentren. Recientemente,  repasando su vida encandilado, reconfirmo en mi biblioteca que él es ...
...el maestro de lo excelso, de los efectos grandiosos.  Rasgos que recorren de principio a fin su obra y que influyeron decisivamente en las corrientes artísticas del siglo XVI, tanto por su clasicismo como  por su complejidad.  Sin la existencia del genio de Caprese, la humanidad no hubiera gozado jamás de las formas alambicadas del Barroco.
Pero la historia del arte es una sucesión de episodios que revolucionaron las formas de expresión. ¿Cómo vencer los efectos devastadores del tiempo, la amenaza latente del olvido? La respuesta reside en el afán del artista por ser inmoral.  Así de simple.  Y así de complejo.  Y Miguel Ángel ejemplifica, total y cabalmente, ese deseo de inmortalidad.  Sus obras son imperecederas por una razón esencial: porque son bellas.  Ese aserto cobra todo su sentido al contemplar la Capilla Sextina, la ciclópea presencia del Moisés o de las formas esbeltas del David. 
Miguel Ángel ejerció el arte como un sacerdocio. Abdicó de los placeres terrenales y se consagró por entero a su labor.  Pero el reconocimiento de sus contemporáneos fue, en la mayoría de las ocasiones, miserable.  Hoy, la Capilla Sextina es un lugar de peregrinación para millones de personas.  En buena parte lo hacen atraídas por las pinturas que Miguel Ángel realizo en su bóveda.  Quedan extasiados ante lo que es capaz de hacer el genio de un hombre.  Podría decirse que, al verlo, surgen un antes y un después.
La humanidad tiene contraída con el una deuda de gratitud inmensa solo comparable a la vigencia de su obra.  Y es que la belleza no entiende de modas, es permanente y, por eso, continua fuente de inspiración.

Empero, así como son reconocidas sus obras monumentales en el campo de la plástica, la mayoría desconoce lo que escribió este genio del Renacimiento. En lapasioncultural.blogspot.com queremos compartir con ustedes algunos de sus numerosos sonetos. Disfrútenlos. Al final de los mismos publicamos un trabajo donde se plantea el supuesto amor del genio por un hermoso joven romano llamado Tommaso Cavalieri. Leánlo. Tomen y dejen. Ningún juicio sobre algo es absoluto.

          I (3)
Grato y feliz, a tus feroces males
contender y vencer me fue otorgado;
ahora triste, a menudo, el pecho baño
contra mi voluntad, y sé ya cuanto vales.
Y si los dañinos y pretéritos dardos
no causaron grave quebranto al corazón,
puedes ahora tu mismo a golpes vengarte
con estos ojos bellos, asestándolos mortales.
Cual de muchos lazos y de muchas redes
un leve pajarillo por maligna suerte
años escapa para luego morir mas malamente,
igual conmigo Amor, cual veis, señoras,
un tiempo, se me ocurre, me ha guardado,
por darme en esta edad mas cruel muerte.

Escrito poco después de 1504. Es soneto dirigido al Amor. Ese Amor le ataca en la edad madura. El poema se conserva en un folio donde hay también dibujos de caballos, y un esbozo de batalla entre caballeros e infantes.


      II (4)
¡Cuánto se goza, alegre y bien tejida
sobre cabello de oro, de flores, la guirnalda,
unas a otras empujándose adelante
por besar las primeras su cabeza!
Contento todo el día está el vestido
que el pecho agrieta y que aún se alarga,
y lo que de oro hilado se pregona
cuello y mejillas de tocar no cesa.
Pero más alegre la cinta que se goza,
con dorada punta, de tal modo hecha,
que aprieta y toca el pecho al que enlaza.
Y el cinturón sencillo que se anuda
parece que se diga: Aquí ceñiré siempre.
¡Qué no será lo que mis brazos hagan!

Escrito en 1507, para una desconocida boloñesa. Miguel Ángel se hallaba en Bolonia trabajando en la estatua del PapaJulio II que después fue destruida. El soneto aparece en el envés de una carta escrita por Miguel Ángel a suhermano desde esa ciudad el 24 de diciembre de 1507. El motivo del poema parte del topos tradicional del Ay quien fuera...lacinta de tu pelo, etc... testimoniado desde la lírica arcaica griega y muyespecialmente en las anacreónticas.

          III (5)
Se me ha hecho ya buche en la fatiga,
como a los gatos hace el agua en Lombardia,
o en cualquier otra región en que esto ocurra,
que a fuerza el vientre se junta a la barbilla.
Siento la barba al cielo y en el dorso
la memoria, y tengo el pecho de una arpía,
y el pincel sobre el rostro, goteando,
me lo va convirtiendo en pavimento rico.
Los riñones me han entrado hasta la panza,
y hago del culo en contrapeso grupa,
y en vano sin los ojos pasos muevo.
Por delante se me estira la corteza
y por plegarse atrás ahí se me arruga,
extiéndome como un arco de Siria.
Más falaz y extraño
el juicio brota que la mente lleva,
pues tira mal la cerbatana rota.
Mi pintura muerta
defiende en adelante, Juan, y el honor mío,
pues no estoy en mi sitio ni pintor me digo.

SONETO 5: [YA ME HA NACIDO UNBUCHE EN ESTA FATIGA]

    Yame ha nacido un buche en esta fatiga,

comoel agua hace a los gatos en Lombardía

o encualquier otro lugar que exista

dondea la fuerza vientre y mentón se arriman.
    
Labarba al cielo, y la memoria siento

sobrela joroba, y tengo el pecho de arpía,

y elpincel sobre el rostro todavía

loconvierte, goteando, en rico pavimento.
    
Ylos lomos me han entrado en la panza,

y hagodel culo contrapeso de la grupa,

y sinlos ojos doy pasos en vano.

    Pordelante se me alarga la corteza,

y paraplegarse atrás se amontona,

y metiendo como un arco de Soria.

             Por eso falaz y extraño

surgeel juicio que la mente aporta,

puesmal se trae por cerbatana torcida.

             Mi pintura muerta

defiendeya, Juan, y mi honor,

que noes este buen lugar, ni yo pintor.
Giovanni de Pistoia fue un literato, amigo un tiempo muy apasionado deMiguel Ángel, a quien dedicó sonetos casi amorosos. Luego surgierondesavenencias en la amistad. Giovanni llegó a ser canciller de la florentina Academia degli Umidi y demás de sonetos y rimas, escribió una comedia, La Giogia. En la época de suamistad con Miguel Ángel, Giovanni era joven.


               IV (6)
Señor, si es verdad algún proverbio antiguo,
es el que dice que quien puede mas no quiere.
Has creído en fábulas y palabras vanas
y premiado a quien es de la verdad enemigo.
Yo soy y fui tu buen siervo antiguo
y a ti dado como al sol los rayos,
mas de mi tiempo ni te compadeces ni te cuidas,
y menos te plazco, cuanto más me afano.
Yo esperé ascender hacia tu alteza,
y tu equilibrio justo y potente espada
mi ayuda fuesen, y no la voz del eco.
Mas el propio cielo desdeña situar cualquier
virtud en el mundo, queriendo que vayamos
a coger el fruto del árbol que esta seco.
Soneto escrito alrededor de 1511. Muy probablemente dirigido al PapaJulio II, quejándose de que este hubiera prestado oídos a los enredos de Rafaely Bramante, en torno a la pintura del techo de la Sixtina, de donde pretendíanretirar a Miguel Ángel.

       V (10)
Aquí se hacen yelmos y espadas de los cálices
y la sangre de Cristo se vende a manos llenas,
y cruces y espinas son lanzas y rodelas,
y hasta la paciencia de Cristo se acaba.
Mas Él no debiera volver a estas regiones,
si hasta las estrellas llegase su sangre,
ahora que en Roma le venden la piel
y a toda bondad clausuran las sendas.
Si tuviese yo deseos de perder tesoro,
pues que aquí ya he perdido mi trabajo,
puede el del manto hacer lo que Medusa en Moro;
mas si al alto cielo la pobreza agrada
¿qué hacer para retornar a nuestro estado,
si otra señal a la otra apaga?


             VII (25)
Cuando al siervo el señor con áspera cadena
sin otra esperanza en cárcel tiene preso,
tanto se habitúa a su mísero estado
que apenas llega a reclamar ser libre.
Aun al tigre o la sierpe el hábito refrena,
y hasta al fiero león en las selvas nacido;
y el nuevo artista cansado del trabajo,
habituándose al sudor amengua su fatiga.
Mas a imagen tal el fuego no se une;
pues si el humor de un leño verde apaga
al frío viejo lo calienta y nutre,
y tanto en verde edad lo torna y estimula,
renueva e inflama, alegra y hace joven,
que con su aliento amor alma y corazón ciñe.
Y si se burla o finge,
quien dice que es vergüenza en la vejez
amar a un ser divino, seguro miente.
El alma que no sueña,
no peca por amar las cosas naturales,
utilizando peso, término y medida.

          VIII (34)
La vida de mi amor no está en mi corazón,
pues corazón no tiene el amor con que te amo;
que donde hay cosa mortal, llena de error,
no puede él morar, ni pensamiento indigno.
Al separarse el alma y Dios, Amor
me dio un ojo sano, y a ti luz y esplendor;
dejar de verlo así o puede en esa parte
que muerte en ti, por nuestro mal, mi gran deseo.
Como del fuego el calor dividirse no puede,
tampoco mi juicio de la belleza eterna,
cuando exalta, pues de ella viene, cuanto le asemeja.
Ya que en tus ojos está entero el paraíso,
por retornar ahí donde te amé primero,
ardientemente voy yo bajo tus cejas.

        IX (41)
Espíritu bien nacido, en el que se espeja y ve
en tus hermosos miembros caros y honestos
cuanto cielo y natura en nosotros pueden hacer,
cuando a ninguna otra su bella obra ceden:
Espíritu delicioso, en el que se espera y cree
por dentro, cual aparece en el rostro afuera,
amor, piedad, merced, tan raras cosas,
cual nunca con fe tal se unieron en belleza.
Me cautiva el amor, y la beldad me ata;
la piedad, la merced con su mirar suave
quieta esperanza al corazón le otorgan.
¿Qué uso o qué gobierno niega al mundo,
qué crueldad de hoy o cual mas tarde,
que no perdone muerte obra tan hermosa?


             X (42)
Dime de grado, Amor, si estos mis ojos
de veras ven a la beldad que aspiro
o si va dentro en mi, y a donde miro,
veo esculpido entonces su rostro.
Tú lo debes saber, pues que con ella vas
a arrancarme la paz y darme enojo;
mas perder no querría un mínimo suspiro,
ni pedir otro fuego de mas breve ardor-
-La belleza que ves en verdad está en ella,
pero crece al subir hasta un lugar mejor,
y por los ojos mortales viene el alma.
Ahí divina se vuelve, honesta y bella,
pues semejante a sí es todo lo inmortal:
Y esta, no aquella, se llega hacia tus ojos.

Mucho se ha escrito sobre el supuesto amor de Bounarroti por el romano Tommaso Cavalieri. En un blog llamado Kirikiki he encontrado un trabajo que me parece digno de publicarlo, tratando de ser honesto sobre el tema que nos ocupa. No, necesariamente, compartimos todos los juicio que emiten en el trabajo sobre el genial artista de Caprese.



Un tema fundamental en la poesía de Buonarroti fue la persona de Tommaso Cavalieri. Miguel Ángel lo conoce a finales de 1532. La belleza e inteligencia que poseía Tommaso hicieron que Buonarroti viera en él la representación terrena de la perfección y la unión del amor carnal con el espiritual:

No es tu belleza una cosa mortal sino en el cielo hecha y aquí divina; en la que yo al perder ardo y me conforto, pues junto a ti no ha de ser de otro modo.

El bien parecido de Cavalieri provocó que Miguel Ángel visionara la pureza personificada, convencido de que el alma se pudiera contemplar a partir del cuerpo. Para Buonarroti el cuerpo perece a través del tiempo, está destinado a envejecer. Por lo que su amor por el joven romano era casto y puro:

El alma por ley divina mucho vive, y el cuerpo muere en breve, no puede el sentido su alabanza o valor describir del todo, si del todo no entiende.

Pero lo que sentía Miguel Ángel hacia Cavalieri no era sólo pureza, castidad y noble devoción. La pasión fue el manantial más importante en su relación. En un principio, el propio Buonarroti se justificaba diciendo que lo que le atraía de Cavalieri era su espíritu, y no su cuerpo; la belleza eterna e intangible únicamente posible después de la muerte:

Si sólo amo de ti, mi señor querido,
lo que de ti más amas, no te enojes,
si un espíritu del otro se enamora.
Lo que en tu bella faz aprendo y busco,
mal lo comprende el ingenio humano:
Quien saberlo quiera, ha de morir entonces.

Pero como ahora podremos comprobar, el amor de Miguel Ángel va mucho más allá de la mera castidad. Se viste con la grandeza del placer de la carne, del placer que produce amar y sentirse amado física y psicológicamente. Promete eternidad, estar por encima de cualquier astro, conquistar el universo...

Si en el rostro por los ojos el corazón se ve, otro signo no habrá más evidente de mi fuego; así es que baste ello, mi señor querido, para pedir merced. Deténgase un momento tiempo y hora, el sol y el día en su carrera antigua; así yo tenga, y no por mi mérito, al deseado y dulce señor mío siempre entre mis brazos, prontos e indignos.

El interior de Miguel Ángel sólo encuentra la paz y el sosiego en la figura de Tommaso. El joven romano es su paz, su todo, su otro yo. No soporta estar distanciado de su amor. Él le enseña a vivir, a encontrar el verdadero motivo de su existencia; la belleza.

Lo que siento, lo que busco y me guía en mí no está; ni bien sé mirar donde encontrarlo pueda, aunque alguien me quiera mostrar. Esto, señor, me ocurre tras de verte, un dulce amargo, un sí y no me mueve: y no dudo que de tus ojos vendrá.

Hay que tener en cuenta que Buonarroti contaba con 57 años cuando conoció a Cavalieri y que, a pesar de haber fallecido a los 89 años, siempre tuvo en su interior la angustia de la vejez y la cercana muerte azuzándole. Así lo podemos ver en muchos de sus versos; la idea de la muerte amenazadora, ladrona de virtudes, cita obligada:

Si fuese el fuego igual a la belleza de vuestros ojos, que de ellos sale, no habría en el mundo región tan helada que no ardiese cual dardo encendido. Y así ocurre, señor, en la edad mía: si no veis que por vos ardo y muero, es que mi poca fuerza poco inflama.

Miguel Ángel se percata de lo que realmente es su amor: pasión verdadera. Esto le conducirá a un estado doloroso de sentimiento de culpabilidad. No quiere caer en el reino de los sentidos porque no muestran la verdad, la verdadera belleza. Esta contradicción esculpirá el corazón de Buonarroti: se creerá condenado por haberse dejado influir por los placeres terrenales.

Del dulce llanto al reír doloroso, de una eterna a una paz muy corta he caído: pues donde verdad calla, el sentido domina sobre quien de ella huido.

A pesar de todo, Tommaso le seguirá dando el la fuerza necesaria para superar con éxito cada día. Renovará su corazón y, con él, su cuerpo:

Feliz espíritu, que con ardiente celo, viejo de muerte, al corazón das vida.
Además de la fuerza que creará Cavalieri en el interior de Miguel Ángel, también le asegurará la paz eterna y el reencuentro con Dios:

A la fuente piadosa de la que todos surgen, se asemeja toda beldad que aquí se ve más que otra cosa, al entender agudo; ni otro ejemplo tenemos ni otros frutos del cielo en esta tierra; así, quien con fe os ama a Dios asciende y morir le es dulce.
A través de la belleza de Tommaso, Buonarroti puede llegar a percibir la mirada de Dios:

Con vuestros ojos bellos veo una dulce luz que con los míos ciegos no veo.

La culminación del amor de Miguel Ángel y Cavalieri aparece con la aceptación del deseo y la amistad. Esto le aportará el equilibrio entre el placer físico y el amor intelectual entre ambos, la cima de su relación.

Desenfrenado deseo es el sentido, no amor, y al alma mata; al nuestro la amistad hace perfecto aquí, y más, tras morir, será en el cielo.