martes, 10 de agosto de 2010

Buena crítica de Sosa



Nota: He venido siguiendo a José Rafael Sosa como crítico teatral desde que se inició hace un motón de años en esa actividad. Inicio crítico que, si no me traiciona la memoria, coincidió con el del también culto e insobornable periodista Juan T.H. (Una lástima que una promesa crítica como era T.H. haya perdido interés en el asunto)

Sosa es un periodista culto y acucioso investigador. Además, todos conocemos su nunca cuestionada seriedad. Uno podría estar o no de acuerdo con algunos de sus conceptos; pero siempre hay que reconocer que Sosa argumenta muy bien lo escribe. Desde luego que el crítico teatral, igual que el actor, se desarrolla y se vuelve más sabio con el paso del tiempo. Eso ha ocurrido con mi amigo José Rafael Sosa.
De Sosa acabo de leer su comentario crítico completo de Separada del Marido, obra de corte comercial que generalmente no llama la atención de este blog. Empero, la crítica de Sosa nos luce tan bien planteada que la publicaremos en La Pasión Cultural. Me comprometo a volver a retomar el tema de la crítica teatral como concepto.

Carlos Castro suele decir que las críticas no son absolutas. No. No lo son. Tampoco las puestas en escena. Nuestro arte es efímero, casi como castigo. Por eso el crítico teatral tiene un indiscutible valor: ser el cronista teatral de su época, el testigo autorizado. Probablemente sin el crítico nuestra labor teatral se perdería con el paso del tiempo.

Así como le decimos constatemente a los críticos que al director no se le dirige, debo decir a los hacedores de teatro que al crítico no se le critica. Si no estamos de acuerdo con lo reseñado críticamente deberíamos, como hemos hechos muchas veces Iván García, Carlos Castro y el suscrito, escribir nuestras críticas teatrales; desde luego sobre obras presentadas por otros. Sobre este punto en otro momento deberé abundar y conceptutalizar.

Volviendo a Carlos Castro, este frecuentemente me dice que no siempre está de acuerdo con algunos planteamientos críticos que realizo; pero aplaude la forma en que lo argumento. Eso mismo debe ocurrir con Sosa. ¿Acaso me estoy volviendo esteticista? Claro que mi estética nunca será la de los burgueses.

Pero no demos más vuelta y leamos la crítica argumentada de Sosa, que hasta cierto dejo de delicada denuncia tiene.

Separada del Marido, está bien, pero...
El teatro es un monstruo insaciablemente demandante. La escena, como desafío profesional, traiciona o exalta. Todo dependerá de la fidelidad con que se le trate. Si se juega al teatro, lo que logras, al final, no será mas que un juego.

El teatro exige a sus oficiantes descarnados, entrega total, preparación que perfeccione los talentos naturales, autenticidad en la concreción de cada acto escénico y altura de miras reforzada con la entrega de cada tirón de piel dejado en meses de ensayo en el entablado. Cuando el teatro se asume como “quehacer aeróbico” puede haber problemas. El teatro no perdona falsificaciones.
Tras presenciar anoche, justo hasta donde pudimos, Separada del Marido (de autor desconocido) nos quedaba la esperanza íntimamente guardada, de que Alta Escena, una de las compañías teatrales que más admiramos y respetamos por su labor iniciada por sus pioneros en 1974, resolviera adecuadamente, para el futuro la interrogante planteada justo la semana pasada por Giovanny Cruz, quien escribía en su blog sobre el dilema: “¿Teatro del arte o teatro comercial?, un trabajo que recomendamos leer con cierta urgencia. Recomendamos a quienes deseen hacerlo, que asistan a las funciones de Separada del Marido a fin de que generen su criterio. Los menos demandantes podrán disfrutar de un buen rato de risas a partir de actuaciones variopintas.
Hacer teatro ni hoy ni antes ha sido tarea complaciente y el solo hecho de poder llevar un montaje a la intimista Sala Ravelo, con todo lo que implica sus ensayos, su mercadeo, la carga emocional que se añade a la dirección, producción y actuación, es un acto de heroísmo, que reconocemos a Luis Dante Castillo y al director Bienvenido Miranda.
Separada del Marido, de autor o autores no consignados en el programa, representa un fenómeno teatral de lo más interesante: la capacidad y la experiencia transforman en protagonista a una de las actrices de reparto, (María Cristina Camilo), debido a que la figura comercial, Sharmín Díaz, no logra plasmar con credibilidad y el toque de picardía histriónica que demanda su personaje.
Díaz, que es indudablemente un talento conocido y bien evaluado en la televisión, que es parte de un medio en el cual la competencia es fuerte y demanda inversiones y esfuerzos en todo sentido para producir programas o exhibir una figura corporal dentro de los curiosos parámetros de belleza y apariencia que ese medio demanda, no logra una buena actuación. No vence ni convence con Nina, rol que resulta decisivo en la trama, transformando sorpresivamente por la autenticidad y experiencia, en protagonista a Maria Cristina Camilo, una mujer sin los atractivos físicos ni los esfuerzos médicos especializados que demanda el molde estético comercial de cara a los medios de comunicación. La transferencia la hace es eje combinado entre talento y experiencia recorrida. Esa interpretación es el mejor homenaje que se pueda hacer a una estrella de su generación recién partida a contemplar la luz del rostro del Señor, Estela Cuesta.

Actoralmente
 El resto del elenco tiene sus dones: Luis Dantes Castillo aporta mucho al juego teatral con la dualidad de su Genero; José Manuel Rodríguez, efectivo y en su puesto, juega el papel con entrega y logra chispeantes hilaridades con sus frases cortitas y su manejo facial; Zeny Leyba, como Fernanda, es más que un rostro de los medios y se desempeña con acierto y profesionalidad; Pamela de León, es buena pero puede dar mucho más de lo que se vio allí. (No nos agradó la dirección de su personaje, pese a los condicionantes que impone la comedia ligera) y Jorge de los Santos puede seguir su carrera. Tiene buen futuro pero debe exigirse más porque puede dar más.

Los éxitos técnicos
Notable la escenografía de Ángela Bernard y concretada en el espacio teatral por Carlos Ortega, la cual resulta elegante, de buen gusto y con cuidado de la exactitud detallada que logra transmitir  la atmósfera buscada.                                                                                  El vestuario que complementa las acciones histriónicas (sobreacentuando la comicidad de Luis Dantes Castillo), la elegancia informal de José Manuel Rodríguez, en Sharmín Díaz es un muestrario adecuado de buen gusto moderno con capacidad de consumo, el de María Cristina Camilo, vestida con la dignidad de una doña de su edad, tal como viste María Cristina Camilo.
El maquillaje tiene su punto más elevado en la bien lograda expresión del rostro de Luis Dantes Castillo, el avejentamiento del padre divorciado que hace Rodríguez, a quien Warde Brea (el programa dice Jewarde, pero debe ser un error), se le transmite una elegancia añeja y afirmada con una barba cuidada y “chic”.

Opiniones sobre el "Caso Narcisazo".


Nota: La Pasión Cultural (lapasioncultural.blogspot.com) solamente trata asuntos culturales. Esa es su esencia, ese es su título y ese es su lema. Sin embargo, no podemos permanecer siempre al margen de situaciones como las del asesinado profesor y escritor Narciso González

En época de Balaguer se convirtió en Cultura de Estado la corrupción, el fraude electoral, los privilegios, la intolerancia, el apañamiento, el desprecio social, el racismo y los crímenes políticos. Así es: ¡Cultura de Estado! ¡Cultura de terror!


Además, el crimen contra Narcisazo se comete contra un intelectual nuestro cuyo único "pecado" fue disentir. Y lo hizo porque creyó que, pese a las libertades constantemente negadas, aún había algún intersticio para la crítica. ¡Craso error! Por eso se ordenó su apresamiento y su tortura. Lo que concluyó en su muerte.

Nuestro comentario sobre la declaración de de Jimmy Sierra sobre el "desaparecido" Narcisazo ha provocado docenas de opiniones. Las cuales, imagino, seguirán llegando. Entre estas sobresalen las de el intelectual y crítico Carlos Francisco Elías, la el dramaturgo Iván García, la del sociólogo y hombre de teatro Carlos Castro (cuya última entrega no nos ha llegado) y la del siquiatra y escritor César Mella, que me distingue cuando afirma que: Eres dramaturgo, pero has leido psiquiatria y te juntas, a distancia con Vicente (Vargas), César (Mella), Zaglul  y otros

Las tres últimas opiniones, identificadas con nuestra posición, están orientadas para el consumo exclusivo del suscrito. La del admirado amigo Cuchy Elías, en cambio, precisamente por su estilo, debe ser publicada. 

Dado que este tema es tan sensible para los artistas e intelectuales dominicanos, seguiremos publicando las opiniones que al respecto nos envíen con esa intención. Si gustan animarse...


Apreciado Giovanny: mi opinión:


Esta es una situación muy delicada y difícil. Porque el testimonio de Jimmy Sierra, aunque el no lo quiera, ayuda a gente que no piensa como Jimmy Sierra, a dorar la píldora del perdón a Balaguer y su entorno. Me precio de conocer a Jimmy, he conocido su verticalidad y entereza, respeto incluso su derecho a una versión diferente 16 años luego.

Pero también tengo la profunda convicción de que si se perdona el crimen de Narcisazo, todos los otros crímenes tendrán una coartada adecuada, porque, a la sazón, muchos Bizarros de Jimmy (imitaciones burdas), podrán aparecer, porque existe una curiosa atmósfera de justificar la gestión de Balaguer y sus cementerios, luego de muerto. Es como un meta alcanzable, propicia.

Con el derecho de conciencia que me asiste, sigo pensando que las tesis de suicidio no son convincentes, no me niego a creerla si se demuestran, pero en todo caso: nada exculparía a Balaguer de sus barbaries todavía discutidas con ganas de dejarle una memoria limpia de crímenes, que sería falsa....

( Carlos Francisco Elías, 9  Agosto / 2010 )...