lunes, 21 de octubre de 2024

Zafra y mi discurso del FENATE

Zafra y mi discurso del FENATE

Por Giovanny Cruz

 


Llegar a este momento, luego de casi dos años de planificación y trabajo, nos produce una gran satisfacción. Es propicia la ocasión para resaltar que llegamos al inicio de este octavo Festival Nacional de Teatro, gracias al trabajo de lo que sin duda es un equipo viceministerial espectacular que, encabezado por Rosa Elena Rodríguez y Yeny Jiménez, ha hecho esto posible y del total apoyo de todos los estamentos de nuestro Misterio de Cultura. Resalto el trabajo y acompañamiento de cada colaborador de la Dirección de Comunicaciones. Aunque pienso que el equipo de nuestro Viceministerio es envidiable, no lo voy a decir a boca llena para evitar los naturales celos. Así que, favor de borrar mi aseveración.

Todo evento cultural es trascendente. Pero, precisamente, esa eventualidad produce siempre un dejo de preocupación. Es imprescindible, para lograr la gran relevancia del evento dotar a este de contenido, formación y propósito duradero. Algo que no ocurre sólo con desearlo. Por eso, nuestros festivales de teatro no sólo ocupan los 10 u 11 días de rigor. No. Nuestros festivales tienen una duración de meses. Y es así, porque están llenos de una pedagogía que aporta mucho al desarrollo del sector y del país. Tanto en el Festival Internacional de Teatro como en este, hemos logrado resultados fascinantes con las enseñanzas en diseño de vestuario, escenografía, dramaturgia, musicalización, maquillaje, manejo del cuerpo del actor, luminotecnia, manejo del actor frente a la cámara de cine y la producción cinematográfica. Hemos logrado elevar los talleres a categorías de cursos. Es que en este exigente tiempo un simple taller resulta limitado e insuficiente. 



También resaltable es el rigor que se aplica en la selección de las producciones teatrales. Este año, esa complicada tarea recayó sobre Exmin Carvajal, Karina Noble y Augusto Feria. Siendo el profesor y actor Víctor Vidal presidente del jurado; con voz, pero sin voto por ser empleado del Ministerio. El director teatral y escritor Mario Lebrón ha hecho una magnífica labor como el vocero oficial de este FENATE.

Nuestros festivales son espacios para la comprobación, la reflexión y la exposición. Ahí radica su trascendencia y probada valoración.



La maestra de generaciones Lillyanna Díaz se ha puesto este año frente a la troupe de los artistas escénicos. Se ha convertido, de repente, en la compinche actual y peligrosa agitadora de tipas y tipos de aquí que se maquillan y disfrazan para desde cualquier escenario presentar conflictos, una dialéctica de escenario y lanzar consignas culturales. ¡Tamaño asunto! Lillyanna es una mujer tan peligrosa que ya ha logrado las complicidades de  artistas como Germana Quintana, Nileny Dipton, Francis Cruz, Clara Morel, Claudio y Dimitri Rivera, Xiomara Rodríguez, Fausto Rojas, Indiana Brito, Yanela Hernández, Vicente Santos, Maritza Reyes, los artistas de Anacaona Teatro, Lidia Ariza, Elvira Taveras, Manuel Chapuseaux, José Bonilla, Patricio León, Isen Ravelo, Licelotte Nin, Basilio Nova, Astrid Gómez, Rafael Morla, Dayme del Toro, Pablo Clark, Robeliza Pérez, Alexander Duval y 300 más que se adueñarán de escenarios, calles y medios de comunicación para expresar contenidos sorprendentes. Advierto a la Comisión Nacional de Espectáculos Públicos y Radiofonía que ellos no son censurables. Saben hablar, se han entrenado en movimiento y estrategia, conocen de luces y tramoya, se visten de acuerdo a las circunstancias y no son fácilmente identificables cuando se ponen esas máscaras corporales a los que llamar personajes, que procuran ser proteicos. 
Gente del DNI no pierdan su tiempo, porque no lograrán desenmascararlos. Son maestros del camuflaje. Sólo una cosa los podría evidenciar: actores y actrices no son buenos mintiendo. La gente de la escena ha sido diseñada para expresar emociones y no para esconderlas.




Lo peor es que logran, y no se sabe mediante cuáles artimañas, que la gente aplauda hasta el delirio la labor que hacen. Son peligrosos, pero imprescindibles. Proclaman ser dueños absolutos de la escena nacional. 

Como no podemos evitar que ellos, y Lillyanna, atraviesen los telones y ocupen los escena-rios, me quito del medio, cedo del paso y los sigo, convertido yo en un sátiro, desde el final de sus filas como escolta de las musas Thalía y Melpómene, los dioses Dioniso y Apolo, Tartufo, el gallo, muñecas, cigarra y la abuela de un escorpión. ¡Zafra!


Zafra (Ballet Folklórico Dominicano) a casa llena en el Teatro Nacional

¡Corran! ¡Rápido! ¡Ya! ¡Conecten las luces! ¡Activen el sonido! ¡Preparen la tramoya! ¡Actores y actrices dominicanos son desde hoy… los verdaderos monarcas nacionales! 

¡Abran los telones que el espectáculo… va a comenzar!