Pequeños delincuentes
Por Giovanny Cruz
Durán
Ha poco, los tres
miembros del jurado del concurso estudiantil de cuentos 2017-2018 (Iván García Guerra, Rafael Peralta Romero y
el suscrito), entregamos las conclusiones
y valoraciones de los casi cuatrocientos cuentos que llegaron a nuestras
manos. Dicho concurso literario es auspiciado y organizado por el Ministerio de
Educación. Una loable actividad que procura incentivar la creación literaria.
Para los tres escritores
que constituimos el jurado, fue decepcionante y revelador las deficiencias de una
amplia mayoría de los estudiantes participantes. Esto, porque nos dimos cuenta
que, aunque duela decirlo, el nivel estudiantil en nuestras escuelas públicas
(al menos en el renglón gramatical que comprobamos) es preocupantemente flojo.
Todo indica que
hay, por otro lado, una alarmante deficiencia profesoral. Digo esto, porque en casi la generalidad de los participantes los horrores gramaticales resultan sintomáticos.
Como la deficiencia no era un asunto aislado, la culpa final recae sobre los
maestros.
Algo, también,
inquietaba bastante a los jurados con los muy escasos estudiantes que
escribieron cuentos más o menos decentes, en el plano literario. Recomendamos premiar, efectivamente, los tres
primeros lugares y publicar un libro, editorialmente revisado por un experto, que
incluyera los galardonados y otros diez cuentos a título de mención. Idea aceptada
por los organizadores del concurso.
Advertimos, no
obstante, que algunos de los cuentos fueron descartados luego de comprobar que
había plagios o graves indicios de esa deleznable actividad. Empero, sobre algunas
otras obras escogidas, aunque no había evidencias claras, teníamos ciertas
sospechas.
En ese sentido, solicitamos
investigar bien el asunto. Y nos comprometimos a hacerlo también por nuestra
cuenta. Resultaría vergonzoso que en un concurso literario organizado por
nuestro Ministerio de Educación y juzgado por tres reconocidos escritores,
apareciera premiada y publicada una obra plagiada por algún estudiante.
Los tres miembros
del jurado y unos muy preocupados organizadores, nos pusimos inmediatamente a
investigar afondo el asunto.
Unas horas después
de iniciar mis particulares investigaciones descubro bochornosos plagios.
Ilustro con el ejemplo:
https://www.cuentocuentos.org/cuento-adulto/1757/el-derrumbe.html
https://www.cuentocuentos.org/cuento-adulto/1757/el-derrumbe.html
Sin hacer mucha insistencia
en que los plagios se castigan hasta con dos años de prisión, destaco la falta
de valores éticos que ocurre en nuestro país, hasta en jovenzuelos escolares. El
Ministerio de Educación, y esto resulta irónico, dispuso en la base del
concurso que los cuentos giraran en torno a valores humanos, sociales, morales o
patrios. Sin embargo, estos valores fueron negados con sus acciones por muchos
de los participantes.
Urge efectuar aquí
una sacudida moral. Si en la escolaridad permitimos este tipo de acciones
fraudulentas e ilegales, estamos cavando la tumba moral de nuestro país.
Esos jovencitos
que cometieron este hurto tienen que ser adecuadamente sancionados. Pero,
también, tanto ellos como los demás, deben ser correctamente orientados. Es
imperativo participar a los padres sobre este asunto y recomendarles actitudes inteligentes
a seguir con esto.
Sabemos que la educación
inicial, la del hogar, es determinante en el futuro adulto y que la educación escolar
es fundamental. En el caso que nos ocupa, hay fallos tanto en el hogar como en
la escuela.
No acomodemos
criterios de facilismos paras indicar que se trata de un hecho aislado. No lo
es. Se trata de un comportamiento sociológico grave. Démosle su dimensión real.
De no hacerlo, estaremos formando, inevitablemente, muchos pequeños delincuentes... que hoy roban un cuento y mañana un banco.
Aunque estoy muy preocupado, debo pausar para solicitar el…
¡Telón!
1 comentario:
Estoy de acuerdo contigo Giovanny.
He comprado varios libros sobre gramática y lengua española de los que se utilizan en las escuelas dominicanas y, son excelentes, actualizados y repletos de ejercicios prácticos. Mi madre duda que los profesores les den el uso adecuado, pues son obras que requieren de un nivel de conocimiento del idioma bastante elevado.
Es una pena que ese dinero invertido se desperdicie.
Sobre los plagios, no me sorprenden. Estamos viviendo en la prehistoria digital.
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