viernes, 27 de septiembre de 2013

"¡Qué calor" ¡Qué calor! es imposible de aguantar"



Que calor en la ciudad,
es imposible de aguantar,
la ropa llega a molestar,
que lindo debe estar el mar,
Tu mano quiero yo tomar
y por la playa caminar... 

Que calor, que calor.

                                           ("Calor"; de Palito Ortega)

¡Hay que procurar un culpable, urgente, para el calor que está haciendo aquí!

Desgraciadamente ya no nos luce decir: "es el imperialismo yanqui".


Tampoco: "esos son los soviéticos con su comunismo ateo y disociador, que les quita los hijos a sus madres". 

Menos: "los chinos que han dado una patada roja en su país y se dobló la tierra". 

Imagino que a los argentinos les gustaría que acusáramos a los ingleses, pero que va

Hace tanto tiempo del exterminio de los taínos que no me atrevo a acusar a los españoles por este calor. 

¿Podríamos aún mencionar a Francia por haber enviado a Leclerc a invadir este territorio? No creo.

Quizás Santana resulte culpable por su traidora anexión a España, pero... ¿del calor? Y él hubiera sido un culpable ideal.

Balaguer que, indubitablemente, era un culpable universal, esta muerto, creo.
 

Sami Sosa es tan estúpido, con sus ojos verdes y su cara blanca, que no sabría ni como producir calor y, seguramente, escribe la palabra con K.
 

Si acusamos, y podrían tener los méritos, a los jueces del Tribunal Constitucional del asunto, los racistas trasnochados de aquí acusarán a los haitianos de esa campaña. ¡Me daría pena!
 

Las megadivas están tan desbandas, que su poca relevancia la exonera de culpas. 

Como Alfonso Rodríguez y yo recuperamos la delicadeza, no debo citar sus películas como posibles responsables del asunto. 

Aunque Pinky intentó fastidiar a la Asociación Dominicana de Actores de Cine, se reivindicará con una paella; así las cosas está fuera de sospecha.
 

El odio contra Leonel e Hipólito ha amainado, por lo tanto estaríamos pasados de moda se los acusamos de caloríficos o solecinios.
 

Nada más me queda, entonces, Miguel Vargas. Como el es un eterno culpable... le encaqueto el asunto. ¡Alguien tenía que ser!

¡Cooooooorran que me evaporo!



Que calor en la ciudad,
el viento no quiere soplar,
las calles llegan a quemar,
no hay lugar fresco para estar,
Tu mano quiero yo tomar
y por la playa caminar...
 

Que calor, que calor.

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