¿Shakespeare también copió a Cervantes?
El 21 de agosto del 2009 escribí un artículo en el cual reseñaba a grandes autores (la mayoría ingleses) que parecían demostrar que William Shakespeare no escribió las obras que les atribuimos (http://lapasioncultural.blogspot.com/2009/08/suplantacion-o-plagio.html)
Se mencionan como los posibles, y verdaderos, Shakespeare, a Edward de Vere, Henry Neville, Ben Jonson, Francis Bacon, Marlowe y hasta a la misma reina Isabel I. Creamos o no estas versiones, ciertamente debemos aceptar que es inmensa la duda razonable que hay sobre la condición de escritor del llamado poeta de Avon.
Pero, también mencionábamos en la entrega de referencia, que ni el mismo Miguel de Cervantes estaba completamente libre de sospechas. Hoy existe una corriente de estudiosos que plantea que Cervantes no habría escrito su archifamoso "Don Quijote de la Mancha" (la mejor novela jamás publicada). En este sentido la versión más socorrida es que la escribió un moro. Sin embargo, la más espectacular es la que atribuye su autoría a una institución secreta llamada La Cúpula, responsable, también, de la creación del magnífico "Lazarillo de Tormes".
No obstante estas dudas, debemos coligar que Shakespeare (¿?) y Cervantes son los dos únicos verdaderos genios, aceptados, de la Literatura universal.
Sabemos que ambos vivieron en la misma época (hasta murieron en la misma fecha, aunque existía una diferencia de días entre los calendarios de Inglaterra y España). Empero, jamás se conocieron... comprobablemente. Más aún: nunca uno se enteró de la existencia del otro. Al menos, eso pensábamos hasta ahora. Resulta que en no pocos ensayos se asegura que hay pruebas irrefutables de que Shakespeare si habría leído a Cervantes.
El dramaturgo inglés, quien quiera que haya sido, se sabe que adaptó casi todas las obra teatrales que les son atribuidas. "Hamlet" son cuentos escandinavos. "Romeo y Julieta" es el título de un novela que Iván García me regaló en una ocasión y que, desgraciadamente, he perdido. Historias similares podríamos citar de "Otelo", "el Rey Lear" y casi toda la producción literaria shakesperiana. Me luce, que por él se inventó la máxima que nos plantea "en el Literatura el plagio sólo está permitido cuando va acompañado de asesinato."
Pues apunten este dato: muchos estudios indican que una supuesta obra perdida de Shakespeare, "La historia de Cardenio" (catalogada como el santo grial de la Literatura), confirmaría la indudable "correspondencia secreta" entre Shakespeare y Cervantes. No pocos tratados he encontrado en este tenor. Sin embargo, mañana publicaremos en La pasión Cultural un muy completo artículo, publicado en Radar y firmado por Carlos Gamero, titulado Ladran, Sanchou. Dicho trabajo tiene la siguiente introducción:
El 21 de agosto del 2009 escribí un artículo en el cual reseñaba a grandes autores (la mayoría ingleses) que parecían demostrar que William Shakespeare no escribió las obras que les atribuimos (http://lapasioncultural.blogspot.com/2009/08/suplantacion-o-plagio.html)
Se mencionan como los posibles, y verdaderos, Shakespeare, a Edward de Vere, Henry Neville, Ben Jonson, Francis Bacon, Marlowe y hasta a la misma reina Isabel I. Creamos o no estas versiones, ciertamente debemos aceptar que es inmensa la duda razonable que hay sobre la condición de escritor del llamado poeta de Avon.
Pero, también mencionábamos en la entrega de referencia, que ni el mismo Miguel de Cervantes estaba completamente libre de sospechas. Hoy existe una corriente de estudiosos que plantea que Cervantes no habría escrito su archifamoso "Don Quijote de la Mancha" (la mejor novela jamás publicada). En este sentido la versión más socorrida es que la escribió un moro. Sin embargo, la más espectacular es la que atribuye su autoría a una institución secreta llamada La Cúpula, responsable, también, de la creación del magnífico "Lazarillo de Tormes".
No obstante estas dudas, debemos coligar que Shakespeare (¿?) y Cervantes son los dos únicos verdaderos genios, aceptados, de la Literatura universal.
Sabemos que ambos vivieron en la misma época (hasta murieron en la misma fecha, aunque existía una diferencia de días entre los calendarios de Inglaterra y España). Empero, jamás se conocieron... comprobablemente. Más aún: nunca uno se enteró de la existencia del otro. Al menos, eso pensábamos hasta ahora. Resulta que en no pocos ensayos se asegura que hay pruebas irrefutables de que Shakespeare si habría leído a Cervantes.
El dramaturgo inglés, quien quiera que haya sido, se sabe que adaptó casi todas las obra teatrales que les son atribuidas. "Hamlet" son cuentos escandinavos. "Romeo y Julieta" es el título de un novela que Iván García me regaló en una ocasión y que, desgraciadamente, he perdido. Historias similares podríamos citar de "Otelo", "el Rey Lear" y casi toda la producción literaria shakesperiana. Me luce, que por él se inventó la máxima que nos plantea "en el Literatura el plagio sólo está permitido cuando va acompañado de asesinato."
Pues apunten este dato: muchos estudios indican que una supuesta obra perdida de Shakespeare, "La historia de Cardenio" (catalogada como el santo grial de la Literatura), confirmaría la indudable "correspondencia secreta" entre Shakespeare y Cervantes. No pocos tratados he encontrado en este tenor. Sin embargo, mañana publicaremos en La pasión Cultural un muy completo artículo, publicado en Radar y firmado por Carlos Gamero, titulado Ladran, Sanchou. Dicho trabajo tiene la siguiente introducción:
"Todo parece indicar que Shakespeare no sólo leyó el Quijote sino que, bajo su impacto, escribió una obra protagonizada por uno de los personajes de la novela de Cervantes. Pero aunque la registró en 1653, el manuscrito de "La historia de Cardenio" nunca apareció. Radar reconstruye esta búsqueda del Santo Grial literario que lleva siglos de originales apócrifos, pesquisas caligráficas, fervorosas refutaciones académicas, conjeturas de todo tipo y un puñado de detectives literarios recorriendo las más oscuras bibliotecas europeas."
Aunque lo dejo realmente suspendido hasta mañana, debo pedir ahora el indispensable... ¡Telón!
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