El Festival Internacional de Teatro fue un éxito de publico y artístico innegable. Pero en algunos aspectos formales hubo algunas fallas que debemos señalar con deseos de que las superemos en los otros que vendrán. Una de las fallas fue la publicidad en términos generales. Prácticamente esta no existió. Cada grupo dominicano desarrolló una campaña por las Redes Sociales que contribuyó a la masiva asistencia de publicó que ocurrió. La misma oficina del Festival la difundió por las Redes Sociales, pero nada más. Recuerdo que el gran teatrero dominicano y amigo Carlos Castro, cuando publicamos el primer artículo sobre el Festival nos comentó que ya era hora de que algo así saliera porque el Festival no tenía ninguna publicidad. Los grupos que concurrimos no vamos ahí por la paga, puesto que esta no es notable. Vamos por la difusión que podemos conseguir. La difusión en los medios fue muy escasa. Hasta hay medios importantes que ni nos reseñaron. El mismo Iván García, a quien justamente se le dedicó el Festival Internacional de Teatro, se quejaba de la poca difunción que tuvo el evento. Recuerden que la gallina cacarea para que se sepa lo importante que es poner el huevo. No podemos dejar de consignar, para ser justo, que este Festival se hizo con muy escasos recursos económicos. Y cuando el dinero no se mueve...En otro orden publicamos una nota-queja que nos remitiera la crítico y dramaturga Mónica Volonteri, con la que estamos también de acuerdo.
Durante el festival se entregaron unos volantes antes de las funciones que lo único que tenían era una sinopsis de las obras. Volantes en blanco y negro, impresos de por más baratos que no tuvieron la información adecuada porque nadie la puso, o sea fue un tema de decisión de quien manejó el tema de comunicación (la verdad ni idea quien fue). Clodomiro Moquete en la versión digital de Vetas lo destaca, no sólo por lo que se entregaba antes de cada función, sino incluso el tema de la información que se colgó en Internet.A mí de verdad que me resultó bastante desagradable, incluso me incomodé cuando me entregaron ese volante, con la pasión que me caracteriza dije cosas como que es una falta de respeto al público, primero porque lo tratan de estúpido, o sea le tienen que contar de qué va la obra, segundo porque lo siguen tratando de tarado porque no creen que pueda manejar información técnica y tercero le faltan el respeto a todas las personas que forman parte de un montaje. Señores, eso de darle los créditos a quien se los merece es el abc del respeto al creador, por Dios.. pero además es también una falta de respeto a los contribuyentes a todos nosotros que pagamos impuestos como desgraciados y si algo no somos es idiotas. Es hora de que nos dejen de tratar como tales. Cualquier evento cultural que organice el Estado, independientemente en manos de quien esté el gobierno, no es un regalo, no, es obligación del Estado brindarle a los ciudadanos educación, salud, cultura y seguridad, entre otras cosas. Por lo tanto, lo mínimo que debemos hacer es exigir que las cosas se hagan bien y ese volante que se entregó, se podría haber hecho bien por el mismo dinero, faltó respeto, sólo eso, respeto al público, que en última instancia somos los que pagamos los impuestos.
Mónica Volonteri
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