miércoles, 23 de abril de 2025

¡SALVE, WILLIAM SHAKESPEARE!

Por Giovanny Cruz Durán.



Un día como hoy en 1564 nace el más trascendental dramaturgo que jamás ha existido: William Shakespeare. Escribió 37 obras de teatro. Cabe indicar que una de esas obras nunca ha sido publicada. Esta obra perdida, « The History of Cardenio », del llamado Poeta de Avon, se escribió a partir de una de las novelas intercaladas de « El Quijote »: « La historia de Cardenio ». No pocas personas aseguran hasta haberla tenido en sus manos. Se considera que dicha obra es el Santo Grial del canon literario. Esto, porque establece una conexión directa entre los dos más grandes escritores de la humanidad: Shakespeare y Cervantes. La mayor evidencia de su existencia la aporta el registro que se hizo de su presentación (por la compañía del propio Shakespeare, Kings Men) en las cortes inglesas en 1511 y luego en 1513. Esta obra habría sido escrita y representa cuando el dramaturgo tenía ya 52 años y se especula que entonces padecía del cáncer que finalmente tomó su vida. 

La vida de Shakespeare ha estada marca por el misterio. Precisamente, otro de sus grandes misterios se encuentra en la misma tumba del poeta. Se piensa que con él enterraron otras siete obras suyas. Nadie se ha atrevido a desenterrar esas obras. Esto, porque la tumba de Shakespeare, en la Iglesia de la Santísima Trinidad en Stratford-upon-Avon, tiene un epitafio que advierte contra perturbar sus restos. Dice: "Buen amigo, por amor a Jesús, abstente de cavar el polvo aquí encerrado. Bendito sea el hombre que perdone estas piedras, y maldito sea el que mueva mis huesos".

Sobre Shakespeare ha habido grandes controversias. Sus obras tienen tanta dimensión literaria que grandes tratadistas niegan que él haya, dada su real formación, escrito las obras en cuestión. Varios escritores son citados como los verdaderos autores de esas obras: Francis Bacon, Christopher Marlowe, Edward de Vere, Henry Neville; entre unos treinta y cuatro más. También señalan como posibles Shakespeare” a tres mujeres: la reina Isabel I, la gran poeta y aristócrata María Sidney y Amelia Bassano Lanier, judía de origen italiano que escribió el primer poema publicado (1611) por una mujer en Inglaterra: Salve Deus Rex judeorum”. Prácticamente hoy se acepta, no sin algunas resistencias, que Amelia es la famosa dama negra” de los sonetos de Shakespeare. 

No obstante, reniego decidido de que Shakespeare no es al autor de las 37 obras que suponemos suyas y de sus sonetos. Ninguno de los escritores señalados, en obras sí publicadas con sus nombres, ha logrado la genialidad de Shakespeare. En mi condición de dramaturgo, actor y director teatral les aseguro que quien escribió las obras shakesperianas tenía un amplio conocimiento y entrenamiento en teatro. De todo el grupo, sólo William Shakespeare era actor y director teatral.

Estoy absolutamente convencido que Shakespeare fue el primer director teatral que existió o, al menos, el precursor directo de los directores teatrales. Antes de él sólo existían los llamados administradores escénicos. Empero, en la obra Hamlet”, este organiza una presentación teatral para los nobles. En una escena podemos ver que Hamlet da instrucciones direccionales muy apropiadas a sus actores. Desde mi punto de vista, así dirigía Shakespeare a los suyos.

Una persona común utiliza unas 300 palabras distintas. Alguien con un poco de mayor formación utiliza entre 500 a 800 palabras diferentes. Un escritor común escribe entre 3 y 8 mil diferentes palabras. En sus 36 obras dramáticas que sobreviven, Shakespeare escribió 884,647 palabras en total, 31,534 distintas, para construir con ellas 31,959 diálogos en 118,406 versos. Utilizó 138,198 comas y 15,785 signos de interrogación. En 2,259 veces sus personajes hablan de amor y sólo usan el término odio en 226 ocasiones. ¿Categoría? Genio absoluto.

Las obras de William Shakespeare fueron publicadas, seis años después de su muerte, en el libro titulado First Folio. Son las siguientes:

 



• La comedia de los errores

• Como gustéis

• La fierecilla domada

• El mercader de Venecia

• Las alegres comadres de Windsor

• Mucho ruido y pocas nueces

• El sueño de una noche de verano

• Noche de Reyes

• Los dos hidalgos de Verona

• El cuento de invierno

• La tempestad

• Medida por medida

• Timón de Atenas

• Cimbelino

• Bien está lo que bien acaba

• Todo es verdad

• El rey Juan

• Trabajos de amor perdidos

• Enrique IV, parte 1

• Enrique IV, parte 2

• Enrique V

• Enrique VI, parte 1

• Enrique VI, parte 2

• Enrique VI, parte 3

• Ricardo II

• Ricardo III

• Enrique VIII

• Coriolano

• Tito Andrónico

• Romeo y Julieta

• Hamlet

• Otelo

• El rey Lear

• Macbeth

• Antonio y Cleopatra

• Julio César

• Troilo y Crésida

 

 Hoy es un día muy especial. Voy a preferir que escuchen aplausos y no mi tradicional… ¡Telón!

 

sábado, 22 de marzo de 2025

¿Y cómo le explico a los duendes que Iván García se ha ido?

¿Y cómo le explico a los duendes que Iván García se ha ido?

Por Giovanny Cruz Durán.


Si. ¿Cómo se lo explico cuando fue siempre el rey verdadero de los gnomos?  El anciano de risa escandalosa para semejarse a un niño. Si. Ese Iván que introduce la vanguardia en la dramaturgia teatral de Hispanoamérica. Si. Ese duende gigantesco que enseñó todo y nos enseñó a tantos. Esto, porque nunca fue miserable con su inmenso conocimiento, con toda su cultura. Su biblioteca estaba siempre abierta. También su corazón. Desterró de su vida sentimientos mezquinos como el odio, la envidia y la tristeza. Su nobleza y bondad eran leyendas. Y no lo digo ahora para cumplir con los insoportables rituales de la muerte. Esos rictus terribles que han iniciado para que no tengamos ya dudas que Iván García se nos acaba de perder en un recodo ignoto del camino.

Como buen renacentista, no hay una sola disciplina del arte que no cultivase, ni pretendiera que todos asumiéramos. Nunca fue bueno bailando en los salones; pero sí pudo hacerlo en muchos escenarios. 

Ahora, sus súbditos en el reino de los elementales (gnomos, ondinas y silfos) tendrán que esperar se cumpla el proceso de la transición definitiva para que Iván sea el gran protector universal. Así, porque a donde quiera que en verdad trascienda (si acaso es cierto que lo hacemos) Iván estará, sin dejar nunca de reír, soplando buenos alientos a la tierra.  Un hombre de bien. De bondades absolutas. ¿Cómo explico a los actores y actrices que ya no podremos verlo o tenerlo entre nosotros? ¿Cómo llamo a Carlota,  María, Salvador, Lucía, Elvira, Lidia, Exmin, Giamilka, Amarilis, Fausto, Indiana, Lebrón, Paula, Augusto, Nilleny, Johnnié, Bonilla, Henssy, Robinson, Henry, Juan Carlos, Arturo, Disla, Clara. Canek, Xiomara, Claudio, Karina, Juancito, Isabel, Arturo, Ernesto, Yorlla, Vidal, Jorge Santiago, Teo, Amauris, Lillyanna, Kenny, Germana, Basilio, Francis, Micky, Chapuseaux, Yanela, Carlos, Dante, Orestes, Wilson, Félix; entre muchos, para decirle que a Iván García ya no lo podremos ver con vida? 

¿Quién, quién, quién será ahora tan valiente que irá donde Franklin Domínguez para informarle que Iván se ha escapado de este mundo? ¿Quién, quién, quién? Me ofrecería si pudiera hacerlo sin llorar.

Bien, tendrán todos esos duendes y hadas que aceptar, si fuese posible, que hoy no lo tenemos. Pero… ¿y mañana? ¿y luego de mañana? De esa angustia, al parecer, ya nunca nos vamos a librar.

Iván, el de “Interioridades, “Los tiranos”, “Un héroe más para la mitología”, “Un Quijote para todo el mundo”, “Andrómaca”, “Soberbia”, “La guerra no es para nosotros”, “La fábula de los cinco caminantes”, deja un profundo abismo en la dramaturgia del planeta. 

—Iván, si puedes escucharme todavía, dime dónde buscar tu adaptación de “Romeo y Julieta”. La he perdido y es la mejor adaptación que se ha hecho en nuestro mundo de esa obra de Shakespeare.

Divago. Lo reconozco. Es que todavía no sé por dónde comenzar a reunir las palabras para convencer a los actuantes que en los escenarios no tendremos uno de sus portentos. Así es. Quizás nunca puedo yo, parlante miserable, encontrar los vocablos para explicar a los duendes escénicos que Iván García ya no es uno en este plano de la existencia.

¡Cuánta tristura! ¡Cuánto angustia! ¡Qué desasosiego tan grande por el amigo que hoy ha cerrado su particular… 

¡Telón!