jueves, 12 de septiembre de 2019

Premisas inmutables para el actor



Dando por establecido que existe en ti interés, vocación, talento, mínima formación o curiosidad; he elaborado un manual sobre elementos inmutables que necesita el actor para construir correctamente un personaje y, posteriormente, llevarlo al escenario.

Basado en estudios de diferentes técnicas y distintos actores de mucha formación y trayectoria, he procurado adaptar ese conocimiento a la realidad social y cultural de estos tiempos.

Una técnica actoral es, a fin de cuentas, “trucos” que experimentados maestros de la actuación han formulado para acortar el camino requerido para nuestra preparación. 

Comencemos por el ABC de este asunto:



Premisa uno:
La actitud del actor

a.—La elección de la obra:
Decirte que escojas obras bien escritas es algo un tanto vago o simple. Tendríamos, entonces, que repasar muchas teorías literarias. Ahora no es el caso.
Sólo debes aceptar participar en obras cuyas acciones estén, todas, alimentando la Línea General o Línea Ininterrumpida. Las obras cuyas acciones parecen ir paralelas a la línea argumental, deben ser colocadas en el cesto de la basura. Y son más de lo que te imaginarías. Hay algunas hasta de escritores reconocidos y premiados. 
Aquellas obras cuyos autores traicionan a los personajes colocándoles sus propias palabras y principios, no hay manera, luego, de recomponerlas. También aléjate de ellas. 

b.—Elección del personaje y la primera manera de abordarlo:
Procura personajes (la cantidad de parlamentos no tiene importancia) que te otorguen posibilidades actorales, que tengan “garras”. Los hay que, por más que te esfuerces, no te brindan condiciones para actuarlos. Ocurre cuando el autor no ha elaborado bien el perfil sicológico.
El punto de partida de tu trabajo actoral siempre será tu “ego”. No pocos te lo querrán despreciar. Los personajes realizados son una mezcla entre las verdades del autor, las premisas del director y tus aportes directos. Entonces, eres de capital importancia para hacerlo.
Sin embargo, frente a tu personaje debes mostrarte humilde. Si lo desafías nunca lo dominarás. Jamás se te ocurra juzgarlo. Nada más comprenderlo. Para todas sus acciones él tiene sus razones. Tu deber es identificarlas y justificarlas. 
Mira al personaje como el centro de todo el universo que la obra teatral propone, aún diga sólo un parlamento.


c.—La administración personal:
Hay un terrible virus entre los actuales actuantes: aceptar trabajar en dos o más obras al mismo tiempo. Si eres de esos, jamás podrás concentrar adecuadamente la atención, adecuar los procesos sicológicos que demandan los personajes y mucho menos manejar la invocación de las emociones de cada uno de ellos. Cuando esto ocurre, tendemos a formular lo que se llama “actuación de pantalla”. Es decir, superficial. Es preferible trabajar un sólo personaje bien, que dos de manera mediocre.
Lo que recomiendo es “ayunar” y sólo comer los bocadillos teatrales que caben en nuestros estómagos emocionales. Hacer teatro no es correr una Maratón. Los personajes demandan de reflexiones e investigaciones; luego de transformaciones.
Siendo el actor "la materia prima y el producto elaborado de su arte", tenemos que explorar bien nuestros espacios interiores para actuar los personajes y convertirlos en verdades artísticas proteicas. Eso requiere tiempo, disciplina y dedicación.

d.—La concentración de la atención en el ensayo:
He visto otro asunto muy pernicioso en ensayos de estos tiempos. Resulta que, con el tema de los teléfonos computarizados, hay quienes toman llamadas durante los ensayos o “navegan” en ellos. ¡Jamás, jamás, jamás hagas eso! En esas horas de trabajo tu único universo es el de la obra. 
Mira esto: quienes requerirían de menos estudios y concentración de su atención son los actores veteranos, dada la maestría adquirida. No obstante, son los que dedican más tiempo a sus trabajos actorales.
Suelo decir que obras y personajes son como mulas sin amansar: patean.

e.—La llegada:
Cuando un director fija una hora para ensayar, se refiere al momento en el cual debes comenzar el trabajo del día. Te recomiendo llegar, de ser posible, hasta una hora antes... o más. Esto es para que puedas desintoxicarte del exterior y asumir la actitud requerida en el ensayo.


Esta muy práctica primera entrega es sólo sobre la “atmósfera” inicial que debes asumir para cada nuevo personaje. 

Nunca te dije que es fácil hacer teatro ni que iba a ser complaciente o “chévere” en estas premisas. 

En mi próxima entrega profundizaremos un poco más y te hablaré sobre… “La lectura y el estudio del texto”.

Mientras retomamos el tema, me voy a permitir dejar correr el... 

¡Telón!

No hay comentarios: