martes, 13 de mayo de 2014

¡Sorpresa!

¡ S O R P R E S A!
Por Iván García Guerra


Sí, eso fue lo que sentí primordialmente cuando fui a ver y escuchar “El diablo ya no vive aquí”; algo así como confusión. No parece esta obra escrita por mi colega Giovanni Cruz Durán. Todo lo que he conocido de su caudal dramatúrgico es sesudo y hasta sombrío por momentos, además de cargado con una certera crítica social, y lo de ahora es diametralmente opuesto a lo anterior.

Me reí, disfruté y, sí, reconocí el experto dominio del diálogo de este veterano teatrista; pero el acento, aunque corresponde a cierta faceta de su personalidad, hasta el momento había quedado fuera de su producción.

Aciertos indudables son la brillantez del desarrollo textual dentro de un esquema monotemático y el mantenimiento del interés en dos personajes que en todo momento son fieles a sus características fundamentales. De momento parece haber una “peripeteia” (peripecia o punto de cambio) en el personaje del marido, pero es solo un recurso que acelera la llegada al final.

Y, lo más importante, el público acepta el tratamiento y responde jocosamente y aplaude sinceramente al final.

La escenografía del maestro Fidel López es formidable y la iluminación de Lillyanna Díaz muy apropiada al set y al sabor de la comedia. El apoyo promocional, asombroso, coloca al productor Juancito Rodríguez en un lugar que se me antoja privilegiado.

Lumy Lizardo, con una impecable acción física, me mantuvo en vilo, pensando que se iba a equivocar o a faltarle el tiempo con todas las acciones que desarrollaba fluidamente. Se las arregló para que la esposa cayera simpática a pesar de la agresiva, incisiva y procaz cháchara. Frank Ceara, aunque con menos oportunidad de lucimiento por las características pasivas de su personaje, le fue fiel a la ironía del esposo con una profesional organicidad.

Y sin quizás, lo más importante es que la obra ofrece al gran público la oportunidad de pasar un momento agradable e hilarante, sin que asome un solo problema de la prosaica vida diaria de cada cual.

Es recomendable, entonces, para todos los que aspiren a pasar un despreocupado momento, si no les importa escuchar algunas frases subidas de tono.

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