“Quíntuples”, farsa autoreflexiva con excelentes actuaciones |
Escrito por: Carmen Heredia de Guerrero
Carlota Carretero y Giovanny Cruz son formidables
|
No
siempre tenemos la oportunidad de ver una obra teatral de calidad,
“Quíntuples” un “vodevil para máscaras” del dramaturgo
puertorriqueño Luis Rafael Sánchez estrenada en nuestro país
unos veinte años atrás, reproduce con genial ironía la
problemática de la organización familiar interdependiente, creando
un ambiente farsesco que evidencia la falsedad de las relaciones y
acciones de los personajes.
La
obra de Sánchez, destaca una estructura de contradicciones y
complejidades cuyo texto es pretexto para la teatralidad. A través
de seis monólogos o “diálogos para una voz” como los llama el
autor, conocemos a la disfuncional familia Morrison compuesta por el
padre y sus quíntuples: Dafne, Baby, Bianka, Mandrake y Carlota, los
cuales han sido invitados a participar en el Congreso de Asuntos de
Famillia. Los monólogos son interpretados por dos grandes figuras
del teatro dominicano: Carlota Carretero y Giovanni Cruz.
El primer monólogo a cargo de Dafne Morrison, versa sobre “el
amor y sus efectos”; la exposición tragicómica se convierte en
un diálogo con el público, en el que se revela el narcisismo de
Dafne; la mención de sus siete maridos así como el aberrante
sentido del amor que expresa, no obstante la trivialidad aparente,
encierra metafóricamente la problemática del incesto, refiriéndose
a su padre como el Gran Semental. Confusa ante los nombres de sus
amantes alude a “Besos de Fuego”, que resulta ser un enano de
circo.
El
introvertido Baby Morrison muestra su
incapacidad para improvisar, y tiene la tendencia de hablar consigo
mismo, quería decir el libreto escrito por papá Morrison sobre las
bondades de la vida familiar, pero no ha sido capaz, como tampoco es
capaz de abandonar el ambiente familiar. Bianka Morrison en su
introspección, intenta dejar el cigarrillo, y al aludir
constantemente al pronombre “ella” pone de manifiesto su
identidad sexual. La llamada de “ella” a Bianka cancelando la
cita, porque se va al día siguiente, nos aclara su preferencia,
“ella” es la “Princesa Come Fuego de Catay”, quien trabaja en
el circo junto a “Besos de Fuego” en el Gran Circo Antillano.
Mandrake
Morrison de marcado narcisismo, es un personaje encantador que nos
deleita con su “tango para un hombre irremediablemente bello”. De
carácter extrovertido expresa, que se improvisa sobre la marcha
“dejando que el cuento se construya a sí mismo”. Carlota
Morrison a diferencia de sus hermanas encarna el amor a través de un
embarazo de quíntuples, e interactúa con el público, previendo
que el parto pueda ocurrir en escena. Papá Morrison sale en silla de
ruedas a escena para hablarnos sobre la imaginación y sus efectos.
Los dos actores por primera vez juntos, tras un breve diálogo, se
quitan las máscaras satirizando a la familia y lo que cada
improvisó.
Los
dos actores, Carlota Carretero y Giovanny Cruz en sus
desdoblamientos, producen una acción teatral
formidable, logrando la individualidad de cada uno; Carlota Carretero
es una despampanante Dafne, una frustrada Bianka, y una encantadora
Carlota Morrison. La Carretero maneja a profundidad los diversos
mecanismos de actuación, en cada monólogo logra proyectar el
carácter del personaje, hay en ella una personalidad escénica
recia, fascinante, una movilidad y gesto elocuente, es sin duda una
primera actriz, que se agiganta con el tiempo, hoy como ayer Carlota
logra emocionarnos.
El
histrionismo de Giovanny Cruz se desborda en sus tres personajes,
como el sumiso Baby, el vanidoso Mandrake y el impertérrito Papá
Morrison, logra a través de sus contradictorios personajes crear la
magia utilizando los plurales recursos de la farsa. Un cuarto
personaje representa Giovanny, el de director, totalizador eficaz de
la obra. Los boleros ambientan la escena y nos remiten a la década
de los cincuenta. Una obra para ser disfrutada.
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