Por Miguel Collado
Miguel Collado
Santo
Domingo. (Atanay.Com).- “Yo creo que los políticos dominicanos no hemos
entendido el problema de la cultura en nuestro país”. Es la confesión
dolorosa de un político honesto, de un hombre al que le duele la cultura
de su patria: Danilo Medina Sánchez, candidato presidencial del Partido
de la Liberación Dominicana. Y yo estaba sentado frente a él cuando lo
dijo y vi en su mirada a un ser humano sincero, sensible, que expresaba
lo que sentía, convencido de que los políticos deberían prestarle mayor
importancia a eso que su maestro, Juan Bosch, definía como:
“la
acumulación de todos los conocimientos y de todas las artes que la
humanidad ha venido creando en su larga lucha por dominar la naturaleza
que lo rodea, de la cual saca su sustento, su techo, lo que la viste y
la cura, y en suma todo lo que ha necesitado para mantenerse con vida y
en constante evolución” (“La palabra cultura”, en su Textos culturales y
literarios. Santo Domingo: Editora Alfa & Omega, 1988. Pág. 11).
Ese
memorable encuentro ―que bastó para que me decidiera a apoyarle
independientemente de la decisión que pudiera haber tomado, en ese
momento, el actual Presidente de la República y líder del PLD, Dr.
Leonel Fernández Reyna― tuvo lugar en su oficina, en noviembre de 2010.
Presentes estaban los escritores y amigos César Zapata, Luis R. Santos,
Bismar Galán, Carlos Márquez y algunos jóvenes cineastas cuyos nombres
no logré registrar en mi memoria de bibliógrafo.
Recuerdo
que mi reacción ante esa atípica confesión en la voz de un político
criollo fue la siguiente: “Líder, yo quiero que me permita usted
intentar darle alguna explicación a lo que acaba usted de plantear, que
me parece sumamente interesante”. Humilde ―con esa humildad que nunca
oculta, que siempre le acompaña en su rostro, en sus gestos y en la
atención que presta a su interlocutor― me miró fijamente y me dijo:
“¡Sí, cómo no!”.
“Para que
un político pueda entender el problema de la cultura debería ser mucho
más que un político”, comencé diciéndole, mientras él me prestaba toda
la atención que sólo una persona educada y reconocedora de la
trascendencia del tema es capaz de exhibir. Ese político ―continué― debe
ser capaz de comprender que la problemática de la cultura involucra a
seres humanos con sensibilidades, intereses, sueños, prejuicios, egos y
complejos muy diversos, que varían en función de los ámbitos culturales o
artísticos en los que realizan su labor creadora, por lo que algunas
diferencias podemos encontrar, por ejemplo, entre la realidad de los
artistas visuales y la de los escritores o teatristas. Líder, es que el
mundo de la cultura es un mundo complejo y esa complejidad no es posible
entenderla desde la tradicional mirada política, que sólo alcanza a ver
un voto electoral en cada hacedor o hacedora de cultura; hay que
comenzar a cambiar esa manera de ver al trabajador de la cultura y hay
que hacerlo a partir de una sensibilidad muy singular, no común en
nuestros políticos”, concluí.
Danilo, a
partir de ese momento, como sorprendido con mis palabras ―con las que
todos los allí presentes se sintieron identificados―, puso a mi
disposición los salones de su oficina electoral para trabajar en la
concepción de un proyecto cultural que respaldara su precandidatura
presidencial.
Fue, ese
diálogo con testigos, el inicio de una relación política que habría de
convertirse en el primer paso hacia el nacimiento del Frente Cultural
con Danilo-Sector Externo, movimiento juramentado por él mismo el
viernes 11 de marzo de 2011, es decir, cuatro meses después de aquel
significativo encuentro con ese dominicano que constituye una verdadera
reserva ético-moral del pueblo dominicano.
A mi
memoria asoman sus palabras cuando, entusiasmado, con su diestra
levantada, expresó: “Me siento complacido de tomarles el juramento. Este
es un grupo que puede jugar un importante papel en el sector cultural y
su rol debe ser más en el aspecto cualitativo que cuantitativo”.
Varias
veces he sostenido encuentros similares con Danilo y siempre ha sido lo
mismo: ha expresado su honda preocupación no tan sólo por la educación
sino, además, por la cultura. “En un gobierno de Juan Bosch la cultura
ocuparía un lugar preponderante”, le oí decir en diálogo sostenido, a
solas conmigo y con el escritor Luis R. Santos, en el mes de febrero del
año que discurre. Lo decía y lo sentía, como una exclamación brotada
desde lo más profundo de su ser. Yo lo percibí así, a menos de un metro
de distancia de él.
Danilo
Medina, como lo fue el profesor Juan Bosch, es un abanderado de la
educación y de la cultura y ―porque tiene luces y sensibilidad para
entenderlo así― sabe que no hay forma de lograr que una sociedad avance y
se engrandezca sino está sostenida sobre esos dos pilares fundamentales
del desarrollo humano que son precisamente: la EDUCACION y la CULTURA.
En un
conversatorio sobre políticas culturales, titulado “Cultura y política
cultural” y realizado en diciembre de 2010 en la Sociedad Cultural
Alianza Cibaeña, en la ciudad de Santiago de los Caballeros, Danilo
“destacó los proyectos culturales que se pondrían en marcha en el
gobierno dirigido por él, y resaltó el papel de la cultura en el
desarrollo de los pueblos” (Ver: “Danilo Medina presenta política
cultural en Santiago”, en
http://eljacaguero.com/danilo-medina-presenta-politica-cultural-en-santiago/).
En su
propuesta programática sobre política cultural, en el año 2000, Danilo
Medina ya había dejado bien clara su visión sobre la cultura: “La
cultura es la base de la nacionalidad…Sin cultura es imposible vencer la
pobreza material ni alcanzar la riqueza espiritual”.
* Coordinador Nacional del Frente Cultural con Danilo-Sector Externo
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