"El caos que choferes del transporte público provocan en la Capital se palpa en esta fotografía que se repite en cualquier esquina, sin ninguna precaución y ante la mirada aparentemente tolerante de las autoridades que debían evitarla."
Por: Augusto Feria
Este es el titular principal y el comentario de la primera plana de El Nacional del 6 de octubre del 2009, iba acompañado de una foto gigantesca de uno de estos “caos”. Este mismo día, el comentarista de noticias del canal 9, Henry Pimentel, los calificaba de “acciones terroristas”. La gente común los llama de peor manera, con términos más coloridos y el periódico citado los denomina como causados por “los dueños del país”. Pero todo gira alrededor de los vehículos comúnmente llamados de “concho”, sus choferes, sus “sindicatos” y ese “tigueraje” de “padres de familia” con que nos adorna este subdesarrollo que cala nuestros huesos hasta la médula. No se vislumbra solución alguna; los policías de tránsito y los Amet – que algunos llaman “Ametmaos” – parecen acomodarse a los “mangos bajitos” vigilando las infracciones de la clase media, en virtual acecho; no poniendo el dedo en la llaga. Parecería que estos jóvenes deben de llenar una cuota diaria de multas, realizando sus tareas con la ayuda “hecha” del “rincón del vago”. La solución que el Gobierno vislumbra es a largo plazo, lamentablemente, pero necesitamos paliativos urgentemente, de lo contrario habrá mucho dolor.
La idea original fue de Bienvenido Gimbernard, excelente caricaturista nuestro, quien propuso a Amadeo Barletta, gerente de la distribuidora de los automóviles Chevrolet, de que dispusiera de una flotilla de esta marca de vehículos para alquiler en una ruta fija, una especie de “carros del pueblo”, para llamarla carros de “Concho Primo”, nombre del personaje de su creación, que representaba al pueblo dominicano, muy conocido a partir de los años veinte, que aparecía en su revista “Cosmopolita”. Barletta estableció las rutas, acortando el nombre a: carros de Concho.
Parece que al pueblo dominicano, el destino le va a jugar una jugarreta. En sus “Obras Lexicográficas”, el destacado profesor Patín Maceo explica la palabra ¡concho! como una “interjección con la cual expresa el pueblo dominicano admiración, (¡concho, que tapón!) O asombro, (¡concho, pero será posible!) O extrañeza (¡concho y este taponazo a esta hora!) O dolor (¡concho, no me digas que mataron a Pepito!)”
¿Esto es lo que esperan las autoridades, que demos gritos, alaridos, quejidos de impotencia debido a un vehemente embotellamiento? ¿¡Concho!?
No hay comentarios:
Publicar un comentario