viernes, 20 de julio de 2012

Sobre el uso de la tilde en español

Sobre el uso de la tilde en español

Hace unos días escribimos, en Facebook, sobre las antiguas tildes del adverbio Solo y los demostrativos Este, Esta, Ese; etcétera. También citamos, en otro espacio, el uso de otras tildes (ejemplo: guion) que ha sido suspendido en nuestro digno idioma.
Esto provocó un gran número de comentarios, mensajes y llamadas. Hasta una que otra protesta en contra de los titulares de la Real Academia de la Lengua (RAE) nos fueron manifestadas. Algunas de las protestas llegaron citando las madres de los académicos de marras.
El suscrito entiende que los estudiosos de nuestra RAE están corrigiendo, con acierto, distorsiones que se mantuvieron vigentes en nuestras reglas gramaticales por más tiempo de lo prudente. Además, hacen un decidido aporte para la agilización y actualización de nuestro complicado Lenguaje
Ciertamente el Español es el gran idioma de la Literatura; empero, presenta dificultades y complejidades, como son la conjugación de algunos verbos y el caso de las tildes; entre otras.
Respaldamos estas acciones de la RAE y otras que vendrán, porque creemos entender tanto sus razones como sus propósitos.
¡No debemos resistirnos a los cambios por el simple hecho de mantener vigente nuestra antigua formación! ¡Por supuesto que no!
Reproducimos un fragmento del asunto que nos ocupa que, creemos, explica muy bien el caso y sus motivaciones. En dicho fragmento aún se deja entrever como opcional el uso de las tildes (que es tanto femenina como masculino) que nos ocupan; no obstante, en este momento ya no lo es.

Eliminación de la tilde diacrítica en el adverbio solo y los pronombres demostrativos incluso en casos de posible ambigüedad
  La palabra solo, tanto cuando es adverbio y equivale a solamente (Solo llevaba un par de monedas en el bolsillo) como cuando es adjetivo (No me gusta estar solo), así como los demostrativos este, ese y aquel, con sus femeninos y plurales, funcionen como pronombres (Este es tonto; Quiero aquella) o como determinantes (aquellos tipos, la chica esa), no deben llevar tilde según las reglas generales de acentuación, bien por tratarse de palabras llanas terminadas en vocal o en -s, bien, en el caso de aquel, por ser aguda y acabar en consonante distinta de n o s.

  Aun así, las reglas ortográficas anteriores prescribían el uso de tilde diacrítica en el adverbio solo y los pronombres demostrativos para distinguirlos, respectivamente, del adjetivo solo y de los determinantes demostrativos, cuando en un mismo enunciado eran posibles ambas interpretaciones y podían producirse casos de ambigüedad, como en los ejemplos siguientes: Trabaja sólo los domingos [= ‘trabaja solamente los domingos’], para evitar su confusión con Trabaja solo los domingos [= ‘trabaja sin compañía los domingos’]; o ¿Por qué compraron aquéllos libros usados? (aquéllos es el sujeto de la oración), frente a ¿Por qué compraron aquellos libros usados? (el sujeto de esta oración no está expreso y aquellos acompaña al sustantivo libros).

  Sin embargo, ese empleo tradicional de la tilde en el adverbio solo y los pronombres demostrativos no cumple el requisito fundamental que justifica el uso de la tilde diacrítica, que es el de oponer palabras tónicas o acentuadas a palabras átonas o inacentuadas formalmente idénticas, ya que tanto solo como los demostrativos son siempre palabras tónicas en cualquiera de sus funciones. Por eso, a partir de ahora se podrá prescindir de la tilde en estas formas incluso en casos de ambigüedad. La recomendación general es, pues, no tildar nunca estas palabras.

  Las posibles ambigüedades pueden resolverse casi siempre por el propio contexto comunicativo (lingüístico o extralingüístico), en función del cual solo suele ser admisible una de las dos opciones interpretativas. Los casos reales en los que se produce una ambigüedad que el contexto comunicativo no es capaz de despejar son raros y rebuscados, y siempre pueden evitarse por otros medios, como el empleo de sinónimos (solamente o únicamente, en el caso del adverbio solo), una puntuación adecuada, la inclusión de algún elemento que impida el doble sentido o un cambio en el orden de palabras que fuerce una única interpretación.

Repetimos que: 
¡No debemos resistirnos a los cambios por el simple hecho de mantener vigente nuestra antigua formación! ¡Por supuesto que no!


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