martes, 6 de septiembre de 2011

Los toques finales de «Master Class”

Los toques finales de «Master Class”

Seis de la tarde. Estamos casi listos para el ensayo del sábado 3 de septiembre. Será el último fin de semana que estaremos ensayando «Master Class», porque el martes 6 se efectuará una función de gala y el vienes 9 el estreno regular de la pieza que auspician los Estados Unidos de América.

Parecería que los norteamericanos han estado diciendo a Francia y España: Bueno, señores, en el asunto cultural vamos a luchar contra ustedes con nuestros mejores misiles literarios y artísticos, de muy largo alcance y capaces de reconstruir el mejor espíritu del hombre.

¡Qué bien! Porque Estados Unidos de América  había dejado, respecto a nosotros, que Europa le comiera los caramelos en esos renglones. Aunque debo aclarar que la decisión de los USA de entrar en la competencia cultural en este país es vieja, aunque no sistemática. El suscrito, cuando dirigió dos Festivales Internacionales de Teatro, recibió un militante respaldo norteamericano. Y no pocos artistas teatrales y hacedores de cultura se han entrenado con el respaldo de los USA.

Recuerdo que cuando el terrible atentado del  11 de septiembre, se encontraba en el país una amplia delegación teatral norteamericana (En el corazón de la bestia), lista para participar en nuestro III Festival Internacional de Teatro. Propusimos, dado todo el dolor producido, posponer el Festival hasta que el duelo por los asesinados en aquel inconsecuente atentado pasara. Los norteamericanos nos comunicaron que deseaban seguir con las actividades. Suspender el asunto era otra forma más de dejarnos vencer por el terror.

Pero, volviendo al presente, el director Carlos Espinal concluye el ensayo dándole las gracias al elenco por la soberbia demostración artística que ha dado esta noche. El texto de McNally ha sido, durante todo el proceso, eficiente y adecuadamente defendido por los actores, cantantes  y músicos que intervienen en la pieza. Por supuesto que en algunos momentos las tensiones de rigor se han manifestado.

Cecilia García (aún con María Callas en su epidermis) pregunta por  el vestuarista, ya que hay unos aspectos del vestuario que deben ser revisados. Se le informa que está en Brasil cumpliendo otros compromisos. Si la felicidad que nos dio el ensayo realizado no hubiese estado aún latente el estallido de la genial actriz y productora hubiera sido formidable. De todos modos Leonel Lirio ya había cumplido con su rol y entregado su vestuario. Empero, siempre hay algo que falta en los últimos minutos.
    —¡Brasil un carajo—

Uno de los cantantes pregunta si el ensayo del domingo podría ser solamente en la tarde. Parece que él tiene un compromiso previamente establecido. Carlos Espinal se ha vuelto simplemente mirada. No hizo falta nada más. Les juro que vi rayos y centellas saliendo de sus ojos. Hasta la gran Cecilia se colocó delante del lírico para que los rayos letales del director no le alcanzaran. De todas formas todo queda superado. El ensayo del domingo será en la mañana.

Dante Cucurullo, al momento de despedirnos, deja caer un dardo desbastador, como hacían aquellos legendarios jinetes partos cuando ya concluían una de sus famosas incursiones. Dice que le informó un músico invitado por la sinfónica que Terrence McNally vendría a ver la puesta en escena dominicana de su gran pieza teatral. Ya esa noticia se había dado como posibilidad, pero se había diluido un poco y la habíamos descartado.

Por supuesto, que regresó, por culpa de Dante, toda la tensión que había sido superada. No solamente porque McNally sea un dramaturgo de fama mundial, no por su indiscutible calidad literaria; sino porque siempre los intérpretes serios queremos ser lo más fieles posibles a los autores. Desde luego que un creador jamás será un simple lector de lo que un dramaturgo escribiera; pero no es cierto que el texto es solamente un pretexto. Sabemos que el  primer acto teatral es escritural. Y lo inicia el autor dramático. De sus premisas, personajes, acciones, trama y palabras partiremos. Y hacia su propuesta universal conduciremos todo el proceso creativo. No hacerlo entraña una traición que debe ser castigada con la pena máxima en el arte: el desprecio absoluto de espectadores y críticos.

Prometimos irnos a nuestras casas. No habría, supuestamente, bohemia aquella noche. Empero, Cecilia y Carlos deciden reunirse para planificar el próximo ensayo y nuevas estrategias. Solicitan que el suscrito, que en la puesta en escena interpreta un cascarrabias tramoyista, los acompañe. También Lourdes López, asistente de producción, va con nosotros. Nos tomamos algunas copas de vino y consumimos miles de palabras. Finalmente estamos listos para irnos... no a dormir, sino a desvelarnos hasta el ensayo siguiente.

El ensayo del domingo está pautado, como dijimos, para las diez. Llego una hora antes y ya Carlos Espinal está en la Sala Ravelo. Fidel López y su equipo amanecieron trabajando la escenografía, que me atrevo a adelantar será por mucho tiempo la mejor realizada en la difícil Ravelo.

Cecilia llega al ensayo con ojeras. Obviamente tampoco ha dormido. La troupe la sigue casi inmediatamente. Dante Cucurullo señala que el piano tiene un ligero golpe en un costado. Todos sienten en ese instante odio por los tramoyistas. Aún así, el maestro Cucurullo comienza a calentar sus dedos, las teclas y las cuerdas. Los cantantes se acercan y ejercitan sus cuerdas vocales. Las arias que interpretan en la realización son muy complejas.

Me he aislado un poco y me pongo a escribir estas crónicas. Fidel y los tramoyistas piden más tiempo para concluir su hermosa e impresionante escenografía. Llegan la maquilista y la peluquera. Trabajan en sus respectivos aspectos con los artistas. De pronto —¡Maldición— Camelia, la peinadora, decide hacer su trabajo en el lugar en el cual escribo. Giovanna Sangiovanni y Lourdes López modifican el vestuario de Dolly García.

Cecilia solicita que el súper héroe (ella y su esposo Segundo Imbert se confunde y cambian mi apodo de  «Semidiós”, por el de «Súper Héroe»). Desea escuchar mi opinión sobre el maquillaje que le han hecho. Estoy maravillado con el trabajo de Mónica Mendoza. Entre ella y Cecilia han resucitado a María Callas.

Tac, tac, tac, martillean Fidel y los tramoyistas. Bueno... Fidel, se burla Cecilia, sólo martillea en su roja y pequeña Mac. 

Pasan de las doce. Tenemos hambre. Envían por emparedados a la Payan. Los traen, pero uno del elenco es vegetariano y Dante alérgico al queso. A alguien se le olvidó preguntar esos detalles. Se resuelve el asunto. Comemos, reposamos y ensayamos. 

No nos gustó el resultado del primer acto. El director decide repetir. Todo queda  a pedir de boca. ¡Ahora si! ¡Que venga el McNally ese!

El segundo acto queda bordado. Ya estamos listos para el ensayo general del lunes y la presentación del martes. 

Cecilia García, Dolly García, Nelson Veras, Carolina Camacho, Pedro Pablo Reyes, Antonia Chabebe, Carlos Espinal y Fidel López están listos para cumplir con su destino en el teatro dominicano: convertir a «Master Class» en referencia artística obligada. ¡Recuérdenme agradecerles haberme permitido acompañarlos!

No hay comentarios: