No a pocos les causará extrañeza el título del artículo de hoy. Desde él parte una historia, desde luego, y dos acontecimientos. Me explico.
Ocurre que en el día de ayer (en un acto descortésmente retrasado) se declaró a Santo Domingo como Capital Cultural del mundo.
Aunque no estaba en el acto (al parecer mis bonos han bajado hasta tal punto que ya no me invitan a actividades de este tipo) celebrado en Palacio Nacional, me enteré que en medio del asunto ocurrió un apagón. ¡Toda una vergüenza!
La persona que hace la mayoría de los oficios en mi casa es sumamente ocurrente (un día tendré que hablar ampliamente sobre ella) y de una sagacidad sorprendente. En un programa de televisión vespertino estaban comentando los hechos ocurridos en el Palacio Nacional, no sin cierto sarcasmo. Pues la “oficiosa” de mi casa, con la simpática agudeza que le caracteriza, y sin dejar de moverse inquieta por la terraza donde estábamos, comentó: Oiga eso: en ei Palacio de la Policía hubo un apagón cuitorai.
Confieso que reí a mandíbulas batientes. Efectivamente había ocurrido ese primer apagón en un acto cultural (En el Palacio de Gobierno), precisamente en un momento en que la Cultura en nuestro país necesita de algunas teas.
Pero así como este apagón, que resultó hasta chistoso, ocurrió otro: un a-pagón (a-porte en dólares a una persona), que según se desprende de un artículo avalado por la redacción de Clave Digital, es un trago amargo y desagradable para aquellos que amamos la Cultura en todas sus manifestaciones.
Clave Digital denuncia que el otorgamiento del título a Santo Domingo como Capital Cultural podría no haber sido otra cosa que una transacción económica.
Siempre citando a Clave Digital, el dato se desprende de informaciones publicadas en periódicos de México y España.
Clave Digital también informó que:
Seguramente muchos interesados en la Cultura querrán una explicación rápida y clara sobre este asunto. Al suscrito realmente le gustaría. Empero, no se hace muchas ilusiones. Imagino que la darán. Pero, ¿será cierta?
Ocurre que en el día de ayer (en un acto descortésmente retrasado) se declaró a Santo Domingo como Capital Cultural del mundo.
Aunque no estaba en el acto (al parecer mis bonos han bajado hasta tal punto que ya no me invitan a actividades de este tipo) celebrado en Palacio Nacional, me enteré que en medio del asunto ocurrió un apagón. ¡Toda una vergüenza!
La persona que hace la mayoría de los oficios en mi casa es sumamente ocurrente (un día tendré que hablar ampliamente sobre ella) y de una sagacidad sorprendente. En un programa de televisión vespertino estaban comentando los hechos ocurridos en el Palacio Nacional, no sin cierto sarcasmo. Pues la “oficiosa” de mi casa, con la simpática agudeza que le caracteriza, y sin dejar de moverse inquieta por la terraza donde estábamos, comentó: Oiga eso: en ei Palacio de la Policía hubo un apagón cuitorai.
Confieso que reí a mandíbulas batientes. Efectivamente había ocurrido ese primer apagón en un acto cultural (En el Palacio de Gobierno), precisamente en un momento en que la Cultura en nuestro país necesita de algunas teas.
Pero así como este apagón, que resultó hasta chistoso, ocurrió otro: un a-pagón (a-porte en dólares a una persona), que según se desprende de un artículo avalado por la redacción de Clave Digital, es un trago amargo y desagradable para aquellos que amamos la Cultura en todas sus manifestaciones.
Clave Digital denuncia que el otorgamiento del título a Santo Domingo como Capital Cultural podría no haber sido otra cosa que una transacción económica.
El nombramiento de “Capital Americana de la Cultura” que desde este martes ostenta Santo Domingo de Guzmán, al recibir el galardón de manos del El Bureau Internacional de Capitales Culturales, que preside Xavier Tudela puede resultar de alto costo para los contribuyentes dominicanos, tanto que ronde el medio millón de dólares.Es decir: un tremendo “pagón” cultural.
Siempre citando a Clave Digital, el dato se desprende de informaciones publicadas en periódicos de México y España.
Por ejemplo, en el portal www.larevista.com.mx, con fecha 2 de febrero de 2001, se lee el siguiente titular: “Capital Americana de la Cultura” “Escándalo en Colombia: varias ciudades rechazan comprar el premio”.
A seguidas explica que “un negro panorama se cierne sobre el despacho de publicistas españoles que venden este galardón en Hispanoamérica, pues en Colombia varias ciudades se niegan a participar por considerar que no están claras las condiciones de pago que les exigen por otorgarles el reconocimiento "Capital Americana de la Cultura" y, en particular, por que dudan de sus "bondades".
Indica que la primera en decir que el nombramiento no es gratuito fue la alcaldesa de Pereira, Martha Elena Bedoya quien aseguró que a la hora de asumir la designación le pidieron desembolsar 450 mil dólares "como contraprestación a la divulgación internacional". Después lo hizo el alcalde de Manizales, Germán Cardona, a quien el presidente de la OING, Xavier Tudela, le comunicó que debía invertir 470 mil dólares, por el mismo concepto.
Este mismo portal noticioso publicó en fecha 1 de septiembre de 2000 que en Mérida, Yucatán (México) hubo un manejo irregular de recursos vinculado a la compra del premio para esa ciudad, lo que motivó una reacción de políticos del gobierno y de la oposición.
Clave Digital también informó que:
Asimismo, el 21 de octubre de 2002, el portal www.elmundo-eldia.com, de España, tituló: La prensa de Iberoamérica lo bautizó como “vendepremios”, y se refería a Xavier Tudela, el presidente del “Bureau Internacional de Capitales Culturales”.
Según el periódico “poco quieren algunos países latinoamericanos a Xavier Tudela. En México lo llaman “vendepremios”. En Colombia lo acusan de “buscar negocios en las antiguas colonias de América”. Más duros son en Ecuador, donde se refirieren a él como “neoconquistador [...] que quería cambiar espejitos por dólares”.
Pero el asunto nada más no involucra a a las antiguas colonias ibéricas. No. También por Canadá caminaron los llamados “vendepemios”
Tudela intentó venderle el premio a la ciudad de Toronto, Canadá, en el año 1998. Pero la oferta fue rechazada atendiendo a las siguientes razones: “Por un lado la supuesta ONG que concedía el título exigía que la ciudad pusiera a su disposición un elevado número de trabajadores; por otro, el galardón costaría a las arcas públicas de Toronto 425.000 dólares. Un dinero que Toronto debería entregar “a cambio de los servicios prestados a la ciudad escogida” por la organización que presidía entonces Tudela.”
Seguramente muchos interesados en la Cultura querrán una explicación rápida y clara sobre este asunto. Al suscrito realmente le gustaría. Empero, no se hace muchas ilusiones. Imagino que la darán. Pero, ¿será cierta?
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