sábado, 12 de noviembre de 2016

12 de noviembre




12 de noviembre


Te celebro hoy en toda la dicha
de este venturoso mundo mágico
donde el tiempo fue y sigue siendo una quimera.

Te celebro en la palabra perdida
ida cuando se convirtió en profecía
sólo para volver a su origen: la Poesía.

Te celebro en todas las pasiones
que ha mucho describieron Ovidio y Shakespeare
y en sus poemas que debí escribir primero.

Te celebro en el sol y sus lágrimas
porque de ahí viniste
y venimos
te irás
y nos iremos.

Te celebro en esos otros dioses ignorados
u olvidados
que susurran nostálgicos hechizos
en los oráculos antillanos.

Te celebro en cada una de las miradas amadas
que expectantes
jamás renuncian a su condición de espejo.

Te festejo en cada movimiento
de las negras cinturas caribeñas
peligrosas como sus antiguas travesías.

Te festejo en esos vocablos inconclusos
que enseñan el verbo atrapado en los silencios.

Te festejo en las leyendas ancestrales
que esconde la maraca
y el güiro
y la tambora
y la guitarra
y mis danzas.

Te celebro en el vino que llegó en tres carabelas
y en la chicha que bebimos antes.
Lo hago en los labios ofertados
temblorosos aún después de las caricias.

Te festejo en cascabeles y espejos
de los diablos cojuelos
esos dioses que saltan en todos mis espacios.

Te celebro en la renovada eternidad de cada día
que convierte los duendes en certezas y presente
para poder explicar las labores de Sísifo.

Te celebro en los dos cuernos de la luna
que se esconde detrás de la montaña
para evitar otros resplandores
y admirarse en los suyos
cuando la historia se la devuelve el río.

Te festejo en la paloma y el gusano
en el pico del águila y en las plumas del perico
en el amor veloz del picaflor
en las hojas del viejo otoño
que son el primer aviso del invierno.

Te celebro en la correspondencia del cosmos y la arena
en la Singularidad que nos ha determinado
en la vida y en su única hija declarada:
el edén vencido de los hombres.

Te celebro en Bizancio
en aquel 12 de noviembre
que brindaron por la boda de Zoe
en el de sor Inés
en el de Rodín
en todos los otros
y en los míos.

Te celebro en cada una de mis huidas
en las amadas que partieron
en todas las historias que escaparon
y en las que prometieron regresar y no han cumplido.

Te celebro en este nuevo otoño
en sus hojas amargas, difusas y tranquilas
en el sueño y la esperanza
en el amor aún pretendido.

Te celebro Ahora
que es el tránsito


y único tiempo definido.

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