lunes, 15 de junio de 2015

Aunque sea necio repetirlo: "te lo dije"

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Aunque es necio repetirlo: “te lo dije”

Por Giovanny Cruz Durán



Ha pocas noches me  reuní con unos amigos y algunas copas de tinto en el Boga-Boga. Luego de tomar las primeras dos de estas últimas, los contertulios (inusual en bohémicas noches) comenzamos analizar los convulsionados asuntos políticos del momento. Por supuesto que el tema principal giraba en torno al caso de la reelección presidencial.
Había reflexionado dos semanas antes que, dada su vocación de poder, el PLD resolvería su indudable conflicto interno y unificaría criterios.

Uno de los citados contertulios (por supuesto que abanderado al bando contrario a los morados peledeístas) había manifestado su total desacuerdo con el suscrito. Y aunque no compartí sus doctos juicios, acepté sus razones por ser este querido amigo un opositor.
No obstante, en la noche de copas de los tintos en cuestión, retomamos el tema, y como ya los morados se habían, “reconciliados”, cometí el tremendo yerro de decir el abominable (justo después de hacer otros vaticinios políticos)… “te lo dije”.

Mi usualmente comedido amigo, prácticamente, saltó de su silla y casi llegando a la grosería me dijo: “¡Esto no es un asunto de hechicería y manifestaciones agoreras…!”  (No estoy seguro si en ese momento él se sumaba a la fila que me asigna ciertas predilecciones por la mediumnidad).
Asumiendo el rol del tranquilo triunfador parlante, comenté comedidamente que cuando hacía vaticinios estos eran productos de muy profundas reflexiones (justo en es biblioteca personal en la cual escribo durante el día, para luego comentar, como confeso vampiro, por las noches).
Como era obvio que mi amigo estaba alterado por mi inconsecuente… “te lo dije”, luego de dos planteados argumentos más, decidí darle de lado al tema.

Cuando llegué a la casa, tarde en la noche, hice lo habitual: escribir… y rumiar con las palabras (pronunciadas y escuchadas) de la noche.

Entendía que, efectivamente, el nunca protocolar.. “te lo dije” no está exento de necedades, porque no deja de ser un blandir de la fortuna en la cara del pobre. La expresión tiene un dejo de “vaineo”, según lo interpreta el receptor de ella. Los críticos y criticones viven escribiendo que los verdaderos creadores del Arte y la Literatura, son intolerantes ante las críticas. Empero, les aseguro, que ningún escritor o artista es tan intolerantes como ellos ante cualquier tipo de imputación o corrección. Por eso, a los analistas no les agrada que les analicen, ni a aquellos que suelen “decirnos” sus amplias razones les gusta el terrible… “te lo dije”.

Luego de esta larga nota introductoria, adelanto la presentación de mis disculpa, pero tendré que recurrir una vez más al necio… “te lo dije”.

Con mis amigos y conocidos he conversado ampliamente sobre la creación humana. He comentado y escrito que venimos de una Singularidad y no de una mentalidad totalizadora.
¿Esto me define como A-teo? Por supuesto que no. Si aceptamos que el Espacio siempre ha estado ahí y que un día comenzó a curvarse para concluir en la Singularidad de marras que nos creó, dimos categoría eterna al famoso Espacio. Así las cosas, este tenía, en consecuencia, los atributos similares que los creyentes otorgan a Dios. Me diferencia estribaba, entonces, en negarle a esa masa de Espacio-Tiempo, la capacidad de razonar; aunque si le confería la hermosura poética de manifestarse.

Suelo escribir y conversar poco de asuntos religiosos, por lo irritante que estos pueden resultar. Pero, partiendo de la óptica de la Religión (entro en el tema de hoy), entendía que era un absurdo hablar de Infierno y citar a la Biblia (un libro con errores y horrores ampliamente analizados) como una fuente incuestionable del Saber.




Planteaba, que si los creyentes aceptaban a Dios como Omnipotente, Omnisapiente y Omnipresente; no había forma razonable que pudiera, entonces, aceptarse la existencia de un lugar en el cual hubiese ausencia de la Divinidad, ni una lucha durante siglos contra ella. Como tampoco pudiese darse el caso de que la citada Divinidad no supiera que se estaba conspirando contra ella. Bueno, tampoco podía entender de qué manera pudo darse el proceso de reconversión, en el cual seres perfectos (arcángeles, ángeles, querubines y santos) un día comenzar a tener imperfectas ambiciones.

En el caso de la Singularidad se explicaba solo porque esta siempre ha estado en evolución. Pero… ¿qué esto ocurriera en el los predios divinos? ¡Un absurdo!

El caso es que el papa Francisco acaba de sellar (¿?) el asunto al proclamar que el Infierno es una idea Literaria y que hasta asuntos como los de Adam y Eva son simplemente… anecdóticos.

Este papa, que a mi me gusta mucho, parece decidido a revolucionar los asuntos del catolicismo. Lo está haciendo ya, para ser justo con él. Tanto que ha dado avances espectaculares en temas de tolerancia religiosa y dogmas. El papa actual ha decidido extender una mano amiga a homosexuales, ateos, comunistas y hasta los sencillamente dudantes, como el suscrito.

Estoy tan entusiasmado con este asunto que creo que él (y el movimiento intelectual que lo sustenta dentro de la Iglesia) se encamina a unificar criterios científicos, políticos, ideológicos y religiosos que tradicionalmente muchos han visto como enemigos irreconocibles. Creo que unos complementan otros. 

Un problema que tiene la Ciencia, para este escritor, es que es sorprendentemente “deshumanizada”, aunque tiene tanta sabiduría. En cambio, la Religión está llena de poesía, aunque no siempre pueda asistirse del raciocinio. Sólo a las dos juntas habremos de entenderlas como Razón.

En algún momento habré leído que Dios y el Diablo se complementaban. Que uno estaba ahí para asumir los temas de dudosa reputación que el otro no podía, circunstancialmente, refrendar.

¡Pura Literatura!

En definitiva, y aceptando el riesgo una vez más de resultar grosero, te tengo que repetir que… “te lo dije”.

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