domingo, 18 de diciembre de 2011

Supersticiones recurrentes

 Supersticiones recurrentes
por Giovanny Cruz



Hemos publicado en esta La pasión Cultural más de diez entregas tienen que ver con la magia (http://lapasioncultural.blogspot.com/2010/12/el-pentragrama-esoterico.html). (http://lapasioncultural.blogspot.com/2010/12/rituales-invocaciones-y-hechizos.html). (http://lapasioncultural.blogspot.com/2010/11/el-zodiaco-y-los-signos-zodiacales.html). Igual hemos hecho con las supersticiones dentro del teatro (http://lapasioncultural.blogspot.com/2009/09/supersticiones-en-el-teatro.html). El nunca suficientemente admirado Manuel Chapuseaux nos escribe una nota remitiéndonos un artículo, que a su vez le enviara una amiga cubana (que se identifica en Internet con el encantador seudónimo de Ícaro). Chapuseaux me envía dicha entrega, aparecida en un espacio digital llamado Dicionario de Mitos y Leyendas, porque asegura que a nosotros nos gustan estos temas. Es cierto. Y a aseveraciones de él relevo de  Nives Santana. Ja. Para no alargar más de la cuenta este necesario preámbulo, les mostramos el citado artículo. Por si las moscas... ¡crucen los dedos! Uno nunca sabe. ¡Zafa!

En el ámbito teatral, hay gran cantidad de creencias acerca de lo que trae buena y mala suerte. El origen de una gran parte de ellas, proviene del antiguo teatro español. El hecho de no utilizar el amarillo en los vestuarios, por ejemplo, Tiene su fundamento en que en las obras de enredos, cuando el marido sorprendía al amante en el ropero o debajo de la cama en calzoncillos, éstos eran de color amarillo. También puede atribuirse la visión negativa hacia este color a la muerte de Molière cuando representaba -vestido de amarillo- la obra 'El médico a palos"
Los tabúes en el teatro son numerosos:
- Nadie debía sentarse en la escotilla del apuntador, a riesgo de romper el pacto con los dioses de la suerte. La tecnología dejo felizmente esta superstición en desuso...
- No se puede silbar (y menos de noche). En un reportaje el actor Osvaldo Pacheco afirmaba: "silbar, jamas! Si el texto lo exige canturreo"
- Nada de tener claveles, aunque provengan de los admiradores más fervorosos.
- Tejer en un camarín puede traer la desgracia a todo el elenco, y si la lana es amarilla el desafío a la fortuna es doble.
- Ni pensar en mencionar la palabra "víbora". Los actores apelarán a un listado de sinónimos y dígalo con mímica: reptil, la que se arrastra...
Con el vestuario hay muchos puntos a tener en cuenta: además de evitar el amarillo, jamás utilizarlo con lunares, y menos aún tener dos iguales: se debe empezar y terminar la temporada con el mismo.
Al respecto La actriz Iris Marga recordaba en un reportaje: "Representábamos una obra en la que yo era una paisanita. Para estar siempre almidonada, con los volados tiesos, me hice hacer dos trajes iguales. Cuando Carcavallo, el empresario, se enteró, tuvimos un disgusto tan grande que marcó mi alejamiento del elenco"
El camarín también exige ciertos cuidados: No debe tocarse algunas cosas. El actor se limitará a llevar su vestuario, caja de maquillaje y efectos personales, sin llevar nada ni mover nada de lugar. Hay quienes toleran algunos aportes personales, como ser fotos de familiares en el espejo, siempre y cuando sea antes del estreno.
Los métodos de exorcismo son variados:
- Poner azúcar en un rincón del camarín
- Las hojas de ruda son también un buen aliado. Darío Vittori, por ejemplo, las colocaba personalmente en los tableros de la boletería, mientras que no falta quien queme algunas hojas en su camarín.
- entrar con el pié derecho, especialmente en el primer ensayo.
Obras y autores
En la fecha del estreno cuidado con mencionar la palabra "suerte" porque los resultados pueden ser insospechados! Es preferible desear mucha "merde" antes de salir al escenario, o golpear tres veces la bambalina, tocar madera o persignarse.
También hay obras y autores que adquirieron el poco redituable privilegio de ser considerados nefastos. Un claro ejemplo es el de Jacinto Grau, autor de "El señor de Pigmalión". En España nadie lo representaba por su terrible fama negativa. En un reportaje concedido en 1974 al matutino La Nación, José Cibrián contaba que cuando su padre puso en escena la obra en Madrid en la década del '30, "todo el mundo le llamaba insensato, y más aún cuando en uno de los últimos ensayos uno de los intérpretes se presentó pese a que padecía una seria dolencia pulmonar. El actor pagaría con su vida el exceso de profesionalismo, y muchos compañeros le atribuyeron la desgracia a la presunta influencia nefasta de don Jacinto, renunciando a sus papeles...
Entre las obras evitadas la más famosa es Macbeth. Ni representarla, ni citar siquiera tres o cuatro versos seguidos. La fatalidad se encargó de aumentar su mala fama: en 1964 se quemó un teatro nuevo en Lisboa que estaba dando la obra.

Consejo final:

Nunca dejen de tirar en tres esquinas de los teatros en los cuales actúan (y en sus casas también) granos de ajonjolí que puedan agarrar con los dedos de una mano.

Con las enviaciones que se hacen con cinco hojas de totumo (higüero), una limón partido en cruz,  un plato blanco lleno de agua, una vela invertida, un sobre blanco cerrado con tres conitos de hilos de diferentes colores y un plato con sal en grano... se procura... bueno... les cuento luego...
Para los que ya deben estar a punto de escribirnos preguntando cómo hacer el hechizo del círculo mágico de las seis velas con una hoja de sábila, les adelanto... ¡Jum! ¡Eso sería demasiado!
¡Gracias a la misericodia!


















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