Por Giovanny Cruz Durán.
Te celebro hoy en toda la dicha
de este venturoso mundo mágico
donde el tiempo fue y sigue siendo una quimera.
Te celebro en la palabra perdida
ida cuando se convirtió en profecía
sólo para volver a su origen: la poesía.
Te celebro en todas las pasiones
del “Remedia Amoris” de Ovidio
procurando antídoto a las flechas de Eros
uno de los dioses primordiales.
Te celebro en el sol y sus lágrimas
porque de allí viniste
y venimos
te irás
y nos iremos.
Te celebro en esos otros dioses ignorados
u olvidados
que susurran nostálgicos hechizos
en los oráculos antillanos.
Te celebro en cada una de miradas amadas
que expectantes
jamás renuncian a su condición de espejo.
Te festejo en cada movimiento
de las negras cinturas caribeñas
peligrosas como sus antiguas travesías.
Te festejo en esos vocablos inconclusos
que muestran al verbo atrapado en los silencios.
Te festejo en las leyendas ancestrales
que esconden la maraca
y el güiro
y la tambora
y la guitarra
y mis danzas.
Te celebro en el vino que llegó en tres carabelas
y en la chicha que bebimos antes.
Lo hago en los labios ofertados
temblorosos aún después de caricias coronadas.
Te festejo en cascabeles y espejitos
de los diablos cojuelos
cromografía que estalla en miles de colores.
Te celebro en la renovada eternidad de cada día
que convierte los duendes en certeza y presente.
Te celebro en los dos cuernos de la luna
que se esconde detrás de la montaña
para evitar otros resplandores
y admirarse entre los suyos
cuando la histora la devuelve al río.
Te festejo en la paloma y el gusano
en el pico del águila y en las plumas del perico
en el amor veloz del picaflor
en las hojas del viejo otoño
la nota precursora del invierno.
Te celebro en la correspondencia del cosmos y la arena
en la Singularidad que nos ha determinado
en la vida y en su otra hija:
el Edén vencido de los hombres.
Te celebro en Bizancio
en aquel otro 12 de noviembre
que brindaron por la boda de Zoe
en el 12 de noviembre de sor Inés
en el de Rodín
en todos los otros
y en el mío.
Te celebro en cada una de mis huidas
en las amadas que partieron
en todas las historias que llevaron
en las que prometieron regresar
y no han cumplido.
Te celebro en este nuevo otoño
de hojas apagadas, difusas y tranquilas
en el sueño y la esperanza
en el amor que se avisa todavía
impúdico en algún recodo del camino.
Te celebro Ahora
que es el tránsito
y único tiempo definido.
Desde veintiuna copas levantas
tinta en vino
brindo desde temprano hoy
por los 69 años transcurridos.
¡Salud!
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