domingo, 27 de junio de 2010

La carta de Carlos

Nuestro querido amigo e intelectual Carlos Castro nos remite un carta donde él comenta los juicios simples de alguien que desde cierto Centro intenta abrogarse, sabrá Dios con cuáles intenciones, la autoría de una idea y una precupación que vengo escuchando, leyendo y personalmente formulando desde hace muchos años en el Teatro Dominicano. La falta de luces hace que el individuo en el Centro reflexione de manera pintoresca pero profunda sobre los asuntos que hoy preocupan a los hacedores criollos de teatro . Veamos la carta de Carlos y luego nuestro comentario.

Yo creo que el factor precio es un elemento en la no asistencia de público al teatro,  no el factor que determina la inasistencia. Existen otros factores como son: la calidad de lo que se presenta en los escenarios dominicanos, obritas que  no cautivan la inquietud de un público moderno, joven  y con mucha opción de consumo. El teatro dominicano no brega con nuestra problemática, y a excepción de algunos directores, la mayoría no conoce ni el oficio de dirigir bien a un actor. A esto se agrega, una política equivocada sobre el uso de las salas públicas donde César Suarez o Roberto Salcedo gozan de más beneficios que tu y Giovanny Cruz. No existe inversión seria  en publicidad.
Lo mejor sería para el hombre y la mujer de oficio, vivir de lo que hace, o sea cobrar bien.  
De la única manera que  la entrada al teatro puede ser casi gratis es si existiera una política pública que proteja al teatro y los teatristas como una actividad que deber recibir subsidio, aún como se hace en países desarrollados. De lo contrario. ¿Quién cubre la inversión de una producción?  
Creo que el problema es más complejo que regalar las entradas al público, no podemos caer en políticas que a la larga reflejan populismo artístico.
Debemos hacer mejor teatro y presionar al Estado para que comprenda que el teatro al igual que el cine debe ser protegido como patrimonio público, como actividad que en sí misma no es lucrativa.
Con aprecio.
cC

El veterano, actor, director y dramaturgo Iván Garcia responde brevemente a Carlos Castro diciendo que básicamente está de acuerdo con él. También el suscrito lo está... básicamente. Por eso citamos, en el artículo publicado en este blog sobre el tópico, (Solicutud pública de entrevista) el fenómeno de los precios como uno de los males que nos afectan. Por eso hablamos en dicho artículo de la competencia desleal, de inconguencias, de la publicidad, del respaldo económico y de lo que ya ha tratado con profundidad el siempre genial Manuel Chapuseaux en su "Política de salas públicas". Por eso, también, citamos las luchas que hoy libran gente nuestra desde el Teatro Guloya para dotarnos de una Ley de Teatro.

Ciertamente el asunto de las tarifas, cuya preocupación actual un "insidioso conocido" ridiculamente reclama como suya, es sólo un aspecto del asunto. 

Ahora, no podemos negar el hecho de que al Festival Nacional de Teatro los espectadores han acudido masivamente. Y dentro del Festival, en eso de la calidad artística, ha habido de todo. 

Entonces insistimos en algo que tenemos años planteando (hasta cuando fuimos Vice-Ministro de Cultura): los productores teatrales nos hemos visto obligado a subir nuestros precios y es una de las tantas causas que ha alejado a los espectadores de teatro. 

Desde luego que Carlos acierta cuando plantea que hay otras razones envueltas en el asunto. Igual lo hace con otras preocupaciones y sugerencias que plantea.

Una que no cita Carlos Castro es la poca unificación de criterios que exite en nuestro teatro. El mismo éxito de espectadores logrado en el presente Festival, que debe ponernos a todos de fiesta, parece ser envidiado y boicoteado por gente nuestra enquistadas en determinas esferas de influencia. Llegando al extremo (aquí todo se sabe) ciertos teatreros y teatreras, de intentar inutilmente desmeritar al Festival y despotricar en las puertas de los teatros contra la organización y las puestas en escenas presentadas.

En ese mismo tenor: resulta altamente sospecho que en estos momentos se reclamen engañosamente, autorías de precupaciones generales y que sean presentadas de manera simplistas. Parecería que se pretende escupir la sopa (como gusta decir a Rafael Villalona) y evadir el bulto.


Contrariamente a esto Manuel Chapuseaux ha enviado un buen bien elaborado documento sobre  la política a seguir en las salas públicas que es un punto de partida y un trascendental apòrte al tema que nos ocupa. En el documento de Manuel, básicamente, lo que se consigna es una polítca de cosas claras y reglamentadas.  

Lo mismo hace por su lado el actor y productor teatral Exmin Carvajal, que en estos momentos elabora una propuesta de protección a  la actividad teatral, cuyos presedentes él detecta en varios países latianomericanos; los cuales Exmin contacta en estos momentos para argumentar con la experiencia sus ideas.

Adelantamos que la reunión con el querido amigo Lantigua va. Probablemnte se hará con pocas personas inicialmente. Pero, para ello, convocaremos previamente a unos cuantos directores y productores en nuestra casa a una reunión-cena (ya saben que la calidad de la misma está garantizada) para discutir y elaborar una propuesta realizable que debemos hacer llegar al amigo y Ministro de Cultura.


No pretendemos, desde luego, mostrar al Ministro Lantigua una propuesta personal de todos estos asuntos. Eso sería injusto. Esto así porque las reflexiones formuladas y motivadas salen, indubitablemente, como se plantea en el artículo anterior, de todas las conversaciones y correspondencias que sostenemos los verdaderos creadores teatrales dominicanos.

Lo que deseamos particularmente, lo único (y quizás seamos de los teatreros que menos lo necesitamos), es que nuestro teatro sea realmente una actividad digna y profesional, respetada al menos por un grupo importante de dominicanos.

 Por eso insistimos en que... ¡Viva el teatro dominicano!
Pero antes que nuestro gran amigo Carlos Castro lo señale... ¡El buen teatro dominicano! 

Nota: Como un regalo muy especial el gran teatrero dominicano, que triunfa hoy en Estados Unidos, Carlos Espinal ha enviado un nostálgico vídeo realizado hace años para la puesta en escena de "La Virgen de los Narcisos". Lo compartimos con ustedes, si es que la tecnología nos lo permite. Si no pueden abrirlo aquí recomendamos entrar a lapasioncultural.blogspot.com y buscarlo en la barra de vídeo. Esta obra, presentada durante todo un mes a casa llena en la sala principal del Teatro Nacional, es parte de nuestra sensible historia.