sábado, 28 de agosto de 2010

EL VUDÚ EN DOMINICANA

Nota: Dagoberto Tejeda, indudablemente el más sagaz, persistente y dedicado de los investigadores de nuestra cultura autóctona, ha solicitud nuestra nos ha enviado una ponencia que hace poco presentó en una reunión en la Guyana Francesa. Este aporte de mi admirado  amigo Dagoberto no tiene desperdicio. Para La Pasión Cultural constituye un auténtico hito. Es un gran privilegio el  que nos otorga Dagoberto Tejeda al permitirnos publicar este valiosísimo trabajo de investigación y reflexión. Recomiendo a los Pasionarios no tan sólo leer esta entrega con detenimiento sino conservarla. Es un hecho prácticamente único en este tipo de blog. Lo publicaremos, por su extención, en varias entregas y con pocos de los gráficos que usualmente colocamos dentro de los trabajos culturales que aquí publicamos.
Si gustan envíen la ponencia de Dagoberto Tejeda Ortiz a amigos y relacionados. Un aporte como éste tiene que trascender.

EL VUDÚ EN DOMINICANA
por Dagoberto Tejeda Ortiz

HÉRITAGE CULTUREL AFRICAIN ET PRATIQUES RELIGIEUSES DANS IAMÉRIQUE DES PLANTATIONS
                                                                                                    CAYENNE, GUYANE.


FUNDACIÓN INSTITUTO DOMINICANO DE FOLKLORE

Ponencia dedicada a Joel James, antropólogo cubano


Para hablar de vudú hay que comenzar en África y para encontrarnos con el en América históricamente hay que partir de la empresa socio-económica del  “descubrimiento y colonización” del “Nuevo Mundo” en 1492, donde geográficamente tenemos que detenernos en la isla de Santo Domingo, en pleno corazón del Caribe. 

En el Golfo de Benín, en el espacio comprendido entre Ghana, Togo y Nigeria, en el corazón del escenario donde embarcaron a la fuerza en calidad de esclavo a miles y a millones de seres humanos, el Vudú, era una expresión religiosidad de espiritualidad.  “En Benín, la palabra Vodún hace referencia a una potencia terrible y misteriosa capaz de intervenir en cualquier momento en los asuntos humanos”.  En Dohomey y en Togo, entre las familias pertenecientes a la familia lingüística de los Fon, un vudú es un “Dios”, un espíritu, una “imagen” que las protegerá, las hará crecer en paz y le ayudará a desarrollarse.

Aunque cada una de estas sociedades tiene su cultura y su estructura social particular, con estratificaciones sociales específicas, la etnia, la familia y el poblado en si mismo, juegan un papel importante en su identificación, ya que aunque el Vudú sea común entre ellos, en cada contexto tendrá su propia especificidad.

Las expresiones del Vudú Africano, sus rituales, tienen lugar en templos construidos para estos fines.  En ellos, se realizan ceremonias colectivas, con invocaciones, rezos, cantos y danzas, acompañados de tambores, guiadas por sacerdotes, donde se ofrecen sacrificios de animales, ofrendas, a fin de conseguir deseos, protección y dar gracias por favores recibidos.  “En efecto, las divinidades intervienen en el curso de las ceremonias a través del cuerpo de los fieles, casi siempre del cuerpo de los iniciados (o hunso); cuando un individuo entre en trance se dice que se convierte en el “caballo” de un “espíritu”.

Estos vudús se encontraran juntos fuera del África en la isla de Santo Domingo, donde tendrán otras expresiones religiosas, nuevas formas espirituales dentro de un sincretismo creador, cuando en su proceso histórico, como resultado de formaciones sociales diferentes, encontraremos un vudú en Haití y un vudú en Dominicana, con elementos comunes y  elementos particulares.

La trata negrera, el proceso de plantación, el sistema de esclavitud y el cimarronaje, son los elementos determinantes en el proceso de la formación y surgimiento del vudú como expresión histórica, cultural, religiosa y espiritual en Haití.

A la isla de Santo Domingo, no llegó el africano, sino los africanos, que trajeron diferentes culturales y diferentes religiones, a los cuales se le añade la estrategia de los colonizadores de que nunca compraban esclavos de una mismo grupo, sino de diferentes etnias, para que tuvieran incluso dificultad de comunicarse entre si y evitar así las conspiraciones.   Pero cuando el esclavizado tomó la determinación de buscar su libertad internándose en las montañas más inaccesibles a través del cimarronaje, estos también lo hacían en función de la diversidad, lo que hizo posible en los manieles, palenques o cumbes  un profundo proceso de sincretismo religioso, que dio como resultado nuevas prácticas, nuevas liturgias, mezcla de dioses responsables de una nueva espiritualidad.

Nace un vudú nuevo, diferentes a los existentes en África, que se convirtió en el elemento base de unificación e integración, donde gran parte de los Jefes de los manieles eran sacerdotes al mismo tiempo del vudú.  Y como dice el antropólogo haitiano Laënnec Hurbón “la mayor parte de las etnias de África estarán representadas en Saint Domingue, pero de los tres grandes grupos étnicos .sudaneses, guineanos y bantúes-, la influencia de las tribus fon de Dahomey, junto a la de los yoruba de Nigeria, resulta preponderante y sirve de base unificadora al conjunto de las prácticas trasplantadas a la  isla por los esclavos”.

A la llegada de “los esclavos a Santo Domingo –sigue diciendo Hurbón- menos ligados a una aristocracia real, rinden cultos a diversas familias de espíritus, llamadas naciones o nanchón.  Los espíritus no se llaman ya vodu o vodún, sino Lwa, misté (misterios), zanj (Ángeles) o Santos, según las regiones del país.  Aparece toda una nueva mitología que se enriquece en el corazón de la condición esclavista gracias, por lado, a los contactos desarrollados entre diferentes etnias y, por otro lado, a la aportación de la cultura de los indios caribes supervivientes, el cristianismo y la francomasonería”.

Entre los esclavizados, en todos los campamentos o palenques prevalece el sentimiento y la decisión de acabar con la barbarie de la esclavitud francesa.   Para eso, con la magia y la brujería como aliados, buscaron mecanismos de lucha, donde se destacaba la preparación de venenos, porciones mortíferas contra el colonizador y la elaboración de resguardos, talismanes, “guardacuerpos” para preservar la vida del esclavo y hacerlos inmunes a las balas y ataques de sus enemigos y explotadores, eliminando con estos, el complejo de inferioridad frente al europeo, gracias a la protección de sus dioses, pudiendo así enfrentar decididamente al enemigo.

Se da una larga lucha desigual, implacable, sin treguas, donde los esclavos con mayor conciencia de sus metas, desarrollaron diversas formas de enfrentamientos, privilegiando, además de los efectivos venenos, a la tea incendiaria y la guerra de guerrilla, surgiendo nuevos liderazgos cimarrones que trascendieron a los campamentos locales, predicando la eliminación de los blancos, de los amos, la desaparición de la esclavitud y la llegada de la libertad.

En 1758, después de una aparatosa y –para algunos milagrosa- huida de la hoguera donde era quemado públicamente, emerge la figura del esclavo François Makandal, sacerdote, guerrillero, cimarrón, con dimensiones de héroe, jefe insurreccionar, rebelde, el cual se convirtió en esperanza reivindicadora de los esclavos y en pesadilla para los colonizadores.

Los aires de la Revolución Francesa y la Declaración de los Derechos Humanos agitaban el huracán de la indignación y la rebeldía de los esclavos, que se enervaron con el surgimiento de Boukman, un extraordinario líder cimarrón, sacerdote del Vudú, el cual presidió la noche del 14 de agosto del 1791, con la complicidad y la participación de numerosos jefes cimarrones, el pacto por la libertad de los esclavos, sellado con sangre, en una impresionante ceremonia Vudú.

Ocho días después, el 22 de agosto, se inicia la lucha insurreccional por la libertad y la Independencia, llena de hazañas y heroísmos, donde surgen lideres extraordinarios, como el inmenso Toussaint Louverture, el “Espartaco Haitiano”, Beassou Jennot, Jean Francois, Dessalines, Petión y Chistophe, los cuales hacen posible, con la acción los cimarrones, esclavos y libertos, se hiciera realidad el sueño de la libertad, el 1 de enero del 1804, cuando Haití se convirtió en el primer país que lograba su Independencia en América y en el primer país donde los esclavos lograban triunfar y derrotar, en una lucha desigual, pero justa, llena de coraje y dignidad, al Poder del Imperialismo Francés, rompiendo con la ignominia de la esclavitud.  ¡Fue un triunfo no solamente del pueblo Haitiano sino de la Humanidad, para que la esclavitud desapareciera para siempre de la tierra!  Fue un grito, salido del corazón de los esclavos victoriosos: ¡Nunca más!

Esta ha sido la revolución más hermosa del mundo, donde esclavizados, con su religión reivindicadora y su fe en la libertad y la igualdad de los seres humanos, derrotaron, en una lucha desigual, a un imperio mejor armado y mil veces superior desde el punto militar.

A pesar de eso, los imperios no se daban por vencidos, no podían soportar que fueran derrotados por unos negros esclavos, de origen africano, en base  a la magia y a la brujería del Vudú, depravadas manifestaciones de salvajes africanos , y porque además, esto era un mal ejemplo para las otras colonias, donde los esclavos podían sufrir la tentación de la libertad, porque en Haití demostraron que si se podía, por eso, estos imperios pasaron a desarrollar, como medidas de represalias y de ejemplarización, una campaña  de prejuicios, mentiras y racismos, para obstaculizar la entrada y la aceptación de Haití a la escena internacional, ya que –como afirma Hurbón-  “para los occidentales del siglo XIX, todo cuanto constituye una herencia africana es percibido como un signo de barbarie.  En lo que se refiere Haití, las noticias que llegan de la insurrección de 1791 y la guerra de Independencia ponen de manifestó la asociación entre vudú y salvajismo.  La misma idea, retomada en el siglo XX justificará la ocupación por parte de Estados Unidos y hará de Haití la funesta patria de los  muertos vivientes”.

De esta manera, comienza otro tipo de lucha para la sobrevivencia de la nación Haitiana que va a durar hasta nuestro días: la del racismo y la discriminación como país independiente sustentado por los diferentes imperios, para mostrarle a los demás países caribeños y de América, que lo de Haití fue un accidente histórico y que la incapacidad ancestral de los esclavos negros y africanos, “brutos” y “salvajes”, no les permitirá desarrollarse y entrar al mundo civilizado, ya que su único camino es ser colonia y dependencia de la “protección benefactora” de las grandes potencias occidentales, pero que además, la osadía haitiana al final fue un fracaso, porque todavía sigue siendo el país más pobre de América.

Desgraciadamente, para sobrevivir, los jefes del nuevo país cayeron en la trampa y para allanar caminos, buscando la aceptación en el escenario mundial, trataron de mostrar que eran tan civilizados como los cristianos occidentales, por eso, pasaron a marginar al Vudú, declarándose oficialmente “como un Estado católico”, a pesar de la aceptación e identificación del pueblo Haitiano con el Vudú y de que esta fue el sustrato fundamental para alcanzar su Independencia y su libertad.

Esto desarticuló la estructura psíquica y espiritual del pueblo haitiano, alienándolo, despersonalizándolo , dividiéndolo  y conspirando en contra de su identidad, pasando a ser, de la colonia más rica y prospera de Francia, a un país que se fue convirtiendo poco a poco en una nación cada vez más miserable, la más pobre de América, por el afán de lucro, acumulación de capital de una élite mulata afrancesada, fracasada, alienada, que perdió su dimensión histórica, traicionado los principios de la Revolución Cimarrona, olvidando al pueblo, y por la acción insaciable de los imperios de turno, de chupar todas las riquezas de Haití y seguir explotando, en una expresión neocolonialista, al pueblo y a la nación haitiana.

Como resultado de esa trama internacional de los imperios,  llena de racismo, se articuló una campaña sistemática de descredito para seguir mostrando, que los haitianos son seres salvajes, que no pueden desprenderse de sus supersticiones ancestrales africanas mientras exista el Vudú, “una pretendida religión donde se sacrificaban niños para ser devorados como parte obligatoria de sus rituales”, por lo cual, es una vergüenza para el mundo occidental, razón por lo cual prefieren al atraso, y que por más esfuerzos que se haga para ayudarlos, estos serán incapaces de integrarse a la modernización, al desarrollo y a la civilización.

Para ayudar a Haití, había que desterrar todas esas creencias, se tenía que eliminar al Vudú cosa que desgraciadamente se prestaron algunos de sus dirigentes.  Por ejemplo, en el Código Penal del 1835, su presidente, Jean-Pierre Boyer, especifica que “la práctica del vudú clasificaba bajo la rúbrica de “supersticiones”, el cual es sancionado con multas y penas de cárcel”.

Posteriormente, en esta misma perspectiva, el Estado Haitiano firmó con el Vaticano, en 1850, un concordato donde se establece al catolicismo como la religión oficial.  Esto trajo consecuencias funestas.  De acuerdo con Hurbón, “Una lucha sin piedad se desencadenó contra el Vudú, debido al establecimiento en Haití de una cristiandad organizada.  Esta tuvo  la misión de hacer acceder al haitiano a la civilización, entendida como  oposición a la barbarie; a la superstición representa por la “africanidad” persistente de los haitianos.  No resulta sorprendente, que el clero católico haya podido desempeñar el mismo papel que en los tiempos de la colonia: El concordato ponía a dicho clero directamente al servicio del Estado y de la burguesía.  En semejante cuadro histórico, debemos también de comprender el sincretismo del Vudú con el catolicismo.  Ninguna posibilidad de elegir su religión fue otorgada a las masas del Vudú.  Por esa, ellas intentaron adaptarse a la represión”.

Desde entonces, la acción de la iglesia católica estará dirigida a luchar en contra del Vudú, entendiéndolo como una expresión salvaje de barbarie, a la que hay que desterrar para salvar del oscurantismo y las tinieblas al pueblo haitiano, porque este no era una religión sino manifestaciones diabólicas.  En toda la historia posterior, la iglesia católica participó y en muchos casos fue la propulsora de “campañas de purificación”, llamadas  “campañas antisupersticiosas”, de intrigas, persecuciones, intimidaciones, donde se quemaron templos vuduístas, objetos, imágenes, se persiguieron, golpearon, apresaron a cientos de sacerdotes y seguidores de esta religión.  Fueron acciones represivas tipo inquisición medieval, violadoras de los principios cristianos y negadores de Dios, aunque se cometieran irónicamente en su nombre.

A pesa de todo eso, el Vudú crecía en el corazón del pueblo, pero estos mismos intereses imperialistas, parte de la iglesia católica y las élites haitianas desnacionalizadas, por eso, Haití seguía siendo una tierra de atraso y de terror, llena de supersticiones, de gentes ignorantes que estaban de espaldas al progreso y a la civilización.  Su origen selvático, salvajes, no le permitía, por raza, su naturaleza, y el continente de donde provenían, adaptarse a los nuevos tiempos.  Todo lo que ocurrió históricamente fue una equivocación, un aborto.  Este pueblo, debido a su atraso ancestral no estaba preparado para ser libre, su Independencia fue prematura, un aborto, ya que ellos nacieron para ser esclavos, para servir.  Para que crezcan, requerirán de protección, de educación; donde será necesario tomarlos por la mano y enseñarlos a vivir decentemente, en paz, en democracia, algo para ellos extraño y desconocido, difícil de aprender y adaptarse debido a sus ancestros selváticos.

Fundamentados en estas falsas premisas, aupadas y propiciadas por los imperios de turno, debido a las necesidades geopolíticas del Poder y la dominación, por razones de mercado y de hegemonía, el Caribe se convirtió en una tentación para Estados Unidos, potencia internacional emergente al final del siglo XIX y la entrada del XX.  Después de asegurar el dominio sobre Cuba, tener definido a Puerto Rico, invadieron a Haití, ocupándolo militarmente del 1915 hasta 1934, al igual que como hicieron en la República Dominicana del 1916 al 1924 y en el 1965.

La intervención norteamericana en Haití durante más de quince años fue nefasta y devastadora a nivel socio-económico-político-social, saqueando todas las riquezas, haciéndolo más pobre y cada vez más dependiente.  En lo que se refiere al Vudú, para salvar a este pueblo, según ellos, del canibalismo, las supersticiones y la magia negra, causas de su atraso y de sus males, a pesar de que era una religión “viva”, fueron quemados templos y objetos ceremoniales; confiscados, para nunca devolverse, instrumentos musicales sagrados; perseguidos, encarcelados y asesinados cientos de sacerdotes del culto y seguidores, tal como narró dantescamente el teniente Faustín Wirkus en su libro, éxito de librería, El Rey blanco de Gonáve.

A pesar de toda esas persecuciones, abusos  y humillaciones, por parte de los imperios de turno, de los aparatos represivos policiales y militares locales, del desprecio de las clases dominantes, entreguistas y alienadas, de los prejuicios, del racismo, de las campañas intolerantes y represivas inquisidoras de la iglesia católica, el Vudú no ha muerto ni ha desaparecido en Haití, sino que por el contrario, su crecimiento ha ido aumentando en el seno del pueblo, funcionando como un mecanismo de resistencia, de lucha, de integración y de identidad, ganando cada vez su categoría de “religión” a nivel científico y teológico tal como lo demostró el historiador y antropólogo Jean Price-Mars.

El Vudú es una religión, acorde con los niveles de conocimiento y de conciencia de sus creyentes, con su propio código de comunicación, donde le encuentra sentido a su vida, viabilidades para sobrevivir, razones para vivir y esperanzas para soñar y para trascender a su cotidianidad, aún cuando las precariedades, la pobreza, la explotación, arropen y golpeen a la existencialidad misma, aún en  la muerte, ya que esta tendrá una dimensión liberadora, de purificación, y los difuntos, un papel de protectores, en una relación permanente entre los vivos y los muertos, entre los creyentes y los ancestros.

Para el haitiano, el Vudú no es simplemente una herencia de los ancestros, una religión pretexto, un instrumento de resistencia, de lucha o de identidad, sino que el Vudú le ofrece, tal como dice el antropólogo francés Alfred Métroux “remedios a sus males, satisfacción para sus necesidades y esperanza de sobrevivir”.

A pesar de que “el Vudú no es un culto basado en la escritura; no dispone de dogmas precisos ni de una burocracia centralizada”, ni de un ritual rígido, posibilita sin embargo a sus seguidores, un amplio espacio de creatividad espiritual y de democratización, que le da mayor riqueza simbólica y de espontaneidad para su práctica religiosa basada en su cotidianidad y en sus dimensiones existenciales, donde la magia, “la brujería” y la religión son partes importantes de una misma realidad, como expresión de lo imaginario popular.

A pesar de todo eso, hay una visión del mundo, de la naturaleza, de la sociedad del ser humano, de la historia, de las fuerzas sobrenaturales, de Dios, de los santos, de los ángeles y de los luases o “misterios”, que le dan sentido y coherencia a sus relaciones y a su existencialidad.

En Haití, como resultado de su proceso de formación social, antropológica, étnica-cultural, se dieron históricamente trascendentes transformaciones espirituales, nuevas, inéditas, que le dieron identidad y que son importantes aportaciones a la humanidad.

Los vudú traídos de África por los esclavos, se transformaron en la medida en que el proceso histórico de integración, de sobrevivencia, como resultado de un sincretismo creador, democratizó, diversificó y multiplicó a los espíritus, a tal punto, que en Haití, no se van a llamar Vudún a los mismo, como en África, sino Iwa (Luá) o misté (Misterio), reunidos en grandes familias, que se van a conocer como “naciones” o “divisiones”, simbolizadas en el 21, número mágico en esta cosmovisión.

En este sentido, para Hurbón, al antropólogo haitiano, “los Lwa son espíritus o genios sobrenaturales que pueden intervenir en el cuerpo de los individuos, pero también están presentes en todos los ámbitos de la naturaleza: en árboles, ríos y montañas; en el aire, el agua y el fuego.  Semejante creencia puede sorprender al hombre moderno, poco dado a ver la mano de Dios detrás de todos los acontecimientos naturales.

Los Lwa del vudú establecen una red de correspondencias entre las actividades humanas (la agricultura, la guerra, el amor) y diversos aspectos del mundo natural.  Estructuran el espacio y el tiempo, se hacen  cargo de la existencia del individuo desde el nacimiento hasta la muerte, como si sólo la escucha asidua de los mensajes que le envían pudiera  permitirle conocer su destino.

Ofrecen un modo de clasificar los diferentes ámbitos del universo y la vida social.   El orden y el desorden, la vida y la muerte, el bien y el mal, los acontecimientos felices o infelices, se  llenan de significado gracias a los Lwa, que hacen que nada pueda aparecer absurdo al individuo”.

En todo caso, los luases son expresiones humanas y sagradas, ya que en su vida terrenal fueron seres importantes, que entregaron su existencia a luchar a favor de su comunidad, héroes de jornadas históricas locales, que muchas veces trascendieron a la región como leyenda, que al morir , con poder divino, pasaron a  ser intermediarios entre los seres humanos y el Gran Dios, el cual esta “lejano y cercano a la vez, es demasiado grande para ocuparse de los humanos y delega la tarea de la organización del mundo a los Lwa, con quienes los humanos pueden establecer contactos”, tal como afirma Hurbón.

Los luases o misterios son fuerzas vitales, para ayudar a los seres humanos, entre lo cuales se va a dar una relación directa, de intimidad, donde la familiaridad es importante, los cuales van a humanizarse, sin perder su divinidad, cada vez que entran o bajan, durante la posesión o montadera en la cabeza de sus seguidores, en fiestas, donde se bebe, se come, se baila, se canta, con contagiosos ritmos musicales, al son de tambores, donde se depositan ofrendas, se realizan sacrificios de animales y se representan simbólicamente a los luases en hermosos Vevés, diseños artísticos de expresiones de esencias y contenidos religiosos.

Los rituales, ceremonias y la administración de las acciones del Vudú, van a ser realizadas por un sacerdote, que tendrá un proceso de formación, con ritos de iniciación, en templos habilitados para esto, donde el será la figura central y decisoria, en las cuales ofrecerá consultas y se realizan grandes festividades periódicamente, obedeciendo a un calendario socio-religioso.

Los luases, diferente a lo que ocurría en África, como resultado de un proceso sincrético creador, integran a su mundo a santos y ángeles católicos, como protectores de los mismos, en calidad de “padrinos”, sobre todo después de la intervención norteamericana y las campañas antisupersticiosas de la iglesia católica. 

En este sentido, los luases no son equivalentes a ningún santo o ángel, sino que estos pasaran a ser sus protectores, sus padrinos, y a enriquecer sus poderes, conviviendo en un mundo mágico-religioso, de extraordinaria concentración de energía, en un mundo y en una espiritualidad nueva, diferente, que no comprenden mentalmente los occidentales ni las mentalidades colonizadas.

De acuerdo con el antropólogo francés Alfred Métroux,  “desde el punto de vista antropológico, étnico-cultural-espiritual, los luases fueron genios protectores de los clanes o antepasados divinizados, los Lwa aparecen en Haití como transferencia, en el plano de lo imaginario, de las diversas etnias africanas.  Están reagrupados  en familias llamadas “naciones” (en criollo nanchón), que se dividen en ritos diversos.  Cada rito se distingue por un ceremonial particular con saludos, aclamaciones, cantos, danzas, instrumentos musicales y una categoría de animales previstos para el sacrificio.

En este sentido, encontraremos tres grandes ritos: En el rito Rada se honra a los espíritus de origen dahomeyano considerados en un principio como “Lwa buenos” y que también se llaman “Lwa de Guinea” (Lwa-Genen).  Constituye el rito principal del vudú, hasta el punto de que las ceremonias de iniciación (por medio de las cuales es posible convertirse en Hunsi, es decir, en esposo o esposa de un Lwa.

El rito Kongo corresponde a los Lwa de origen bantú.  Son menos populares que los Rada.  Se los reconoce a veces por el sacrificio canino que les gusta recibir, pero también por exuberancia.

Los Lwa celebrados por medio del rito Petró provienen en su mayoría de la propia colonia de Santo Domingo.  Son especialmente vengativos y se utilizan en las prácticas mágicas; se los llama “amargos” por oposición a los Lwa Rada, percibidos como “dulces”.  A este rito pertenecen igualmente ciertos Lwa del Kongo e incluso algunos Lwa Rada, pero bajo su aspecto violento.

La clasificación de los Lwa en función de los ritos no es siempre muy rigurosa.  Existen ritos secundarios que se han introducidos en el Rada, como Nago que remiten a los espíritus yoruba, integrados en fecha temprana en el vudú dahomeyano.  En el Petró se asocian a veces algunos Lwa de origen Kongo”.

En la práctica, el mundo de los luases en su relación con los creyentes es más complejo, tiene una serie de complicaciones que es necesario tener presente y conocerla, ya que, al igual que en todas las religiones, la realidad no es totalmente ideal, porque “para que sea mundo”, la existencia del bien conlleva siempre su contradicción, el mal.  Dios y el diablo, centralizan, por ejemplo, los extremos límites del cristianismo.

De acuerdo con Hurbón, “como en los demás sistemas religiosos, ocurre a menudo que puede atribuírsele un poder indefinido a un poder indefinido a un Lwa y se le hace ejercer toda clase de funciones de tal modo que ese Lwa acaba por invadir toda la vida del individuo o aparecer como el responsable de todas sus desgracias.  El recurso del sacerdote vudú, interprete del mensaje de las cualidades de los Lwa, puede deshacer semejante vínculo.  En realidad, el poder de un Lwa siempre puede contrarrestase con el de otro  o dominarse por medio de un ritual preciso que el sacerdote vudú conoce.

Si bien las prácticas de magia y brujería son de modo general, reprobadas por el adepto, éste sabe que las fronteras del sistema vudú hay fuerzas peligrosas dispersas a entrar en acción.  Por los demás, se las arregla para detener los golpes bajos y tomar medidas de protección con armas análogas.  En este sentido, existen otra categoría de Lwa, llamada Lwa achté, que es posible procurarse por medio de los oungan y de la que cabe espera un concurso más eficaz que el ofrecido por los Lwa heredados de la familia.  Sin embargo, comprar Lwa comporta cierto peligro, puesto que para ganar su protección hay que establecer a veces compromisos muy peligrosos.  Si no se logra honrarlos los Lwa-achté serán presa de cóleras terribles y sobre la familia se abatirán enfermedades y desgracias”.

Según Hurbón, “el ritual vudú es rico, variado y complejo.  Ninguna ceremonia es del todo igual a otra.  Cada sacerdote tiene sus ritos preferidos, sus secretos y sus bazas propias para atraer a numeroso adeptos”.  Aún así, existe una estructura común , donde –sigue diciendo Hurbón- “una ceremonia de vudú corriente comporta dos secuencias principales: Primero, los ritos de entrada con el desfile de las banderas del oufo, los saludos de los objetos sagrados, entre los cuales están los tambores, los ritos de orientación de los objetos sagrados hacia los cuatro puntos cardinales para delimitar el espacio sagrado y, por último, precedidas de largas oraciones católicas y letanías de los santos, las invocaciones a los diferentes Lwa.  Poco a poco, los bailes de los iniciados al ritmo de los tambores alrededor del poteu-mitan van caldeando la atmósfera.

Los Lwa que participan en la ceremonia deben comer para hacer acopio de fuerzas y conceder mejor los favores a sus servidores.  La segunda secuencia es la del sacrificio o del manjé-Lwa propiamente dicho.  La ceremonia está dirigida por uno o varios adeptos que compran en común los animales preferidos (cabrito, oveja, buey o aves de corral) de los Lwa cuyo concurso se espera especialmente.  Al pie del Poteau-mitan se depositan platos de comida (maíz, tostadas, pastel) y licores, así como animales adornados con los colores del Lwa al que serán sacrificados”

El sacrificio de animales, con un contenido ritual mágico y la posesión o “montadera”, cuando un luá entra en el cuerpo de un sacerdote o un creyente, para humanizarse y compartir con los mortales, son las expresiones del vudú que más prejuicios e incomprensiones han generado entre los puritanos occidentales, ignorando que estas son manifestaciones comunes a todas las religiones, a través de las diversidades de formas que ofrece cada cultura, acorde con sus tradiciones e identidad.

La persecución y la necesidad de la sobrevivencia, enriquecieron la diversidad de expresiones creadoras, trascendiendo al Vudú y a los rituales y ceremonias religiosas, para convertirse en un “hecho social, total y global”., de realización, integración e identidad.  Lo que quiere decir, que el comportamiento de los creyentes, dependerá de sus niveles de conciencia, credibilidad, fe y compromiso como resultado de su cosmovisión religiosa.  El vudú, como afirma Max Paul, “invade e influye el mundo imaginario y las prácticas económicas o a fiestas sociales cotidianas de aquellos que viven con y en torno de él”.

Como expresión de esa riqueza y de esa diversidad, en el Vudú se pueden hoy en día distinguir los rituales de los Rada, de los Petró y de los Congos, además de los Guedés, -sigue diciendo Paul- “familia de luases que pertenecen a todos los ritos”.

La originalidad del vudú para Paul “reside seguramente en su sincretismo, es decir esta capacidad de adaptar, de integrar elementos religiosos de orígenes diversos”.  Esta capacidad explica en efecto, “que a pesar de las condiciones desfavorables, quedan aún vivacidad”.

De todas maneras, el Vudú en Haití hay que analizarlo, para poderlo comprender, en función de su formación social, de su historia y de su cultura, porque él es el resultado de su desarrollo, de su proceso de autenticidad, de su expresión creadora, original, y de su espiritualidad, el cual merece respeto y reconocimiento, no importa si estamos o no de acuerdo con el, ya que hay que verlo como respuesta y como propuesta histórica socio-cultural-política-religiosa, de lucha, de resistencia, de integración, de identidad y de libertad del pueblo haitiano.

jueves, 26 de agosto de 2010

La obsesiva que faltaba


Hacer teatro profesional en la República Dominicana no es asunto sencillo. No lo es. Por supuesto que tal aseveración requiere de una explicación.

Cuando fuimos a presentar a Francia nuestra realización teatral Amanda nos entrevistaron periodistas de los tres principales periódicos franceses y de algunas importantes revistas. Todos terminaban haciendo la misma pregunta: ¿Son ustedes realmente profesionales?

Para los franceses saber esto, obviamente, era vital. Porque la categoría, relevancia y condiciones de una puesta en escena profesional tiene singularidades muy específicas. Claro está que el teatro amateur en Europa es muy bien visto, de mucho nivel y apreciado. Pero un profesional de teatro es otra fragancia.

Desde luego que cuando los espectadores parisinos vieron nuestra propuesta teatral gritaron: ¡Bravo! y ¡Son grandes profesionales!

¿Qué es un profesional de Teatro? En términos simples es una persona que ha estudiado y se ha desarrollado en el campo teatral; pero también es un artista cuya actividad real es el Arte Escénico

En los países culturalmente avanzados no se aceptaría que un supuesto profesional tenga que dedicarle a un trabajo burocrático ocho horas del día y luego, solamente, ensayar dos en las puestas en escena en las cuales participa ocasionalmente. Lo que, ciertamente, es artísticamente contraproducente.

Ese actor o esa actriz de ocho horas impuras y contaminantes de trabajo, mental y físicamente no puede tener al Teatro como actividad principal en su vida. La distracción que esas ocho horas prostitutas determinan es siempre calamitosa  para el resultado escénico.

Sin embargo, en convencionalismo necesario, público, críticos y artistas del país, hemos terminando aceptando el hecho y sus resultados.

Según los parámetros y códigos internacionales pocos, muy pocos, actores y actrices nuestros son efectivamente profesionales. Y las realizaciones escénicas requieren de actores que entreguen tiempo, cuerpos, mentes y almas. Cuando no ocurre esto las actuaciones, aunque la habilidad del director logre disimular, resultan de "pantalla". Término que utilizamos los teatreros para calificar las caracterizaciones vacías, insípidas y sin la sustancia verdadera del Arte.

Fiora Cruz Carretero:
Actriz (aunque joven ya de larga folía interpretativa, con más de diez años de entrenamiento y práctica teatral) y realizadora de cine graduada en Argentina, ha conseguido que el Arte sea lo único en su vida en el plano laboral.

Mario Lebrón:
Es uno de nuestros actores más señeros, aunque se distrae brevemente en una actividad a la cual le dedica el tiempo que él quiere, es un actor prácticamente a tiempo completo.


Por sus respectivos talento, cultura, disciplina, pasión y dedicación (herramientas imprescindibles para alguien convertirse en verdadero profesional del ramo) fueron elegidos para realizar con nosotros la exigente obra que a partir del 5 de noviembre pondremos en escena en la Sala Ravelo del Teatro Nacional: Obsesión en el 507.

Es una pieza demandante. Es lo que llamamos Teatro Total. Las actrices y el actor de la obra tendrán, indefectiblemente, que someter sus cuerpos y su mente a una rutina de trabajo terrible y peligroso. Pero como escribió Luis Rafael Sánchez en nuestra inolvidable Quíntuples: El teatro es una maroma audaz... un feroz riesgo.

En  Obsesión en el 507 los artistas seleccionados están ya sometiendo sus cuerpos a un rigor de ejercicios sin los cuales sería imposible realizar el montaje. Se estudia la pieza en los linderos  culturales como una tesis. Profundizamos en el planteamiento literario para descifrar la maraña de enigmas que hay en el texto literario. Afinamos el buen humor de lo que será el texto dramático. Procuramos la asesoría de Carlos Francisco Elías en los obsesivos asuntos cinematográficos. Hemos repasado y reinventado la técnica de las emociones. Hemos tenido que readecuar los postulados brechetianos. También fue imprescindible recurrir a mi amigo y gran siquiatra César Mella para poder penetrar en los intrincados laberintos interiores de estos personajes y, además, para asegurar la estabilidad mental de mis artistas en escena, que como tales no son precisamente los más cuerdos del mundo (ya les veo el truño).

Por todo esto concluimos que necesitábamos encontrar una tercera actriz para la obra que hiciera teatro a tiempo completo, con estabilidad emocional, con aceptable cultura, disciplinada y que no tema al riesgo que presupone un trabajo como el de  Obsesión en el 507

No fue fácil decidirnos por una tercera actriz. Esta vez, para no meter la pata, consultamos cuidadosamente al equipo de trabajo (Juan Núnez, Asistente de Dirección; Renata Cruz, Diseñadora del espectacular vestuario que pide el autor y a Etzequiel Taveras, Artista Gráfico) y a los otros dos enfocados actores.

En la espera de nuestra decisión en los corrillos teatrales se especuló en demasía. Los murmuradores de rigor "nombraron" docenas de actrices, desde los pasillos bellasartianos se llamó insistentemente a las "seleccionadas" para averiguar su status, corrieron los mensajes en los BB, malintencionadamente nos atribuyeron distracciones personales que jamás existieron, hicieron sugerencias a nuestros allegados, listas de actrices para el papel, auto proclamaciones y no faltó uno que otra que nos llamara directamente para poner en nuestra cabeza el nombre de sus preferidas. Con esas pequeñeces también tenemos que convivir.

¿Por qué tanto interés en el asunto? ¡Morbo, compadre, morbo!

Pues, sin más dilaciones intrigantes, informo a los Pasionarios y Pasionarias que luego de barajar y entrevistar a varias personas (hasta hombres), determinamos que quien reunía las condiciones para hacer el trabajo deseado, la agraciada  (¿?), la que hacía falta, la que completa el elenco es:


¡La obsesiva que faltaba!
¡Teatro total... carajo!

miércoles, 25 de agosto de 2010

La murmuración: deporte nacional


Nota: Tal y como ha escrito César Mella, vivo estudiando psicología y soy un apasionado de los escritos de siquiatras reconocidos. En este mismo La Pasión Cultural he publicado varios trabajos sobre el comportamiento humano basado, precisamente, en disquisiciones siquiátricas. Destaco, y recomiendo leer nuevamente, aquellos sobre la mentira de la "víctima" y la personalidad manipuladora; entre varios publicados.

Recientemente una pareja de artistas fue víctima del mal hábito dominicano de las murmuraciones populares. Toda suerte de mentiras y verdades se pusieron a circular sobre ella. El asunto llegó a tal extremo que murmuradores (¿profesionales?) fueron con sus "noticias" hasta la misma pareja. 

Viendo y sufriendo este desagradable comportamiento social recordé haber leído varios artículos en el libro del doctor, y culto amigo, César Mella: "De siquiatrías y otras cosas", donde se aborda el tema desde una óptica social y sicológica. Publicaré en la entrega de hoy uno de esos artículos, al cual aportamos solamente los gráficos.

Recomiendo a aquellos que pululan por los predios de Bellas Artes, lugar que históricamente ha sido el centro de toda clase de murmuraciones en el ámbito cultural, que lean detenidamente este breve artículo del siquiatra Mella. Seguramente gente del medio nuestro, que inician desde la madrugada su hastiante "labor" de murmuraciones telefónicas, va leer el artículo como si estuviera parada frente a un espejo.

La murmuración: deporte nacional

La murmuración no es una pasatiempo respetable. Se produce bajo el escudo secreto entre dos amigos cercanos que conversan, pero suele convertirse en un bola de nieve que termina dañando a todos. El criterio es del experto en gestión, Robert Genna en su libro "Cuidado con lo que dice".

En todas las épocas de la humanidad ha sido pasatiempo casi morboso "darle tijeras" a la situación, cualidades o condición de una persona que está ausente en ese momento.

En inglés la palabra gossip es sinónimos de chismoso o murmurador, y complementariamente se establece que el murmurador es: "una persona que habitualmente revela hechos personales o sensacionales de naturaleza íntima".

En nuestro medio, el hábito se ha atribuido a homosexuales y a mujeres, lo cual parece ser injusto, pues el arte de la murmuración está entronizado en el clero, la alta política, la banca y en el vecindario, no importa la inserción social a que pertenezca.

La murmuración tiene cierto morbo y habitualmente está precedida por frases como la siguiente: "no quiero que esto salga de aquí"...

Es tan extendida la costumbre, que en una reunión de amigos mucha gente no quiere despedirse de primero para que en su ausencia no sea el tema de murmuración.

El que se está divorciando, el que tiene una o un amante, el que tiene preferencias sexuales especiales, el que tiene SIDA, la modelo que se está acostando con el empresario, etcétera, son temas que están en las agendas de los grupos sociales en función de perfiles culturales.

En los trabajos, contarle al "jefe", para congraciarse con él, es una variedad frecuente de este hábito.

En una reunión social en que se murmura a alguien urge un chisme: "fulano dijo tal cosa", la circulación distorsionada de la especie de origen a un rumor, que al correr de los días termina siendo algo totalmente distinto a lo que se conversó es un reconocido club de la ciudad de Santiago.

¿Por qué todos murmuramos? A pesar de que pregonamos el no meternos en lo que no nos importa. Parece que murmuramos a lo que tememos: "el jefe preñó a la secre y ella se fue a New York a sacarse la barriga". Murmuramos lo que quisiéramos hacer y no nos atrevemos: "Ese tigre se está tirando a la Reina de Belleza, que dizque... es señorita".

El que murmura como vicio maligno y como costumbre diaria... algo le falta.

Hay murmuraciones light o suaves: "Compadre, pero ese amigo nuestro con la edad se ha puesto tan hablador que él mismo se ríe de sus mentiras"...

Termino esta comunicación con la Epístola de Santiago tomada del Nuevo Testamento para demostraros lo antiguas que son las malas lenguas:

"Toda clase de fieras pueden ser domadas; en cambio ningún hombre ha podido domar la lengua; es un mal turbulento, que está lleno de un veneno mortífero!

martes, 24 de agosto de 2010

Los mejores relatos del siglo XX

Nota: Carlos Castro nos remite una publicación de la revista Mediaisla que nos luce trascendental. Un aporte tan grande que es casi imposible ponderar con justicia. Nos luce que es hasta un documento coleccionable. ¡Mas de esto no se puede pedir" ¡Disfrútenlos!

Los mejores relatos del siglo XX
Con motivo del 150 aniversario del nacimiento de Anton Chejov, reproducimos este Recorrido por los más sobresalientes relatos del siglo XX que publicara Babelia en su edición de este sábado.

Raymond Carver | Catedral (1983)

EDUARDO HALFON | Hay cuentos que, más allá de contar, estremecen. Parecen conseguir algo más emotivo que intelectual, más asociado con la poesía o la música. Eso logra Carver en Catedral: un cuento llano, de lenguaje franco y austero, sobre un personaje que bebe mucho, que fuma marihuana, que vive anestesiado y aislado de su esposa y del mundo y hasta de sí mismo, como tantos de los personajes de Carver (Estados Unidos, 1938-1988). En este caso, sin embargo, algo le sucede, acaso brevemente, para sacarlo y a la vez sacarnos del oscuro aislamiento de la vida. Carver logra, a través de la portentosa imagen de una catedral, algo más que religioso. En una entrevista lo explicó: “Cuando escribí ese cuento, sentí que era verdaderamente diferente. Sentí un ímpetu real al escribirlo, y eso no sucede con todo cuento. Pero sentí que me había conectado con algo”.

James Joyce | Los muertos (1914)

NURIA BARRIOS | Nieva en Dublín al inicio de Los muertos. Gabriel y su mujer, Gretta, acuden a la cena navideña en casa de sus dos ancianas tías. Aún nieva cuando la pareja vuelve a su hotel. En la habitación, iluminada débilmente por la lámpara de gas de la calle, Gabriel escucha la historia de Michael Furey, que amó a Gretta y murió muy joven. En la penumbra, que es la luz de la memoria, cuando vivos y muertos se aproximan hasta poder abrazarse, los celos se adueñan del corazón del marido. ¿No es mayor el amor que aún siente su mujer por ese fantasma del pasado que el que siente por él? La melancolía de este relato conmovedor está puntuada por la nieve que cae silenciosa en la noche como un hermoso sudario blanco. Joyce (Irlanda, 1882-Suiza, 1941) publicó Los muertos en 1914. Tenía 25 años.

Henry James | La bestia en la jungla (1903)

VICENTE MOLINA FOIX | Aparecido en 1903 dentro de su libro de relatos The Better Sort, ‘La bestia en la jungla’ es uno de los pocos que James (Estados Unidos, 1843-Inglaterra, 1916) no publicó previamente en las revistas a las que contribuía desde el principio. Siendo extenso, se trata de un cuento desnudo de peripecia, casi abstracto en el tratamiento de la relación entre un hombre que reencuentra a una mujer a la que había hecho una confesión íntima que los separó. En la invisible jungla de los sentimientos descrita con la hipnótica densidad del estilo tardío del autor, la bestia está al acecho, sinuosa y callada, pero salta de modo turbador en el desenlace del cementerio. Sublime historia de amor no realizado (reflejo quizá de la del propio James con la suicida Florence Woolson), esta obra maestra inicia una moderna literatura de nuestra “parte maldita”.

Juan Rulfo | No oyes ladrar a los perros (1953)

MANUEL RIVAS | En Luces de Bohemia, El Preso le dice a Max Estrella: “Su hablar es como de otros tiempos”. Esos otros tiempos no son los tiempos más o menos antiguos. Son los tiempos en que la luz y la sombra fermentan con saliva y habla como nunca la boca de la literatura. Y ocurre lo que Lawrence Ferlinghetti ansía en su Poetry as insurgent art: “Compón en la lengua, no en la página”. Tal vez he empezado por el final. Todo eso se cumple en No oyes ladrar a los perros (incluido en El llano en llamas). Es un relato bíblico. El andar (¡el hablar!) del padre con el hijo moribundo a cuestas es el tránsito del tiempo a la intemporalidad. Y después de leer todo lo que Juan Rulfo (Sayula, Jalisco, 1917-Ciudad de México, 1986) ha escrito sólo cabe decir: “Amén”.

Julio Cortázar | Graffiti (1981)

GUADALUPE NETTEL | En este cuento, escrito en 1981, lejos de Argentina pero con Buenos Aires en el pensamiento, confluyen varias de las obsesiones del magnífico cuentista que es Cortázar (Bélgica, 1914-Francia, 1984): el amor encontrado a la vuelta de la esquina, casi por azar pero fatalmente; el juego como motor del mundo; los senderos sinuosos de la creación artística, la presencia inequívoca de la crueldad humana; la denuncia de la dictadura, la militancia política. Gracias a la segunda persona en clave porteña, la voz narrativa se torna íntima y adquiere la tesitura de un susurro que apremia. El ritmo del texto es veloz pero a la vez sigiloso y nos conduce, como en un auto sin frenos, a un final sorpresivo en el que se descubre la identidad de la enmascarada narradora. Un desplante de virtuosismo literario pero, además, poderosamente conmovedor.

Ramón del Valle-Inclán | El miedo (1902)

FERNANDO ROYUELA | Un cuento es en esencia tensión, intensidad, unidad de efecto y catarsis final. Un buen cuento es todo eso más la emoción que persiste tras su lectura. El miedo es uno de los cuentos que Valle-Inclán (España, 1866-1936) incluyó en Jardín Umbrío, historias de santos y de almas en pena. Son relatos gestados en las regiones sombrías de la imaginación del autor. Fue publicado en El Imparcial, en 1902, y da muestra del preciosismo decadente de las primeras obras de Valle. La evocación de un pasado lejano en el que el narrador nos cuenta un episodio de iniciación justifica el deslumbrante esteticismo de su atrezo. Criptas, serpientes, calaveras y un terror infantil contrapuesto al aplomo necesario para afrontar la vida adulta. Una catarsis estupenda y al final la cobardía como fuente suprema del valor.

Truman Capote | Deslumbramiento (1982)

BERTA MARSÉ | Nueva Orleans, 1932. Aparcado en casa de unos parientes durante el divorcio de sus padres, el niño de ocho años está fascinado por la Sra. Ferguson, tejana, inculta, soltera con seis bastardos, lavandera y, con todo, respetada y temida por sus supuestos poderes, capaz de “enderezar maridos descarriados, devolver el cabello perdido, recobrar fortunas derrochadas”. Una bruja que puede convertir los deseos en realidad; y nuestro niño tiene un deseo, un secreto que le preocupa al punto de, para que se haga la magia, robar para ella el collar de su abuela, que ha venido a visitarle. No es un collar valioso, pero eso la Sra. Ferguson no lo sabe; se ha dejado deslumbrar por la piedra amarilla, del tamaño de una garra de gato, simple cristal de roca tallado y teñido que “gira, baila, deslumbra, deslumbra”.

Jorge Luis Borges | El espejo y la máscara (1975)
FERNANDO IWASAKI | El espejo y la máscara (incluido en el volumen de relatos El libro de arena) no tiene la celebridad de Las ruinas circulares, El Aleph, La escritura del dios y otros magistrales cuentos de Jorge Luis Borges (Argentina, 1899-Suiza, 1986), aunque podría compendiarlos a todos porque allí crepitan la enumeración caótica, la obsesión panteísta y la ambición de cifrar el universo en una palabra, un vórtice o un símbolo. Por otro lado, los poemas que cantan la batalla son obras de arte y al mismo tiempo una teoría del arte. La frase del rey: “Somos figuras de una fábula”, supone un guiño a la segunda parte del Don Quijote de la Mancha, y el desenlace de la historia consiente el aroma épico de los mitos y el asombro antiguo de las leyendas populares. Una maravilla.

J. D. Salinger | El hombre que ríe (1953)

ANA MARÍA SHUA | En 1953 Salinger publicó nueve cuentos que cambiaron el mundo. “Usarás siempre la palabra más sencilla” fue su máxima. Y el libro se llamó Nueve cuentos. Escoger entre ellos es absurdo, arbitrario. Prefiero, porque sí, El hombre que ríe. Es fácil encontrar los defectos de un mal cuento. Es imposible explicar un cuento perfecto como un árbol. Desafiando teorías, Salinger (Estados Unidos, 1919-2010) cuenta varias historias esenciales y simultáneas. La de un grupo de chicos que se estrellarán de pronto contra el fin de la infancia, la historia de amor del hombre que los lleva a jugar al béisbol en su bus destartalado, y la magnífica historia de un bandido deforme, que con la ayuda del lobo Ala Negra y el enano Omba devasta para siempre la frontera entre China y París.

Francis Scott Fitzgerald | Regreso a Babilonia (1929)

JUAN GABRIEL VÁSQUEZ | En las notas de El último magnate, su novela inconclusa, Fitzgerald (Estados Unidos, 1896-1940) escribió: “Las vidas americanas no tienen segundos actos”. Regreso a Babilonia es la confirmación, en una veintena de páginas, de ese veredicto cruel. Charlie Wales tiene 35 años, como Fitzgerald en el momento de escribir el relato; como Fitzgerald, tiene o tuvo problemas con el alcohol. El relato lo sorprende en el momento de su regreso a París, después de pasar allí los años del despilfarro y de sufrir, tras el crash de 1929, el final de aquella vida. Nunca nadie ha contado mejor la relación de los hombres con el dinero. Pero la clave es íntima: un hombre luchando contra sus errores, tratando -infructuosamente, como es debido- de rehacer su vida. El resultado es extraordinario.

Ingeborg Bachmann | Problemas, problemas (1972)

CRISTINA GRANDE | El matrimonio es una institución imposible, decía Ingeborg Bachmann en 1973, poco después de ser premiada por Simultáneo (en España titulado Tres senderos hacia el algo). Ingeborg Bachmann (Austria, 1926- Italia, 1973) era una vienesa excéntrica -si puede ser excéntrica una centroeuropea medular-, wittgensteiniana de poderosa mandíbula y un sarcasmo particular, que no distinguía entre un cuento largo y una novela, porque “una historia es como un tejido del que no debe perderse ningún hilo”. Beatriz, la protagonista de Problemas, problemas, nunca piensa en el futuro, no trabaja y se deja querer por un casado mayor que ella: “Por un Erich divorciado o viudo nunca se habría molestado en ir hasta RENE para pasarse allí horas meditando entre lavados de cabeza, reflejos, manicuras o depilaciones, y mirándose en los espejos”.

Katherine Mansfield |La mosca (1922)

JOSÉ MARÍA MERINO | El genio de Chéjov se muestra en su sabiduría para presentarnos con naturalidad concisa una situación capaz de conmovernos por su oculta dimensión dramática. La mosca (1922), de Katherine Mansfield, pertenece a esa estirpe de cuentos. El viejo Woodifield, retirado por enfermedad, hace una rutinaria visita a su antiguo y satisfecho jefe en la City, y le cuenta que sus hijas han visitado en Bélgica el cementerio donde yacen los restos de su propio hijo y del de su ex jefe, muertos seis años antes en la guerra. Cuando el viejo se vaya, el recuerdo conmocionará al financiero, mas su relación con una mosca caída en el tintero mezclará el dolor y el olvido de un modo misterioso, capaz de turbarnos. Preludio y otros relatos. Alianza Editorial, 1993.

Ring Lardner | Campeón (1924)

LUIS SEPÚLVEDA | Midge Kelly obtiene su primera victoria por KO a los 17 años, su contrincante es un inválido cuatro años menor que además es su hermano. A partir de ese momento Ring Lardner convierte al lector en second de un púgil que, sin la menor sed de victoria, ganará todos los combates contra la bondad, la decencia, la moral y, justamente por eso, será celebrado. Es un campeón. Lardner (Estados Unidos, 1885-1933) fue un periodista y uno de los padres fundadores del relato social norteamericano. Campeón es un apasionante cuento sobre la autodestrucción y la complicidad de la prensa deportiva que necesita campeones para vender. En 1949, Max Robson dirigió la versión cinematográfica del relato y es el referente de todos los filmes sobre boxeo.

Medardo Fraile | El álbum (1959)

HIPÓLITO G. NAVARRO | Lo descubrí en 1979 en una antología junto a una docena de piezas magistrales, entre ellas, La migala, de Arreola, y Axolotl, de Julio Cortázar. No era mala compañía la suya. El cuento de Medardo Fraile (España, 1925) me fascinó tanto como los otros. En El álbum está concentrada la esencia del género, las inmensas posibilidades del relato para contar el universo entero en apenas dos páginas; toda una lección de educación y de economía para cualquier cuentista que se precie. Relata el noviazgo de una humilde pareja que llena sus tardes admirando el álbum que el novio había logrado completar cuando era niño. Las maravillosas estampas de las chocolatinas que les regalan el mundo les roban a la vez el amor, su porvenir juntos…

Flannery O’Connor | La buena gente del campo (1955)

JOSÉ OVEJERO | Este relato atenta contra la mayoría de las poéticas del cuento que conozco. “Que no sobre una palabra, un cuento es como un poema…”. Tonterías. Aquí hay digresiones innecesarias, incluso personajes de los que se podría haber prescindido. “En un cuento todo tiene que estar dirigido a un final previsto de antemano…”. Más tonterías. O’Connor ignoraba cómo acabaría su cuento. El final, cruel, lógico, perfecto, surge de sus personajes construidos frase a frase. Son ellos los que, tras adquirir consistencia, descubren, con la misma sorpresa que la autora y los lectores, ese final inevitable. La grandeza de este cuento es, precisamente, no respetar ninguna de las normas que deberían haberlo regido; nace, como las mejores obras, de un proceso creativo tan riguroso como libre.

Katherine Mansfield | En la bahía (1921)

MIGUEL ÁNGEL MUÑOZ | La fragilidad de unas vidas tan sagradas como cotidianas. Un día de playa contiene un mundo. Con la refrescante suavidad de una brisa veraniega, Katherine Mansfield (Nueva Zelanda, 1888-Francia, 1923) enfrenta la inocencia infantil con la decepción de los adultos, que sueñan con amantes, envejecen, recuerdan a sus muertos o no desean a sus bebés. Aspiran a que los otros descubran quiénes son en realidad mientras los niños afirman: “¡Qué injustas son las personas mayores!”. Es difícil imaginar un cuento que lo parezca menos que este, y al tiempo contenga todas las claves del género: elusión, sugerencia, libertad formal. Una demostración de que el relato no debe ceñirse a normas. Mansfield reconoció no poder olvidar, mientras lo escribía, el ruido del mar. * Babelia

















sábado, 21 de agosto de 2010

Imágenes y nostalgia


En la década de los setenta el Teatro Ambulatoria Experimental (T.A.E.) era el grupo teatral más activo del país. Las primeras alabanzas a nuestro grupo llegaron inesperadamente una tarde en televisión de Iván García y Rafael Villalona. Ambos hablaron de un grupo que andaba recorriendo pueblos y aldeas por todo el territorio nacional, preparándose en la acción para el gran compromiso con el futuro. Ese era nuestro TAE.

Muchos son los recuerdos compartidos por queridos compañeros como Manuel Herrera, Marquis Leguizamón, José Carlos Batista, Augusto Santil, Nicolai Fermín, Juan Carlos Mañón, Frank Richarson, Dinorah Céspedes,  y Joaquín Vargas; entre otros.

Con el TAE trabaron ocasionalmente Lorna Nanita, Soraya María Pérez Reyes, Margarita Gómez, Frank Disla, Margarita Franco, Reynaldo Disla, Zoila Grateraux, los hermanos Mayra y Octavio Suarez; étcetera. 

La época teatral de la gran Carlota Carretero, con nosotros, aún no se iniciaba; pero ya ella comenzaba a asomar su culta y talentosa cabeza.

Realizamos y presentamos obras como: "El mendigo o el perro muerto", "El Siguiente", "Los Justos",  "El Bebé Furioso", "Bernarda Alba", "Calígula", "Jesús el del Caimito", "El vendedor de palabras" "Los hijos de Fenix", "Un Héroe más para la mitología", "El malentendido", "Las Heroínas", "Demonia"; entre muchas otras.

Dos de las citadas resultaron muy peligrosas para los integrantes del TAE: "Los Justos" (de Albert Camus) y "Un héroe más para la mitología" (de Iván García). 

La primera cuenta la historia de unos terroristas que en la versión nuestra atentan contra la vida del presidente (En la original es con el Gran Duque el asunto). En una ocasión, luego de presentar la pieza en la frontera, nos introdujeron a la fuerza en Haití repitiendo amenazas veladas y recordando que muchos comunistas dominicanos podrían haber desaparecido en el Lago del Fondo haitiano. En varios pueblos fuimos expulsados por los militares luego de presentar "Un héroe más para la mitología". En la pieza denunciábamos abusos, crímenes y corrupción de militares y políticos del país. Recuerden que accionábamos en los terribles "12 años de Balaguer".

Si muchos miembros del TAE aún, quizás, estamos vivos se debe a la valiente defensa que siempre hacía de nosotros Salvador Pérez Martínez. En una ocasión discutió acaloradamente en Bellas Artes con un coronel a quien supuestamente habían dado la orden de "detener" las actividades "comunistas" de nuestro grupo. Resultó que el coronel de marras luego adquiriría notoriedad como asesino selectivo del régimen. 

Realmente nunca fuimos un grupo político; aunque Juan Carlos Mañón y yo éramos miembros del departamento de cultura del PCD. Pero en esos años...

Prometiendo ampliar la historia del TAE en una futura entrega, quiero compartir con ustedes imágenes gráficas de los aún torpes inicios del estudioso y disciplinado grupo. Arelis Fernández, ex esposa y bellísima madre de mi hijo Jean-Paul (la cual varias veces casi muere de espanto en aquella época.) me ha enviado imágenes que el galardonado y prestigioso Manuel Heredia (segundo al mando en el TAE) ha publicado en Internet desde Nueva York. También Carlos Espinal ha tenido la gentileza de enviarnos varias.

La calidad gráfica de lo que publicaremos hoy no es la mejor. Es un asunto de nostalgia.

Luego volveremos con el tema.



sábado, 14 de agosto de 2010

¿Electricidad en la Antiguedad?


Nota: Hace unos años encontré, sabrá Dios dónde, una información sorprendente: la posibilidad de que los Antiguos hubiesen podido producir electricidad. Sobre este tema he conversado durante mucho tiempo con amigos (como Cristian Martínez y Tony Raful) convencidos, como el suscrito, de que el hecho es correcto. Sin embargo, y para ser honesto, debo indicar que no pocos piensan que realmente no es cierto que en Partia y en Egipto pudieron producir electricidad. Estos dan variadas explicaciones de las imágenes, nombres y datos que parecen avalar la información. Navegando recientemente por Internet encontré dos trabajos sobre el tema que me apresuro a compartir con ustedes. ¡Disfrútenlo! Crean o no. Esa es su prerogativa.

LAS PILAS ELÉCTRICAS
DE BAGDAD


Pile de bagdad

En 1938, un arqueólogo austriaco, el Dr Wilhelm König, estudió un "objeto de culto" depositado en el fondo de los sótanos del museo de Bagdad.
Se trata de un vasito de terracota de 15 centímetros de altura por unos 7,5 centímetros de diametro.
Emergiendo del tapón bituminoso, una varilla de hierro está insertada en el interior de un cilindro de cobre y aislada de él por un tapón de asfalto en su base ; siendo el cilindro de cobre soldado con su capucho por una aleación plomo/estaño.
Varias de estas pilas fueron encontradas en las ruinas de Khujut Rabu, ciudad Parta, en los alrededores de Bagdad. Los Partos, guerreros feroces, dominaron la región entre 250 antes de Jesucristo y 230 después de Jesucristo.
Diez pilas más fueron descubiertas más tarde en Cesiphon.
El cobre lleva una pátina azul característica de la galvanoplastia con la plata.
Entonces se piensa que son mucho más antiguas porque se encontraron igualmente vasos de cobre chapados con plata en un sitio Sumerio datado por lo menos de 2 500 años antes de Jesucristo.
Varios especialistas han reproducido la pila utilizando zumo de uva como electrólito y consiguieron efectivamente una corriente eléctrica, entre 0,5 y 1,5 voltios, según los experimentadores.

Description d'une pile de bagdad   1 : VARILLA DE HIERRO
  2 : TAPÓN DE ASFALTO
  3 : VASO DE TERRACOTA
  4 : ELECTRÓLITO
  5 : CILINDRO DE COBRE
  6 : TAPÓN AISLADOR DE ASFALTO
  7 : CAPUCHO DE COBRE
  8 : CABLE DE TIERRA

Así, se puede suponer que unos siglos atrás, los inventores o, por lo menos los utilizadores, se sirvieron de estas pilas para "engañar" a sus coetános vendiendo el cobre al precio de la plata. Entonces, se imagina muy bien porque este descubrimiento se quedósecreto..



¿ HUBO ELECTRICIDAD EN EL ANTIGUO EGIPTO?


Durante mis múltiples y continuos viajes por el mundo, habiendo recorrido miles de kilómetros por todo América, el Caribe, Europa y Africa, he hallado y reconocido gran cantidad de misterios que han llevado en mí a tomar actitudes de asombro y admiración ante tales hechos.
Como pinturas rupestres, edificaciones antiguas espectaculares, tradiciones e historias milenarias, elementos y/o artefactos antiguos de características especiales, monumentos enigmáticos, dibujos y bajorrelieves asombrosos, entre muchas otras cosas más.
Y es así que en uno de estos viajes, encontrándome en Egipto, país que he recorrido a lo largo y ancho del mismo, visitando sus imponentes y milenarias Pirámides, ingresando a las mismas, recorriendo su interior (pasadizos, cámaras reales, funerarias, cámaras secretas, etc.), admirando sus jeroglíficos, pinturas y relieves, recorriendo sus diversas ciudades y Templos, monumentos espectaculares, caminando por sus desiertos, visitando Museos donde está guardada la historia antigua egipcia, junto a todos los tesoros de las diferentes Dinastías, y navegando por el Río Nilo, donde miles de años atrás distinguidos Faraones disfrutaban de este espectacular y transitado Río, encuentro algo que llamaría mi atención, como a tantas otras personas que lo han visto, y que data de miles de años atrás.
Sin duda alguna Egipto nos brinda un mundo de riquezas históricas y al mismo tiempo un mundo de enigmáticos misterios, muchos de los cuales hoy en día mantiene a toda la comunidad científica sumergida en desconcierto.
Un claro ejemplo es la perfección de la construcción de las Pirámides de Kheops, Kefrén y Micerinos en la región de Gizeh, pertenecientes a la Dinastía IV egipcia, y junto a la Esfinge, siendo el Guardián de las mismas.
Aquí se comprueba una perfecta conexión estelar con la Constelación de Orión que asombró al mundo su descubrimiento por parte del egiptólogo Ing. Robert Bauval con quien he mantenido comunicación y comparto su trabajo.
Pero hoy analizaré otro descubrimiento hallado sobre la pared de una cripta en el Templo de Hathor en Dendera, unos relieves que han llamado la atención por sus características a varios egiptólogos y científicos de todo el mundo llegando a conclusiones asombrosas.
Para ello debemos transladarnos a unos 70 kilómetros aproximadamente al Norte de Luxor, donde encontramos espectaculares bajorrelieves en el Templo de Hathor en Dendera, un lugar situado en la máxima soledad, rodeada de algunas palmeras sobre la superficie del desierto, debiéndose remontar su construcción quizá a la época predinástica.
El complejo está orientado hacia el Nilo que aquí fluye de Este a Oeste de modo que el Templo mira hacia el Norte, aunque para los egipcios simbólicamente represente el Este.
Algunas inscripciones indican que el edificio original fue construído por aquellos Reyes legendarios conocidos como “los discípulos de Horus”.
Fueron otros Faraones y bajo distintos reinados que se montaron nuevos edificios (modificando, demoliendo y edificando en algunos casos) sobre el mismo y alrededores. Es así que el Faraón Kheops ordenó construír un Templo sobre el mismo sitio, bajo el reinado de Pepi I el Templo fue reconstruído ya que el lugar era un sitio de suma importancia. También durante la Dinastía XI fue el lugar de una gran biblioteca de papiros. Se volvió a restaurar en tiempos del Faraón Tutmosis III, encontrando en las paredes los nombres de otros Faraones como Tutmosis IV, Ramsés II, Ramsés III.
Se volvió a reconstruir bajo Ptolomeo VIII, ampliándose por Ptolomeo X, XI y XII, Cleopatra VII, Julio César Cesarion y los emperadores Augusto y Tiberio. También se pueden leer en el edificio principal los nombres de Calígula, Nerón, Claudio, Domiciano, Nerva y Trajano.
Sabemos que en 1798 cuando las tropas de Napoleón llegaron a Dendera, el lugar estaba casi tapado totalmente por las arenas del lugar.
Cuenta la historia que una caja de municiones fue puesta por los militares sobre el techo del templo y ésta se deslizó por un tragaluz hacia el interior descubriendo allí las salas superiores del Templo, encontrando los soldados un gran monolito que medía 3,60 metros de largo por 2,40 metros de ancho, siendo su grosor de casi 1 metro. Esta roca llegaba a pesar los 16.000 kg., es decir casi 8 m3 de roca estando colgada del techo.
Pero para la historia oficial fue en 1799 la fecha del descubrimiento oficial por parte del General Louis Desaix y debido a las representaciones astronómicas se la conoció como el Zodíaco de Dendera.
Albert Slosman, Doctor en Matemáticas y en Informática y colaborador para la NASA en los proyectos espaciales del Pioneer sobre Júpiter y Saturno, indicó que todos los fundamentos de la Astronomía del antiguo Egipto partían de Dendera.
Por su parte Sir Norman Lockyer, el famoso astrónomo estudioso de los monumentos de Stonehenge sostenía que Dendera es mucho más antiguo y que se había construído en alineación con Sirio.
El Templo de Hathor continúa siendo un misterio, como tantos otros lugares y hechos sucedidos en Egipto.

ENIGMA EN LAS IMÁGENES DEL TEMPLO DE HATHOR

Encontramos aquí en la estructura subterránea doce estrechos y largos pasadizos en tres niveles, uno debajo del otro, siendo los mismos de muy difícil acceso.
En la actualidad sólo se puede visitar uno de ellos.
Luego de sortear innumerables obstáculos se pueden ver espectaculares bajorrelieves de figuras humanas, sosteniendo o manipulando lo que parece alargadas ampollas, objetos cilíndricos similares a bombillas eléctricas, entre otras pinturas.
Siempre me intrigó como los antiguos egipcios que mantenían un excelente nivel de conocimientos en Arquitectura y en Astronomía, entre otras ciencias, realizaron espectaculares construcciones bajo tierra, ó bien en el interior de Pirámides y Templos, trabajando en bajorrelieves, figuras y pinturas sobre paredes, columnas y techos y todo bajo qué tipo de iluminación.
Quienes hemos ingresado a las Pirámides y Templos sabemos luego de sortear innumerables pasadizos, algunos de ellos sumamente angostos y oscuros, nos preguntamos cómo iluminaban los mismos, para realizar tan perfectas manifestaciones pictóricas con formidables colores.
Hay quienes sostienen que éstas se hacían bajo antorchas de fuego, lámparas de aceite u otras, pero, el humo y hollín irradiante de las mismas ¿no mancharían tan perfectos bajorrelieves?.
No hay manifestaciones de ninguna naturaleza en numerosos Templos, ni en Pirámides, ni en pasadizos subterráneos, ni antecámaras, ni en ningún lado. ¿Cómo es posible esto?, si rastros de hollín deberían encontrarse en techos y paredes.
Podemos hallar sí en algunos casos algunas manchas pero esto quizá se debe a ulteriores ingresos de saqueadores y primeros exploradores.
Todo esto llamó la atención a numerosos investigadores entre los que se encuentran el austríaco Reinhard Habeck, dibujante profesional y escritor, autor de numerosos trabajos sobre los misterios del pasado, y el periodista y escritor Peter Krassa, fallecido en octubre de 2005, pionero en el campo de la hipótesis del antiguo astronauta.
Ambos autores desarrollaron un excelente trabajo investigativo al que llamaron “Lich fur den Pharao” que significa “Luz para el Faraón”.
Son ellos quienes se formularon la misma pregunta y ante tal enigma consultaron al egiptólogo austríaco Profesor Helmuth Satzinger del Museo de Historia del Arte de Viena, sobre las fuentes egipcias de iluminación y su respuesta fue: “No conozco referencias sobre tales rastros tiznados. Pero recuerdo haber leído una vez un artículo en el que el autor conjeturó que ellos pudieron haber sido capaces de fabricar antorchas sin humo en aquella época”. Aunque más adelante el mismo Profesor admitió que nadie había intentado producir y usar antorchas sin humo.
Otra de las hipótesis es que los egipcios utilizaron espejos ubicados en tramos estratégicos que reflejaban la luz del Sol en los oscuros pasadizos y cámaras. Aunque esto se eliminó al comprobarlo ya que la luz se disipaba siendo incapaz de alumbrar las criptas subterráneas.
¿Entonces?
Es así que los astroarqueólogos Habeck y Krassa decidieron viajar a Egipto e investigar directamente, ingresando en el antiguo Templo de Hathor luego de abonar las propinas obligadas a los cuidadores y gatear sobre estrechos y oscuros pasadizos alcanzando su objetivo, encontrando un ensanchamiento con un suelo de cerca 60 pies cuadrados de hermosos y coloridos bajorrelieves, únicos en el arte egipcio.
Estaban allí las imágenes enigmáticas, entre otras, que les recordaba a una “bombilla eléctrica”.
Describiéndola podemos decir que este bajorrelieve muestra a un egipcio sosteniendo a una ampolla alargada y se muestra algo similar a ondulantes serpientes, semejantes a “filamentos”.
Estas serpientes estaban en contacto con el cáliz de una “flor de loto” que a su vez se contactaba con un “cable” de cierta longitud, que a su vez provenía desde una “caja” rectangular que contenía obviamente un “generador” ó algún otra fuente de energía. Y sentado sobre esta “caja” hay una figura que representa a Shu, el Dios del aire según el profesor Satzinger.
¿Es ésta una referencia a la ionización aérea?, se preguntan los autores.
Conectado a esto manteniendo en alto la ampolla se muestra a “Djed-pilar” cuyos dos brazos están en contacto con la “serpiente”.
Este soporte es un enigma para los egiptólogos, hay muchísima controversia acerca del significado del mismo.
Pero lo que sí sabemos que el símbolo jeroglífico para “Djed” significa “estabilidad” y “energía” demostrando esto la llamativa semejanza con los actuales aisladores de corriente de alta tensión.
Otro de los motivos que intrigó a los autores de “Luz para el Faraón” fue el ser representado con uno o dos cuchillos en sus manos.
Thot en la mitología egipcia representa a la deidad pertinente, es el escriba de los dioses, el gran maestro de la magia y el medidor del tiempo.
Sin duda Thot fue tenido para iluminar la oscuridad con su propia luz.
La representación de las manos sosteniendo a los cuchillos puede ser una advertencia a todos de la riesgosa naturaleza de la corriente eléctrica.
Numerosas son las conjeturas pero, ¿qué es en realidad lo que muestra el bajorrelieve?.
El Templo de Hathor en Dendera ofrece innumerables inscripciones y representaciones pictóricas en paredes y columnas realizadas sin duda alguna para impartir conocimiento.
Hoy en día de acuerdo a expresiones de egiptólogos egipcios, alemanes y austríacos, resulta imposible leer los textos jeroglíficos de Dendera.
Sin duda el Templo de Hathor fue escrito y desarrollado para impartir conocimientos comunicado en términos usados como los enfocados por los científicos modernos.
Es así que el Dr. John Harris, científico británico de la Universidad de Oxford, llegó a la conclusión luego de estudiar esta representación, que son las exactas descripciones de procedimientos técnicos como los que se aplican en la actualidad.
Otras conclusiones realizadas por el científico vienés Walter Gran, Ingeniero Eléctrico que fuera
Director Técnico de una Central de Energía en Tailandia, consideró que los bajorrelieves de Dendera demuestran que se pueden interpretar conjuntamente desde puntos de vista técnicos y físicos, aseverando que nuevas investigaciones de todo el conjunto daría respuestas asombrosas.
Sin duda un gran desafío para la comunidad egiptológica y científica mundial.
Encontramos otras inscripciones diseminadas en Egipto, como en el Templo de Edfu donde pueden verse objetos similares a lámparas eléctricas.
Si consideramos que de acuerdo a estas imágenes que demostrarían que los antiguos egipcios de una época milenaria producían y utilizaban la energía eléctrica, ¿dónde se encuentra tal extraordinario objeto?.
Aún no tenemos este elemento que quizá fue robado por saqueadores de diferentes épocas, ó fuera destruído en tiempos lejanos ó también quizá aún no fue descubierto como tantos otros objetos, y duerme allí, bajo las arenas de Egipto en espera de salir a luz, cambiando de esta manera la historia de ciertas cosas y elementos que se creen ser símbolos religiosos y en realidad son otras de carácter técnico, cambiando así nuevamente la historia del Antguo Egipto.

1 – Experto sacerdotal egipcio. 2 – Vapor ionizado o gas
3 – Serpiente estilizada, interpretación pictórica de una descarga eléctrica.
4 – Flor de loto (¿un enchufe?) desde cuya extremidad se origina un arco voltaico. Este hecho es mostrado físicamente de manera correcta porque aquí el campo de energía eléctrica muestra la tensión más alta.
5 – Cable de conexión 6 – Shu, Dios del Aire 7 – “Djed-pilar”; tiene la función de un aislador
8 – Thot – Dios de la Ciencia , sosteniendo un par de cuchillos. ¿Una referencia al peligro que acecha en el aparato representado?.
9 - ¿Un simbolismo para la “tensión”?. 10 – Polaridad; la figura que denota el polo positivo
11 – Caja que contiene el generador.
 

OTROS DESCUBRIMIENTOS E HISTORIAS ASOMBROSAS
Durante el curso de una excavación en un lugar de Partia, el arqueólogo austríaco Wilhelm Koening realizó un descubrimiento sensacional.
Halló un objeto con forma de jarrón, considerando que el mismo era un tipo de batería. Los componentes estaban allí, el cilindro de cobre y una barra de hierro.
Algunos años atrás este objeto fue sometido a una prueba de funcionamiento en el Roemer and Pelizaeus Museum of Hildesheim, en Alemania.
El resultado fue que esta batería seguía siendo capaz de producir una corriente de un voltio y medio, demostrando que este artefacto hallado entre las ruinas de Chuyut Rabuah había sido utilizado como una batería galvánica.
Otros descubrimientos encontrados en Selenkia en el Tigris y en Ctesiphon, la antigua Capital de Partia, demostraron la utilización de estos fragmentos de cobre como componentes de artefactos similares.
Miles de años atrás esta civilización de Partia tenían conocimiento de esta tecnología que aún los historiadores no osan atribuirles, es decir se concluye que hace más de 4.000 años los antiguos moradores de la mesopotamia utilizaban pilas eléctricas.
Esto no nos debe sorprender, ya que encontramos referencias también en Roma y en Grecia antiguas, cuando se describen bombillas incandescentes de color rojizo, como lo que nos dice San Agustín que cuenta que no podían ser apagadas ni por el viento ni por la lluvia y también hay referencias en Antioquía donde una luz estuvo encendida más de 500 años.
Otro es el caso de la famosa luz que se mantenía siempre encendida en el templo de Numa Pompilio en Roma.
En el Templo de Minerva había una lámpara de oro que daba luz y que no era alimentada por ningún tipo de combustible.
En Hierapólis, Siria, la diosa Hera estaba tan iluminada que: “...el templo resplandecía como si hubiera estado iluminado con una miríada de cirios...”, nos dice el griego Luciano, cuyos sacerdotes le negaron descubrir su secreto.
En la obra “Edipo Egipcíaco” escrito por el padre jesuita Atasnasio Kirchner en el 1565 DC, describe parte de un documento hindú con los pasos para construír una batería eléctrica. Leemos: “...colocar una plancha de cobre bien limpia, una vasija de barro, cubrirlo con sulfato de cobre, y luego cubrirlo todo con serrín húmedo, para evitar la polarización. Después poner una capa de mercurio amalgamado con zinc encima del serrín húmedo. El contacto producirá una energía por el doble nombre de Mitra-Varuna. Se dice que una cadena de cien vasijas de este tipo proporciona una fuerza muy activa y eficaz...”.
También Plutarco observa en el Templo de Júpiter-Amón una “lampara perpetua” y así lo escribió en el Siglo I.
Allí los sacerdotes tampoco le revelaron la fuente de esta luz que brillaba desde hacía años, aunque sí le dijeron que no se apagaba ni por el viento ni por la lluvia.
Tengamos en cuenta que fue recién en 1820 cuando el danés Hans Christian Orsted reconoció que una corriente eléctrica causaba fenómenos magnéticos.
El inglés Michael Farady continuó con esta investigación y fue recién en 1871 de nuestra era cuando el americano Thomas A. Edison desarrolló la primera bombilla eléctrica.
En 1939 Koening como ya dijimos, encontró muy cerca de Bagdad, en Irak varias vasijas tubulares de barro con los cuellos recubiertos de asfalto conteniendo todas una varilla de hierro encajado en un cilindro de cobre.
Era sin duda una rareza y el propio Koening no tardó en darse cuenta que era una especie de pila eléctrica procedente de la antigua Babilonia.
En 1940 publicó su hallazgo en Austria causando asombro a toda la comunidad científica y público en general.
Terminada la Segunda Guerra Mundial un ingeniero norteamericano de la General Electric Company, llamado Willard Gray pensó ponerle fin a esta controversia comprobando físicamente el mismo.
Fabricó duplicados exactos de estas antiguas vasijas llenándolas con sulfato de cobre en reemplazo del desaparecido electrolito original que se había disuelto luego de más de dos mil años de antiguedad.
Gray verificó su funcionamiento comprobando que la misma media una potencia de un voltio y medio.

La famosa Pila de Bagdad, hallada en 1939 por el arqueólogo alemán Wilhelm Koening mientras realizaba excavaciones en la región de la antigua Babilonia
© César Reyes, 2005
Esta confirmación demostró que también los babilonios conocían y utilizaban la electricidad, cuyo objetivo no sólo era de iluminar sino también galvanizar ciertos elementos como los centenares de objetos galvanizados cuya antigüedad data de miles de años atrás que se hallaron en la misma zona geográfica.
Estas vasijas fueron llevadas al Museo Nacional de Bagdad, en Irak exhibiéndose durante décadas hasta que lamentablemente producto de la guerra reciente mucho de estos elementos se perdieron, se robaron y/o se destruyeron durante los saqueos al Museo Nacional.
Como vemos no sólo los egipcios conocían y utilizaban la electricidad, sino también para otras civilizaciones no les era desconocida hace milenios este tipo de energía.