viernes, 30 de marzo de 2012

Cortos pasionales

Presentación de "Amanda" en París.

La Universidad Nacional de Columbia publicará, a mediado de año, una antología de teatro afroantillano: Del palenque a la escena. Dentro de dicha antología estará nuestra histórica pieza “Amanda” (con todos sus premios, pasiones, conflictos y misterios). La presentación de nuestra obra fue encargada al escritor y antropólogo Carlos Esteban Deive (Premio Nacional de Literatura). Hemos leído emocionados la presentación de Deive. Reproducimos aquí sus dos párrafos finales:
Carlos Esteban Deive
    Los estudiosos de este género literario aseguran que una obra de teatro está concebida para ser representada ante unos espectadores. Pensar una obra significa pues, tenerlos presentes. Solo gracias a ellos se hace real. La metamorfosis que experimentan los actores mientras desempeñan sus papeles es la misma que la del público. Amanda es lo que es porque existe independientemente de Giovanny Cruz. Son los espectadores los que la crean y viven su dilema, cada cual, por supuesto, a su manera. Su autor no ha escrito una sola Amanda, sino tantas como personas sufren con ella.
    A Giovanny Cruz se le reconoce en su patria como el semidiós del teatro dominicano, pero yo no comparto esa merecidísima distinción. Es más bien un luá que, con sus maravillosos poderes, nos ha regalado, para disfrute de todos, esta obra sin par.
 Invitamos con tiempo: el 30 de abril en la Feria Internacional del Libro, celebrarán "El día de Giovanny Cruz". Aunque no estamos seguros de merecer tal distinción, invitamos con suficiente tiempo a nuestros amigos (y a los dos únicos enemigos que tenemos también) a acompañarnos en ese día. Debemos confesar que estamos contentos. Tenemos montones de razones para estarlo.

La gente decente es... blanca, negra, amarilla, mulata y se entiende. Una buena noticia para los que creemos en la Cultura (y muy mala para unos cuantos mediocres que ya estaban gozando con un presumible enfrentamiento de los sectores culturales de aquí): todo tranquilo y armonioso entre Tony Raful y José Rafael Lantigua. Reiterada entre ellos su vieja amistad. Compartimos esto con gran satisfacción. ¡Vivan los cultos y decentes de aquí! 

Los amigos y colegas del Teatro Guloya han sido distinguidos tres veces con los premios ATI en Estados Unidos de América. Debemos deciros que cuando supimos la noticia estábamos conduciendo nuestro vehículo por la avenida 27 de Febrero. Nos detuvimos, salimos de nuestra camioneta y celebrebramos el triunfo de Guloya bailando, en medio de la calle, una salsa con una amiga muy especial. La gente nos miró extrañada, pero nadie puso cara de disgusto. ¡Que viva el Teatro Guloya! ¡Ellos son de los grandes de aquí!







El Festival Internacional de Teatro Aficionado EMILIO APARICIO, en su XII edición, ha resultado ser un extraordinario y exitoso evento. Tanto las agrupaciones nacionales como las internacionales brindaron sus mejores producciones, las que fueron aplaudidas por el entusiasta público que ha asistido a las funciones, tanto es así, que en varias ocasiones hubo que realizar funciones adicionales de varios de los espectáculos, lo que confirma una vez más que los dominicanos gustamos del teatro, que la tan cacareada frase de la inexistencia o falta de tradición teatral no es más que un sofisma, como nos aseguró Basilio Nova, organizador del citado Festival.
Mañana sábado, a las 6:00 de la tarde será la clausura de este exitoso evento, en el Teatro Monina Solá, del Centro Cultural Narciso González. 
¡Otro éxito del teatro que hacemos aquí!

jueves, 29 de marzo de 2012

¿Meter la Cultura y el Arte en la campaña? ¡Qué vaina!


¿Meter la Cultura y el Arte en la campaña? 
¡Qué vaina!

Hechos:
    • Lantigua publica lista de artistas con Danilo.
    • Lantigua arremete contra pasada gestión de Cultura.
    • José Antonio Rodríguez, como un loco, recoge firmas de artistas por ahí.
    • Perredeistas preparan contraofensiva.

    Aquí todos sabemos qué han resultado ser las publicaciones pagadas de listas de artistas que simpatizan con determinados candidatos: cancelaciones (La famosa "aplanadora") y desafecciones realizadas por el ganador.
    Por esta razón convencimos a Tony Raful (PRD) y a José Rafael Lantigua (PLD), en las pasadas elecciones presidenciales, de descontinuar la odiosa practica de publicar las famosas listas de artistas, escritores y gestores culturales.
    Por nuestra iniciativa, reunidos en el despacho del, todavía, Ministro de Cultura, se efectuó un pacto oral de caballeros en el tenor que estoy citando.
   También habíamos logrado que las recriminaciones culturales no fueran parte de las rebatiñas de campaña. Los dominicanos hemos sido testigos de toda la armonía que, desde entonces, ha habido en los grupos culturales de los diferentes partidos.
    No obstante, la publicación de una famosa lista de adeptos y unas desaforadas declaraciones de mi querido amigo y compueblano Lantigua, tiró en un balde todos los caballerosos acuerdos de no agresiones alcanzados.
    Se afirma que el, todavía, Ministro de Cultura no cuenta con muchas simpatías dentro del danilismo. Es probable que eso motivara la publicación de la lista de artistas, supuestamente morados, casi todos empleados de su Ministerio. Pero arremeter de repente contra la gestión de su amigo Raful es asombroso. Habidas cuentas de que en nuestra presencia hasta había alabado todo lo que en dicha gestión se hizo con los pocos recursos disponibles.
   Decir que nada se encontró es una mezquindad inesperada. La gestión pasada hasta dejó un plan decenal que fue producto de amplias y democráticas consultas de más de un año. Esa consultas se hicieron con el auspicio y supervisión de la UNESCO. En su creación intervinieron técnicos culturales del PLD contratados por la gestión pasada, algunos de los cuales todavía trabajan en el actual Ministerio. Lantigua, desafortunadamente, se negó a aplicar los puntos del citado plan decenal. Que no quisiera aplicarlo no significa, en modo alguno, que no existiera.
   Los logros del actual presidente Fernández en el campo de Diplomacia Internacional no pueden ser regateados. Como no se debe negar que la gestión cultural pasada puso a la República Dominicana en el mapa cultural del planeta. La primera acción en ese sentido fue la concurrida y alabada celebración aquí del Foro de Ministros de Cultura.
    Decir, ahora, que fuera del país no se sabía de nada de la otra gestión es un disparate más grande que nuestra catedral. Como lo sería si una inexplicable mezquindad nos llevara a negar los logros del, todavía, Ministro de Cultura.
    Desgraciadamente la Cultura nuestra será, ahora, parte de la actual campaña. Y deploramos eso suceda en un momento en que varios escándalos ocupan la atención de muchos diletantes. Deploramos que eso ocurra en un momento en el cual infinidades de Minesterios están siendo acosados con reclamos de miles de adeudantes. Deploramos que esto ocurra cuando circunstancias especiales condujeron a figuras de Arte de aquí a participar en un comercial político que resultó ser un plagio de una campaña en los Estados Unidos de América, hecho que ha traído sinsabores para los artistas involucrados.
    Ojalá que nada de esto salpique a la Feria Internacional del Libro, dentro de la cual se nos honrará al celebrarse el Día de Giovanny Cruz; que se efectuará, quizás, por el cariño y el respeto que nos tiene el, todavía, titular del actual Ministerio de Cultura y no por méritos que, probablemente, no tengamos. Adelanto que si estos asuntos llegan hasta nuestra Feria del Libro preferiría no participar en ella.
    Los hacedores de Artes y de Cultura enquistados en el Comando Cultural de Campaña del PRD (que al parecer superan casi dos a uno a los del partido morado) es casi seguro que ahora publiquen también su lista. ¡Guerra de papeletas! (Antes) ¡Guerra de encuestas! (Durante) ¡Guerra de listas! (Ahora)
Aunque es difícil que podamos lograrlo, ojalá aún haya tiempo de sacar los quehaceres artísticos y culturales de la campaña. Por supuesto que no intentamos que el ciudadano, eso finalmente es un artista, no asuma compromisos políticos. Nosotros los tenemos. A lo que aspiramos es a no mezclar nuestro ofico con la campaña.
     Dadas las decentes y cultas personalidades de Tony Raful y José Rafael Lantigua (colegas y amigos en sí), recen a sus dioses de preferencias (dado que nosotros somos dudantes emperdenidos) para que estos asuntos no se compliquen más de los que ya están. Atribuyamos las críticas vertidas a directrices trazadas desde otras instancias. Solamente. Presumamos que mentes macabras, o dioses malévolos, motivaron los asuntos que hoy nos angustian.
Si los lectores lo tiene a bien... ¡corrán la voz y salvemos lo que se pueda de esta vaina!

martes, 27 de marzo de 2012

¿Por qué hacemos Teatro?

Hace dos años el Ministerio de Cultura nos comisionó para escribir la Proclama Nacional de Teatro. Lo hicimos. Creo que es un buen momento para retomar aquellos conceptos.


En el Día Internacional del Teatro cabe la reflexión que determina la pregunta esencial que nos formulamos siempre los verdaderos artistas de la escena: ¿Por qué hacemos teatro?

Se comenzó a representar en el planeta cuando el proyecto humano, que existió antes del pitecantropus erectus, descubre en la planicie algo que trae con un rito a la caverna; con el rito de la Vida y la Muerte: perennes tema y debate de la escena. La escena efímera de un Arte que el esteta francés Jean Doat bien define como “Síntesis de artes que exige un Arte de la síntesis”. Y en conclusión eso resultamos ser: una conjunción de las verdades de todas las artes convocadas.

Mientras, Edgar Alan Poe lo conceptualiza como “Organización del caos”, tratando de explicar su cercanía genética con las divinidades. Divinidades que tomaron prestado, se me antoja, nuestro principio de Acción para desde allí construir el Verbo.

Este arte que se organiza cuando se hace cómplice del Mito, cuando crece en la noche hacia lo apolíneo y lo dionisíaco; es decir... hacia el sueño y embriaguez de que nos habla Nitsche.

¡Si... de ahí venimos! Del precepto figurativo de uno y la transformación obligada del otro. Dionisio y Apolo, Apolo y Dionisio equilibrando el nacimiento, el porvenir y la permanencia eterna de nosotros. Porque si de algo está el terrenal Universo convencido es que el teatro jamás perecerá... persecula seculorum.

Esto sabe y acepta el severo Jehová que lo rescata del lugar donde habitaba: justo en el centro de su energía sin principio ni fin. Lo supo el Yucahú Bagua Maórocoti de los taínos cuando creó los areítos, esos magníficos y comprometidos cantos teatrales entre la tierra y el cielo. Lo supo el nórdico Odín cuando un día se auto asignó como características la vida, la muerte, la magia y la poesía. ¿No eligió sus postulados, en aquel día, pensando en el arte que con tanta pasión hoy practicamos? Todo dios, se me ocurre, es fundamentalmente un hombre de teatro. Y viceversa. Por eso rituales y creación nos son afines.

¡Si... esos somos esencialmente! Transformaciones del rito, continente para el grito, mito que se agiganta en la poesía, la palabra lúdica hecha carne, el movimiento que nos legó la metafísica del Cosmos, la luz conformada por las llamas, el primer asombro del hombre en la caverna, la reflexión inicial ante la muerte; una idea articulada y que, mediante juegos, palabras, gestos y maquillaje; trataba de encontrar la magia que aseguraba la vida primitiva y daba oportunidad de trascender a las aspiraciones que llegaron con lo Humano.

La gente de teatro nacemos de esa soñada redención que bautizamos como Katarsis. Nacemos en las fiestas de la carne y del espíritu; con su música, flores, frutas, vino, caracoles y guirnaldas. La transformación lograda entonces resultó tan proteica que requerimos de mascaras, túnicas y coturnos para que esta fuera aún más absoluta.

Cuando el Ser comenzó a hacer la Historia no encontró otra mejor manera de narrarla que con el Teatro. Pero cuando la Historia se tornó un gran campo de batalla la revolución se convirtió en el Drama.

Eso lo entendió perfectamente el local Juan Pablo Duarte cuando empezó la fundamental revolución dominicana desde escenarios y libretos. Nunca nuestros artistas de la escena han rehuido de los compromisos demandados por la Historia, dentro y fuera de nuestros escenarios. En las protestas anticoloniales, con Llerena sacando la cabeza, dijimos... ¡Presente! En las luchas contra de la tiranía dijimos... ¡Presente! Cuando se defendió el honor mancillado en Ciudad Nueva dijimos... ¡Presente! Cuando se quiso retroceder en las conquistas también dijimos.... ¡Presente! Y lo seguiremos diciendo cuántas veces la Patria lo reclame.

Hoy estamos comprometidos a construir el nuevo Lenguaje, una expresión fundamental que nos caracterice, ser parte del proceso cultural de estos tiempos. Únicas formas de asegurar la pervivencia, a la cual nos comprometieron los ancestros desde el génesis particular; no obstante Plantón nos expulsara después de su República.

Sin embargo, aún no contesto la pregunta. Y  lo he hecho adrede, porque la respuesta entraña dolor y sacrificio peligrosos. Aunque dolor y sacrificio son parte de la materia que nos formó, desde la que partimos. ¿No es Sísifo, acaso, quien mejor nos ha explicado? Su condena a transportar constantemente la pesada piedra ha signado de por vida a todos los hacedores universales de teatro.

¡Pero la pregunta! ¡No puedo seguir evadiendo su respuesta! ¿Por qué hacemos teatro?... Simplemente para expresarnos. Y si no lo hacemos... ¡nos morimos!

domingo, 25 de marzo de 2012

¡El Teatro de aquí!



¡El teatro de aquí es inmenso!                    
 









¡El Teatro de aquí es intenso!                     














¡El Teatro de aquí es dinámico!                 









 ¡El Teatro de aquí es histórico!                 










¡El Teatro de aquí es auténtico!                  










¡El Teatro de aquí es glorioso!                  










¡El Teatro de aquí es exitoso!                     

¡El Teatro de aquí es comprometido!            










¡El Teatro de aquí es atrevido!                  










¡El Teatro de aquí es reflexivo!                                 

¡El Teatro de aquí es divertido!                  










¡El teatro de aquí es avasallante!                            










¡El Teatro de aquí... es el origen de la Patria!                                     
¡Qué viva! ¡Qué viva! ¡Qué viva el Teatro Dominicano!

jueves, 22 de marzo de 2012

Un adelanto acostumbrado...

Un adelanto acostumbrado...


Acostumbro, y tengo demasiado respeto por la cábala para cuidarme de nunca evadirla, publicar en La pasión Cultural uno de mis relatos antes de enviar el libro completo a imprimir.

He concluido un libro al que titulé "La parca que espera en el camino" (en el cual agradezco gentilezas del poeta Tony Raful, del escritor Armando Almánzar Botello, la actriz Laura Guzmán Sirí y el del comunicador Onorio Montás.)

El libro cuenta con trece cuentos (¡13 desde luego!) que giran en torno a la parca. He procurado (espero haberlo logrado.) que tengan un agradable sabor anecdótico y, en algunos casos, una buena dosis de humor negro.

 Como ya declaré, el libro empieza con un cuento, casi una vivencia personal, sobre la difunta más famosa del país: Alicia Quírico. Más famosa aún que la elegante señora que aparece en la carretera de la montañosa y fría Constanza o en la reverdecida autopista del Cibao, con la cual nos topamos una noche mi hermano Andrés Modesto Cruz y yo. 

Como los plagios, y sus consecuencias están en el país a la orden del día, declaro para evitar terminar hoy mismo en la chirola, que las imágenes que aparecen en esta entrega las tomé "prestadas" de Taringa. Las trece que ilustrarán el libro ya están siendo pintadas por mi hija Renata Cruz Carretero.

Para evitar que la gente de Alfaguara (o cualquiera que vaya a publicar los relatos) me asesinen por estar contando estos asuntos, publicare hoy el cuento "Muertos... de la risa". Luego me informan cómo les resultó.

G.C. D.


Las tres parcas

Muertos... de la risa



A menudo el sepulcro encierra, sin saberlo, dos corazones en un mismo ataúd.”
                                                                                                        Alphonse de Lamartine.

       Aquellas noche era fresca, lo que no era algo habitual en las provincias del Sur de la República Dominicana, excepto en San Juan de la Maguana. Así es. El clima es regularmente agradable en San Juan, considerada el granero del Sur. La región donde sitúo este relato, antes de la llegada de los colonizadores españoles, pertenecía al poderoso cacicazgo de Maguana, en el que era cacica la hermosa e inteligente Anacaona, primera mujer juzgada, sentenciada y ahorcada del Nuevo Mundo.
      Si. Era fresca aquella noche sanjuanera. Mucho más en el lugar donde se encontraba Nicole Mella: en la funeraria más importante de toda la provincia. Es algo curioso, pero por más calor que haya en cualquier pueblo del Caribe, son frías sus funerarias.
Nicole Mella era una menuda muchacha pueblerina de agraciada e ingenua carita redonda. Ella misma aseguraba ser “una carajita de lo más encantadora”.
      No estaba muy segura de lo que hacía en aquella funeraria. Seguramente fue una broma de sus amigos que la llevó hasta allí, aunque no recordaba todas las circunstancias. Recordaba haber bebido bastante la noche anterior acompañada de su novio, familiares amigos y amigas. Participaba en una divertida y concurrida despedida de solteros: la suya. Efectivamente, hoy se casaría con el único hombre que en verdad había amado en su corta vida: Armando Paulino. Lo conocía desde muy pequeña. Habían estudiado juntos, vivían uno al lado del otro, se hicieron novios de personas distintas prácticamente al mismo tiempo, rompieron con sus respectivas relaciones en la misma semana y se enamoraron y comprometieron en su único tiempo disponible. Ambos estudiaron en la Universidad Autónoma de Santo Domingo. Él Veterinaria y ella Agronomía. Aunque ambos tenían apenas unos meses de graduados, ya trabajaban en las modestas empresas de sus respectivas familias. Decidieron casarse temprano para “no desperdiciar mucho tiempo de sus vidas”.
      Nicole suponía haber bebido bastante en la fiesta de despedida de soltera, que se emborrachó y que el novio y los amigos decidieron hacerle la macabra broma de abandonarla en la funeraria donde ahora se encontraba. Era algo que ella misma había hecho a otras amigas en circunstancias semejantes. No tenía miedo. Claro que no.
      —Los muertos impresionan, pero no pueden interactuar con los vivos —siempre decía la muchacha a sus relacionados.
      Al menos eso creía, o deseaba creer, en aquellos momentos. No sabía la hora que era porque, al parecer, había perdido su reloj en la juerga en la cual participó. De pronto escuchó una risa que por poco le congela la sangre en el interior de sus venas. Todo estaba oscuro, muy oscuro, había un silencio como de muerte y de repente éste es interrumpido por la risa escalofriante de un... vivo.
      Así es. Un joven, bien vestido y sentado en una silla de uno de los salones fúnebres, se reía hasta desternillarse. Después de la impresión de la sorpresiva risa, algo le hizo confiar en aquel agradable joven. Definitivamente muerto no estaba. Alguien que reía de la forma en la que él muchacho lo hacía no podía estar muerto. Vivo. Muy vivo estaba aquel tipo. Se le acercó despacio. No quería que él, suponiendo que ella fuese un cadáver, muriera de un espanto.
       —No vayas a asustarte. Aunque te parezca raro... no soy un fantasma... —dijo la menuda muchacha a manera de presentación.
      —¡Pues yo si soy uno! —fue la estúpida respuesta de aquel joven.
    —¡Queeeeeé! —casi muriendo de miedo gritó Nicole Mella. Pero antes de que cayera desfallecida en el piso, el joven explicó...
      —Bueno... lo estaba... quiero decir... que lo estaba... pero que ya no lo estoy... creo. Creo que nunca lo estuve, pero parecía estarlo.
      La turbación era grande. Sin embargo, inexplicablemente, en lugar de aterrarse los dos volvieron a reír.
      —Bueno, hermano, usted va a tener que explicarse rápidamente antes de que me orine de terror aquí mismo.
     —Lo haré. Lo haré antes de que vayas a mearte en un salón elegante de una funeraria. De ningún modo queremos eso. Ocurre que desperté de repente en el cuarto frío de este lugar rodeado de cadáveres verdaderos. Pensé que alguna broma de amigos me había traído hasta aquí; pero, me dije, que ninguna persona que me estimara me abandonaría vivo en un cuarto frío, donde existía un alto riesgo de congelarme y morir de verdad. No tengo enemigos, que yo sepa, y estoy vestido como para una boda... o como para un entierro. Eso me hizo concluir que seguramente me morí en realidad y he revivido.
     —¿No se te ocurrirá decirme ahora que eres Lázaro o Jesús regresando del mundo de los muertos aquí en San Juan de la Maguana? —dijo un tanto divertida la encantadora Nicole.
     —No soy tan engreído para creerme esa gente —respondió el joven—. Lo que pienso es que sufrí un ataque de catalepsia. Mi familia pensó que estaba muerto y se dispuso a velarme y a enterrarme. Ahora soy un muerto revivido que en realidad nunca estuvo muerto. Al menos no bien muerto.
     Nuestros agradables jóvenes guardaron un silencio ritual por unos segundos y luego rieron otra vez desternillados.
     —¿Imaginas el susto que se llevarán los empleados de la funeraria, tus familiares,
amigos y allegados cuando descubran que su muerto y llorado está muy vivo?
     En realidad el asunto resultaría complicado de explicar o digerir. Hay personas, en casos semejantes, que han muerto fulminado ahí mismo por un infarto. De todos modos, seguramente, nuestro “difunto” prefería estar vivo que preocuparse ahora por el impacto que producirá la noticia entre aquellos que volverían temprano a llorarlo, a rezar y luego a enterrarlo en una caja gris no muy lujosa.
     —¿Y cómo lograste salir del cuarto frío? —preguntó Nicole.
     —Por la puerta —tontamente respondió el muerto resucitado.
     —¡Idiota! Claro que saliste por la puerta. Pero... ¿como? —preguntó otra vez Nicole en medio de su inextinguible risa.
     Aquel Lázaro sanjuanero, por más esfuerzo que en ese sentido hacía, no lograba imprimirle seriedad a sus respuestas y de todo, también, con la muchacha a su lado se reía. Explicó alegre, a la alegre Nicole, que la puerta del cuarto frío donde debía congelarse no tenía el seguro y pudo salir de la fría habitación sin ningún problema. Supuso, en medio de su risa, que dejaban la puerta del cuarto frío sin seguro por si un muerto deseaba irse a dar una vuelta por ahí antes de ser enterrado.
    —Bueno, hermano, vaya preparando un buen discurso. Palabras muy precisas va usted a necesitar —dijo la divertida Nicole.
    —Por supuesto. Pero no pienses que lo tuyo va ser fácil de contar. ¿Haber amanecido acompañada de un fantasma no es algo que pueda ser fácilmente explicado y aceptado por los tuyos. A propósito ¿como te llamas? —preguntó el “resucitado” a la jovenzuela con la cual compartía aquella funeraria.
     Nicole extendió su mano derecha para protocolariamente presentarse; pero no pudo hacerlo porque las dos mujeres de la limpieza acaban de entrar en el salón donde ella y el “muerto” se encontraban. A Ambos les sorprendió bastante que las dos mujeres ni se inmutaran por la presencia de ellos dos.
     —Laura, empecemos por limpiar las cajas. Los familiares de los recién casados están a punto de llegar a llorarlo —dijo la más gorda y mayor de las dos mujeres.
     —Una ha visto muchos muertos aquí y está acostumbrada; pero este caso nunca lo vamos a olvidar. ¡Empezar una pareja su luna de miel y pendejamente perder la vida porque explotara el tanque de gas propano que, para economizar, le instalaron a su camioneta! ¡Una pena! ¡Este un mundo es una porquería! —dijo la otra mientras lanzaba un escupitajo en el suelo, al que enseguida pasó un paño húmedo.
     Nicole y aquel joven se miraron. ¿Habrían acaso comprendido que ahora su destino era permanecer juntos hasta que... sus reencarnaciones los separe? Cabe pensar que no, porque él hizo un simpatiquísimo y tonto chiste a costilla de la joven:
     —¿Tú sabes lo que suelen decir a las Nicole? Ni col, ni lechuga, ni tomates, ni berenjenas...
Y volvieron... ¡a morirse de la risa!