sábado, 14 de abril de 2012

El tardío Evangelio de Bernabé

Nota: Nuestro dilecto amigo, escritor y colega teatral Carlos Castro, nos envía un artículo brillante de Marcio Veloz Maggiolo, escritor dominicano a quien se juzga merecedor ya del Nobel de Literatura. Se trata de "El tardío Evangelio de Bernabé"; una entrega que nos hubiese gustado escribirla. Sin disimular un sentimiento de envidia hacia el querido Marcio por este trabajo, les dejamos el citado artículo para que lo desgusten. No se van a arrepentir.  
 
El tardío Evangelio de Bernabé



Marcio Veloz Maggiolo                                                                                                                       
Se trata de un Evangelio apócrifo de fuente islámica, aparecido como tardío en el siglo VI, en el cual se señala la figura de Judas como aquel que fue crucificado en lugar de Jesús. En la versión modificada diez siglos después, se anuncia la llegada de Mahoma como parte de los hechos que son oriundos de las fuentes bíblicas. Aunque la versión moderna sea la morisca modificada, la misma recoge una imagen de Judas cuya crucifixión parece una venganza de Dios mismo por la traición al que fuera su Hijo. Las modificaciones fueron hechas sobre la desconocida versión original.
Según el evangelio apócrifo de Bernabé contenido en los publicados por Edmundo González Blanco, Jesús subió a un tercer cielo en los instantes en los que iba a ser apresado, y en vez de ser crucificado Jesús, lo fue Judas, porque así lo dispuso Dios, permitiendo que falsificado el verdadero Jesús por el que se consideraba como traidor, muriese en la cruz sustituyendo a su maestro. La sustituciòn fue tal que ni siquiera los familiares de Jesús se dieron cuenta de que el crucificado era Judas. María avisada de que su hijo habría de ser sacrificado, y desconocedora de la decisión del Padre, pidió entonces que olvidasen a su hijo.
Los discípulos al saber de la decisión divina, miraban la muerte de Judas, el sustituto de Jesús, como a Jesús mismo, ya en ubicado en el tercer cielo, y a pesar de ello experimentaron deseo de verlo luego de su resurrección. Entonces los Ángeles que guardaban a la Virgen Maria subieron el tercer cielo donde estaba Jesús, y le enteraron de lo que había pasado.
Dios dio permiso a varios de sus ángeles para que Jesús bajara desde el tercer cielo y viera a su compungida madre. Los Ángeles se llamaban Gabriel, Miguel, Rafiel y Uriel.
Jesús fue escondido para luego llegar “lleno de esplendor” a la habitación en la que estaba su madre, con sus dos hermanas, que según Bernabé, quien narra, eran Marta y Maria Magdalena, y lo mismo estaba ella con Lázaro, Juan, Jacobo y Pedro. Todos, sorprendidos, cayeron al suelo “como muertos”.
Entonces Jesús, “levantando a su madre y a sus discípulos, dijo: No temáis, ni lloréis, porque vivo estoy, y no difunto, como habéis creído”.
María la preguntó como habiéndole Jehová dádole el poder de resucitar los muertos no lo pudo usar él consigo mismo. A lo que Jesús le señaló que nunca estuvo muerto, y que viviría hasta el fin del mundo. Jesús dio la orden a los Ángeles de que se dejasen ver para mostrar la verdad de cuanto decía, y señaló que los Ángeles tenían cada uno una misión que enumeró. Bernabé, preguntó por cuáles razones Dios les había permitido creer que había muerto; y Jesús contestó: Créeme Bernabé, siendo Dios la pureza misma, no puede ver en sus servidores la menor falta que no castigue severamente.
Y, como mi madre, y mis discípulos me amaban con un afecto demasiado terrestre y humano.
Dios, que es justo, ha querido castigar este afecto en el mundo mismo, y no hacerlo expiar en las llamas del infierno.
Aunque yo hubiese llevado en la tierra una vida inocente, no obstante, como los hombres me habían llamado Dios e Hijo de Dios, mi padre no queriendo que fuese, en el día del juicio un objeto de burla de los demonios, prefirió que fuese en el mundo un objeto de afrenta por la muerte de Judas en la cruz, y que todos quedasen persuadidos de que yo había sufrido este suplicio infamante. Y esa afrenta durará hasta la muerte de Mahoma, que, cuando venga al mundo, sacará de semejante error a todos los que creen en la ley de Dios”.