lunes, 3 de diciembre de 2018

LAS BOTICAS DE PROMESE Y LA CONSPIRACIÓN ILUMINATI

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LAS BOTICAS DE PROMESE Y
LA CONSPIRACIÓN ILUMINATI
Por Giovanny Cruz Durán



Iluminati es un nombre genérico dado a una sociedad secreta creada en Baviera (Alemania) el 1 de mayo de 1776. Su declaración de principios decía que se oponían a la influencia religiosa y a los abusos del poder estatal. La fundación se atribuye al profesor de Derecho Eclesiástico y Filosofía Práctica de la universidad de Ingolastatd, Adam Weishaupt y a sus alumnos. 
No obstante, debo señalar que para muchos esta Orden, en realidad, se habría formado mil años antes del nacimiento de Cristo.
A los iluminatis de Baviera se le llegó a sindicar con grupos que practicaban la Alquimia. También les han atribuido miles de asesinatos, nunca comprobados.
La reacción de la Iglesia Católica fue contundente y el gobierno de Baviera prohibió dicha sociedad en 1785. 
Por supuesto, eso no significa que se haya disuelto. Sus enemigos jurados aseguraban que los miembros se reagruparon y fueron los reales responsables de la Revolución Francesa, enmascarados como masones o francmasones. También los asocian a los Rosacruz.
La orden de los “iluminados” ha procurado, supuestamente, el avance del mundo en el sentido de la libertad, igualdad, fraternidad y el perfeccionamiento particular de sus miembros. Por esto se le nombró también Perfectibilistas. El medio, planteaban, para alcanzar la libertad plena, era la educación.
Mucho tendríamos que decir sobre los iluminatis. Cientos de cuartillas tendríamos que llenar para hacerlo. Resumo escribiendo que se piensa que en la actualidad existe un renacer glorioso de la Orden. Grandes figuras del mundo estarían en la dirección universal de los actuales iluminatis: economistas de todas las nacionalidades, científicos, militares, presidentes de las naciones más poderosas, banqueros, líderes religiosos como el mismo papa Francisco, el velocista Wusain Bolt; etc.
Se le achaca, por un asunto de la organización del futuro, haber creado pandemia, propiciado guerras y exterminios, enfermedades letales (entre estas el Sida) y miles de asesinatos a personas declaradas como prescindibles.
Las denuncias contra el accionar de la Orden Iluminati apuntan a que ella ha calculado que existe un crecimiento poblacional desmesurado en nuestro planeta. En ese sentido, dentro de pocos años no habría manera de alimentar y servir a tantas personas. Por eso, suprimir a millones de humanos es una tarea impostergable. Hay quienes sospechan que lo están haciendo.
Hace unos días, un evangélico y humilde empleado de una persona muy allegada, se presentó en su casa estando yo presente para solicitar un adelanto de ochocientos pesos; que serían destinados a comprar una medicina a su pequeña hija.
Mencionó el nombre de la medicina requerida. Dijimos al atribulado individuo que la misma medicina la podía comprar en las llamadas Farmacias del Pueblo de PROMESE, por menos de cien pesos.
El empleado de mi allegada abrió los ojos casi aterrorizado y nos dijo que jamás se debía comprar medicina en esas farmacias. Nos causó extrañeza e interés lo que planteaba.
La pastora de su iglesia, Generosa Solano, prohibía a sus adeptos y dadores del diezmo (claro), que fueran a las mencionadas boticas a comprar nada. Esto, porque sus verdaderos propietarios eran los iluminatis. ¡¡¡¡¡¡¡!!!!!!
Le expliqué que muchos propietarios de farmacias, estrictamente comerciales, habían propagado rumores de que PROMESE vendía medicinas con dosis inferiores a las requeridas. Algunos médicos, asalariados secretos de farmacéuticas, se sumaron a esos rumores. Pero eso resultó ser absolutamente falso. 
Informé al confundido padre, que yo mismo utilizo medicinas de esas boticas populares, hasta para mi corazón. Algo que realizo desde hace varios años (Carvedilol, Losartán, aspirina cardiovascular, etc.) y nunca había tenido mayores inconvenientes.
El hombre puso cara muy seria, bajó la voz casi hasta convertirla en susurro y proclamó como si estuviera comunicando la noticia más aterradora del mundo:
—¡Los iluminatis han programado esas medicinas para que la gente se muera, no de una vez, sino entre doce o quince años! ¡Ya usted verá! —dijo mirándome apenado como estuviera frente a un casi muerto.
Infructuosos fueron nuestros esfuerzos para contradecir con éxito la “verdad” de la pastora Solano. Desde luego que cuando se fue nos reímos a mandíbulas batientes. En mi caso, pasé de la risa al enojo.
Estaba convencido de que aquella pastora, quizás socia de alguna farmacia, no era la única en decir disparates semejantes. El daño social, entonces, que estarían haciendo en los segmentos más necesitados de los dominicanos, era incalculable. 
Pienso que propagar un complot de esta magnitud, que asocia a varios de nuestros gobiernos en una conspiración con la Sociedad Iluminati, seguramente contraviene disposiciones legales.
Las autoridades deberían prestar atención a este asunto, dadas las connotaciones económicas, morales y sociales que conlleva. Empero, mientras ocurre, no pocos incautos serán manipulados por charlatanes y oportunistas.
Quisiera decir más sobre esto. Siendo que debo decir más. Sin embargo, algo me ha impulsado (¿acaso el ojo panóptico de los iluminatis o el llamado de la misma Lara Croff que lucha contra ellos?) a cerrar, esta vez con mis propias manos, el ahora más oportuno que nunca...
¡Telón!