domingo, 27 de octubre de 2019

Octava premisa inmutable para el actor

Por Giovanny Cruz Durán



El umbral del Subconsciente:

Carlota Carretero y Giovanny Cruz en
"Dos viejos pánicos"; de Virgilio Piñeira.
Subconsciente es un viejo término creado por los primeros psicoanalistas aludiendo a lo inconsciente, que al encontrarse... "por debajo del umbral de la conciencia" resulta definitivamente inaccesible. Freud dejó de utilizar el vocablo por entender que se prestaba a confusión. 

Si el Consciente es la punta de la flecha, el Subconsciente sería su remesa (también llamada emplumado o timón). 

En el teatro hablar del Inconsciente es plantear la creación no racional: especie de duende travieso que habita en ignotos laberintos interiores. 

Aunque hemos logrado hasta dividirlo, lo cierto es que nunca hemos visto al átomo. ¡Pero está ahí! No puedes contactar al Inconsciente; no obstante, está ahí… como remesa o timón.

Si tu personaje se ubicara todo el tiempo en los linderos del Consciente, este sería demasiado tú-actuante, despectivamente racional. Si, en cambio, el personaje entrara al peligroso territorio del Subconsciente, perderíamos el Yo-controlador, con todo el peligro que eso implica. 

Entonces, entre el personaje y el Subconsciente, se estaría creando un nuevo “Ser” independiente de ti mismo. En ese caso decimos que… “te estás creyendo el personaje”; por lo tanto, deben despedirte y recomendarte un buen siquiatra.

Lo ideal es llevar el personaje a un espacio interior intermedio entre el Consciente y el Subconsciente. ¿Cómo lograrlo? Persuadiendo a este último de dejar que el personaje se asome lo más cercano posible a él…

—¡Tu cara de angustia es todo un poema! Se nota que tu mente está a millón tratando de descifrar los enigmas que acabo de plantear. Déjame ayudarte a hacerlo.

Parece imposible tratar de hablar con el Subconsciente siento éste una… “entidad” que, como un dios, nunca se comunica, no podemos ver y sólo se manifiesta. 

¡Lo que no te fijaste es que eso has estado, precisamente, haciendo desde que iniciaste los Ensayos de Mesa! Todo tu acercamiento al personaje mediante el estudio de sus Acciones Físicas y Psicológicas, Líneas Internas y Externas, las Cinco Preguntas del Personaje, las posibilidades del Sí Mágico, Círculo Mágico y Memoria Emotiva; son recursos persuasivos para estimular la buena... “voluntad” del Inconsciente. 

Como no estás procurando que esa antagonía que vive dentro de ti desplace al Yo, has estado durante todo este proceso acercándote cautelosamente al Subconsciente

Si has seguido el proceso correctamente, creaste la autopista efectiva para llegar a él. ¡Si! A través de todos los recursos lograste colocar tu personaje justo en el Umbral del Subconsciente. ¡Albricias! 

Llegar hasta aquí debería ser suficiente para lograr una buena interpretación. Puedes estar satisfecho. Seguramente el espectador quedará agradecido.… Casi deberías estar celebrando… Pero… hay un estadio más comprometido aún que puedes lograr…

El toque asesino del actor:

Xiomara Rodríguez y Flor Polanco
en "Virginia Sombra".
Disfruto de nuestra literatura. Tenemos aquí muy buenos escritores. No pocos poseen una técnica envidiable. Pero son escasos, muy escasos, los escritores que logran producirme la conmoción que sólo se alcanza con esa "locura" en la cual el escritor trasciende la técnica y se vuelve una unidad con las palabras.

Creo que las técnicas de actuación son imprescindibles para un profesional de estos tiempos. Empero, cuando estamos ya sobre el escenario la mejor técnica siempre será CASI olvidarnos de ella. En el proceso de la construcción del personaje la técnica es quien lleva la voz cantante; pero cuando subimos al escenario tenemos que invocar las emociones.

Como director y actor busco algo más que eso. Demando un extra. Un... entrar CASI en frenesí, llegar CASI a la locura. Es un... estar al borde del desborde, de CASI perder el control del personaje, de CASI dejar que desaparezca el Yo-controlador para escuchar respirar al Subconsciente.

Cuando tenemos dominado al personaje, cuando vemos su sangre verdadera, cuando sentimos sus lágrimas, cuando entendemos su ira, cuando afloran las líneas, cuando miramos como ellos, cuando ya estamos listos para recibir aplausos y buenas críticas; tenemos que dar ese... algo más, una última experiencia, ese... algo salvaje que nunca nadie vio asistir a una clase de teatro, ese... algo que descubrimos solamente cuando se inicia el rito y nos enfrentamos al lobo sobre el escenario.
—¿Cómo lograr ese momento tan especial? 
Recuerda que ya estableciste todos los controles necesarios. Ya te comprometiste a no ser exactamente el personaje. Pero en la última semana de ensayo, cuando ya tienes todo tu vestuario, cuando estás en la atmósfera teatral que se logra con la escenografía, cuando las luces se convierten en aliadas, cuando comienzas a comprobar la Caracterización Física, es hora de… dejarte llevar y comenzar a plantearte que, realmente, podrías ser… el personaje. 

—¿Sorprendido? ¿Sientes miedo? ¿Pajaritos en el estómago?

Como durante meses de ensayos pusiste al personaje las bridas requeridas, aunque quieras, no podrás evitar los controles establecidos. Empero, al plantearte la posibilidad de realmente Ser, lograrás el estadio que pido, aunque sea en determinados instantes. Apenas segundos de libertad y verdad escénicas.

Hay ocasiones en la cotidianidad que nuestra condición humana es cuestionada por nosotros mismos y nos… “alocamos” un poco. Salimos del robot que nos habita. Con el personaje te propongo hacer lo mismo. ¡Dame destellos de genialidad… o de “locura”!

Estás cerca del momento del estreno. No pierdas tiempo y empieza los preparativos finales. Pero todavía debo hablarte de las actitudes que debes asumir antes de que suban el…

¡Telón!

viernes, 25 de octubre de 2019

La iluminación teatral

Por Giovanny Cruz Durán

La iluminación teatral

Keraunoscopeion del teatro griego
Los primeros indicios del aprovechamiento de la luz en el teatro llegan de Grecia. Al construir sus anfiteatros los griegos procuraban que el sol quedase en las espaldas de los espectadores y frente a los actores. Sobre un trasto (keraunoscopeion) color negro pintaban rayos para que, al moverlos, produjeron destellos “mágicos” que anunciaban las llegadas de dioses. También utilizaban espejos cóncavos para producir incendios sobre el escenario.

Casi todo el teatro de la Edad Media giraba en torno a temas sacros. Como se realizaba en templos las luces de los cirios eran las que iluminaban. Se utilizaba la descomposición de la luz a través de vitrales para producir efectos visuales.

Serían los artistas de Renacimiento los primeros en lograr las primeras transformaciones de la luz en escenarios.

En 1501, Italia, ocurre el primer gran evento teatral con absoluto despliegue de recursos de iluminación. Mantigua, en Mantova, da un uso a las luces descrito como espectacular y riquísimo. Esto, por la cantidad y forma de los candelabros utilizados.

Pero la primera representación iluminada con luz artificial fue “La Calandria”, del cardenal Bibiena, espectáculo montado por Baldasarre Peruzzi en 1515 para el papa León X.

Bastiano da Sangallo creó dos dispositivos para “Comodo” (Florencia en 1539): una linterna de madera para usar en arco y un sol de un brazo de altura con cristal lleno de agua, detrás del cual había dos fuegos. Esto acentuaba la perspectiva y el sol se movía desde el amanecer hasta el atardecer mediante un dispositivo.

Sin embargo, el mayor desarrollo de la iluminaria ocurre en 1580, en el teatro Olímpico de Vicenza: utilizaron velas y lámparas de aceite en el interior de los pasillos escenográficos.

Leonardo Da Vinci crea las primeras luces de colores: esferas de vidrio llenas de agua coloreada y con un cilindro en el interior, dentro del cual colocaba candela. También se habla de reflectores para producir una luz fuerte y concentrada: una pieza pulida que reflejaba la luz de una antorcha como esplendor de sol. Igual producía efectos de relámpagos tirando polvo de barniz sobre la llama de una vela dentro de una caja detrás del decorado.

Durante el Barroco la iluminación da un salto espectacular. Para la representación de “Psyché”, en 1703, se utilizaron 11 arañas de 12 velas cada una, además de 600 velas en el escenario. Más tarde sustituyeron las esferas llenas de agua y se experimentó con cristales, espejos y vidrios para producir sobre los actores reflejos de colores.

En 1782 Argand inventó la lámpara que lleva su nombre, funcionaba con petróleo o aceite. Esta lámpara proveía mayor luminosidad y, además, tenía una llama estable. Quinquet inventó también una lámpara que era una variante de la otra. En los teatros estas lámparas se instalaban en varas con un tul delante para producir luz de color. Lavoisier es quien sugiere el montaje de varios quinquets en una vara horizontal suspendida detrás de la escenografía.

En 1817 los teatros Lyceum y Drury Lane, Inglaterra, incorporan la iluminación escénica a gas.

En 1863 aparece una variante francesa con los mecheros invertidos y aire comprimido para mantener la llama hacia abajo y hacerla más luminosa. La ventaja estaba en la seguridad que ofrecía, ya que si una ampolla se rompía el aire comprimido apagaba la llama. El color se obtenía con vidrios de colores. En 1867 J. H. Chute experimenta un sistema para el color: cilindros de vidrio coloreado que descienden sobre los mecheros, cambiando el color en un instante.

La revolución en la iluminación escénica se debió a la luz eléctrica. En 1849 se realizó un efecto luminoso con luz eléctrica: un amanecer producido por una lámpara de arco dentro de un reflector parabólico durante la representación de “El Profeta”, de Meyerbeer, en la Ópera de París. No obstante, este recurso fue utilizado sólo como un golpe de efecto ya que la iluminación eléctrica llegaría 30 años después.

El escenógrafo suizo Adolphe Appia fue el primero, 1895, que tuvo consciencia del carácter plástico de la luz en escenario. Su objetivo era solucionar el problema de la contradicción visual que se producía al articular un elemento escenográfico pintado en dos dimensiones y el actor tridimensional.

Entre 1954 y 1957 se dio el gran desarrollo de la electrónica y surgieron los tiratrones, que luego serían reemplazadas por los tiristores, corazón del regulador electrónico moderno: el dimmer

Con la llega de las computadoras en teatro comienzan a utilizarse las consolas de memoria: 1974. Hoy contamos con memorias hasta para los llamados focos robots.

Carlota Carretero (La Magdalena), luces de Bienvenido Miranda.
Giovanny Cruz (El Vestidor), luces de Lillyanna Díaz.
Aquí tenemos recursos muy avanzados de iluminación. Empero, estos no sirven de mucho si no se cuenta con directores de iluminación profesionales. Para mi exigente demanda lo mejor que tenemos es Lillyanna Díaz.

Un buen iluminador debe entender que es parte de un complejo equipo técnico. Las luces están para coayudar al actor, jamás para competir con éste. El espectáculo no lo constituye el foco. Los teatreros decimos que iluminar una obra no es igual que hacerlo a un árbol de navidad. Un buen iluminador acude a docenas de ensayos, estudia el texto desde diferentes puntos, la sicología de los personajes, la época de las obras y la sicología de los colores.

Hay una vieja disputa entre directores teatrales y diseñadores de luces: ¿Cuál de los dos es el creador? El director indica; pero el luminotécnico, a partir de sus premisas, es el verdadero creador de la iluminación. ¡Fin del asunto!

Fuera luz y… ¡Telón!