viernes, 27 de marzo de 2015

Día Mundial del Teatro: ¿Por qué hacemos Teatro?


Hace unos años el Ministerio de Cultura nos comisionó para escribir la Proclama Nacional de Teatro. Lo hicimos. Creo que es un buen momento para retomar aquellos conceptos.


En el Día Internacional del Teatro cabe la reflexión que determina la pregunta esencial que nos formulamos siempre los verdaderos artistas de la escena: ¿Por qué hacemos teatro?

Se comenzó a representar en el planeta cuando el proyecto humano, que existió antes del pitecantropus erectus, descubre en la planicie algo que trae con un rito a la caverna; con el rito de la Vida y la Muerte: perennes tema y debate de la escena. La escena efímera de un Arte que el esteta francés Jean Doat bien define como “Síntesis de artes que exige un Arte de la síntesis”. Y en conclusión eso resultamos ser: una conjunción de las verdades de todas las artes convocadas.

Mientras, Edgar Alan Poe lo conceptualiza como “Organización del caos”, tratando de explicar su cercanía genética con las divinidades. Divinidades que tomaron prestado, se me antoja, nuestro principio de Acción para desde allí construir el Verbo.

Este arte que se organiza cuando se hace cómplice del Mito, cuando crece en la noche hacia lo apolíneo y lo dionisíaco; es decir... hacia el sueño y embriaguez de que nos habla Nitsche.

¡Si... de ahí venimos! Del precepto figurativo de uno y la transformación obligada del otro. Dionisio y Apolo, Apolo y Dionisio equilibrando el nacimiento, el porvenir y la permanencia eterna de nosotros. Porque si de algo está el terrenal Universo convencido es que el teatro jamás perecerá... persecula seculorum.

Esto sabe y acepta el severo Jehová que lo rescata del lugar donde habitaba: justo en el centro de su energía sin principio ni fin. Lo supo el Yucahú Bagua Maórocoti de los taínos cuando creó los areítos, esos magníficos y comprometidos cantos teatrales entre la tierra y el cielo. Lo supo el nórdico Odín cuando un día se auto asignó como características la vida, la muerte, la magia y la poesía. ¿No eligió sus postulados, en aquel día, pensando en el arte que con tanta pasión hoy practicamos? Todo dios, se me ocurre, es fundamentalmente un hombre de teatro. Y viceversa. Por eso rituales y creación nos son afines.

¡Si... esos somos esencialmente! Transformaciones del rito, continente para el grito, mito que se agiganta en la poesía, la palabra lúdica hecha carne, el movimiento que nos legó la metafísica del Cosmos, la luz conformada por las llamas, el primer asombro del hombre en la caverna, la reflexión inicial ante la muerte; una idea articulada y que, mediante juegos, palabras, gestos y maquillaje; trataba de encontrar la magia que aseguraba la vida primitiva y daba oportunidad de trascender a las aspiraciones que llegaron con lo Humano.

La gente de teatro nacemos de esa soñada redención que bautizamos como Katarsis. Nacemos en las fiestas de la carne y del espíritu; con su música, flores, frutas, vino, caracoles y guirnaldas. La transformación lograda entonces resultó tan proteica que requerimos de mascaras, túnicas y coturnos para que esta fuera aún más absoluta.

Cuando el Ser comenzó a hacer la Historia no encontró otra mejor manera de narrarla que con el Teatro. Pero cuando la Historia se tornó un gran campo de batalla la revolución se convirtió en el Drama.

Eso lo entendió perfectamente el local Juan Pablo Duarte cuando empezó la fundamental revolución dominicana desde escenarios y libretos. Nunca nuestros artistas de la escena han rehuido de los compromisos demandados por la Historia, dentro y fuera de nuestros escenarios. En las protestas anticoloniales, con Llerena sacando la cabeza, dijimos... ¡Presente! En las luchas contra de la tiranía dijimos... ¡Presente! Cuando se defendió el honor mancillado en Ciudad Nueva dijimos... ¡Presente! Cuando se quiso retroceder en las conquistas también dijimos.... ¡Presente! Y lo seguiremos diciendo cuántas veces la Patria lo reclame.

Hoy estamos comprometidos a construir el nuevo Lenguaje, una expresión fundamental que nos caracterice, ser parte del proceso cultural de estos tiempos. Únicas formas de asegurar la pervivencia, a la cual nos comprometieron los ancestros desde el génesis particular; no obstante Platón nos expulsara después de su República.

Sin embargo, aún no contesto la pregunta. Y  lo he hecho adrede, porque la respuesta entraña dolor y sacrificio peligrosos. Aunque dolor y sacrificio son parte de la materia que nos formó, desde la que partimos. ¿No es Sísifo, acaso, quien mejor nos ha explicado? Su condena a transportar constantemente la pesada piedra ha signado de por vida a todos los hacedores universales de teatro.

¡Pero la pregunta! ¡No puedo seguir evadiendo su respuesta! ¿Por qué hacemos teatro?... Simplemente para expresarnos. Y si no lo hacemos... ¡nos morimos!

sábado, 21 de marzo de 2015

¿Estado sobreprotector?

¿Estado sobreprotector?



Se ha debatido por años la filosofía del Estado sobre los estamentos de Cultura. Creo que existe un consenso sobre la participación de este en los diferentes procesos culturales. Siempre: estimulador y facilitador de los verdaderos actores culturales. Nunca: competidor o interventor de los citados procesos. ¿Claro esto?

El Estado protege la Cultura de un país. No la produce. ¿De acuerdo?

Las distintas administraciones culturales (cuyos locales, gastos corrientes, sueldos de funcionarios, nóminas de empleados, gastos de representaciones, y otros, son pagados por el Estado que los ciudadanos sostenemos) tienen que servir a los agentes culturales. Esto es simple. ¿Verdad?

Es necesario que los ciudadanos vean muy claramente las señales que envía un gobierno sobre su accionar. ¿Cierto?

Para que los simples ciudadanos (¿o mortales?) entiendan y asimilen las señales que hacen los dirigentes desde la cueva, estas deben tener ciertas condiciones: coherencia, diafanidad, integridad y justicia. ¿O no?

Uno de los tantos logros que aplaudo de esta gestión tiene que ver con la salud. Ocurre que eliminaron una distorsión que existía en los hospitales y que, vergonzosamente, llamaban... “cuota de recuperación”. De esta manera lograron una notable coherencia estatal. ¿Me siguen?

Uno de los errores que se suele cometer aquí, es ver a ciertas instituciones culturales como oficinas recaudadoras. No los son. Para los artistas y demás agentes culturales las instituciones que nos son afines deberían ser facilitadoras. Sin embargo, la relación que históricamente tenemos con ciertas intuiciones es de onerosidad. ¿Preocupados?

No planteo que el Ministerio de Cultura asuma el rol de “Estado protector”. ¡No! Pero no es aceptable que el Ministerio se auto designe como “Estado alquilador”. Su verdadero sentido está como facilitador o motor cultural. ¿También lo ven ustedes de esta manera?

Es indudable que uno de los pilares responsable del giro supremo que ha dado el negocio del Cine en nuestro país, está directamente relacionado con la renuncia que hace el Estado a ciertas recaudaciones que le correspondía efectuar. En ese sentido, el Estado dominicano se constituye en el principal patrocinador de nuestro Cine. Cuando ese mismo Estado renuncia a la afrenta llamada “cuota de recuperación ” en los hospitales, está interviniendo directamente en la salud de la gente y en su misma economía. ¿No les parece, entonces, una gran incoherencia que esto no ocurra de similar manera en otros sectores del Arte y la Cultura?


Lo que pretendo es que los asalariados estatales, en los locales oficiales, entendamos que determinadas renuncia a determinadas... —¿cuotas de recuperación?— constituyen inversiones positivas en el quehacer cultural del país. No creo que sea necesario citar los beneficios generales que esto conllevaría ¿O sí?

Recuerdo que Milagros Ortiz Bosch (siendo Ministra de Educación) dijo en un congreso: “Primero la Cultura y luego la Educación.” ¿Entendieron?

Les recuerdo que el Ministerio de Educación paga a los maestros de escuelas públicas, cubre los gastos generales, ayuda con los libros, en algunos casos otorga desayuno y construye los locales. Y no le cobran a los estudiantes por el servicio. Desde luego que entienden esto como una gran inversión nacional y no como un gasto. No planteo que el Estado regale todo a los artistas y demás actores culturales. Por supuesto que no. Pero si deseo que estos no sean obligados a tener relaciones leoninas con el supra Estado. ¿Lo asumen?

Desde mi óptica, creo que es hora de que hagamos reflexiones profundas en los distintos estamentos culturales sobre políticas culturales. Creo que no debemos en esos estamentos colocarnos frente a los gestores, sino a su lado. Hace muchos años aprendí que los electrones están dentro de los llamados cables del tendido eléctrico. El trabajo de los generadores de corriente estriba en hacer que esos electrones fluyan en una dirección y se conviertan en electricidad. Los ciudadanos funcionarios o empleados públicos debemos actuar de manera semejante a los generadores... y hasta con mayor discreción... y sin interrupciones. ¿Lo haremos?

jueves, 5 de marzo de 2015

La pillería de Colón que hizo que Rodrigo de Triana se volviera musulmán

 


Nota: Mi yerno Jorge Molina Cuquella está en estos momento en Madrid filmando un importante comercial. Él sabe que uno de los temas que he tratado muchas veces en La Pasión Culturral  es el del Almirante Colón (¡zafa!... por si acaso). Jorge ha encontrado en un blog español llamado "Memento Mori" una publicación firmada por  Irenu Castillo en la que, con cierto dejo de ironía, nos cuenta algunos aspectos nuevos del inefable don Almirante. La reproduzco, luego de haber disfrutado de la entrega de marras.

 

martes, marzo 03, 2015

La pillería de Colón que hizo que Rodrigo de Triana se volviera musulmán

Rodrigo de Triana
La visión de la Historia que tenemos está plagada de grandes nombres a los cuales se otorgan sistemáticamente las medallas de las grandes hazañas y descubrimientos, olvidándose la mayoría de las veces que sin el trabajo de personas anónimas dichas proezas no serían más que una utopía irrealizable. En el caso deldescubrimiento de América la cosa no iba a ser diferente y si bien ha quedado en el candelero que Colón fue el eminente descubridor, poco se cuenta que tal era el afán de medallas del famoso navegante, que no dudó en escaquearle el suculento premio que le correspondía a Rodrigo de Triana por ser el primero en avistar tierra para endosárselo a... sí mismo. Espabilado que era el Almirante, mira, y puta gracia que le hizo al vigía, claro.

Réplica de La Pinta
Conocido es por el relato del diario deCristóbal Colón que el vigía de La Pinta, un tal Rodrigo de Triana, pasando dos horas de la medianoche del día 12 de octubre de 1492, gritó ¡Tierra! al ver una fogata en el horizonte, prueba evidente de que habían llegado, finalmente, a su objetivo. De esta forma, el vigía se convertía en el primero en divisar el Nuevo Mundo y en llevarse los10.000 maravedíes que habían prometido los Reyes Católicos. Sin embargo el pillastre Colón no estaba dispuesto a perderse tan suculento premio porque a un marinerillo desconocido le hubiera entrado arenilla en el ojo.

Al volver a España, Rodrigo de Triana esperaba su recompensa conforme lo pactado, pero Colón salió por peteneras y adujo que había sido él mismo el que había visto tierra cuatro horas antes que el vigía. Es fácil suponer que el marinero se quedó de pasta de boniato cuando se enteró.

Cristóbal Colón
Según cuenta, a las 10 de la noche del 11 de octubre, desde el castillo de popa de laSanta María, Colón vio en el horizonte una lucecita que subía y bajaba. Ante tal descubrimiento, y no pudiendo asegurar que era tierra, llamó a un par de tripulantes uno de los cuales vio la lucecilla y otro no, cosa que atribuyó a que desde su posición no la podía ver. El almirante, convencido de que estaban cerca de tierra, prometió a los marinos un jubón de seda (una especie de jersey medieval) para el primero que divisara tierra. Lo gracioso es que se calló oportunamente lo de los 10.000 maravedíes, ya que, como había sido él el que la había "visto" primero, el premio -llegado el caso- le tocaría a él. Llamadlo tonto.

Primer viaje de Colón
La verdad es que es harto improbable que Colón llegase a ver nada. De primeras, debido a la posición del mismo Colón, ya que desde la parte de atrás de la Santa María es imposible tener un punto de vista mejor del horizonte que desde el puesto de vigía de La Pinta, que iba delante. Por otra parte, ver un pequeño fuego cuatro horas de navegación antes que un vigía profesional en mejor posición y loco por ver cualquier pequeño atisbo de tierra, no es cuestión de tener buena vista sino directamente tener trasplantado un ojo de halcón (ver El misil viviente llamado Halcón Peregrino) y eso, evidentemente, no ocurría. La realidad era bien diferente.

Moneda de 4 maravedíes
Después de más de 30 días sin ver tierra, Colón y los hermanos Pinzón se vieron obligados a sofocar un intento demotín, ya que los alimentos se estaban pudriendo y no se veía tierra, por más que los sargazos (ver El mar situado entre mito y el miedo) les diesen la falsa señal de que ésta estaba cerca. Para calmarlos, les prometieron que estarían tres días más y si no, se volverían. En esta circunstancia, cualquier pequeña señal era aprovechada por Colón para estirar la nula confianza que tenía la tripulación en él y así,como zanahoria delante de un burro, conseguir que fueran un poco más allá. Tanto daba que fuera real o inventada si le permitía seguir adelante. El fuego divisado por Colón sin duda atendía a esta necesidad, pero la casualidad hizo que al "poco" tiempo Rodrigo de Triana viera fuego real y le pusiera en bandeja de plata el autoadjudicarse los 10.000 maravedíes (el equivalente a algo más de 1 kg de plata) con un "¿ves cómo lo había visto?".

Recepción de Colón por los reyes
Rodrigo de Triana, después de la primera travesía se frotó las manos por su premio, pero el avispado Cristóbal se lo birló y se quedó sin nada. Y tal cabreo cogió el vigía con la putada de Colón que, despechado, renegó del cristianismo, se volvió musulmán -se dice que era de familia morisca y por tanto volvería a la fe de sus ancestros- y algunas fuentes cuentan que se fue a Berbería a ejercer depirata, posiblemente a la República pirata de Salé (cerca de Rabat, Marruecos).

Todo un claro ejemplo de que por mucho que se haga o por mucho que se diga, siempre saldrá alguien que lo hizo o lo dijo antes. Y si, encima, tiene la jeta de piedra berroqueña de Colón, te puedes quedar sin recompensa y con un palmo de narices.
Ya ni de los grandes descubridores se puede fiar uno.


Rodrigo de Triana. Del cabreo que pilló, se hizo musulmán

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