martes, 30 de mayo de 2023

Repercusiones locales de Ícaro y Sísifo

Repercusiones locales de Ícaro y Sísifo

Por Giovanny Cruz Durán.


 

Ícaro:

Dédalo, padre de Ícaro, fue el arquitecto que construyó el laberinto de la isla de Creta. Un día decidió escapar de la isla en secreto; pero dado que el rey Minos controlaba las aguas y la tierra, fabricó unas alas para él y su hijo Ícaro. Enlazó las plumas uniendo con hilo las centrales y con cera las laterales. Advirtió a Ícaro que procurara jamás volar muy alto porque al acercarse al sol se derretiría la cera, ni demasiado bajo porque la espuma del mar mojaría las alas y no podría volar. Ambos asuntos resultarían catastróficos, como fácilmente puede entenderse.

Dédalo e Ícaro, efectivamente escaparon volando. Pero luego de rebasar varias islas, Ícaro se entusiasmó y voló muy alto, próximo al sol. La cera se derritió. Ícaro cayó.

Con su vuelo Ícaro desafió a la naturaleza y a los dioses, únicos que podían llegar tan alto. Pagó por ello.

 

Sísifo:

Fundador y rey de Éfica, luego llamada Corinto. Había sido testigo de una supuesta violación realizada por Zeus a la hija del dios fluvial Asopo. A éste fue con el chisme. Cuando Zeus se enteró, envió a Tánatos (la muerte) a buscarlo. Pero Sísifo, mediante engaño, logró encadenar a Tánatos. Al hacerlo, impidió que por largo tiempo alguien muriera sobre la tierra, hasta que el dios Ares liberó a Tánatos. Como castigo, este puso a Sísifo bajo su custodia en el inframundo. Pero Sísifo pidió le permitieran regresar para vengarse de su esposa, que no le había formulado las debidas honras fúnebres. Prometió regresar inmediatamente cumpliera su venganza. Cuando estuvo de nuevo en Corinto, rehusó volver al inframundo, viviendo allí dudrante varios años hasta que murió de forma natural.

Otra vez en el inframundo (de ese destino nunca nos podremos escapar definitivamente), Sísifo fue condenado a subir una pesada piedra por una colina. Justo antes de llegar a la cima, la piedra resbalaba y Sísifo debía volver a ejecutar la acción por toda la eternidad de la muerte.

Este mito se ha interpretado de diferentes maneras. Albert Camus para validar el absurdo de la condición humana en su devenir por la vida. En el siglo I antes de Cristo, Lucrecio vio en el mito a los políticos que aspiran a un cargo, con la búsqueda del poder como algo fútil, semejante a rodar inútilmente la roca hacia una colina.

Un caso local, muy vigente en estos días, me ha obligado a pensar en ambos mitos. Esto, porque el “establishment” te permite accionar durante un tiempo (como Ícaro y Sísifo); pero si lo desafías constantemente, al final de la jornada serás dura y eternamente castigado por los dioses.

Ojalá que nuestros particulares y recientes Ícaros y Sísifos se vean reflejados a tiempo en el espejo de sus mitos. Hasta los iletrados tienen algunas veces la oportunidad de la reflexión. Aunque para hacerlo tengan que escaparse de ellos mismos y del país por algún tiempo.

miércoles, 1 de marzo de 2023

Soy dominicano: impecable producción y realización de Archie López

Por Giovanny Cruz Durán

Soy un devoto de mi país. Hasta me juzgo como un patriota. Celoso de la dominicanidad.


Como hombre de la Cultura siento respeto por los llamados artistas populares; aunque algunas veces tengo que cuestionar ciertas actitudes que asumen unos cuantos de estos.


Existe ahora una clara intención de, encaramado en la indiscutida popularidad de esos artistas, producirles eventos que aporten a nuestra cultura y patriotismo. Gran idea. Grande, porque actúa en dos sentidos: resaltar nuestros valores con figuras que el público aprecia y proyectar otra imagen de nuestros artistas. ¡Qué bien!


En ese tenor, CCN (Centro Cuesta Nacional) y Archie López han hecho una realización de un vídeo realmente espectacular: Orgullo dominicano o Dominicano soy.


Figuras muy importantes del arte y el deporte nuestros aparecen en dicho vídeo. Charitín, Fernando Villalona, el Alfa, Cuquín Victoria, Amara La Negra, Vladimir Guerrero, Albert Pujols, David Ortiz, Francisco Vásquez, El Apechao, Shelow Shaq, La Insuperable, El Mayor Clásico, Kiko El Crazy, Natan El Profeta, Prisilla Rivera, Letón Pé, Chimbala, El Cherry; entre otros, han realizado un video musical de muy alta calidad que hizo que la Patria se me pusiera inmensa en el pecho. Tan grande, que aceleró peligrosamente mi corazón.


Me emocioné tanto, que hasta sentí miedo de sufrir una sacudida en mi reloj interior.
Calidad de producción cinematográfica, iluminación perfecta, escenografía hermosa, fotografía super bella y precisa, dirección y realización impecables. El trabajo musical (interpretación, ejecución y arreglos) muy bien realizado.


Las figuras que aparecen en el video también lucen emocionados. Se nota (recuerden que soy actor y que es muy difícil que me puedan convencer con una mala actuación) que el patriotismo le estaba saltando en sus laberintos interiores. ¡Se lo disfrutaron!
Me siento comprometido a felicitar al CCN y los productores de este video. Calidad e intención lo harán único, irrepetible e imperecedero. La Patria ha sido servida y nuestros artistas, una vez más, dan un paso al frente para aclamarla. Quizás no tengan compromiso políticos ninguno, pero si demuestran tenerlo con este hermoso país que nos duele tanto y que tiene que ser política, geográfica y culturalmente libre... "o se hunde la Patria".

Corran a verlo inmediatamente lean esto! Me lo van a agradecer.

(https://www.youtube.com/watch?v=llNLAp1bITg)

¡Corten… se imprime!

lunes, 23 de enero de 2023

PALABRAS DE PRESENTACION AL TEXTO “AREYTOS, LOS CANTOS SAGRADOS”

Tony Raful



Lo que somos, lo que fuimos, intermitentemente fugaces como luminosidad circundante, terrón de pesares y aerolitos veloces sobre el techo galáctico, no alcanza todavía con suficiente argamasa a sepultar cuitas y cantos ceremoniales, ese barro que llueve en la isla todavía, como llovizna del alma cautiva, ese dador de tiempo ritual, cuyas teclas mensajeras tocaron el vozarrón de una historia no contada, eximida de los manuales, ausente por  vacíos y desplantes, perdida irremediablemente en la oscuridad absoluta de la grafía inexistente, del dibujo prismático de las cuevas, hedor del tiempo podrido y de la imaginación impotente. Intuimos  la labranza de los espíritus, la holganza de la memoria datada, el incesante transcurrir de las carencias, la explosión de los cuerpos y la piratería insomne de la propia historia. Es entonces que contactamos al hechicero, al cómplice taciturno de la oscuridad que bambolea sus propios tenedores  en la magia de los elementos, salta los confines de la materia grosera y podrida de los tiempos, y aúlla, atrapa en decibeles, en conexiones rituales del cántico y la palabra, las cantinelas del oscuro ser, que no por ausente en la grafía deja de levitar insomne en el terraplén de los cantos en la otredad. 

 

Asistimos esta noche a un acto especial, el texto Areytos, los cantos sagrados, una fuga estelar del poeta que nos incorpora bajo un colorido de imaginación  y poesía al encuentro de lo mágico-real, a la identificación  de las barreras, que nos conduce de la mano a internarnos en un mapa primario, donde cohabitan los vocablos uncidos, la capa térmica del alma hendida, la oscura polimetría de los espacios cohabitados por la poesía clandestina de los dioses.

 

El autor de estos cantos sagrados es un narrador insomne, despabilado 500 u 800 años después, que rasga la cortina de maderos y de guasábaras, y desanda caminos pedregosos, procura al amo del fuego, hurtado con astucia al más sabio de los dioses. El narrador omnisciente no omite prontuarios, refrenda la  huidiza eternidad donde los taínos, que no descienden  de la noche sino del conocimiento con el fuego y por el Guey, la luz eterna de todos nuestros días. 

 

El relator, evidentemente tocado en su mecenazgo de florilegio verbal y contumacia esotérica, no escatima sentencia, el don verbal de la imaginación, entrelazado con el pronóstico de todas las fundaciones iluminadas por el sesgo inmutable de los dioses. El testimonio del narrador es omnisciente, templado, pariente de todas las cosmogonías del universo, 

 

“Bayamanaco ofendido/ al Yamoncobre imprudente/ lanzó un escupitajo en plena espalda/ que al tocar el lomo del gemelo/volviose jicotea sin lomo endurecido/ En la saliva del dios había una simiente/ que esparció la vida nueva en el mundo, el fuego y lo mucho que  el anciano conocía/ luego se alojó en el interior de las mujeres/ que crecieron y trajeron entonces/ multiplicadas simientes de aquel dios/ Así por lo divino, nacieron los taínos que al nacer  ya cantaban hasta cuatro, de la ciencia y el fuego que un gemelo/ hurtara con astucia al más sabio de sus dioses”. 

 

En la mitología griega, Prometeo desafía a los dioses robando el fuego y dándolo a la humanidad. De ese hurto venimos, desde entonces nacieron los taínos, descendencia cósmica atribulada en un peñón de isla solitaria que naufraga todavía desde entonces, entre vaticinios y tormentos.

 

Los Areytos son los cantos sagrados que pernoctan en neblina y  naufragios de la débil solera de los tiempos chamuscados, son resuellos  de un destino que no cesa, que reemplaza la angustia en su búsqueda  de nuevos cielos, la visión ofendida de la reminiscencia. El autor no necesitó unciones para subirse en el lomo  de los espíritus sagrados. Su estelar narrativa la va diseñando arriba, sobre los prolegómenos del misterio. Trabaja en la vaciedad del cronometro del tiempo datado, no sustituye la gradación  de las estaciones temporales de la historia; más bien retorna al principio, al ordenamiento simple de las cantinelas, los himnos hieráticos del fuego antiguo.

 

Este hermoso libro de Giovanny Cruz Durán, tiene nueve cantos de una hermosura alegórica, trenza el misterio en una compulsa vigorosa de la palabra alada, nos va introduciendo en el entresijo y de súbito  uno se percata de que los ritos constituyen un compromiso de lectura, que hoya la temporalidad en el mismo decurso de todas  las estaciones  de la cultura. Por momentos, de súbito, no nos son ajenos las disquisiciones, todas  las palabras, todo el embrollo y los ritos, el molde  relativo de la fiera encantada de los sacrificios, todas las disquisiciones en consultas con el Dios dador, esa pluralidad asistida, la historia contada por la flor, el idilio del sol y la luna, las lágrimas de Dios, a Yaya el Innombrable, un cacique de trueno, la Madre de la Piedra, para despedir a la Flor de Oro, Epitafio final.

Este deslumbrante aporte de Giovanny Cruz a la conciencia deletérea de estos cantos, traduce estilo y precisión semántica, manejo diestro del lenguaje, aclimatación  al mito y la leyenda, convirtiéndose el propio autor en su momento narrativo más denso, en un  mago paralelo del creador de los cielos y la tierra.  Se trata de un hechicero, quien rescata 163 vocablos taínos, diez textos que  levitan en la mitología  taína, ese pasado nublado y  remoto de la prehistoria en los prolegómenos  de la conquista y la depredación  más oscura. Es el camino pedregoso del Tiempo, el pueblo sofocado como llama donde la Reina  descifra el viejo enigma, la definitiva muerte derogada una y otra vez en la gravitación  de estos versos.

 

Giovanny,  preciso, depurado, introductor al sortilegio letrado de cada tragedia, una escritura limpia, a la que agrega, como soporte  sostenido un Glosario de términos y nombres taínos, para que la magia y su urdimbre traduzca el asombro y el portento del texto. 

 

Gracias Giovanny Cruz, por esta miscelánea de cantos sagrados que hace del lenguaje un puente prodigioso de hermosura y divinidades.