Crónica dos actores venezolanos en el siglo 19
Oscar Acosta
Nota: el buen amigo, teatrero e investigador venezolano Oscar Acosta, acaba de publicar un artículo
sobre José Ferrer y Cecilia Baranis que nos toca sensiblemente. Les recuerdo que estos dos actores venezolanos, como he documentado (http://lapasioncultural.blogspot.com/2013/07/actores-venezolanos-en-nuestra.html) jugaron un rol protagónico en el teatro que realizó aquí la Sociedad Dramática de Juan Pablo Duarte y sus trinitarios. Reproduzco el artículo de Oscar Acosta reiterando mi eterno agradecimiento a Ferrer y la Baranis, quienes no sólo fueron los protagonistas de las piezas representadas (e iniciadoras de nuestra Revolución Independentista), sino sus directores artísticos.
A la luz datos desconocidos sobre la escena venezolana
Artistas
criollos participaron en Independencia Dominicana
José
Ferrer y Cecilia Baranis, se dedicaron por décadas a los escenarios,
conquistando la popularidad del público en las nacientes repúblicas caribeñas
Con la nueva Venezuela que surgió posteriormente al triunfo de
Carabobo se abrieron perspectivas
culturales y artísticas transformadoras en el afán de imponer los ideales
republicanos, contrarios a la añeja visión monárquica que imperó por más de
tres siglos. El teatro ocupó un lugar importante en este proceso como medio de
comunicación por excelencia, no solo por su indudable capacidad de transmitir
de manera expedita y abierta los nuevos idearios, sino también por la amplia y
masiva aceptación popular, sin importar el origen o la condición social de los
espectadores, herencia de la tradición impuesta por la cultura colonial.
Una faceta poco estudiada de este período es la actuación teatral. De las representaciones
hechas en el pasado remoto nos quedaron como evidencias constatables los
escenarios y las obras, así como una gran cantidad de referencias sociológicas
e históricas del conglomerado espectador, pero muy poca o ninguna información
de los actores, artífices principales y centro mismo del evento dramático,
condenados al olvido por el carácter efímero y perecedero de su arte. Dos
artistas dramáticos, destacan en los
albores del teatro venezolano: Cecilia Baranis y José Ferrer. Poco sabemos de
ellos, a pesar de las reiteradas
menciones que encontramos en los documentos oficiales y prensa de la época. Las
primeras referencias al dueto las hallamos a finales de los años 20 del siglo
XIX, cuando formaron parte de la compañía
del segundo Coliseo caraqueño, ubicado en la esquina que lleva hoy el
mismo nombre, adyacente a la estación del metro La Hoyada.
En la Gaceta del Gobierno (1), periódico oficial esos
años, fueron publicadas en 1829, suscritas por un autodenominado “un amante del
teatro”, exhortaciones a que José Ferrer y José María Ponce, empresario dueño
del Coliseo, arreglaran sus diferencias por razones de ajuste salarial. El anónimo conciliador expresa su queja por
la ausencia de Ferrer en la “representación pasada” de una comedia titulada la
“Escocesa”, en la que “ni aún la señora Baranis, lució en su papel por no
encontrar quien compita con su habilidad”. Otro reclamo del mismo autor,
hallamos una semana después en la Gaceta (2), esta vez en un
tono cómicamente desesperado: “Que
vuelva Ferrer, Ferrer, Ferrer, y mil veces Ferrer”. De ambos escritos se deduce
el favoritismo y la popularidad de la
cual gozaban los dos artistas entre el público caraqueño.
Las desavenencias entre Ferrer y el empresario no se resolvieron.
Constancia de ello encontramos en un expediente que reposa en el Archivo
General de la Nación (3), el cual arroja datos reveladores sobre el artista, quien solicitó
licencia a las autoridades para dar funciones en el “Teatro provisional q.e
tiene establecido la Sra. Romualda Rubí en la esquina q.e nombran de Beroes”
(sic.) La solicitud es negada por el privilegio de exclusividad para las
escenificaciones, decretado desde Bogotá en 1828 por el Libertador Simón
Bolívar, a favor de los empresarios del Coliseo. En ese momento la compañía
regente del único teatro caraqueño la dirigía el español Andrés Juliá García,
otra importante figura dramática y autor del primer ensayo sobre el arte
teatral publicado en Venezuela, en 1839.
Gracias al petitorio que suscribe Ferrer en este expediente, sabemos
que, ya en 1834, tenía muchos años representando funciones teatrales en Caracas
y otros lugares de la República, así como que debía sostener a una “numerosa
familia”, a la vez que reclamaba para si el haber mejorado “como es notorio el
arte dramatico en esta capital, que se hallaba en el mayor atraso”. (sic)
Sea por su imposibilidad de dar funciones en Caracas, la principal
plaza teatral del país, debido al monopolio del Coliseo, o por el trashumar característico de los
teatristas de esa época en busca del favor del público, en abril de 1841, la
pareja de histriones lleva su arte a Bogotá. Así lo evidencia una nota
publicada en el periódico neogranadino El Condor (4) que anuncia
un nuevo contrato para representaciones por cinco meses, suscrito por “José
Ferrer, director” y “la señora Cecilia Baranis, primera dama”, entre otros
actores venezolanos, refiriendo los ventajosos informes de varias personas
sobre “el mérito artístico y la buena
conducta” con que los habían visto “trabajar
en tránsito a la ciudad”. Suponemos, ya que la reseña no da más datos, que la temporada fue
programaba para el llamado Coliseo Ramírez, por muchos años principal escenario
bogotano.
Aunque no hay absoluta precisión sobre la fecha, José Ferrer y Cecilia Baranis participaron en
la independencia de República Dominicana -poco antes o después de su estancia
en Bogotá- donde fueron llamados por los
llamados Trinitarios, grupo de jóvenes líderes independentistas en ese país,
para participar en la Sociedad Dramática que fundaron, a fin de difundir las ideas
republicanas y autonómicas a través del teatro, aproximadamente en el año 1840.
Tal episodio, con el Padre de la Patria dominicana Juan Pablo Duarte a la
cabeza, constituye un capítulo único del teatro en nuestro continente, en el
cual los actores -y entre ellos dos compatriotas- se convirtieron en voceros protagónicos de los nuevos ideales de
transformación. Las piezas interpretadas, escogidas por su contenido para
incendiar el sentir político popular, ganaron categoría y profesionalismo con
la participación de los actores venezolanos. Se conserva un afiche que anuncia
un espectáculo en el que participa Cecilia Baranis. Así mismo, el historiador y
ensayista dominicano Pedro Troncoso, apunta
la circulación de un volante que
anunciaba una función a "Beneficio de José Ferrer, galán alternativo de
este teatro" (5).
Hay constancia de que la Baranis siguió activa en Venezuela en plan
estelar hasta pasados los años 50. En 1850, protagonizó en Valencia (Edo.
Carabobo) la pieza La víctima de la libertad o Policarpa Salavarrieta de
Lisandro Ruedas, drama de carácter patriótico que recrea el sacrificio de
la heroína independentista colombiana,
como notamos en el reparto referido en la primera edición de esta obra; así
mismo son frecuentes las alusiones a sus interpretaciones en la prensa
capitalina de entonces. Sobre Ferrer sabemos que, en 1853, retomó la actuación
luego de años de ausencia, contribuyendo al éxito de la obra Matilde o las
Cruzadas del español Francisco de Paula Lasso de Vega, representada en Caracas,
según nota crítica aparecida en el Diario de Avisos y Semanario de las
Provincias, que reza “el sr. J. Ferrer que apareció en las tablas después
de muchos años de retiro”, tal como cita el investigador José María Salvador en
su estupendo trabajo sobre la crítica teatral y musical durante el gobierno de los Monagas (6) .
En República Dominicana, Giovanny Cruz, reconocido actor, director
y dramaturgo de ese país hermano, desde
hace tiempo emprendió una cruzada a través de sus artículos y conferencias para
desentrañar y enaltecer la memoria de estas figuras artísticas venezolanas. Tal
es su entusiasmo que escribió un monólogo, aún inédito, titulado El último
personaje de Cecilia B. Este redactor, compartió con él algunas impresiones
y datos obtenidos en territorio nacional sobre el tema. Sirva el interés mutuo
sobre el pasado teatral, para rendir homenaje a esta pareja de creadores que contribuyeron a la profesionalización del
arte latinoamericano y que merecen salir del olvido al que fueron relegados por
el descuido de nuestra memoria histórica.
1 “Teatro”, Gaceta de Gobierno, 15 de agosto de 1829, p. 3, 2a
col.
2 “Teatro”, Gaceta de Gobierno, 22 de agosto 1829, p. 4, 1a-2a
col.
3 Legajo de la Provincia de Caracas, año 1834,
número 7.12.- Expediente que contiene la necesidad del teatro que dirige José
Ferrer por no tener local propio. Año 1934.
4 “Teatro”,
El Condor, N° 4, 1841, p. 16, 2a col.
5 Vida de Juan Pablo Duarte, p. 110. Instituto
Duartiano, Colección Duartiana, V. XI, Santo Domingo, D.N., 2005
6 Mariano de
Briceño, un crítico musical y teatral en Venezuela durante el dominio de los
Monagas (1847-1858), p. 4, Ponencia presentada en I Congreso Venezolano de
Musicología 2007, Universidad Central de Venezuela.
1 comentario:
La Pasión Cultural
Publicar un comentario