Una carta inconclusa a
Rafael Villalona
Por Giovanny Cruz Durán.
No serán suficiente unas cuantas
lágrimas para despedirte, amigo, cómplice y compinche. No lo serán.
No serán suficiente conversaciones de cafetines para ensalzar tu
paso por este universo que siempre luce absurdo ante la muerte de los
que nunca deben irse... como tú. No habrá nostalgia tan grande para
apenas esbozarte. No te haremos “perfecto” en la bohemia
recordando tus puestas en escena. No permitiré que el llanto te
acompañe en tu último viaje y luego sea la excusa para olvidarte.
¡No lo permitiré!
En cada región de este país dejaste
tus palabras, tus enseñanzas y tus principios. En cada escenario,
formal o no, dejaste lo mejor de nuestro Arte. En las paredes de
todos nuestros teatros, hasta en aquellos a los que nunca fuiste,
vivirás como duende teatral... para siempre.
Con tu partida uno comprende que la
Vida se ensaña solamente con los vivos. Porque... ¿con quién
hablaré ahora de nuestras quimeras escénicas? ¿con quién
criticaré ahora las incongruencias de nuestros políticos? ¿quién
me conminará ahora a sublevarme en contra de lo establecido y a
fundar junto a él una nueva República cultural? ¿quién me
conminará ahora a reciclar constantemente al Teatro dominicano?
¿quién será ahora el primero en leer mis piezas teatrales y
comentarlas? ¿quién será la obligada referencia ahora de la
maestría teatral? ¿quién será el entrañable contertulio de
nuestras intensas e interminables noches de bohemia cultural? ¡Nadie
llenará esos espacios! ¡La gente como tu, Rafael, es sencillamente
irremplazable, única e irrepetible.
¿Paz? La burocracia de la muerte me
exige usar esa fórmula. Pero no lo haré contigo. Igual que me niego
a recurrir a otros recursos de los cuales ambos siempre desconfiamos.
Sin querer, el egoísmo me ha estado
impulsando a ello, he estado formulando un recuento de todo lo que
nos aportaste en la forma de vida por nosotros conocida. ¡Fue tanto!
Tanto que nunca alcanzará el mundo, y me incluyo en ese grupo, de
justipreciar el tamaño de esos aportes.
Es justo que te deje descansar y
permita que empieces a preparar los escenarios en el lugar que
escogerás como morada. Recuerda que un día de estos iré a
visitarte. Avisa que lo haré. Como otras tantas veces comparte tus
escenarios con tus amigos y colegas... y tu sapiencia.
Aún no he hablado con Iván García de
esta noticia. Puedes imaginar cómo lo tomará. Tony Raful no ha
vuelto a decir una palabra desde que supo que te fuiste. Onorio
Montás, que se refería a ti como “Michy”, se ha negado creer en
mis palabras. He visto una mirada asesina en Indira Mejía desde que
supo del caso. Mario Lebrón soltó una lágrima y tres no usuales
palabrotas. Garcia Cartagena solo atinó a construir una pregunta y
ni una respuesta.
El movimiento teatral dominicano está
anonadado. Con casi todos nuestros amigos y colegas había celebrado
que tus células cancerígenas, prácticamente, estaban
desaparecidas. Por eso no comprenden, ahora, por qué la cura te
causó letales complicaciones en tus pulmones y en los riñones.
Recuerdo que al regresar de mi último
viaje a Puerto Rico conversamos y me dijiste lo bien que te sentías
y que planificabas reintegrarte conmigo a nuestras tertulias y
bohemia. Me pediste que te diera unos días para curarte de un gripe
que te afectaba. Sin embargo, era algo más que eso. Era otro enemigo
que se te alojó, como un ángel infernal, en tu cuerpo. Uno que se
agazapó en tu organismo como un enemigo irresponsable y traidor.
Bueno... te fuiste, amigo, y estás
camino a trascender. Dime algo, Rafael, ¿es oscuro el camino? ¿hay
destellos en la zona por la que transitas?
Acabo de concluir una nueva pieza
teatral ¿dónde te la envío para que la leas? ¿Pasarías tú mismo
a recogerla? Tengo otros asuntos que contarte. Se trata de cosas
absolutamente sentimentales... ocurre... ocurre, amigo mío... hace
unos días... ¡Maldición! ¡Te dije siempre: no te mueras nunca!
3 comentarios:
Nuesto teatro viste de luto.
Mi querido Giovanny:
Este artículo me emocionó demasiado. La noticia me asombró y entristeció.
Gracias a ti por esta sentida despedida.
Abrazos
Raúl Martín
Tremendo. Tremenda carta, conversacion inconclusa... Yo me siento igual.
Lorna Nanita
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