domingo, 18 de julio de 2021

CRÓNICA DE UN MAGNICIDIO

CRÓNICA DE UN MAGNICIDIO

Por Giovanny Cruz Durán



 

Estoy reuniendo datos sobre una novela que planifico escribir: CRÓNICA DE UN MAGNICIDIO. Hecho que pretendo ubicar en un pequeño país del Continente Americano.


Confieso que mis datos todavía están dispersos. Por un lado, reúno informaciones para el perfil de un heterogéneo grupo, de conspiradores y planificadores, que se reúne, en mi futura novela (¿y película?), en Miami. 


Pero me interesa conformar otro muy pequeño (de tres multimillonarios) que serían los que verdaderamente aportarán el grueso del dinero. Imaginen esos tres tipos caminando en los jardines de la casa de uno de ellos en Maryland, y juntos a uno solo de los del grupo de Miami, acordando todos los detalles de la conspiración.


En mi novela, y quizás película, pienso que deben contratar a un grupo de ex militares hispanoparlantes para que ejecuten el magnicidio. Más de veinte. Se que tantas personas llamarían demasiado la atención y podría ser visto como una exageración de mi parte; pero como se dará un golpe de estado tendría que ser ese número de ex soldados y, probablemente, un poco más. 


Por supuesto que habría muchos políticos y soldados del país en el cual matarán al presidente que serán parte del complot. Se compran con dinero o promesas políticas.


Del comando operativo sólo unos seis van a conocer el objetivo verdadero. A los demás se les hará creer que se trata de un secuestro.


Pero al mismo comité operativo, el de Miami, el pequeño grupo de millonarios lo tendrá un tanto desinformado. Le harán creer que uno de ellos será colocado en la silla presidencial. Empero, pienso que sería interesante que fuese una mujer la real escogida para ocupar la presidencia. ¡Otra trama oculta! 


A esa tipa solamente se le identificará con el seudónimo de “Diamante”. ¡Qué intriga, compai! Sólo al final de la novela revelaré su identidad. Pretendo que sea toda una sorpresa.


Un paquete de militares y funcionarios cercanos al presidente asesinado, estará comprometido en la trama. Esto, para involucrar a los militares del país en el golpe de estado y para que garanticen la complicidad de la seguridad del presidente. Eso es muy importante. 


Por si acaso las cosas se complican, habrá otro grupo que trabajará en la sombra con el objetivo de crear confusión y dudas luego del magnicidio: periodistas, analistas y políticos internacionales. Esto también es muy importante.


Tengo dos posibles perfiles para “Diamante”: una persona muy ligada al presidente u otra que sea vista casi como una santa por los habitantes del país en cuestión; pero muy comprometida con el pequeño grupo de los tres millonarios, los cuales serán al final los dueños del país. Esto está un poco trillado, no necesariamente en la literatura, sino en la realidad.


Si asigno el rol de “Diamante” a alguien muy cercano al presidente, haré en mi novela que le disparen. Esto alejaría cualquier sospecha de mi “Diamante” y, además, la convertiría en una heroína.


Ah, se me está ocurriendo, establecer un contacto del grupo de Maryland con alguien importante de la CIA. ¡Un chico malo de allí no se puede quedar fuera en algo como esto! Eso daría a mi novela una intriga de apaga y vámonos. Fuera de los intereses económicos del pequeño grupo, entonces, entraría en juego la geopolítica. Así las cosas, habría que involucrar a algunos pejes gordos de países vecinos.


Como ahora está de moda en el mundo entero dar un buen tratamiento a los delatores, el pequeño grupo (de las tres personas muy ricas), escribirá un guion que deben llevar a cabo algunas de las personas que podrían caer presas si las cosas no salen como se planificaron. 


El asunto es que los dueños del complot y el tipo de la CIA (y otro cualquiera que esté más arriba de este último: súper intriga), nunca sean tocados ni por un simple rumor.


Haré, ya mismo, contacto con editoriales como Planeta o Alfaguara para ver si quieren publicar mi novela. La película la hará, sin duda, Tarantino. Eso asegura que habrá muchos tiros. Al presidente lo matarán con un montón de balazos y hasta le sacarán un ojo para meter brujería en el asunto. A “Diamante” uno, no tanto. A “Diamante” dos, ni Tarantino la va a poder tocar. Sino busco otro director.


Si me decido por hacer que el complot sea develado, el grupo de tres será preservado y al final llegará, como quiera, a salvar el país de marras. Es decir: si el magnicidio es un éxito, ganan. Si todo se descubre, también ganan.


Como, obviamente, esto es pura imaginería mía, haré que la editorial y Tarantino empiecen todo con: “Esto es simple ficción. Cualquier parecido con hechos reales es pura coincidencia.”


Ya saben que suelo terminar mis entregas con… ¡Telón! No esta vez. Lo haré con… ¡Capicúa!

 

Nota: Estoy listo para recibir datos de ustedes en calidad de aporte.

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