lunes, 25 de marzo de 2013

El mundo transparente

El mundo transparente

Vivimos, efectivamente, en un mundo transparente. Las llamadas Redes Sociales son, presumiblemente, las responsables del fenómeno. Así es; pero…. ¿acaso no somos, tú y yo, en ese nuevo orden transparente, sólo peones a quienes los reyes finalmente devorarán? ¿Acaso un experimento a quien dos manos hacen girar a voluntad?

Ha mucho leí en “Pasión Crítica de Octavio Paz, que la cacareada libertad de prensa es un mito. Según Paz a lo que llamamos ”Libertad de prensa” es, mas que otra cosa, libertad de dueños y directores de medios (la libertad de estos últimos también es a medias).  En la reflexión que hacía el premio Nobel le Literatura se plantea como insignificante el número de personas que logran expresarse en los medios de comunicación masiva. Muy pocos en verdad.

En ese sentido Facebook,  Twitter y otras “yerbas” alucinógenas por el estilo, vinieron a ser paliativos en el sentido que estamos hablando. Una salida. “Lo que hacía falta a la libertad comunicacional.”  

Y hoy todos (cuando escribo “todos” me refiero a una parte importante de la humanidad; pero distante de ese absoluto que suponemos el Todo.) nos volcamos a escribir en las Redes Sociales, de todo.

—Mañana voy a ir al cine. ¿Qué voy a ver? No sé; pero iré.

—Toy aburia. Tengo gripe.

—Jajajajaja.

—Ahahahahahah…

—Cumplo años hoy.

—La pasé súper chulo anoche. ¿Con quién? Eso es un secreto.

—El versículo que recomiendo hoy es………..

—La Biblia, según Eisntein, es un conjunto de relatos honorables, pero bastante pueriles………….

—La Biblia es la palabra de Dios. Después de eso no hay nada de que valga la pena en este mundo.

—Las misas ahora serán en lunfardo y cantadas en tiempo de tango, che.

—Renuncié. Suelto la toalla.

—No me manden propuestas de  juegos ni de aplicaciones.

—K te ta pasando, man?

—Leonel debe caer preso.

—Hipólito es bruto.

—miguel varga e un ñame con pantaloncillo.

— Borraré de mis contactos a quienes me envíen vainas políticas, religiosas, comerciales y sexuales. Lo mío es cultural.

—Ganamos por el plátano.

—Bieron to la foto de fualada toa enua…?

Así de variopintos son los comentario que leemos todos los días en unos FB o TW que se actualizan miles de veces cada micra de segundo, dándonos la sensación de que realmente vivimos en un mundo totalmente libre, lleno de oportunidades, de que la “aldea global” es un hecho y otras engañosas actitudes mas.

En fin; aunque parezca que el deseo de comunicarse del ser-terrícola (procurando convertirse en el verdadero ser-social que nos fue decretado, pero nunca concretizado) se ha cumplido, esa verdad es tan virtual como el medio que utilizamos para crear esa fantasía.

Hace unos días, un reducido grupo de interesados nos reunimos y decidimos iniciar un estudio (lo de estudio es procurando la rimbombancia porque en realidad es un experimento.) sobre la efectividad o no de las Redes Sociales para la comunicación y publicidad del Arte y la Cultura. Por supuesto que se trata de asuntos muy particulares, selectivos y focalizados.

El tema despertó nuestro interés porque cada día escuchamos a artistas, escritores y gestores culturales planteando el excelente medio que resultan ser para ellos las Redes Sociales en cuestión.

El experimento (que aún no concluye) procura responder lo siguiente:

¿Cuántas personas realmente nos leen en las RS? ¿A cuántas verdaderamente les interesan nuestras publicaciones u opiniones? ¿En cuántas personas influimos? ¿Han servido las RS para promover el libro y la lectura? ¿Se enteran mas personas del acontecimiento cultural ahora que existen FB y TW? ¿Esas personas que se enteran asisten ahora mas a los eventos culturales y artísticos? ¿Tenemos los escritores y pensadores mayor incidencia en nuestras sociedades ahora que existen las RS? ¿La saturación de comentarios perjudica o beneficia a la Cultura?

Para estas y otras interrogantes buscamos respuestas en las mismas Redes de las cuales hablamos.

Repito que el experimento aún no concluye. Pero los primeros resultados que han llegado no son exactamente buenos.

Nuestras vidas, eso sí, son ahora parte del dominio público. Y tenemos ahora el pleno derecho a hablar, aún solo sea en un círculo menos grande de lo que creemos, sobre cualquier tema. Podemos insultar a mansalva. Podemos publicitar nuestros eventos. Podemos mostrar y e intentar vendernos como productos. Podemos jugar. Podemos escribir bien y mal (porque hasta la ignorancia ha conseguido su espacio.).

Empero, y ahí está la trampa, cuando hacemos todo ese esfuerzo comunicacional en las Redes Sociales, tendemos a pensar que hemos hecho una grandísima labor de difusión, publicidad o mercadeo. Cuando la realidad dista mucho de ser así.

De entrada digo a mis colegas culturales:

¡Cuidado con la trama que cerebros y poderes ocultos nos ha tendido. ¡Cuidado de visualizar a las Redes Sociales como un fin. En ellas nos leeremos, veremos diariamente nuestras  fotografías en los muros, leeremos nuestras palabras (bien y mal escritas), acreditaremos y desacreditaremos por doquier, predicaremos, anunciaremos obras, nos quejaremos y haremos cuantas diabluras (o diosuras) se nos ocurran.

Pero no es cierto que estamos ampliando nuestra cobertura de influencia, aunque nos hagan creer que si. ¿Quiénes? Los mismos que siempre han sido dueños hasta de “nuestras” libertades. Otros. Seres excepcionales y fabricantes de exquisitos caramelos que golosos consumimos.

Antes que se active el virus que está intentando entrar a mi ordenador para evitar concluya este artículo, voy a gritar… ¡Telón! (Me parece que para resultar internetiano debí escribir... ¡Blackhawk!

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