El mundo transparente
Vivimos, efectivamente, en un mundo transparente. Las
llamadas Redes
Sociales son, presumiblemente, las responsables del fenómeno. Así
es; pero…. ¿acaso no somos, tú y yo, en ese nuevo orden transparente, sólo
peones a quienes los reyes finalmente devorarán? ¿Acaso un experimento a quien
dos manos hacen girar a voluntad?
Ha mucho leí en “Pasión Crítica” de Octavio Paz, que la cacareada
libertad de prensa es un mito. Según Paz a lo que llamamos ”Libertad de prensa”
es, mas que otra cosa, libertad de dueños y directores de medios (la libertad
de estos últimos también es a medias).
En la reflexión que hacía el premio Nobel le Literatura se plantea como
insignificante el número de personas que logran expresarse en los medios de
comunicación masiva. Muy pocos en verdad.
En ese sentido Facebook, Twitter y
otras “yerbas” alucinógenas por el estilo, vinieron a ser paliativos en el
sentido que estamos hablando. Una salida. “Lo
que hacía falta a la libertad comunicacional.”
Y hoy todos (cuando escribo “todos” me refiero a una parte
importante de la humanidad; pero distante de ese absoluto que suponemos el Todo.)
nos volcamos a escribir en las Redes Sociales, de todo.
—Mañana voy a ir al
cine. ¿Qué voy a ver? No sé; pero iré.
—Toy aburia. Tengo
gripe.
—Jajajajaja.
—Ahahahahahah…
—Cumplo años hoy.
—La pasé súper chulo
anoche. ¿Con quién? Eso es un secreto.
—El versículo que
recomiendo hoy es………..
—La Biblia, según
Eisntein, es un conjunto de relatos honorables, pero bastante pueriles………….
—La Biblia es la palabra
de Dios. Después de eso no hay nada de que valga la pena en este mundo.
—Las misas ahora serán
en lunfardo y cantadas en tiempo de tango, che.
—Renuncié. Suelto la
toalla.
—No me manden propuestas
de juegos ni de aplicaciones.
—K te ta pasando, man?
—Leonel debe caer
preso.
—Hipólito es bruto.
—miguel varga e un
ñame con pantaloncillo.
— Borraré de mis contactos a quienes me envíen vainas políticas, religiosas, comerciales y sexuales. Lo mío es cultural.
— Borraré de mis contactos a quienes me envíen vainas políticas, religiosas, comerciales y sexuales. Lo mío es cultural.
—Ganamos por el
plátano.
—Bieron to la foto de
fualada toa enua…?
Así de variopintos son los comentario que leemos todos los
días en unos FB
o TW
que se actualizan miles de veces cada micra de segundo, dándonos la sensación
de que realmente vivimos en un mundo totalmente libre, lleno de oportunidades,
de que la “aldea global” es un hecho y otras engañosas actitudes mas.
En fin; aunque parezca que el deseo de comunicarse del ser-terrícola
(procurando convertirse en el verdadero ser-social que nos fue decretado, pero
nunca concretizado) se ha cumplido, esa verdad es tan virtual como el medio que utilizamos para crear esa fantasía.
Hace unos días, un reducido grupo de interesados nos
reunimos y decidimos iniciar un estudio (lo de estudio es procurando la
rimbombancia porque en realidad es un experimento.) sobre la efectividad o no
de las Redes
Sociales para la comunicación y publicidad del Arte y la Cultura. Por
supuesto que se trata de asuntos muy particulares, selectivos y focalizados.
El tema despertó nuestro interés porque cada día escuchamos
a artistas, escritores y gestores culturales planteando el excelente medio que
resultan ser para ellos las Redes Sociales en cuestión.
El experimento (que aún no concluye) procura responder lo
siguiente:
¿Cuántas personas realmente nos leen
en las RS?
¿A cuántas verdaderamente les interesan nuestras publicaciones u opiniones? ¿En
cuántas personas influimos? ¿Han servido las RS para promover el libro y la lectura?
¿Se enteran mas personas del acontecimiento cultural ahora que existen FB y TW?
¿Esas personas que se enteran asisten ahora mas a los eventos culturales y
artísticos? ¿Tenemos los escritores y pensadores mayor incidencia en nuestras
sociedades ahora que existen las RS? ¿La saturación de comentarios perjudica o
beneficia a la Cultura?
Para estas y otras interrogantes buscamos respuestas en las
mismas Redes
de las cuales hablamos.
Repito que el experimento aún no concluye. Pero los primeros
resultados que han llegado no son exactamente buenos.
Nuestras vidas, eso sí, son ahora parte del dominio público.
Y tenemos ahora el pleno derecho a hablar, aún solo sea en un círculo menos
grande de lo que creemos, sobre cualquier tema. Podemos insultar a mansalva.
Podemos publicitar nuestros eventos. Podemos mostrar y e intentar vendernos
como productos. Podemos jugar. Podemos escribir bien y mal (porque hasta la
ignorancia ha conseguido su espacio.).
Empero, y ahí está la trampa, cuando hacemos todo ese
esfuerzo comunicacional en las Redes Sociales, tendemos a pensar que hemos hecho
una grandísima labor de difusión, publicidad o mercadeo. Cuando la realidad
dista mucho de ser así.
De entrada digo a mis colegas culturales:
¡Cuidado con la trama que cerebros
y poderes ocultos nos ha tendido. ¡Cuidado de visualizar a las Redes Sociales
como un fin. En ellas nos leeremos, veremos diariamente nuestras fotografías en los muros, leeremos nuestras
palabras (bien y mal escritas), acreditaremos y desacreditaremos por doquier,
predicaremos, anunciaremos obras, nos quejaremos y haremos cuantas diabluras (o
diosuras) se nos ocurran.
Pero no es cierto que estamos ampliando nuestra cobertura de
influencia, aunque nos hagan creer que si. ¿Quiénes? Los mismos que siempre han
sido dueños hasta de “nuestras” libertades. Otros. Seres excepcionales
y fabricantes de exquisitos caramelos que golosos consumimos.
Antes que se active el virus que está intentando entrar a mi
ordenador para evitar concluya este artículo, voy a gritar… ¡Telón! (Me parece que para resultar internetiano debí escribir... ¡Blackhawk!
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