Un segundo teniente confirma oficialmente algo que uno sabía: ¡Caamaño es un héroe nacional! y Balaguer un asesino y cobarde.
Acabo de leer en Acento.com un artículo en donde se reseña la participación de dicho teniente en un panel celebrado sobre Caamaño.
(http://www.acento.com.do/index.php/news/48673/56/40-anos-de-Caracoles-Asegura-Caamano-murio-diciendo-viva-Santo-Domingo-libre.html)
Aquí les dejo un fragmento de la crónica aludida:
"El segundo teniente en retiro José Antonio Almonte Castro, graduado de la Academia Batalla de las Carreras y entrenado en la escuela de Las Américas en Panamá, dijo que el 16 de febrero de 1973 recibió de las manos del coronel Castillo Pimentel a Caamaño herido muy levemente en la pierna izquierda por un fragmento de un M-79, que era un lanzagranadas monotiro que dispara granadas de 40 mm, que fue empleada por primera vez en la Guerra de Vietnam.
“El coronel Castillo Pimentel me dice a mí: ‘teniente, usted me responde con su vida, por la vida del coronel’, el coronel Caamaño fue guerrillero hasta que estuvo en las manos de las Fuerzas Armadas, yo hablaba con mi coronel, a quien yo tenia ahí era a un superior no un guerrillero, yo estuve durante cinco horas con mi coronel, un superior que por circunstancias yo soy custodio, las Fuerzas Armadas no alienta a sus hombres para asesinar ni matar a nadie, somos profesionales de un ejército.”
Agregó que la orden que le puso fin a la vida del coronel Caamaño, salió del expresidente Joaquín Balaguer, cuando se le informó que lo tenían atrapado.
“La respuesta fue ‘aquí no hay cárcel para ese hombre’, era una muerte directa, una orden dada por Joaquín Balaguer Ricardo, no hay otro componente en la muerte del coronel Francisco Alberto Caamaño”.
Ustedes no deben tener dudas sobre la participación de Balaguer, ese tenebroso personaje dominicano, en los asesinatos y encubrimientos de Orlando Martínez, Narciso González y cientos de dominicanos mas. Lo peor es que varios presidentes han tenido pruebas en sus manos de todas las atrocidades cometidas por él, o los íntimos que cambiaban sus pañales, y terminaron encubriéndolo también.
Antes que alguien me lo diga: ciertamente estoy indignado. ¡Muy indignado! Tanto que voy a gritar, antes que se me ocurra hacer a ahora mismo una pendejada... ¡Telón!
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