jueves, 1 de noviembre de 2012

Pánico y confusión en el sector cultural



Pánico y confusión en el sector cultural


En estos momentos hay una cantidad alarmante de todo tipo de comentarios en los mentideros culturales. Esto así, y dada la gran incidencia social del Ministerio de Cultura, porque es harto sabido que no andan muy felices los asuntos en el referido Ministerio.

Tengo que decir, para ser justo y rendir culto a la verdad, que el nuevo incumbente, mi querido amigo José Antonio Rodríguez, llegó al Ministerio con grandes expectativas e inmensos planes. Pero el necesario impulso inicial se ha perdido por motivos que expondremos en esta entrega.

Ocurre que hasta el momento de la elaboración de este artículo, prácticamente el único funcionario de importancia designado por el Presidente Medina en Cultura es el propio José Antonio. 

Un Ministro requiere de un equipo de acompañante identificado con la política cultural y con la filosofía de trabajo que marcará el rumbo de su nueva gestión. 

Acostumbro a decir que “se apuesta a ganar solo cuando se cuenta con un equipo identificado con el nuevo hacer”.

En ese tenor me consta que el actual Ministro de Cultura confeccionó un interesante equipo de artistas y “culturólogos”, con el cual apostaba al éxito de su gestión. 

Mientras, los “viejos” funcionarios culturales estaban a la espera del papelito fatal de sus despedidas. ¡Pero este no les llega! Extrañamente no ha llegado, dando esto pie a innumerables conjeturas, a algunas travesuras y a ciertas diligencias de algunos procurando quedarse... cuatro añitos mas.

En cultura existe hoy un período como de España-boba. Esto, porque los funcionarios... “viejos” no se atreven a hacer casi nada... nuevo, puesto que suponen que vendrán... nuevos funcionarios. Y aquellos que suponen serán los... nuevos elegidos están a la espera del papelito feliz que oficializará sus asuntos y garantizará el... viejo cartoncito de Hacienda.

Mientras la guadaña epistolar comienza a cortar algunas cabezas (su tétrico balanceo no ocurre todavía) los rumores suplen la falta de información de la actitud del Presidente Medina sobre su sector Cultural.

Todos sabemos que en el partido ganador de las elecciones pasadas, daban como un hecho que el designado frente al Ministerio sería el notable escritor Pedro Vergés. Quien hasta había conformado un tremendo equipo para ocupar los cargos en el Ministerio Cultural de Medina (Augusto Feria, Cayo Claudio Espinal, Manuel Núñez, Alexis Gómez, Reynaldo Disla; entre muchos otros). Pero, sorpresivamente, el llamado “Grupo Pedro” no salió agraciado con los premios que generalmente consigna el tipo de papelito que he citado. ¡No señor! ¡El flu blanco del cambio de gobierno se lo puso José Antonio, con colita y todo!

Todavía hoy los miembros del “Gabinete Pedro” no logran explicarse qué pasó por la mente de Danilo Medina que lo llevó a cambiar su decisión cultural y designar, polémicamente, al buen compositor Rodríguez. También sobre eso hay un paquete de rumores y recriminaciones a algunos que, dicen, habrían repartido amenazas por doquier.

Ya imaginará el lector la cantidad de comentarios, a favor y en contra, que estos hechos todavía provocan en el sector oficial. Y hasta en el sector de “afuera” (por aquello de “e pa fuera que van”).

No obstante, el sorpresivo nombramiento de José Antonio ha tenido serios inconvenientes hasta para el mismo compositor popular que, dizque, se está arrancando la colita por la preocupación que tiene. Quizás solo procura no tener cola que le pisen.

Se comenta, por otro lado, (no puedo comprometerme en asegurarlo) que Medina habría hablado con la gente del “Equipo Pedro” sobre un regreso a los planes de inicio. Y que esta sería la causa, supuestamente, por la cual no nombran a ninguno de los recomendados por el actual Jefe Cultural.

Otros, en cambio, aseguran que el Presidente se comprometió con el Fondo (ya saben a cual barril me refiero) en cerrar al Ministerio de Cultura y enviar los estamentos culturales  —¡pero otra vez!— a los predios de Educación. Algo que, dadas las experiencias pasadas, sería desastroso para nuestro sector y un bochornoso retroceso.

Aunque luego fue negado, sí había clara intención de quitar los privilegios que todavía goza la naciente Industria Cinematográfica en el país. Apenas ayer se anunció que serán los diputados quienes evitarán despojar al Cine de sus privilegios fiscales en la sazonada Reforma. Lo que constituye un claro indicio de que sí estaban en eso, tal y como nosotros reseñamos en las avenidas digitales. Que si ocurriese sería como asesinar, prácticamente, el joven proyecto del Cine y no haría buen servicio a la confusa imagen cultural del actual gobierno, acosado por el FMI.

Como sabemos que para la mayoría de los políticos, sobre todo para aquellos que gustan de los barrilitos, la Cultura es una “vaina” que conviene tener como vela en iglesia (ni tan lejos del santo que no lo vea ni muy cerca que lo empañe) no es de dudar que se pretenda eliminar de un plumazo (¿?) al Ministerio de Cultura. Advierto que si eso ocurriera habrá muchos problemas. Ojalá solo sean rumores y chismes de pasillos.

Entenderá el lector que sector cultural de Estado está paralizado. Nada, o casi nada, está ocurriendo por ahí. Solo intentan flotar en el pánico que ya se ha hecho presente y esperar que el milagro presupuestal llegue en enero. Hasta el recién creado Consejo Ministerial de Cultural (del cual soy miembro, supuestamente, está a punto de naufragar; si es que no lo hecho ya sin que alguien lo haya comunicado oficialmente.)

Mientras nuestros asuntos se definen exijo que los tramoyistas —¡carajo!— corran el... ¡Telón!

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