miércoles, 12 de mayo de 2010

Historia del vino


Nota: Me he encontrado varios trabajos interesantísimos sobre el vino en el mundo. Este versa sobre el vino en el siempre sorprendente Egipto. En una próxima entrega hablaremos del vino romano.

Además de la cerveza, los egipcios también fabricaban vino. El vino no sólo se obtenía a partir de la vid, aunque llamamos vino de modo genérico a toda bebida fermentada procedente del prensado de diversas frutas. Los dátiles, los higos, las granadas, y por supuesto, las uvas eran las frutas preferidas para la obtención del vino.

Aunque el vino de dátiles no era tan común como la cerveza, era también una bebida de gran aceptación y aparece igualmente en las listas de ofrendas representadas en numerosas tumbas.

El vino de dátiles probablemente se hacía remojando los frutos en agua, y luego prensándolo todo. El líquido recogido se ponía en vasijas y se dejaba fermentar naturalmente. Hoy en día aún se produce un vino de dátil en Egipto, aunque no se consume hasta que se destila en un licor llamado aragi. Los antiguos egipcios desconocieron la técnica de la destilación, por lo que no fabricaron ningún tipo de licor.

En el mundo antiguo, los vinos egipcios eran famosos. Distinguían seis clases de vino, el blanco, el negro, el rojo y el del norte. El vino del norte podía ser Mareótico, Sebenítico y Teniótico Los viñedos estaban en el Delta y en los oasis, especialmente en El Fayum, aunque Dakhla y Bahariya eran también famosos por su producción de vinos. En casi todos los huertos privados también había al menos unas pocas cepas alineadas y que daban hermosos racimos de uvas. Hubo un viñedo especialmente famoso en los dominios del Templo de Amón en Tebas llamado Ka-n-Kemet (el espíritu de Egipto) que producía vino dulce.

El jeroglífico del lagar, así como las ofrendas de vino están presentes en las tumbas egipcias desde la primera dinastía en adelante.

El vino también tuvo un papel importante en la literatura, ya que era un tema común en la poesía amorosa -donde el amado actuaba como el vino, dejando al amante ebrio e insensible.

Oír tu voz, para mi, es como el vino dulce
Yo vivo de oírla
Cada mirada sobre mí
Es para mi más que la bebida o la comida

También en los textos sapienciales se hace alusión al vino. Estos textos eran como manuales de conducta para los antiguos egipcios, y en ellos se condenaba la autoindulgencia y se advertía de los peligros de la embriaguez.

En un texto del Período Tardío que da consejos a un joven se dice:

“Tu borrachera de ayer no apagará tu sed de hoy”

En los banquetes se servía vino tanto a hombres como a mujeres, y no estaba mal visto que las mujeres bebieran en público, e incluso no daban mayor importancia a las indisposiciones que causaba la ingestión excesiva de bebidas alcohólicas. De hecho, en una tumba tebana del Reino Nuevo se describen claramente los desgraciados resultados que el vino produce en algunos invitados a banquetes.

La fabricación del vino está representada en las paredes de muchas tumbas, principalmente del Reino Nuevo, y podemos reconstruirla del siguiente modo: Las uvas se cultivaban en viñedos, así como en los huertos de las casas. Una vez vendimiadas se ponían en unas grandes tinajas de madera o piedra que se cubrían con una especie de andamiaje del que colgaban cuerdas. Los trabajadores entonces las pisaban agarrándose a las cuerdas para mantener el equilibrio. El líquido que salía de las uvas pisadas se recogía en grandes recipientes.

El residuo de pieles (hollejo) se metía dentro de una tela que se retorcía con ayuda de unas varas para hacer más fuerza hasta extraer la última gota del jugo restante. Este método de escurrir todo el zumo de las uvas se practicaba aún en Egipto en el siglo XIX, y fue recogido por algunos de los estudiosos que acompañaron a Napoleón en su expedición.

El mosto se colocaba en vasijas destapadas y se dejaba fermentar naturalmente por medio de las levaduras presentes en las pieles de la uva. Después de esta fermentación preliminar, el líquido se trasegaba a otras vasijas, o bien se sellaban las anteriores, por medio de un tapón en el que se dejaba un agujero para dejar escapar los gases de la segunda fermentación. Una vez que ésta se había completado, los agujeros se tapaban y el tapón se recubría de arcilla. Algunas ánforas de vino se etiquetaban con el nombre del dueño del viñedo, el viñedo de origen y la fecha de producción. A veces, las “etiquetas” indicaban que el vino allí contenido era bueno, muy bueno o muy, muy bueno. Presumiblemente estas designaciones dependían del tipo de uvas y el viñedo de donde procedían. La fecha de producción era muy importante, ya que los vinos egipcios no duraban mucho tiempo, y debían consumirse en el plazo de un año, si no querían que se convirtieran en vinagre.

En la época grecorromana y copta, la fecha no era ya tan importante, ya que las vasijas estaban impermeabilizadas por dentro con una capa de resina o pez. Al no penetrar el aire dentro del recipiente, el vino no se oxidaba y duraba más tiempo. Esta práctica era desconocida en tiempos faraónicos.

También producían vino de palma, a partir de la savia de las palmeras datileras. La savia se obtenía haciendo una incisión en lo alto del tronco de la palmera, por debajo de las ramas. Luego se recolectaba la savia que salía por los cortes. Este mismo vino aún se produce en el oasis de Siwa, donde lo llaman lagbi. El vino de palma era uno de los líquidos utilizados para lavar los cadáveres en el proceso de momificación.

Otros vinos que se producían en época dinástica eran el de higos y el de granada, aunque hay controversia acerca de si la palabra egipcia (antigua) shedeh significaba vino de granada o jugo de granada. Ciertamente era posible fabricar tanto zumo como vino de granada y de higo, ya que ambas frutas eran muy comunes en época faraónica.

En la mitología encontramos referencias a este tipo de vino en la leyenda de la diosa-leona Sejmet. En esta leyenda se cuenta como Ra la envió para castigar a los rebeldes. Pero ella ya había probado la sangre y para conseguirla fue matando a todos los mortales en su camino. Entonces Ra se dio cuenta de su error y mandó a unos cuantos dioses “pacificadores” que la alcanzaron camino de Nubia. Como la diosa estaba dormida, prepararon un brebaje alcohólico rojo (posiblemente shedeh) y lo esparcieron por allí. Cuando la diosa-leona despertó bebió de la bebida alcohólica y se embriagó. Esta embriaguez aplacó su sed de sangre y le dulcificó el carácter, convirtiéndola en la diosa-gata Bastet o la propia Hathor

En los banquetes, las sirvientes se encargaban de que las copas de los invitados nunca estuvieran vacías. En estas grandes ocasiones la bebida era el vino, ya que la cerveza se consideraba una bebida más ordinaria.

No es muy frecuente encontrar utensilios de cocina en los yacimientos, debido a que éstos estaban hechos en su mayoría de barro y, lógicamente, no aguantaron el paso del tiempo. Aún así, sí que han llegado a nosotros gran cantidad de vasijas en las que se guardó vino en la antigüedad. Estas vasijas tienen forma de ánfora, con base cónica y dos asas. Las paredes de estos recipientes eran muy gruesos. Debido a este grosor han llegado a nuestros días y han podido reconstruirse para ser exhibidas en los museos. El Museo Petrie de Londres alberga una buena colección de utensilios de cocina.

En cuanto a los vasos utilizados, diremos que eran más bien tazas, o copas bajas. Estaban hechos de piedra, o de hueso. En los ajuares funerarios de personajes de clase alta, se encontraron copas de alabastro, oro y plata, aunque no sabemos a ciencia cierta si estas copas de metales preciosos se utilizaron para beber de modo cotidiano.

Como hemos visto, las bebidas esenciales de los antiguos egipcios, además del agua del río, eran la cerveza y el vino. No obstante, la cerveza ganaba en popularidad al vino, ya que las clases bajas no tenían demasiado acceso al vino, al menos al vino de vid, tal como lo entendemos hoy en día. Para obtener vino de vid era imprescindible poseer viñedos, y esto no estaba al alcance de las clases plebeyas. En cambio todo el mundo tenía acceso a los cereales de los que se obtenía la cerveza, y esto hacía que fuera la bebida más generalizada.

Como ya hemos dicho, los egipcios desconocieron la técnica de la destilación, por lo que, a pesar de contar con muchas frutas que podrían haber destilado en licores, no se conoce ningún licor de alta graduación alcohólica en el antiguo Egipto.

También puede considerarse una bebida generalizada la leche, aunque en realidad no fuera de uso tan común como lo es en nuestros días. Generalmente la bebían los niños lactantes. La leche era también utilizada para fabricar queso, y una especie de mantequilla, así como para dejar que se agriase y conseguir algo parecido a nuestro yogur. Pero de todo esto hablaremos en el próximo capitulo dedicado a lo que comían los egipcios en la antigüedad.

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