Dando por establecido que existe en ti interés, vocación, talento, mínima formación o curiosidad; he elaborado un manual
sobre elementos inmutables que necesita el actor para construir correctamente
un personaje y, posteriormente, llevarlo al escenario.
Basado en estudios de diferentes
técnicas y distintos actores de mucha formación y trayectoria, he
procurado adaptar ese conocimiento a la realidad social y cultural de estos
tiempos.
Una técnica actoral es, a fin de
cuentas, “trucos” que experimentados maestros de la actuación han formulado para
acortar el camino requerido para nuestra preparación.
Premisa uno:
La actitud del
actor
a.—La elección de la obra:
Decirte que escojas obras bien escritas es algo un tanto vago o simple. Tendríamos, entonces, que repasar muchas teorías literarias. Ahora no es el caso.
Sólo debes aceptar participar en obras
cuyas acciones estén, todas, alimentando la Línea General o Línea
Ininterrumpida. Las obras cuyas acciones parecen ir paralelas a la línea
argumental, deben ser colocadas en el cesto de la basura. Y son más de lo que
te imaginarías. Hay algunas hasta de escritores reconocidos y premiados.
Aquellas obras cuyos autores traicionan a los personajes colocándoles sus propias palabras y principios, no hay manera, luego, de recomponerlas. También aléjate de ellas.
Aquellas obras cuyos autores traicionan a los personajes colocándoles sus propias palabras y principios, no hay manera, luego, de recomponerlas. También aléjate de ellas.
b.—Elección del personaje y la primera manera de abordarlo:
Procura personajes (la cantidad de
parlamentos no tiene importancia) que te otorguen posibilidades actorales, que
tengan “garras”. Los hay que, por más que te esfuerces, no te brindan
condiciones para actuarlos. Ocurre cuando el autor no ha elaborado bien el perfil sicológico.El punto de partida de tu trabajo actoral siempre será tu “ego”. No pocos te lo querrán despreciar. Los personajes realizados son una mezcla entre las verdades del autor, las premisas del director y tus aportes directos. Entonces, eres de capital importancia para hacerlo.
Sin embargo, frente a tu personaje debes
mostrarte humilde. Si lo desafías nunca lo dominarás. Jamás se te ocurra
juzgarlo. Nada más comprenderlo. Para todas sus acciones él tiene sus
razones. Tu deber es identificarlas y justificarlas.
Mira al personaje
como el centro de todo el universo que la obra teatral propone, aún diga sólo un parlamento.
c.—La administración personal:
Hay un terrible virus entre los actuales
actuantes: aceptar trabajar en dos o más obras al mismo tiempo. Si eres de
esos, jamás podrás concentrar adecuadamente la atención, adecuar los procesos
sicológicos que demandan los personajes y mucho menos manejar la invocación de
las emociones de cada uno de ellos. Cuando esto ocurre, tendemos a formular lo
que se llama “actuación de pantalla”. Es decir, superficial. Es preferible trabajar un sólo personaje
bien, que dos de manera mediocre.
Lo que recomiendo
es “ayunar” y sólo comer los bocadillos teatrales que caben en
nuestros estómagos emocionales. Hacer teatro no es correr una Maratón.
Los personajes demandan de reflexiones e investigaciones; luego de transformaciones.
Siendo el actor "la materia prima y el
producto elaborado de su arte", tenemos que explorar bien nuestros espacios
interiores para actuar los personajes y convertirlos en verdades artísticas
proteicas. Eso requiere tiempo, disciplina y dedicación.
d.—La concentración de la atención en el
ensayo:
He visto otro asunto muy pernicioso en ensayos de estos tiempos. Resulta que, con el tema de los teléfonos
computarizados, hay quienes toman llamadas durante los ensayos o “navegan” en
ellos. ¡Jamás, jamás, jamás hagas eso! En esas horas de trabajo tu único
universo es el de la obra.
Mira esto: quienes requerirían de menos estudios y
concentración de su atención son los actores veteranos, dada la maestría
adquirida. No obstante, son los que dedican más tiempo a sus trabajos
actorales.
Suelo decir que obras y personajes son como
mulas sin amansar: patean.
e.—La llegada:
Cuando un director fija una hora para
ensayar, se refiere al momento en el cual debes comenzar el trabajo del día. Te
recomiendo llegar, de ser posible, hasta una hora antes... o más. Esto es para que
puedas desintoxicarte del exterior y asumir la actitud requerida en el ensayo.
Esta muy práctica primera entrega es sólo sobre la “atmósfera” inicial que debes asumir para cada nuevo personaje.
Nunca
te dije que es fácil hacer teatro ni que iba a ser complaciente o “chévere”
en estas premisas.
En mi próxima entrega profundizaremos un poco más y te
hablaré sobre… “La lectura y el estudio del texto”.
Mientras retomamos el tema, me voy a permitir dejar correr el...
¡Telón!
No hay comentarios:
Publicar un comentario